Nombres

Nombres. Todos tenemos al menos uno, y seguramente conocemos a alguien que tiene 3 o más (mi hermana mayor, por ejemplo).

Hay nombres bonitos, con porte, o que simplemente se oyen bien, pero también hay nombres que nos dejan sin palabras por lo raros o poco convencionales. Solamente hay que ver la lista que el estado de Sonora publicó con objeto de prohibir su registro. Algunos nombres, como el del día del santo en cuestión, todavía tienen, creo yo, fundamento; sin embargo, cuando ves nombres como el tradicional “Masiosare”, “Anivdelarev”, “Harry Potter”, “Terminator”, o peor aún “Circuncisión” (todavía no puedo creer que alguien quiera ponerle así a un niño). Y obviamente, México no es el único lugar en donde los nombres poco convencionales existen.

Japón tiene pocas restricciones en cuanto a nombres se refiere. Esto se debe a que casi cualquier combinación de kanji con casi cualquier lectura puede convertirse en un nombre. Esto da pie a que así como vemos algunos “comunes” como “Hanako”, “Hitomi” o “Sakura” (en todas las combinaciones de kanji posibles), también nos encontremos con nombres que nos hacen expresar literalmente “WTF!?”.

Algunos podrán pensar que es difícil identificar un nombre raro en japonés porque no conoce los kanji o su lectura, o incluso los posibles significados de palabras homófonas. Sin embargo, algunos de los que listo a continuación seguramente serán fáciles de reconocer. Estos nombres en japonés se conocen como “Kira Kira name” (キラキラネーム), que significa literalmente “nombres que brillan”.

Estos son algunos de los nombres que en los últimos años se han vuelto “famosos” en el país del sol naciente:

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¿Alérgico?

 

pocari

Esto es Pocari Sweat. No, no es el sudor de nadie. Es una bebida deportiva famosa en Japón.
kayu

Esto es “kayu” (粥). Es nada más el clásico arroz japonés, pero después de prepararlo se pone a hervir en agua, moviéndolo ligeramente de cuando en cuando. Es típico agregarle verduras o algún tipo de “topping”, como “umeboshi“.

¿Por qué una bebida y una comida típica adornan el principio de este escrito? Porque hace un mes fue lo único que pude comer por casi una semana. Explico:

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¿Sabías que…? – Parte 22

Aunque tengo ya un buen rato por este lado del charco, hasta hace relativamente poco me hicieron notar lo que aquí presento.

¿Sabías que las puertas de los baños públicos en Japón llegan hasta el piso (o muy cerca de él) y no hay apertura a los lados de cada uno?

japbaniospublicos3

Sí. Parece mentira que algo tan obvio haya pasado desapercibido, pero así es. Quizá porque nunca me preocupó, o a lo mejor porque lo tomé como algo natural, pero una vez analizando con calma y recordando los baños públicos de México y de Estados Unidos, sí es notoria la diferencia.

En la imagen de arriba se pueden observar un par de baños públicos en Japón, uno de estilo occidental y el otro del estilo retador oriental. Menciono lo de “retador” porque, mientras no te acostumbres, es todo un reto satisfacer la necesidad fisiológica en uno de esos.

japbaniospublicos2

Otro ejemplo de baños públicos en Japón. Cierto es que hay lugares donde los baños están sucios (algo que puede parecer normal, al menos en México), pero en lo que llevo por acá puedo decir que no he encontrado más de 3 en ese estado, y eso que he visitado una cantidad considerable de lugares. Pero independientemente de lo sucios o limpios que puedan estar, el hecho de las puertas y la privacidad que proveen es innegable.

baniospublicos1

Estos son los baños que se pueden encontrar en México y Estados Unidos. Justo al pensar en escribir al respecto recordé la última vez que entré a un baño en un centro comercial en Guadalajara y sí, estaba la tradicional apertura en la parte de abajo, tanto en la puerta como a los lados.

baniospublicos2

Quiero creer que esta apertura existe como medida de seguridad, algo así como facilidad para comprobar si algo fuera de lo común está pasando dentro.

japbaniospublicos1

Platicando con algunos japoneses al respecto, algunos comentan, especialmente mujeres, que la primera vez que les tocó un baño con las puertas “cortas” se sintieron muy incómodos ya que en Japón se siente mucha más privacidad.

También creo que las puertas de los baños en Japón responden a  los baños estilo oriental, ya que estos están en el piso, y con una puerta corta realmente no tendría sentido tener puerta, ya que no cubriría nada.

 

Kyoukai no Rinne (境界のRinne)- Anime en 2015

kyoukainorinne

(Imagen original en http://natalie.mu/media/comic/1411/1117/extra/news_xlarge_anime-rinne-visual.jpg)

Se acaba de anunciar que la obra más reciente de Rumiko Takahashi tendrá versión animada en la primavera de 2015, y será transmitida en el canal E-Tele (NHK)

Se tienen programados 25 capítulos, por lo que no se puede esperar una adaptación 100% fiel, ya que la obra comenzó en 2009 y aún sigue siendo publicada en el semanario Sunday.

Seguramente los fans de Rumiko Takahashi (me incluyo) estarán contentos con la noticia, pero como suele ser el caso, les recomiendo mejor el manga. Ya vimos lo que pasó con Inu Yasha, y si vemos un poco más atrás, con Ranma. 25 capítulos serán interesantes, pero no creo que le hagan justicia a la historia.

Composición de funciones en Scala

La idea principal en programación funcional es llevar a cabo el proceso mediante la aplicación de funciones sin guardar estado (sin modificar los valores originalmente proveídos). Por ello, y al igual que en álgebra, es posible crear una función compuesta, que no es nada más que la aplicación sucesiva de dos funciones. Obviamente, hay que tener cuidado en que el valor de retorno de la primera función sea del tipo del argumento que la segunda función espera.

Wikipedia muestra una imagen que ilustra claramente el concepto de composición de funciones.

Compfun

La composición de funciones se define con el signo ・, que indica que la primera función se aplica al resultado de aplicar la segunda función al parámetro recibido. Usando el ejemplo de la imagen y definiendo h = g ・f, tenemos que h(a) = @, puesto que h se define aplicando g(f(a)).

El mismo concepto se aplica en programación funcional. Supongamos que tenemos las siguientes funciones:

 def toInt(s: String) = s.toInt
 def addOne(i: Int) = i + 1
 def by4(i: Int) = i * 4

Scala tiene 2 operadores para componer funciones: compose y andThen. La diferencia es que mientras f compose g es f(g(x)), f andThen g es g(f(x)). Por tanto, si queremos definir una función que primero convierta la cadena recibida en entero y después le sume uno a ese entero, podemos hacerlo de dos formas:

  /*
    With compose:
    composed1 = addOne(toInt(x))
   */
  val composed1 = addOne _ compose toInt

  /*
    With andThen
    composed2 = addOne(toInt(x))
   */
  val composed2 = toInt _ andThen addOne

Es entonces fácil ver que estas 2 funciones compuestas (composed3 y composed4) no son lo mismo:

val composed3 = addOne _ compose by4
val composed4 = addOne _ andThen by4

Aplicando las funciones compuestas definidas:

val strFunctions = List(composed1, composed2)
val intFunctions = List(composed3, composed4)

strFunctions foreach (f => println(f("3")))
intFunctions foreach (f => println(f(4)))

Y los resultados son:

4
4
17
20

El concepto de composición de funciones es realmente muy simple, y facilita mucho la creación de nuevas funciones basadas en algunas que ya tengamos definidas.

Como nota adicional, en Haskell es mucho más fácil crear una función compuesta, ya que solo es necesario usar “.”:

import Control.Monad

main = do
 f ← liftM(composed1) $ getLine
 print f
 where composed1 = addOne . toInt
 
addOne ∷ Int → Int
addOne = (+1)

toInt ∷ String → Int
toInt x = read x ∷ Int

El “.” en Haskell funciona como el compose en Scala; además, hay diferentes formas de hacer un programa como el de arriba, pero en este caso escogí usar liftM.

Cabe mencionar que en Scala también es posible componer 2 funciones monádicas en una usando algo llamado composición Kleisli, pero hay que usar Scalaz para tener acceso a ella. Y no es necesario entender teoría de categorías para usarlas; simplemente hay que cuidar los parámetros y los tipos de datos que regresan las funciones.  Esto es tema de otro post, pero lo pongo aquí por si alguien se interesa pueda ir investigando por su cuenta.

La mejor final que he visto

Así como existe el memorable momento #37 en el EVO, lo que sucedió ahora realmente junta todo lo que significa un juego de pelea.

Pepeday, un jugador de Fukuoka, se ha convertido en el favorito de la gente de la noche a la mañana, y es que hasta antes del Tokyo Game Show realmente poca gente sabía de él. ¿Alguien que maneja a El Fuerte y que puede vencer a jugadores del calibre de Daigo Umehara o Bonchan, y de pilón gana el evento y asegura un lugar en el EVO 2015? Fama inmediata.

Hoy fueron las finales de la Canada Cup 2014. Pepeday viajó hasta Canadá patrocinado por Twitch y por r/Kappa (en Reddit), y vaya que aprovechó la oportunidad. Poongko, otro conocido jugador coreano, también fue patrocinado por Twitch. La final fue entre estos dos titanes, y lo que sucedió fue, en pocas palabras, increíble.

Pepeday estará en el Dreamhack 2014 (en Suecia) a finales de este mes, buscando ganarse el último boleto disponible para la Capcom Cup, que se llevará a cabo en diciembre, en San Francisco, California.

No hay nada más que decir. Véanlo ustedes mismos.

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=3Rsd2if6PY8[/youtube]

Uno más a la cuenta

Este blog tiene 10 años de existir. En él he plasmado mucha información sobre el país del sol naciente y mi experiencia por este lado del mundo.

Escribo esto para que quede para la posteridad, para verlo un día en el futuro y reírme porque al verlo en perspectiva seguramente será causa de gracia.

Cumplo 36 años hoy. ¿Y saben algo? En este momento no me siento ni feliz ni completo. Sí tengo un objetivo muy claro, y me rodea gente que me quiere y apoya incondicionalmente, pero me desespero porque ahora no me siento capaz de responderles como es debido.

Mucho ha pasado en el transcurso de un año, y tengo razones para estar más feliz que nunca… y sin embargo, por más que me esfuerzo, en este momento no me llega la felicidad. He cometido errores, y algunas situaciones (más que las que me gustaría admitir) no han sido favorables, y con cada fracaso me levanto, aprendo y miro hacia adelante, pero al mismo tiempo se va parte de la energía que tengo dentro simplemente porque a nadie le gusta fallar y yo no soy la excepción. Y como que de tantas fallas me llegó el sentimiento; no me tumbó, pero sí me hizo sucumbir.

No crean que ya estoy por aventarme del Skytree, ni nada por el estilo. Simplemente no me siento bien, ni a gusto. Me dirán “¡Pues haz algo para remediarlo!”, y es precisamente lo que he estado haciendo desde hace ya tiempo, solamente que los métodos que he escogido no han funcionado. Tampoco significa que ya no haya más métodos que intentar; queda mucho camino por delante. Es sólo que me estoy dando la oportunidad de sentirme mal, de desahogarme (aunque sea un poco) antes de comenzar con el siguiente intento.

Feliz cumpleaños a mí. Ojalá que dentro de 10 años que lea esto, lo que estoy viviendo actualmente se convierta en un bonito recuerdo. De hecho, creo que sería bueno ponerlo como meta a 10 años.

Ya (casi) nadie escribe bien… y a (casi) nadie le importa

Aclaración pertinente: Antes de que vayan a decirme que ya estoy ruco, que “le baje” o que me he vuelto muy “purista”, he escrito respecto a este tema antes, concretamente hace más de 7 años aquí y aquí. Porque luego salen con que ya “ando chocheando”.

Las reglas ortográficas se han vuelto muy escurridizas, pues las busco y busco pero cada vez es más difícil encontrarlas, y al parecer mucha gente se ha cansado de buscarlas y mejor optan por olvidarlas.

Hace años que comento esto, mucho antes de abrir el blog, pero veo con tristeza que cada vez a menos gente le importa escribir bien y que los demás también lo hagan. Y si antes era ya notorio, con la difusión de internet, de aplicaciones como Whatsapp, Line, Facebook o Twitter, más personas tienen acceso a medios escritos, lo que conlleva a la proliferación de errores y a resignarse porque nada, o muy poco, se corrige.

A nadie le gusta que lo corrijan, y conforme ganamos años y nos volvemos más seniles nos cuesta más trabajo aceptar que nos equivocamos. Es, creo yo, naturaleza humana. No obstante, las correcciones son necesarias si es que queremos aprender y dejar de cometer errores. El problema radica en el que la sociedad se ha vuelto mucho más tolerante a las fallas en la escritura debido a la inmensa cantidad de datos que se mueven dia a día gracias a la red: blogs, chats, foros de discusión, periódicos en línea, etc., etc., y esa tolerancia se ha convertido en duda, y después de eso, en indiferencia. Ya no nos preocupamos si algo está mal aunque lo entendamos, y de tanto ver los mismo errores, al momento de escribir dudamos de cuál sea la forma correcta, y a final de cuentas nos termina dando igual cómo estén escritas las cosas. “Al fin y al cabo, se entiende”, es lo que terminamos diciendo.

Antes escuchaba a las personas de las agencias de reclutamiento decir que ponían cuidado en revisar la ortografía de los candidatos, pero me pregunto si ahora, después de tantos años de no estar en mi país, se sigue aplicando esa práctica. ¿Y las clases de español en primaria y secundaria? Misterios (sólo mios, porque no vivo en México ahora) que hay que resolver.

Lo que ahora veo no difiere mucho de lo que comentaba hace años aquí mismo. Los errores son básicamente los mismos; el uso de los acentos está prácticamente olvidado; los signos de admiración e interrogación al inicio de un enunciado no se ven por ningún lado. ¡Ah! Pero no escribas mal el nombre de Justin Bieber, porque entonces sí mereces ser crucificado y Barrabás merece ser liberado.

¿Qué ha cambiado entonces?

Una de las principales causas, y al mismo tiempo pretexto, de las fallas ortográficas es la autocorrección de los teléfonos inteligentes, smartphones. Cierto es que es una función muy útil, pero es muy diferente que termines con un mensaje estilo “Tu fruta madre”, a que escojas a diestra y siniestra palabras con o sin acento, especialmente algunas como “el” y “él”, “por que”, “por qué”, “porque” y “porqué”, “cómo” y “como”, etc. Es decir: es muy diferente terminar con un mensaje diferente al que queríamos escribir por la prisa de hacerlo rápido y de escoger, o que el teléfono escoja, una palabra cercana a lo que queremos decir, que ignorar cuándo hay que escoger una palabra acentuada y cuándo una sin acento.

Lo malo es que los errores se han vuelto tan comunes, que se ha perdido el sentido de culpa, fracaso o vergüenza al cometerlos, y al parecer esa pérdida se convirtió en la norma: ahora no está in escribir bien. Siento como que la “onda” actual es: “pues si nadie escribe bien, yo tampoco, y váyase a la verdura quién me diga algo”.

He visto cada joya en las redes sociales, que ponerlas todas aquí sería cuento de nunca acabar. Nada más dense una vuelta por la mayoría de cuentas de Facebook que ponen memes en español. Pero lo más interesante, y al mismo tiempo decepcionante, es ver esos errores en lugares donde no esperaría encontrarlos: anuncios oficiales de la embajada, periódicos (al menos en las versiones en línea) y revistas. ¿Televisión? No la cuento, porque de todas formas es un chiste.

Quizá en México y entre puro hispanohablante ya no dé pena, pero cuando se está en un país diferente y se tiene la oportunidad de enseñar nuestro idioma, equivocarse significa enseñar algo que está mal a alguien que lo va a tomar como correcto. Una vez, en Fukuoka, me tocó cubrir la clase de español de un latino (no José, el cubano-japonés que menciono en la última parte de “Los años maravillosos”). Durante un ejercicio de escritura me percaté de un par de detalles en los alumnos:

  • Ninguno acentuaba las mayúsculas.
  • Escribían los días de la semana y los meses del año siempre con mayúscula inicial.

Al preguntarles por qué, me respondieron que así les había enseñado el maestro. Ciertamente no es un error de vida o muerte, y probablemente muy poca gente le pondría atención a eso o quizá pensaría que no es un error, pero a fin de cuentas lo es, y como tal, tiene que ser corregido.

Sí, estoy perfectamente consciente de que la finalidad del lenguaje es la comunicación, la transmisión de ideas, y que si el interlocutor entiende lo que el emisor intenta decir, entonces no hay tanto problema. También entiendo a la perfección el hecho de que el lenguaje es una entidad dinámica, que cambia y se ajusta con el tiempo. No obstante, mientras ese cambio no sea oficial (nos guste o no, la RAE al menos define los estándares de nuestro idioma, y estoy totalmente de acuerdo en que algunas veces se mancha), un error es un error, y escribir bien facilita la comunicación, además de ser una señal de profesionalismo y de calidad, sin querer decir que todo lo que esté bien escrito (ortográficamente hablando) tenga que ser siempre algo de calidad.

Ahora mis preguntas son: ¿Ya de plano no se le pone atención a las reglas ortográficas? ¿Ya no se hacen exámenes de español en las escuelas? ¿Vivo en el México del pasado, envejecí y ya no estoy a la moda?

Los años maravillosos – final

Después de varios años de haber comenzado esta serie de escritos, por fin llegamos a la parte final.

Si no tienes idea de qué se trata esto, te recomiendo que leas primero todas las partes anteriores para que estés en contexto, de lo contrario, es muy probable que no entiendas muchas de las referencias hechas aquí.

Ya se la saben: palomitas, bebida y ponerse cómodos al momento de leer esto, porque hay mucho que contar.

¿Listos? Vamos entonces al final:

Continue reading “Los años maravillosos – final”