Por asuntos familiares, la semana pasada Emi tuvo que ir a Fukuoka, lo que me dio oportunidad de tener un tiempo a solas en Tokio desde Hibiki nació. El punto es que salieron unos asuntos imprevistos por acá (que ya contaré en su momento) y también estuve ocupado. El único momento en el que me sentía solo era justo antes de dormir, aunque aprovechaba para ver algo en la computadora, mas no en televisión.
No acostumbro mucho ver TV japonesa últimamente. Si acaso hay unos 2 o 3 programas que, si tengo tiempo y me acuerdo, veo, pero nada que me haga correr para llegar a tiempo a ver. No soy muy de novelas (y POR FAVOR, no les digan “doramas”), y la última que vi el año pasado me decepcionó totalmente al final. Además, muchos de los programas que se transmiten en TV están disponibles al día siguiente en servicios como Hulu o Netflix (sí, hace poco POR FIN salió Netflix Japón), por lo que poco a poco se va perdiendo la necesidad de estar a cierta hora frente a la pantalla para no perderte la transmisión de algo.
Sin embargo, hay “noticias” (noten las comillas) que, aunque estés totalmente desconectado de lo que sucede en Japón, se hacen notar porque salen hasta en la sopa. En concreto, 2 casos:
- Una chica buena, Becky, a la que muchos querían, andaba de amante con el vocalista de una banda, el cual además está recién casado. ¡Oh no! La imagen de la chica se desplomó, le cancelaron un buen de contratos de comerciales y se endeudó por esa razón (tiene que regresar el doble de lo que le pagaron por cada contrato).
- Los miembros de SMAP, una banda prefabricada de poperos japoneses (estilo New Kids on the Block, Backstreet boys, One Direction, la que esté de moda ahora), anuncian que se separan y la banda desaparece. Lo que causó conmoción es que el grupo tiene como 20 años de existencia (el miembro más joven tiene 38 años) y es quizá el más famoso del país en su rama. Pero después de unos días salieron con que siempre no se separan, y se disculpan en vivo en TV por las molestias y preocupaciones causadas a la gente.
Después de varios días de no prender para nada la televisión y queriendo ver rápidamente el clima del día en Tokio, se me ocurrió encenderla, solo para encontrarme al primer ministro de Japón, dentro del edificio del parlamento, hablando de SMAP, y de lo importante que era que ellos siguieran dándole sueños a la gente. Y no solo eso, varios líderes del gobierno japonés mencionando lo mismo.
La analogía sería algo estilo el presidente de México mencionando el final de “En Familia con Chabelo” en medio de un discurso oficial.
No es que sea “Grinch”. De hecho, yo también tengo algunos gustos similares (*cof* *cof* AKB48 *cof* *cof*), pero aún así me parecería excesivo que algo así se mencionara en un lugar como ése. Para eso están las decenas de programas de chismes.
En fin.
Terminé de ver el anime de 俺物語!!(Ore monogatari), y como lo mencioné en Twitter hace unos días, Rinko inmediatamente entró a mi círculo exclusivo de “waifus” 😛 Creo que necesito leer el manga para ver en qué queda todo, porque se me hace una historia demasiado “perfecta”. Eso sí: ni ganas me dan de ver la película “live action” que salió hace poco.
Hablando de no ser mucho de novelas, comencé a ver ヒガンバナ (Higanbana), que acaba de comenzar la semana pasada. Sale la mami de Horikita Maki. Más que seguir la trayectoria de esta nena, me la encontré en Hulu y la vi mientras comía pizza. Trata de una chica policía que puede “sincronizar” su mente con lo acaecido en la escena de un crimen, y una vez que lo hace, repite las últimas palabras dichas ahí, pero no sabe si fueron de la víctima, del criminal o de alguien más estuvo ahí.
Para finalizar, solamente comentar el caos que se vivió hace poco más de una semana cuando cayó algo de nieve en Tokio. Trenes sin funcionar, plataformas a reventar, gente desesperada por llegar a sus trabajos (pegó en lunes por la mañana). De nuevo se mostró lo que mencionaba cuando escribí sobre el transporte público por acá: gente empujando, aplastando por igual a niños y personas mayores, no respetando los asientos reservados… todo lo que importa es tomar el siguiente tren para poder llegar lo más pronto posible al trabajo. Lo curioso de todo esto es que, en comparación con prefecturas en donde normalmente nieva la mayor parte del invierno, no fue una cantidad considerable lo que se acumuló (al menos no en la zona central de la capital), y aun así paralizó a la ciudad. Obviamente esto causa que le “tiren carro” a Tokio y a sus habitantes.
Aquí sigo.