¿Recuerdan la historia de “X”, que conté en esta entrada? Pues la historia ya tuvo fin, y no fue uno muy bueno.
“X” fue engañada por la empresa, ya que aunque ella había escrito su carta de renuncia en inglés y su asesor se la había traducido correctamente a japonés (mencionando todos los detalles), los monitos de la empresa se aprovecharon de que no sabe japonés e hicieron otra traducción quitándole todo lo malo que ella mencionaba de la empresa y que fue la razón verdadera por la que ella decidió regresar a México, y la aseguraron que decía “casi lo mismo”, solo que esa carta era la que iban a presentar en la empresa, y la de traducida correctamente era “confidencial”… Bueno, pues leí la carta y claro que se mancharon.
Lo peor del caso es que X sí está intoxicada debido a las malas instalaciones de la empresa en cuestión (a la que me encargaré de difamar por todos lados), pero ayer, la secretaria del exjefe de X le reveló que los directivos no creen que esté intoxicada, sino que solo fue un pretexto para poder regresar a México.
De la forma en la que la trataron, cualquiera terminaría odiando Japón y sin querer regresar jamás. Afortunadamente, le presenté a una de mis amigas japonesas y se hicieron muy buenas amigas, ya que mi amiga japonesa habla un poco de español. Sin embargo, los meses que X vivió aquí fueron realmente complicados, y mucho se debe a la barrera del lenguaje y a la cultural también.
No voy a ponerme a justificar a los monitos de la empresa esta, pero siento que X debió haber aprendido un poco más de Japón antes de venir. El punto es que una de sus amigas había venido antes y había quedado encantada porque le fue muy bien, pero esa amiga fue a Tokyo, es decir, a un lugar donde hay más extranjeros, donde hay más movimiento y donde de alguna forma es más fácil encontrar a gente que entienda un poco más de inglés. Para la mala fortuna de X, Iizuka es un pueblo (creció con la unión de varias ciudades aledañas, pero el número de habitantes es de solo alrededor de 135,000), en donde el 95% de las personas que te encuentras en la calle no sabe inglés, y aunque sean muy corteses y quieran ayudarte en todo, el hecho de no poderse comunicar es un obstáculo muy grande. Y eso que Iizuka se está convirtiendo en una ciudad “internacional”, porque el número de extranjeros es cada vez mayor, y ciertamente tenemos un trato especial gracias a varios grupos de voluntarios que se esfuerzan por hacer de nuestra estancia algo realmente placentero. Y dejando al lado el idioma, la cultura es algo también extremadamente importante, y si no se tiene el conocimiento de cómo se hacen las cosas de este lado del mundo, es difícil avanzar en esta sociedad.
X se fue, y aunque su estancia en Japón fue aburrida, espero que el último mes la haya pasado muy bien, sin tomar en cuenta a la gente de su ahora extrabajo.
Deseo que X se recupere de su intoxicación y pueda seguir trabajando en lo que más le gusta, en lo que ha dedicado su vida: La química.
¡Mucha suerte X!