¡Feliz 2018!

Comienza un nuevo ciclo. Según el calendario chino, éste año es el del perro, y en kanji se escribe 戌年 (inu doshi).

Aunque he estado un poco inactivo por acá los últimos meses, el proyecto del blog continúa.

Este año habrá cambios importantes en mi vida, y quiero estar lo mejor preparado posible para enfrentarlos. Mucho reto, pero valdrá la pena.

Les deseo a todos lo mejor en este 2018, y que éste sea el mejor año para todos.

Un abrazo desde algún lugar de Tokio, Japón.

El 2017 en un kanji

Kanji de los años anteriores

Otro año está por llegar a su fin, y como es tradición en este blog, cerramos el año describiendo (o intentando describir) en un kanji lo más relevante que me pasó durante este periodo.

Este año tuve varios candidatos, y fue hasta el último momento cuando me decidí por uno. Algunos tenían una connotación muy negativa, así que mejor los deseché y preferí algo que fuera, si bien no del todo positivo, algo realista que definiera bien el transcurso del año:

Se lee “nemu”, “min”, “me”, y significa “sueño”, “dormir”. Se usa en palabras como 眠い (nemui, “tener sueño”), 眠たい (nemutai, “tener sueño”), 睡眠 (suimin, “sueño (de la sensación de dormir, no de soñar)”), por mencionar algunas.

Primero, el hecho de que mi hijo no se durmiera sino hasta cerca de las 2 am. Mi esposa y él felices de la vida porque podían despertarse a cualquier hora, pero yo tenía que levantarme temprano para ir a las mazmorras trabajar y a veces andaba en calidad de “zombie”.

Después, las responsabilidades aumentaron, y con mi hijo creciendo y cada vez más activo, queda menos tiempo personal. Aprendí que para hacer algo por mi cuenta tenía que sacrificar horas de sueño, y así lo hice:

  • Comencé a hacer ejercicio en forma levantándome a las 5 am diario.
  • Tiempo de estudio, sobre todo lo del curso de la Universidad de Tokio que estoy tomando.
  • Tiempo para jugar un poco Street Fighter.
  • Tiempo para bobear en internet.
  • Muy de vez en cuando (creo que fueron 2 veces nada más) ver una película.

Sí, termino exhausto cada día, pero no significa que siga con ese ritmo tan pesado, menos ahora con tanto frío a esa hora. No obstante, mi cuerpo “se acostumbró” y a veces estoy levantado a las 5 am sin ganas de hacer nada. Apenas hace un mes aproximadamente comencé de nuevo a despertar un poco antes de las 7 am, y el ejercicio pasó a los fines de semana que es cuando puedo hacerlo un poco más tarde.

Definitivamente necesito dormir más, pero en lo personal no me arrepiento de la decisión. Recordé que ya no tengo 20 años (lamentablemente), pero me fue posible despejar la mente.

El próximo año creo que será más fácil ahora que mi hijo ya duerme toda la noche.

Como dicta la tradición, también aquí menciono el kanji del año en Japón: 「」. Se lee “kita”, “hoku”, entre otras lecturas. Su significado principal es “norte” (punto cardinal), y vaya que causó controversia en internet: una de las razones por las que fue elegido fue el número de misiles que Corea del Norte lanzó y que cruzaron espacio aéreo japonés. Corea del Norte en japonés es 北朝鮮 (kita chousen), y la gente alegaba que era absurdo que hubieran escogido el kanji que representa al país que atenta contra la vida y la paz en Japón. Otra de las razones que se manejaron fue la de las fuertes lluvias que causaron grandes daños en la parte norte de Kyushu.

Para los interesados, aquí está la liga del comunicado oficial del kanji del 2017. Es un PDF en japonés.

¡Nos vemos en 2018!

Asistiendo a un funeral

Con ya cerca de 15 años por este lado del mundo muchos pueden pensar que he visto y vivido de todo, y en cierta medida no están equivocados. Sin embargo, afortunadamente hasta la fecha no me había tocado que alguien relativamente cercano a mí falleciera y me enterara a tiempo (porque un compañero de un trabajo anterior falleció y no me enteré hasta casi un año después), y eso significa que no había tenido la oportunidad de asistir a un evento de esta índole.

Por desgracia, el pasado mes de noviembre una de las jefas y miembro del comité directivo de la empresa donde laboro actualmente murió de repente. Desde que vi el título del correo sabía que eran malas noticias: 「訃報」(fuhou, literalmente “aviso de defunción”), y cuando vi quién era me quedé helado por un momento: hacía relativamente poco la había visto en la oficina y había conversado con ella un rato. No era mi jefa directa, y nunca trabajé bajo su supervisión, pero sí era alguien notable y alguna vez estuve ayudándole a su equipo en asuntos que salieron de emergencia.

Lo primero que pensé fue: “¿Tengo que asistir al velorio?”. Y no, no es que sea un insensible, sino que ese tipo de eventos se manejan de una forma especial en Japón, y en algunos casos no es bueno asistir a a ellos a menos que hayas tenido una relación más “de peso” con la persona fallecida o con sus familiares, y más cuando se trata de alguien del trabajo, porque no tienes idea ni de qué murió la persona ni cómo la familia lo tomó. Basta recordar los incontables casos de 「過労死」(“karoushi” muerte por exceso de trabajo), en donde muchas veces la familia no quiere ver ni en pintura a los jefes o encargados de la compañía. Aprovecho para mencionar que algo similiar me pasó con el caso del ex-compañero de trabajo arriba mencionado: por respeto pensaba ir a su casa y hacer reverencia al altar budista que generalmente los hogares tienen, pero mi esposa me advirtió que era posible que, sin conocer las circunstancias de su defunción, la familia no quisiera tener nada que ver con la empresa donde él laboró, y me pidió que primero preguntara por otro lado para cerciorarme de la situación; dicho y hecho, me dijeron de forma muy indirecta que “el funeral había sido algo muy personal donde solamente la familia había estado presente”. Entendí lo que me quisieron decir y ya ni le moví.

Regresando al caso en cuestión: sí, tenía que asistir, no era opción. No es que sea forzosamente obligatorio, pero en general te ganas alguna etiqueta rara entre los compañeros de trabajo si no vas y no tienes una excelente excusa para justificar tu falta. Problema: hay que prepararse, y si no tienes nada de lo necesario, comprarlo todo de jalón es un gasto fuerte. Hasta aquí muchos pueden pensar que es “normal”, pero cuando entra en cuestión la cultura japonesa, los detalles extra salen a la luz y de nueva cuenta te hacen ver lo minuciosa que puede ser. No que eso sea malo, pero sí es diferente a lo que estoy acostumbrado.

Antes de entrar en detalles, déjenme dejar algo bien en claro para evitar malinterpretaciones: la muerte de cualquier persona no es un suceso bonito ni feliz; en todo momento hay que guardar respeto por la persona fallecida. No porque haga comentarios “chuscos” sobre lo que conlleva asistir a un funeral en Japón (en el sentido de lo que me parece raro o es primera vez que lo veo/hago) quiere decir que le haya faltado el respeto a la difunta o a su familia, y tampoco el hecho de que sea primera vez que me topo con esta situación y tenga que aprender lo que se tiene que hacer por medio de ver a los demás e imitar lo que hacen no quiere decir que esté cometiendo una grosería y esté jugando con el dolor ajeno para incrementar mi cultura y poder demostrarla en otra ocasión. Entiendo que la percepción de este tipo de eventos es diferente para quienes no viven en Japón o no conocen las costumbres a fondo, pero cuando la misma gente japonesa te dice “tú imita a los demás”, “estando el lugar aprendes más rápido que leyendo” y sabiendo que aquí cuidan hasta los más pequeños detalles, obviamente es lo que vas a hacer.

También quiero aclarar que esto no es una guía oficial de “qué hacer en un funeral en Japón”. Hay otros sitios que explican, con lujo de detalle, todo lo que hay que hacer y cuidar. Lo aquí escrito es mi experiencia y, como siempre lo recalco, eso no significa que sea la verdad universal.

Dicho lo anterior:

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Cuando los cumpleaños pasan a segundo plano

El viernes pasado cumplí 39 años.

Alguna vez comenté aquí que no me gustaba mencionar cuándo era mi cumpleaños porque se me hacía presunción, pero con el paso de los años he aprendido a que eso no tiene nada que ver y depende más bien de cómo y a quién se lo digas.

No obstante, vaya que las cosas cambian cuando eres padre de familia.

Es el tercer cumpleaños que pasa desde que mi hijo nació, y por una cosa o por otra siempre sucede algo que hace que la fecha pase a segundo plano. No me refiero a que la gente no se acuerde, porque sí lo hacen 🙂 y hay personas a las que considero familia que se dan la vueltota hasta la casa nada más para celebrar conmigo. Me refiero a los sucesos que te “recuerdan” (figurativamente, porque la realidad es que nunca se te olvidan) que alguien depende completamente de ti, y que tu cumpleaños, o cualquier fecha importante, pierde relevancia. Hay prioridades 🙂

Por ejemplo, el año pasado, justo el 31 de diciembre, estábamos en el hospital a la 1 am porque a mi hijo le dio rotavirus. El día anterior había invitado a Carlos, un mexicano que vino a estudiar japonés, a comer a la casa, y con todo y la pena tuve que pedir que se retirara por su propio bien porque no queríamos que se infectara (tengan en cuenta que todavía no sabíamos que era rotavirus, y si Carlos se contagiaba de algo iba a pasar un terrible inicio de año). Ese mismo día fue memorable porque justo vomitó encima de mi esposa un poco después de las 11 pm, lo que hizo que recibiéramos el 2017 de forma curiosa: yo abrazando al niño y arrullńadolo inútilmente con esperanzas (casi inexistentes) de que se durmiera mientras mi esposa salía de bañarse por segunda vez.

Este fin de semana fue similar. Durante el día de mi cumpleaños el niño se portó “normal” y por la tarde me pidió que lo llevara a ver trenes. Les soy sincero: no tenía ganas de ir, pero eso no es excusa para no llevarlo (diría mi madre “¡Ah! Pero querías hijos, ¿verdad?”), y aunque al principio sí me aburrí como ostra, el hecho de ver cómo se emocionaba al ver que llegaba o pasaba un tren mientras disfrutaba de sus dulces favoritos me cambió el estado de ánimo de “total indiferencia hacia los trenes” a “¡Mira! ¡Ahí viene otro!”. Llámenlo “magia”, pero neta: la sonrisa de tu hijo tiene un poder impresionante para hacerte sentir bien no importa lo que haya sucedido.

Hasta aquí todo bien, y seguro algunos dirán: “Pinche Manuel. Ya estás ruco y te quejas de cualquier cosa”. Pero no, lo anterior no es de lo que quería hablar, solo la introducción. Por la noche tuvo fiebre… y no le bajaba. Adivinaron: hospital. Lo revisaron, nos dijeron que tenía, nos dieron medicina para bajarle la fiebre… y a esperar a que llegue el lunes para llevarlo con su pediatra. Explico: en Japón, cuando vas a emergencias por la noche, primero tienes que llamar al hospital para ver explicar los síntomas y ver si te pueden recibir; una vez que el doctor te revisa, por ley solamente te pueden dar medicina por un día, digamos que “para salir de la emergencia”, y tienes que ir a que te vea el doctor a horas habituales entre semana.

Sí, comí pizza el día de mi cumpleaños, pero la celebración queda detrás cuando suceden este tipo de circunstancias. No es queja, es análisis del cambio de perspectiva, y de cómo las prioridades se van acomodando de forma natural. Nunca he considerado estar viejo, pero cuando veo en retrospectiva cómo han cambiado mis costumbres me doy cuenta de que quizá ya no estoy tan joven (los dolores de espalda luego reafirman esa idea, pero soy terco y no lo acepto :P).

Las celebraciones son chidas, sí, cierto, pero darte cuenta de que automáticamente las haces al lado por alguien que te ve y te sonríe sin esperar nada cambio mientras dice: “Papá, quiero tomar jugo” es señal indiscutible de que, de una forma o de otra, las has sobrepasado.

Ya me faltan menos años para poder decirles a todos que no estén jugando en mi jardín. No obstante, desde ahora puedo decirles a todos los que viven en Guadalajara Jalisco dejen de decirle “Chapu” a la avenida Chapultepec. ¿Por qué? Porque yo lo digo 😛

Alma de estudiante

Ya es noviembre. Entre una cosa y otra, el año se pasa volando.

Hoy quiero hacer a un lado todas las entradas pendientes e incompletas que tengo para este blog y hablar un poco de lo que he hecho en poco más de un año.

En julio del año pasado viajé a Singapur, y en su momento escribí al respecto, pero no ahondé mucho en el tema de qué estaba haciendo por razones de manejo de información por acá. Ahora sí puedo al menos decir qué estoy haciendo sin temor a represalias por parte de la compañía en la que laboro.

El proyecto en el que estoy es sobre reconocimiento de escritura a mano usando redes neuronales, o para que suene más fancy, “Deep Learning“. Esa expresión ha cobrado mucha fuerza en los últimos años, al grado de haberse convertido en “Buzzword” y estar en boca de todos, aun en la de muchos que no tienen ni idea de qué onda. ¿No creen? Simplemente les menciono el ejemplo de una persona que quería ponerle Deep Learning a su sitio web para que fuera más llamativo…

Ahora bien: no es que yo haya estado alejado del área de aprendizaje máquina (ML – Machine Learning), puesto que cuando haces procesamiento de lenguaje natural usas algunas de sus técnicas (por ahí tengo un monstruo de código en Scala cuando quise implementar desde cero un clasificador bayesiano ingenuo), pero sí es la primera vez que trabajo con datos que no son palabras, y al mismo tiempo nunca me había metido tan de lleno a redes neuronales. Digamos que soy fan de las Support Vector Machine aunque las comencé a usar mucho después de haberme graduado. Por tanto, es la primera vez que me meto de lleno a las redes neuronales.

El caso es que he estado trabajando en ese proyecto desde hace más de un año, y aunque hemos obtenido avances significativos (nada todavía que sea digno de publicarse), sí tengo que mencionar que la burocracia japonesa (no necesariamente de esta compañía, sino de la forma en la que se hacen negocios en Japón) en general ha hecho que el proyecto vaya muy lento y que, como cualquier proyecto de software, deba de hacer ajustes a la mitad o cambios de esos que eran para ayer.

Ha habido muy buenas ganacias personales y profesionales a lo largo de este tiempo. Entre las más importantes puedo mencionar las siguientes:

  • Asistencia a conferencias importantes en el área de procesamiento de lenguaje natural. Este año he ido a 3: la de la sociedad de procesamiento de lenguaje natural de Japón en marzo, en Tsukuba; a la de la sociedad de inteligencia artificial de Japón en mayo; y a EMNLP 2017 en Dinamarca en septiembre. Sí, pisé tierras europeas por primera vez en mi vida. Esto conlleva también conocer a mucha gente, incluyendo a mexicanos que le están echando ganas en el extranjero dentro de la misma área.
  • Clase de Deep Learning en la Universidad de Tokio. Tomé la básica y ahora estoy tomando la avanzada, la cual termina en enero de 2018.

También es digno mencionarse que he aprendido a lidiar (léase: “perder toda la motivación”) con administradores de proyecto que se creen expertos en IA y que dicen cada sarta de p… aserciones incorrectas, y que en más de una ocasión me han ocasionado severos dolores de estómago porque a fin de cuentas dentro de la jerarquía japonesa ellos son los jefes y los de arriba solamente los escuchan a ellos… Experiencia amarga, sí, pero experiencia al fin y al cabo.

El título de esta entrada se refiere a que más que estar produciendo he estado del lado del aprendizaje, y ahora con el curso de la Universidad de Tokio ha revivido por completo el alma de estudiante, ya que el proyecto final es precisamente un sistema que use Deep Learning para algo, y todos mis compañeros de equipo son estudiantes de esa universidad; esto no me convierte inmediatamente en un líder, pero aquí sí comienza a pesar la experiencia de haber trabajado, sobre todo a la hora de dividir responsabilidades.

Con sus altibajos como casi cualquier cosa, más o menos en eso se ha resumido mi vida profesional desde julio de 2016 hasta la fecha. Así me he estado divirtiendo. No obstante, debo mencionar también que por obra de la misma burocracia mencionada arriba a veces pierdo todas las ganas de hacer las cosas y ha habido momentos en los que sí quiero mandar todo a la burger, pero luego recapacito, me tranquilizo y recuerdo que todavía no es el momento, pero que llegará.

Ahora nada más como dato cultural, dejo una breve explicación de lo que he aprendido y también referencias para quienes quieran leer más a detalle al respecto. Disculpen la terminología en inglés, pero es más fácil dar con información en ese idioma.

Primero que nada, omitiré todo lo referente a MNIST, puesto que hay infinidad de tutoriales y modelos que funcionan bastante bien. MNIST es como el “¡Hola mundo!” en ML, y curiosamente trata precisamente de reconocimiento de escritura a mano, aunque solamente de números. Si quieren probar por su cuenta, Tensorflow tiene un tutorial básico y uno avanzado al respecto.

Si buscan “Handwriting Recognition Deep Learning”, casi todos los papers que encuentren van a referenciar al trabajo de Alex Graves titulado “Connectionist Temporal Classification: Labelling Unsegmented Sequence Data with Recurrent Neural Networks”. Esta técnica ha hecho posible reconocer secuencias de caracteres sin necesidad de segmentarlos previamente. En sí, CTC puede ser aplicado al resultado de cualquier RNN, siendo hasta hace años las Bidirectional LSTMs , es decir: LSTM que no solamente toman en cuenta “el pasado”, sino también “el futuro”; conociendo más el contexto, los resultados obtenidos mejoran considerablemente; pero Alex Graves también presentó una alternativa a las BiLSTMs que mejoró todavía más los resultados: Las Multidimensional LSTMs (MDLSTMs), que lo que hacen es no nada más tomar en cuenta adelante y atrás de la secuencia analizada, sino también arriba, abajo, y cualquier otro punto en otra dimensión que colinde con el elemento analizado (una 2D MDLSTM analiza secuencias en 2 dimensiones – como imágenes; una 3D analiza secuencias en 3 dimensiones – como video, etc.). Gracias a que toma en cuenta mucho más contexto que las BiLSTM, las MDLSTMs presentan mejores resultados cuando son aplicadas correctamente.

Ahora bien, es muy importante tener datos para hacer que la computadora “aprenda”. Una buena base de datos para esta tarea es la de IAM. Es gratuita, solamente hay que registrarse para obtenerla.

He estado trabajando en diferentes frameworks:

Si se quieren quitar de broncas, Keras hace la vida muy sencilla. Lo usé durante un tiempo y, de entre los mencionados arriba, es mi framework favorito. Sin embargo, Keras es una librería de alto nivel que corre por encima de Tensorflow, CNTK o Theano, por lo que si necesitan hacer algun cambio significativo a bajo nivel, quizá no es opción.

Aprendí Tensorflow más motivado por conocer más profundamente las opciones que tiene que por obligación. Tensorflow es más difícil de digerir porque maneja un modelo de primero construir todo en grafos y estos se ejecutan solamente cuando es requerido, haciendo más difícil la depuración de los modelos (aunque justamente ayer Tensorflow sacó su versión experimental de Tensorflow Eager para evitar eso). Para que se den una idea muuuuy vaga, aprender Keras es como aprender Visual Basic (sin lo chafa, claro), y aprender Tensorflow es como aprender lenguaje C.

Torch es más por necesidad que por gusto. Aunque existe PyTorch, que es la versión de Python, el lenguaje original de Torch es Lua. Bien… otro lenguaje que aprender :/

En fin. La idea es que la computadora reconozca la escritura a mano de cierto lenguaje. Alex Graves presentó hace años un gran trabajo reconociendo escritura arábica, siendo que él no habla árabe. Las contribuciones de Alex Graves hacen posible omitir la segmentación de caracteres, puesto que los trabajos anteriores generalmente dependían de que cada carácter estuviera previamente segmentado y después se usaba algo como un diccionario o modelo de lenguaje para corregir posibles errores (se sigue haciendo y es recomendable, pero antes la dependencia era mayor).

Como ya he mencionado, aunque no he obtenido resultados dignos de ser publicados, ahí van las cosas. Al momento de escribir esto estoy relegado a hacer talacha en Lua (más programación que investigación), pero espero que sea solamente temporal. Y de pilón, también soy sysadmin de los servidores con los que trabajamos. Digamos que los demás aquí no tienen mucho conocimiento de Linux :/

¿Sabías que…? – Parte 28

Aunque ya he escrito anteriormente sobre lo poco que sé de música (he mejorado, denme crédito por eso :P), me sorprendió mucho que en Japón hay canción para casi cualquier cosa. Exagero un poco, cierto, porque por ejemplo de tantas melodías que mi esposa menciona siempre le digo que seguramente hay canción del mosquito en japonés (no, no hay). No obstante, una canción, o mejor dicho, tonada, se me quedó muy grabada desde la primera vez que la escuché, y es muy común en Japón.

¿Sabías que en Japón las tiendas ponen la melodía de la canción “Auld Lang Syne” cuando faltan más o menos 10 minutos para cerrar?

Seguramente muchos de ustedes conocen la canción, pero si hay alguien que, como yo, ni enterado de su existencia estaba hasta antes de vivir por acá, es una canción escocesa que consiste en un poema escrito en 1788.

Sin embargo, si le preguntan a un japonés el título de la canción, seguramente les responderá “蛍の光” (Hotaru no Hikari, La luz de las luciérnagas). Esto es debido a que esta canción toma la melodía de Auld Lang Syne pero con letra completamente diferente, escrita por ahí de 1881 por un japonés llamado Chikai Inagaki.

Esta melodía la ponen en muchos establecimientos, como centros comerciales, tiendas de ropa, supermercados, etc., y cuando los japoneses la escuchan, inmediatemente entienden que el lugar está por cerrar. Por tanto, cuando vengan a Japón y la escuchen en algún lado, quiere decir que el lugar está cercano a su hora de cierre y hay que apurarse a salir o a terminar las compras.

 

 

Fanatismo – un ejemplo práctico

Hace unos días envié un tweet ligando la siguiente nota:

https://www.nishinippon.co.jp/nnp/national/article/366336/

Es un artículo en japonés. Generalmente cuando refiero algo en ese idioma casi nadie me pregunta de qué trata lo que mencioné, pero en este caso sí, y pensando que podía responder fácilmente en 140 caracteres, me di cuenta de todo el contexto que se tiene que saber para poder entender por qué mi comentario al respecto fue “Aquí es cuando uno pierde la fe en la humanidad”. Como la persona que me preguntó es uno de mis mejores amigos y estamos en un grupo de Whatsapp, decidí responderle por ese medio, pero no imaginaba que tendría que desarrollar tanto el tema, por lo que, después de ver la cantidad de texto que escribí, decidí convertirlo en una entrada del blog.

Aquí vamos:

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23

Vivir en un país diferente a donde creciste conlleva muchos retos. El más obvio es, sin duda, el lenguaje. Cierto es que en Japón puedes vivir sin hablar mucho del idioma (o ni una pizca, conocí gente así), pero eso no lo hace más fácil, pues siempre estás dependiendo de alguien para que te saque de cualquier apuro, y por mucho que se diga que los japoneses son muy corteses y siempre están dispuestos a ayudarte, también tienen un límite en lo que pueden hacer por uno.

Pero dejemos el lenguaje a un lado. Sí, es quizá el punto más importante de vivir en otro país, pues así puedes conocer de primera mano lo que está sucediendo a tu alrededor: noticias, alertas de misiles o de terremotos, ofertas en tu supermercado local, etc., etc., pero aquí me quiero enfocar en otro punto que muchas veces ni lo pensamos porque, siendo sinceros, a muy poca gente se le ocurre que le puede pasar: un encuentro cercano con la ley y el crimen.

Como ya lo he comentado en diferentes ocasiones aquí en el blog, y otras tantas en las transmisiones en vivo, Japón es un país con un índice de criminalidad bajo. Tengan en cuenta que eso no significa que aquí no haya crímenes estilo telenovela o novela de misterio escrita por alguna mente torcida, sino que, en teoría, las probabilidades de que algo así pase son mucho menores a las de, por ejemplo, México. Ciertamente se respira un aire de tranquilidad cuando vas caminando por las calles, incluso a la mitad de la noche, y se siente raro (aun después de tantos años viviendo aquí) poder dejar tus cosas en la mesa e ir a pedir una bebida al mostrador de un café sin temor a que se las vayan a robar. “¡Es perfecto!” dirían unos, “¡parece un sueño!”, exclamarían otros. Y aunque sí, debo reconocer que así se siente, eso no quiere decir que no tienes que usar el sentido común en lo que a seguridad se refiere, solamente quiere decir que, en muchos aspectos, puedes estar más tranquilo (y con las noticias que se leen a diario de lo que sucede en México, es lógico que quienes leen esto sobre Japón lo eleven a niveles celestiales).

Así como el crimen es relativamente bajo, Japón se vanagloria de que más del 99% de los crímenes que se reportan son resueltos, es decir, se encuentra y se procesa al culpable. Suena impecable, casi perfecto. Pero aunque por un lado suena bonito, la otra cara de la moneda nos enseña un lado de Japón que muchos no conocen, y otros ruegan no tener que enfrentarlo: su sistema legal.

Aclaro que no soy experto en el tema, y que para consultas más detalladas es mejor buscar en fuentes oficiales, para que no vayan a tomar esto como un “vamos a preguntarle a Manuel cuáles son nuestras opciones si nos pasó esto y esto y esto”. Literalmente no soy abogado, así que por más que lo que escriba aquí suene como que sé mucho del tema, nada supera a una consulta legal con abogados de verdad. Recuerden que esto es solamente informativo. Como nota extra: aunque parezca chistoso que tenga que hacer esa aclaración, en realidad en los últimos meses he recibido correos en los que me hacen preguntas que son totalmente del área legal y que, por ende, no puedo responder. Haber vivido en Japón por más de 14 años (al momento de escribir esto) no implica que sé exactamente cómo se manejan todos los posibles casos. Para eso hay abogados en derecho internacional.

Dicho lo anterior:

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Fcitx en Ubuntu 16.04 después de actualizar

Debido a que escribí en Twitter al respecto, y que en general no tengo que editar mucho cuando escribo cosas técnicas, decidí dejar esto por acá para la posteridad (y a ver si a alguien más le sirve).

Hace unos días, actualicé la máquina que uso en el trabajo. Tenía Ubuntu 14.04 y todo funcionaba bien, pero el día apenas comenzaba y yo estoy súper atorado en el proyecto en el que estoy, por lo que decidí darme un “descanso” y actualizar a 16.04.

Todo estuvo bien, salvo unos archivos de apt. Pero cuando llegué a la configuración del método para escribir (donde agrego lo necesario para escribir en japonés), tuve un problema: ibus no reaccionaba. Pensé que era buena oportunidad de cambiar a fcitx, ya que en casa lo instalé y no medio problemas. No fue el caso en la máquina del trabajo: fcitx funcionaba en la terminal y en algunas otras aplicaciones, pero en Chrome, Firefox o similares, nada. Tampoco en Gedit… y fue eso último que me llevó a pensar que quizás había un problema con esa configuración.

En mi .xsession, tenía configuradas estas 2 variables:


export GTK_IM_MODULE=xim
export QT_IM_MODULE=xim

(que si no hay razón para seguir usando XIM es harina de otro costal). Cambié a:


export GTK_IM_MODULE=fcitx
export QT_IM_MODULE=fcitx
export XMODIFIERS=@im=fcitx

Pero nada…Pasé un buen rato buscando algo de información, pero no daba con algo en concreto. Obviamente había buscando en la información oficial, pero no lo hice de nuevo después de pensar que GTK podría ser el problema.

Me encontré entonces en el FAQ de fcitx:

  • If you are using Ubuntu and upgrade to 12.04 recently, or something werid happens to your system (Due to packager careless, or buggy package manager which can not do upgrade in correct order, for example, pacman), you might notice that gtk.immodules related files doesn’t generate correctly during upgrade. Try uninstall fcitx-frontend-gtk2fcitx-frontend-gtk3 or coressponding package on your system and re-install them to trigger the file generate. Then recheck the input method menu to see whether it have “Fcitx” in the menu or not.

¡Ajá! Yo había actualizado a 16.04, pero los síntomas eran muy similares. Así que hice lo indicado:


$ sudo apt purge fcitx-frontend-gtk2 fcitx-frontend-gtk3

$ sudo apt install fcitx-frontend-gtk2 fcitx-frontend-gtk3

$ fcitx -r &

Ejecuté Gedit y, ¡bien! Ya podía escribir en japonés de nuevo. Pero seguía la prueba final: Google Chrome (o Vivaldi, que también lo uso)

成功!

Pasé día y medio teniendo que escribir en Emacs y copiando y pegando a Chrome cuando tenía que enviar algún correo en japonés. ¡Pero no más! 😀