La importancia de ser constante

Cinta negra con mi nombre bordado

¡Hola blog!

Originalmente este era el mensaje que quería escribir primero, puesto que estaba planeado para marzo de 2025. Sin embargo, las fechas no me ayudaron y todo terminó moviéndose 3 meses, hasta el día de ayer.

¿Qué es lo que quiero contar?

Entre otras cosas, desde finales de 2022 comencé a practicar karate por este lado del mundo. A algunos les sonará raro que, después de tanto tiempo viviendo en Japón, hasta ahora me haya entrado la curiosidad de estudiar un arte marcial, pero poniendo en contexto a quienes no hayan leído todos los mensajes de este blog, cuando recién había llegado por acá practiqué Kyudo (arquería japonesa) por cerca de 2 años, y obtuve 1er. dan. Me gustaba mucho, pero las obligaciones escolares de ese entonces, aunado con un sensei que me recordaba mucho a mi papá, se combinaron para que no pudiera continuar practicando. Desde ese entonces no había hecho nada al respecto (aunque sí practiqué deporte frecuentemente).

Como ya saben, fui diagnosticado en 2021 con trastorno de ansiedad y depresión, y viví meses en pleno terror, sin contar la desesperación que sentía al creer que nunca iba a salir del pozo donde estaba, de creer que era un inútil y de que mi doctorado, que salió gratis en un gansito, era pura pantalla. La terapia fue un proceso largo, pero me ayudó muchísimo a crear una escalera, peldaño por peldaño, que me permitió salir de ahí y ver la vida con otros ojos. Eso, aunado a que mi esposa quería que mi hijo mayor practicara karate para fomentarle la autoestima y también enseñarle disciplina, me llevaron a comenzar a practicar el arte marcial japonesa, pero desde una perspectiva más tradicionalista. Explico:

No es necesario enfatizar el hecho de que existen muchas corrientes y estilos de karate alrededor del mundo. No se trata de criticar ni de menospreciar a ninguno, porque, bien aplicados, cualquier estilo funciona y cumple su propósito. En mi caso, el estilo que encontré fue uno llamado 月心会 (gesshinkai), que sigue muy de cerca el karate tradicional de Okinawa. Hay kumite (pelea) también, y es full-contact, pero aunque se le da importancia, realmente el enfoque es en la disciplina del entrenamiento, en las katas y las técnicas para mejorar los movimientos. Por lo mismo, muchos extranjeros que encuentran este estilo terminan yéndose a otro porque no les satisface del todo, y no los culpo ni los critico puesto que cada persona debe encontrar y practicar lo que más le guste.

El caso es que este estilo también se enfoca mucho en que padres e hijos practiquen juntos como forma de crear o fortalecer la relación entre los mismos, y si nos ponemos a pensar en la cultura familiar japonesa, es una perspectiva interesante y útil, y en lo personal ha funcionado para darme otro tema de conversación con mi hijo, además de las horas en las que hemos practicado y aprendido juntos. Además, he visto de primera mano cómo la autoestima de mi hijo ha ido en aumento, y pasó de ser alguien que era miedoso y evitaba conflictos a ser alguien que evita conflictos pero no les teme, al grado de ponerse al tú por tú con el gandalla de su salón y terminar como su mejor amigo; y si bien me gustaría que mi hijo le echara más ganas a la práctica del karate, al menos puedo decir que le ha servido.

Aquí entro yo:

Una de las cualidades que he tenido desde hace mucho tiempo es que si hago algo, lo hago en forma, le dedico tiempo, y no lo abandono de repente. Mi problema es que tardo MUCHO en querer comenzar algo, más por flojera que por cualquier otra cosa. Habría podido comenzar a practicar karate mucho antes de 2022, pero nunca me sentía realmente motivado por hacerlo (y esto es personalidad, no consecuencia de la depresión). Pero cuando por fin me decidí, sabía a lo que iba, sabía que quería hacer las cosas bien y que mejoraría mi disciplina y autocontrol, porque a final de cuentas el karate no es para pelear y ganarle a la gente, ni para ser agresivo, sino para pelear contra uno mismo y vencerse. El único obstáculo eres tú. El karate es para servir, para defender a quienes no pueden, pero sobre todo, para competir contra una mismo.

No soy exactamente ajeno al karate. Cuando tenía alrededor de 7-8 años practiqué diferentes artes marciales en Guadalajara, junto con mi hermana mayor. Pasamos por Kung Lama, Tae Kwon Do, Karate Do y Amigos del Ejército. Llegué a ganar un torneo en kata y a ser segundo lugar en kumite. Pero después de esa época nunca le seguí, así que comenzar a practicar karate a los 44 años era practicamente comenzar de ceros.

El karate me atrapó, pero fue porque yo dejé que me atrapara, que me envolviera con sus conocimientos y que me diera la pauta para practicar en casa casi todos los días. Mi esposa, que difícilmente puede continuar cualquier cosa que haga o estudie, llegó a preguntarme si no me enfadaba del karate, y exclamó que no pensaba que realmente fuera a practicar de forma tan seria. Oh, grave error… y eso que me conoce desde hace muchos años. Si en mi mente ya estaba la decisión de practicar karate, lo iba a ser en serio. No voy a echar por la borda el sacrificio de levantarme temprano los domingos para ir a practicar (el entrenamiento es los domingos a las 9 AM), y si voy a hacer el esfuerzo de levantarme temprano e irme a practicar en vez de jugar videojuegos, tengo que hacer que valga la pena.

Y así ha pasado el tiempo. Gesshinkai tiene rangos que van del 10 al 1, y después, cuando obtienes la cinta negra, eres 1er. dan, y de ahí los rangos suben hasta 10mo dan. Aquí una lista de los rangos y los colores de las cintas:

  • Mukyuu: blanca
  • 10 y 9 kyu: azul claro
  • 8 y 7 kyu: azul marino
  • 6 y 5 kyu: verde
  • 4 y 3 kyu: morada
  • 2 y 1 kyu: café
  • 1er dan hasta 4to. dan: negra
  • 5to dan y 6to dan: negra, con una franja roja en el centro
  • 7mo dan: roja y blanca
  • 8vo y 9no dan: no la he visto
  • 10mo dan: roja

¿Por qué hablar del karate justamente ahora y no antes?

Porque para mí, el verdadero punto de partida era la cinta negra, y ayer hice el laaaaaargo examen para obtenerla. El resultado se puede ver en la imagen de arriba, pero la pongo aquí también como referencia:

Cinta negra con mi nombre bordado
Cinta negra con mi nombre bordado

En teoría, quería tomarme foto con cada una de las cintas, pero nomás no se me hizo. Según yo había tomado fotos de todas las cintas, menos la morada, pero no las encontré.

Mi cinta azul marino
Mi cinta azul marino
Yo feliz con mi cinta verde
Haciendo la kata para subir a 1 kyu

Las únicas cintas que son propias son la blanca, y de la negra en delante. Todas las demás son de todos, así que te puede tocar una que no sea de tu talla. Además, un detalle importante es que las cintas que no son propias NO SE DEBEN LAVAR. Suena antihigiénico, pero la idea es que la cinta lleva el sudor y el esfuerzo de todos los que la han portado hasta ese entonces, por lo que lavarla significa quitarle todo el significado (la realidad es que sí se puede lavar, pero tiene que ser a mano, y solamente en casos en los que de plano el olor sea insoportable). La cinta blanca representa el inicio del entrenamiento y, al mismo tiempo, el concepto de nunca olvidar de dónde comenzó todo, de nunca olvidar las raíces. La cinta negra implica que ya eres capaz de entrenar por tu cuenta, y también de guiar a los que están debajo de tu rango; a partir de la cinta negra, tu nombre viene bordado en la misma.

He participado en varios torneos y eventos culturales dentro y fuera de Tokio. Gané el 2do. lugar en kata en diciembre del año pasado. El año pasado que fui a Tailandia de trabajo, busqué el dojo en Bangkok y pude entrenar también allá.

En Tailandia. A mi izquiera, el sensei Kawamoto, una eminencia en Gesshinkai

No es obsesión, sino pasión. Con todo, hay semanas en las que de plano no voy a entrenar porque me gana la flojera (o porque me quiero quedar a ver torneos de Street Fighter o a jugar videojuegos), así que el karate no ha consumido mi vida, sino más bien ha entrado a ella para ayudarme en mi guía y lucha vs mí mismo y la depresión (que ya casi está vencida).

A partir de la próxima semana comienza mi entrenamiento ahora como cinta negra. Ya he estado al frente de la clase enseñando a los demás, pero ahora me toca sentarme y estar con los otros profesores. Me falta mucho todavía, pero al igual que con el proyecto que recién salió a la luz en el trabajo, es día de darme dos palmaditas en la espalda, comer helado, y disfrutar el resultado del esfuerzo que he hecho casi diario durante 2 años y medio. Se oye como McDojo, pero no cualquiera obtiene la cinta negra en tan poco tiempo. Tengo “sempai” que tardaron 6-7 años, más que nada porque los sensei son quienes dictan si uno ya está listo para dar el siguiente paso. Ahora que yo ya lo di, es momento de responder a esa confianza y a seguir practicando. Me hace ojitos la cinta roja/blanca de 7mo. dan, pero eso me tomará muchos años, puesto que a partir de cinta negra solamente se permite hacer examen para subir de rango después de al menos haber entrenado un año y medio con el rango actual, y si consideramos que entre cada dan hay uno extra llamado 補”ho” (un paso antes del dan, literalmente “candidato”), entonces estamos hablando de, saquemos cuentas, de 12 rangos que subir, multplicado por 1.5, 18 años más de entrenamiento (por lo menos).

El camino es largo, pero ya lo comencé, y voy a hacer lo posible por continuarlo.

Las metas que valen la pena son, por lo general, a largo plazo; parece imposible lograrlo cuando se ve desde fuera, y se convierte en imposible si nunca se hace un esfuerzo por conseguirlas. Es importante tenerlas en mente y avanzar hacia ellas, pero hay que definir metas a corto plazo, que sean alcanzables, para lograrlas, y con ello para motivarnos a dar el siguiente paso. Quizá su meta tome muchos años, pero si nunca comienzan, nunca van a saber si pudieron haberla conseguido o no.

Día de lanzamiento: experiencia adquirida

¡Hola blog!

Quizá este no es el escrito que muchos esperaban leer después de varios meses de ausencia por acá. Hay mucho que contar, pero aproveché que tenía tiempo en el trabajo para escribir respecto a lo que está aconteciendo el día de hoy, y a las experiencias adquiridas durante el proceso. Si a alguien le sirve de algo lo que sigue, ¡qué bien!

Hoy es el lanzamiento oficial del proyecto en el que he trabajado por más de un año. Sin embargo, la verdadera prueba de fuego será la próxima semana, cuando el sistema sea ejecutado por primera vez en producción.

Nervioso no estoy. El sistema ha sido probado intensamente desde hace meses, y el cliente lo ha usado extraoficialmente durante más de un año. Ahora se trata de automatizar todo, lo cual se logró después de una intensa pelea vs AWS. He aprendido mucho del ecosistema de AWS, pero además de eso, este proyecto me ha enseñado, y también reiterado, algunas cosas que vale la pena mencionar:

1. No soy líder del proyecto, sino líder de desarrollo. Cuando me asignaron, el sistema era funcional de puro milagro. Habían puesto a un chavo con 1 año de experiencia en el mundo laboral y por ende a todo decía que sí. Una “proof of concept” era usada como sistema en producción. El chavo hizo lo que pudo, y la verdad su esfuerzo fue más que excelente, así que a él no lo culpo.


2. Los resultados no eran los esperados, por lo que el cliente iba a terminar el proyecto en julio del año pasado. ¿Qué faltó? Un análisis cualitativo para determinar qué era lo que causaba resultados insatisfactorios. Los hice, y el proyecto fue resucitado.

3. Las nuevas generaciones, al menos acá en Japón, dependen muchísimo de LLMs. Aunque es cierto que la calidad del código generado por los LLMs ha ido en aumento, todavía hay fallas y alucinaciones, que son difíciles de detectar si no se tiene experiencia.

Habiendo visto la evolución de las tareas de NLP a lo largo de 20 años, los LLMs parecen arte de magia, pero en el fondo deben ser considerados como una herramienta más, no como sustituto de empleados (al menos al día de hoy).

4. Es la primera vez en toda mi carrera en la que soy considerado como “veterano”. Sí, ya sé, estoy viejo, pero en todas mis chambas anteriores siempre era el último eslabón en la cadena. Ahora he tenido oportunidad de ser mentor de gente más joven, y ha sido muy satisfactorio. Asimismo, es la primera vez en la que una empresa reconoce mi todavía parco conocimiento y mi exigua experiencia laboral. No es presunción, pero parece mentira que a mis 46 años apenas una empresa me considera para llevar la batuta de algo.

Hasta antes de entrar a esta empresa siempre había considerado que no sabía mucho, que me faltaba todavía para ser alguien con presencia, que pudiera ser consultado cuando se tenían dudas, o que la gente alreddor sintiera confianza de que yo estaba encargado de algo. No es que lo sepa todo, pero una parte de la depresión en la que caí fue consideraba que, por mi título, debía saber más, debía entender muchos más conceptos, y me autoflagelaba por no haberlos aprendido cuando era estudiante.

Ya he comentado en muchas ocasiones que mi título de doctorado me salió en un gansito, porque fue una experiencia horrible, para olvidar, que durante años me hizo arrepentirme de haber venido a Japón. Por lo mismo siempre he recomendado investigar y tener contacto con su potencial asesor a quienes planean venir a estudiar un posgrado a la tierra del sol naciente. De ese asesor depende totalmente su experiencia académica por acá. Resumiendo para quienes no sepan la historia: el mío nunca me guió para nada. Estaba más preocupado por su retiro que por sus alumnos, y cuando se retiró al final de mi segundo año de doctorado solamente se tomó sus últimas.2 semanas para conseguir que otros profesores se hicieran cargo de nosotros (3 alumnos de doctorado). El profesor que me recibió fue muy claro al decirme que él no tenía idea de lo que estaba haciendo, que él no me podía ofrecer guía y que no había lugar físico en su laboratorio para mí, así que hice lo que pude para salir adelante, pero nunca he estado satisfecho de eso.

Con todo, y también habiendo aprendido a celebrar mis pequeñas victorias, el hecho de que haya salvado el proyecto y lo haya llevado hasta producción en un lanzamiento oficial en una gran empresa en Japón, creo que merece que me dé un par de palmaditas en la espalda, y que hoy me vaya a comer un helado a la hora de la comida.

¡Feliz 2025!

Se fue el año del dragón, y llegó el año de la serpiente.

De nueva cuenta, les deseo lo mejor para este año que comienza.

En cuanto a mí, habrá un par de noticias importantes que estaré compartiendo durante los primeros 3 meses del año. Ya sabrán a qué me refiero.

¡A darle con todo a este año!

El 2024 en un kanji

Ligas a años anteriores:

Otro año que se acaba. Aunque también sentí que se fue muy rápido, la verdad es que la sensación es mucho menor que en 2023 debido a todo lo que acaeció durante estos 366 días.

Este año no tuve que pensar mucho para decidir qué kanji representaría los sucesos de 2024:

Lecturas: 築(きず)く、ちく

Significa: “Construir algo de forma sólida desde la base”. Aunque en mi caso es más bien “reconstrucción”, queda perfecto para describir todo lo que tuve que levantar desde el suelo durante este tiempo para que quedara consolidado firmemente para el futuro. Asimismo, representa la reconstrucción de mí mismo como persona, de mi estado emocional y de los mecanismos de defensa que fueron destruídos por completo debido a la ansiedad y depresión.

En Japón, el kanji de este año fue, por quinta ocasión, , que significa “oro”, “dinero”, “dorado”. Quizá se oye trillado que un kanji sea elegido como el del año tantas veces, pero es prueba fehaciente de la versatilidad que tienen los ideogramas japoneses (que en realidad la mayoría provienen del chino, pero eso es otro tema): Representa la deflación que sufre Japón, lo débil que está el yen, y al mismo tiempo la racha de medallas de oro que la delegación nipona consiguió en las olimpiadas de París.

No me queda nada más que desearles a todos lo mejor para el año 2025. Espero de todo corazón que sea el mejor año que hayan tenido, que sus proyectos se cumplan y que gocen de salud.

¡Nos vemos el año que entra!

Certificación en kanji

Seguramente muchos de ustedes conocen o han escuchado hablar de la prueba de aptitud en el idioma japonés, mejor conocida como JLPT por sus siglas en inglés. Para los estudiantes de ese idioma, aprobar el nivel 1 es al mismo tiempo una meta y un sueño.

Aquí no me refiero a ésa.

Existe una prueba para certificarse en conocimiento de kanji, llamada 漢字検定 (Kanji Kentei) que los japoneses pueden presentar para tener un certificado que avala el conocimiento hasta el nivel aprobado.

La prueba tiene 12 niveles, siendo el 10 el más bajo y el 1 el más alto; entre el 3 y el 2 hay un nivel intermedio llamado 準2級 (jun 2 kyu), que se puede traducir como “semi-nivel 2”, y otro entre el 2 y el 1 llamado 準1級 (jun 1 kyu). Para ponerlos en contexto, en Japón se usan cotidianamente 2136 kanji, llamados 常用漢字 (jouyou kanji, “kanji de uso común”), y esos son cubiertos hasta el nivel 2 de la certificación. El nivel 1 requiere un conocimiento extenso de kanji, incluidos los poco comunes, los raramente utilizados, y otros que en mi vida había visto, pues la certificación abarca un total de 6000 kanji. Huelga decir que es extremadamente difícil aun para los japoneses.

En la escuela de mi hijo mayor abrieron la convocatoria para presentar el examen de certificación ahí mismo, y para alentar a mi hijo a qué la tomara, también yo le entré. Sé que mi nivel de kanji es bueno, pero hay muchas expresiones, palabras, refranes y modismos que todavía no conozco, por lo que aunque en lectura y escritura estoy seguro de aprobar, no es lo único que preguntan. Así que decidí presentar un nivel que fuera un reto aceptable, y el nivel 4 cumplía ese objetivo.

Me puse a estudiar en serio durante un par de meses. Compré un par de libros para prepararme y también me puse a usar un software para Nintendo 3DS especial para prepararse para el examen. Incluso hice transmisiones en vivo de mis sesiones de estudio en mi canal de YouTube. Acá la última:

Presenté el examen, y el resultado fue:

Aprobado 😀

No hay prisa. Sé que puedo leer y escribir kanji a más alto nivel, pero para la certificación tengo que estudiar y tener todo “al tiro”, así que para la próxima, me lanzaré por el nivel 3. Curiosamente, fue una buena manera de motivarme a volver a estudiar japonés en forma, porque aunque desde hace mucho tiempo realmente no tengo problemas con el idioma, la verdad es que de vez en cuando sí se me van kanji al momento de escribir porque estoy más acostumbrado a usar la computadora o el teléfono, y ahí se muestran las diferentes opciones que hay cuando escribes una palabra, lo cual facilita el proceso de escribir porque solamente tienes que reconocer los kanji que quieres usar, sin necesidad de escribirlos a mano.

Otro reto más para este 2024

¡Feliz 2024!

El año del dragón según el calendario chino.

Mucho que hacer este año, y muchos cambios ya planeados y decididos para el primer trimestre. Se va a poner bueno el reto.

Deseo que este año sea mucho mejor que todos los anteriores. Vamos a echarle ganas para que las cosas no queden por nosotros.

A darle pues.

El 2023 en un kanji

El año se pasó volando. La vida de adulto me alcanzó a agarrar por completo este año y no pude actualizar este sitio como habría querido. Al menos sé que fue por mis responsabilidades y no por flojera o decidia.

Dicho lo anterior, hasta hace un par de meses mi selección de kanji para este año era una, pero después de ciertos eventos que ya mencionaré aquí un poco más adelante, hubo que hacer muchos cambios y tomar muchas decisiones. Por ello, el kanji que mejor describe mi 2023 es el siguiente:

Lecturas: 決(き)める、けつ

El kanji significa “decidir”, y por ello está en palabras como 決心、決断、決意. Y es que de plano los últimos dos meses fueron de muchas decisiones que tuvieron que ser tomadas bajo circunstancias no del todo planeadas. No fueron decisiones malas o precipitadas, pero sí fueron hechas antes de tiempo. Ya hablaré más al respecto cuando llegue el momento (nada más que termine los escritos). Además, refleja también la decisión que tomé sobre cómo enfrentar al 2024 y los retos que me presentará.

El kanji del 2023 en Japón

El kanji elegido este año por los japoneses fue:

Con decirles el significado se imaginarán por qué fue seleccionado. Significa “impuesto”. Y es que este año estuvo lleno de modificaciones a impuestos, con las que muchos japoneses no están del todo de acuerdo.

Así termina el 2023. Para mí, fue año tranquilo a excepción de noviembre y diciembre, que fueron una montaña rusa de emociones, esfuerzo y mucha fuerza de voluntad.

Pasen todos un excelente fin de año. Nos leemos en el 2024

Más sobre el EVO Japan 2023

Perdí 0-2. Ni modo. En general siento que el desempeño fue bueno, excepto en el último encuentro en donde cometí un error garrafal del que ya no me pude recuperar.

Area de juego libre. Aquí Vampire Savior
Street Fighter Zero 3

Hay muchas áreas para jugar, incluyendo unas en donde cada quien lleva su consola, computadora o dispositivo, y puede invitar a jugar a quien sea

Tekken 8 estuvo presente en el evento, pero era una prueba alfa cerrada, así que no pude jugar

Las finales de Melty Blood Type Lumina estuvieron muy emocionantes, y me han animado a retomar el juego

En el EVO Japan

Llegó el día. El EVO Japan ha comenzado.

Estaré subiendo fotos y vídeos aquí y en el canal de YouTube, por lo que este documento todavía no está concluido.