Recapitulando 2023 – Parte 1.5: De Singapur y altibajos en proyectos

Parte 1

Es correcto: Antes de seguir con el mensaje que concluye el desmadre que fue la última parte de 2023 decidí sentarme a relatar qué onda con Theta y Singapur. Agarren palomitas y refresco; no estará tan largo, pero de todas formas vale la pena que tengan con qué acompañarlo.

Intento totalmente fallido de crear una imagen relevante usando Stable Diffusion. Seguiré intentándolo

¿Por qué Singapur?

Como ya he mencionado en la primera parte, el primer proyecto de la empresa subsidiaria sería un sistema de reconocimiento de texto escrito a mano. Dicho proyecto sería manejado por un japonés residente en Singapur, trabajando en la oficina de la empresa en ese país, e incluiría como miembro a un empleado chino también residente en ese país. Del lado de Japón participaríamos un japonés joven y yo. Ese japonés prácticamente la hacía de todo en cuanto a administración, mandados, escritos y cuánto se le ocurriera a los jefes, es decir: aunque buena persona, prácticamente vivía para el trabajo y para lo que le mandaran a hacer. Y de una vez aclaro: me caía muy bien (uso copretérito porque ya no tengo contacto con él, no porque me haya caído mal después), y en general teníamos buena comunicación.

Durante mi estancia en Singapur, la cual fue de 3 días, realmente no tuve tiempo de hacer nada más que trabajar. Sí, hice transmisión en directo usando el difunto Periscope, pero solamente en lo que caminaba a la oficina en la mañana. Una vez habiendo llegado a la empresa, prácticamente no tenía nada de tiempo libre, ni siquiera las comidas, porque era de “vamos todos a comer”, y a la salida era “vamos todos a cenar”. La única libertad que tuve en ese entonces fue el último día después de las horas laborales, y eso porque les dije que quería explorar lo poco que pudiera antes de regresar a Japón, algo que no les agradó del todo porque ya tenían planes para “despedirnos”… Estamos hablando de unas 3 horas que tuve para mí. No más.

El trabajo en sí fue nada más iniciar el proyecto en forma. Los alcances todavía no estaban completamente definidos, pero más o menos se tenía una idea clara de dónde se iba a aplicar. En general, el viaje fue un éxito laboralemente hablando, que era lo que importaba, aunque personalmente me habría gustado quedarme al menos un par de días más para conocer el país.

Entonces, Singapur no fue malo… ¿verdad?

El viaje tenía propósito y éste se cumplió, pero era importante mencionarlo porque entra a la escena un personaje que tendría muchísimo peso en todo lo que pasó después, tanto al proyecto como a mí: el empleado chino, al que llamaremos CH por simplicidad.

Para ponerlos en contexto más detallado, CH es un chino que creció y estudió en Japón. Es mayor que yo, y su experiencia es vasta en cuanto a servidores y aplicaciones se refiere. Nunca dudé que de fuera una persona brillante, pero tampoco me esperaba todo lo que sucedió después.

Ascención

La estructura del proyecto envolvía la participación de una empresa externa, que era quien en realidad iba a hacer toda la parte técnica mientras la nuestra la hacía de “cliente”, definiendo los requisitos y apoyando en lo que fuera posible. En resumen, a mí me tenían como el “técnico” que corroboraba si lo que decían o hacían tenía sentido.

Dicha empresa externa estaba conformada por puros extranjeros. Su líder era un graduado de… err… Harvard, si mal no recuerdo, que era obvio que sabía lo que hacía y sabía cómo hacer negocio con su conocimiento. Había además otro doctor en su equipo, y la parte de codificación también la tenían bastante fuerte. Era un equipo honesto, trabajador y conocedor.

Habiendo dicho lo anterior, la primera junta que tuvimos pudo haber sido de 30 minutos, pero se convirtió en un calvario de casi 2 horas porque CH interrumpía frecuentemente tratando de dar su opinión, pero dejando ver que realmente no sabía nada del tema. La reacción de la empresa externa no se hizo esperar: pidieron que a partir de la siguiente junta CH no estuviera en ella, porque sentían que iba a ser una carga para el avance del proyecto. El problema estaba en que eso no era posible, porque si bien CH realmente no sabía mucho de aprendizaje máquina ni procesamiento de lenguaje natural, era inteligente, y además tenía labia, lo que hacía que fuera de mucha confianza para los altos rangos de Theta. Las fricciones comenzaron aquí. Eran mínimas, cierto, pero ya estaban presentes.

El proyecto comenzó a avanzar, no sin antes haberse creado un contrato en donde se especificaba lo que nosotros queríamos, la cantidad a pagar (enooooorme), las fechas de entrega, todo formal, claro y conciso. El problema comenzó, aunque ustedes no lo crean, por diferencias culturales.

Muchos japoneses tienen la idea de que al firmar un contrato este obliga a una parte a estar 100% a las órdenes de la otra. Es decir, aunque estuviera definido qué es lo que se debía entregar, la otra parte estaba obligada a ajustarse a los cambios que se necesitaran, sin generar cuotas extra. No era la primera vez que veía ese comportamiento: la primera empresa donde trabajé después de graduarme del doctorado así se la jugó a un contratista amigo mío cuando le pidió hacerles un programa y luego le pidieron muchos cambios y se molestaron cuando mi amigo les dijo que eso les costaría extra porque no estaba en los requerimientos iniciales, lo cual hizo que le tuvieran “mala idea” y lo consideraran poco profesional. Aquí estaba viendo exactamente lo mismo: la empresa externa cumplió su parte del contrato, entregando exactamente lo que les fue pedido, en tiempo y forma, pero Theta, o mejor dicho, los administradores del proyecto y algunos altos rangos, no estaban contentos porque esperaban mucho más, algo más elaborado, cuando eso no fue lo que estaba mencionado en el contrato.

Durante el tiempo en el que la empresa externa estuvo trabajando en lo que les fue requerido, internamente tuvimos muchas juntas. CH hacía cada vez más evidente que a fuerzas tenía que dar su opinión aunque no supiera del tema, y era más que evidente que le molestaba no tener razón. Mi colega finlandés (que también tenía doctorado) y yo comenzamos a tener roces con CH por lo mismo.

Debo recalcar algo: A mí nunca me ha molestado que alguien no sepa algo. No todos sabemos lo mismo, y no conocer de un tema no te hace ni más ni menos que nadie. Me encanta enseñar y guiar a los demás sobre algo que yo sé para que después se muevan por su cuenta y sean mucho mejores de lo que yo puedo ser. Lo que sí me molesta es que alguien no sepa pero quiera darse su taco de que sí sabe, exprese algo que no es coherente y se aferre a sobresalir en algo que no conoce. Ese era el principal problema con CH. Me quedaba perfectamente claro que era una persona brillante, con mucha experiencia en servidores y grandes sistemas, pero que necesitaba estudiar lo básico sobre aprendizaje máquina (e IA en general).

Otro factor importante era que estaba de moda la expresión “Deep Learning”. Era la buzzword del momento. Se leía “Deep Learning” por todos lados, y era cool decir que tu proyecto o empresa lo usaba. Ésta fue la época en la que uno de los altos rangos de Theta, totalmente ajeno a IT, programación, software, etc., nos dijo al finlandés y a mí algo que nunca se me va a olvidar:

Parece que Deep Learning es muy importante. ¿Por qué no lo usamos en la página web de la empresa?

No, no hablo de escribir que en la empresa usábamos Deep Learning, sino que USÁRAMOS Deep Learning para hacer la página web… Sí. Así como lo leen.

El caso es que CH, siendo lo brillante que era (y no es sarcasmo), sí comenzó a leer al respecto, pero era obvio que le faltaba lo básico. No obstante, teniendo ya tiempo en la empresa, respaldado por su experiencia y haciendo uso de su labia, se supo mover de tal forma que se posicionó rápidamente como el líder del proyecto, y fue de las personas que más contrapeso creó para criticar lo que la empresa externa había hecho, así como para preparar todo lo que vendria después.

Hubo muchos conflictos entre ambas empresas. Juntas en donde chocaban las ideas: por un lado, Theta que exigía más de lo que se había estipulado porque lo hecho lo consideraba básico, y la empresa extrena que hizo tal cual lo que se le pidió y cumplió con su parte del contrato. Después de muchas discusiones, juntas internas y consideración de otras estrategias mucho más extremas (corporativamente hablando, claro), se acordó la creación de un nuevo contrato de trabajo, en donde se detallarían todos los puntos que Theta quería, lo que obviamente generaría una nueva cantidad de honorarios para la empresa externa, idea que a Theta nunca terminó de convencer del todo.

Para no hacerles el cuento tan largo (más de lo habitual), ese segundo contrato fue el último que se hizo con la empresa externa. Además de los problemas descritos arriba, la otra razón importante fue que Theta se dio cuenta de que había mucho mercado, y por ende mucha lana de por medio, para la tecnología que se quería desarrollar. En ese entonces, la IA no era del todo “comercial”, y tener un sistema de reconocimiento de escritura a mano, sobre todo uno que incluyera caracteres japoneses, era realmente llamativo; para Theta, era una gran oportunidad de negocio que era más que obvio no quería compartir con nadie. De esa manera, Theta y la empresa externa cortaron lazos, Theta, o mejor dicho CH, trajo a uno de sus amigos a la empresa para que fungiera como director de tecnología y ayudara con el desarrollo de una red neuronal para los fines arriba mencionados. He de hacer mención aquí que ese amigo es una excelente persona, me cae muy bien todavía en la actualidad, y realmente tiene gusto por la tecnología y por desarrollar sus propias creaciones, por lo que nunca tuve ningún problema con él.

Lo que no sé realmente es si Theta en algún momento consideró que, al cortar lazos, la empresa externa también tenía plena libertad de hacer lo que quisiera, y fue precisamente lo que hizo: se mantuvieron callados como por 6 o 7 meses, para después regresar con todo presentando un sistema, ya comercial, de, adivinen… ¡reconocimiento de escritura a mano, incluyendo caracteres japoneses! ¿Quién lo habría imaginado?

Ahora bien: no es que Theta se hubiera quedado de brazos cruzados. El problema fue que la gente que trabajó en el proyecto en Theta era muy poca, mientras que la empresa externa invirtió en especialistas (doctores, ingenieros) y en tecnología para acelerar la creación del sistema sin comprometer los resultados. Esto no calló muy bien en Theta, y hubo juntas en las que se habló de hundir a la otra empresa por medios legales.

Durante todo este tiempo, CH, haciendo uso de su brillantez (y no lo digo de forma sarcástica) se dedicó a prepararse, aunque a medias, pero supo cómo triunfar cuando Theta anunció que crearía una empresa filial dedicada exclusivamente al desarrollo de tecnología, y que CH sería el presidente. Si han leído hasta aquí, seguramente estarán pensando que esas no eran muy buenas noticias para mí ni para mi colega finlandés; pero como sea, la ascención de CH se había consumado.

Intimidación, y la siguiente etapa

La nueva empresa, a la que llamaramos DD, estaba formada por CH, su amigo, 2 candidatos a Ph.D japoneses recién contratados, el colega finlandés y su humilde servidor. El producto principal era el sistema de reconocimiento de escritura a mano, pero pronto surgieron otros proyectos que eran más de desarrollo y menos de AI (aunque sí la incluían). Creo que no hace falta mencionar que el nacimiento de esta empresa fue un parteaguas para muchos de los involucrados.

  • Para CH, ser CEO
  • Para su amigo, ser el segundo al mando
  • Para los 2 candidatos a Ph.D., la “oportunidad” de ser entrenados de la mejor forma a la que CH le conviniera (spoiler. lo consiguió)
  • Para el colega finlandés, el último trazo de motivación que necesitaba para salirse de Japón
  • Para mí, darme cuenta que me tenía que salir tan pronto como fuera posible

El colega finlandés habló conmigo un día cualquiera para mencionarme que le habían ofrecido una posición como investigador en una laboratorio de NLP en Inglaterra después de haber pasado por un, al parecer, largo proceso de selección. Me dijo que me agradecía mucho porque, inconscientemente, yo había sido parte de la inspiración que requería para entrar más de lleno al mundo de NLP y a decidirse a buscar otras oportunidades, incluso fuera de Japón. Obviamente me dio mucho gusto por él, por su nueva posición, y porque él ya no tenía que sufrir más tiempo en Theta… Y lo digo de forma literaria, puesto que incluso con su último pago tuvo que pelearse con media empresa para que le depositaran en una cuenta internacional por el simple hecho de que Theta no quería hacer ningún trámite y querían depositarle en su cuenta de banco japonés que ya no existiría para ese entonces.

Los 2 candidatos a Ph.D. no eran tan jóvenes, pero sí les faltaba experiencia en el mundo laboral. Uno de ellos hizo un sistema relativamente sencillo que a la empresa nueva le generó un poco de ganancia, mientras que al otro lo convencieron de que se mudara a Boston, porque he de decirles que la nueva empresa también había sido registrada en los Estados Unidos, y CH se mudaría para allá, y quería llevarse al chico en cuestión, lo cual logró.

El amigo de CH siguió igual que siempre: amable, buena onda, comprometido con su trabajo. Ninguna queja sobre él.

A mí fue el que me tocó digamos lo más “fuerte”, aunque ya lo veía venir. Un día CH me dijo que quería hablar conmigo. Me dijo que ahora que éramos una empresa diferente a Theta, tenía que demostrar o justificar mi valor, refiriéndose a que tenía que crear algo que generara dinero directamente, para poder sobrevivir en la misma (esas fueron sus palabras). Citó el ejemplo de uno de los candidatos a Ph.D. y del sistema que había creado, pero yo le dije que a ellos 2 les había dado carta libre para hacer cosas mientras que a mí me tocaba la talacha, pero no le importó. Tal cual me dijo que ese chico era más valioso que yo para la empresa. En pocas palabras, era una amenaza directa disfrazada de “soy el jefe y vas a ver gatitos aquí”.

Duré unos meses buscando trabajo hasta que encontré uno en Iota, y creo que está de más mencionar que a prácticamente nadie le sorprendió la noticia de que renunciaría. Hablé directamente con el amigo de CH porque era mi jefe superior, pero no me escondí de nadie. Con todo, mi “fiesta de despedida” fue en un cuarto privado en un restaurante más pequeño que mi departamento anterior, y, para sorpresa de nadie, CH no asistió. Ese día le envié un correo a CH dándole las gracias, mencionar que era una persona brillante y que estaba seguro de que podría lograr lo que se propusiera, ya saben, cortesía laboral, y nunca recibí respuesta.

Justo acabo de revisar, y la empresa que CH dirige todavía existe, y todavía CH es el CEO. Me da gusto que las cosas vayan bien para ellos, pero no por eso debo negar u olvidar toda la interacción que tuve con CH.

Por lo demás, Theta fue un lugar de trabajo que siempre apreciaré porque fue donde encontré estabilidad emocional en el trabajo después de haber huído de Eta. Es un hecho de que me estanque profesionalmente durante mis últimos años ahí, pero fue más que nada porque Theta no tenía idea de qué hacer con Ph.Ds en áreas que no eran 100% estadísticas o pedagógicas.

Y ahora, comenzaba el capítulo en Iota, que terminará de relatarse en la siguiente parte de esta saga.

La importancia de ser constante

Cinta negra con mi nombre bordado

¡Hola blog!

Originalmente este era el mensaje que quería escribir primero, puesto que estaba planeado para marzo de 2025. Sin embargo, las fechas no me ayudaron y todo terminó moviéndose 3 meses, hasta el día de ayer.

¿Qué es lo que quiero contar?

Entre otras cosas, desde finales de 2022 comencé a practicar karate por este lado del mundo. A algunos les sonará raro que, después de tanto tiempo viviendo en Japón, hasta ahora me haya entrado la curiosidad de estudiar un arte marcial, pero poniendo en contexto a quienes no hayan leído todos los mensajes de este blog, cuando recién había llegado por acá practiqué Kyudo (arquería japonesa) por cerca de 2 años, y obtuve 1er. dan. Me gustaba mucho, pero las obligaciones escolares de ese entonces, aunado con un sensei que me recordaba mucho a mi papá, se combinaron para que no pudiera continuar practicando. Desde ese entonces no había hecho nada al respecto (aunque sí practiqué deporte frecuentemente).

Como ya saben, fui diagnosticado en 2021 con trastorno de ansiedad y depresión, y viví meses en pleno terror, sin contar la desesperación que sentía al creer que nunca iba a salir del pozo donde estaba, de creer que era un inútil y de que mi doctorado, que salió gratis en un gansito, era pura pantalla. La terapia fue un proceso largo, pero me ayudó muchísimo a crear una escalera, peldaño por peldaño, que me permitió salir de ahí y ver la vida con otros ojos. Eso, aunado a que mi esposa quería que mi hijo mayor practicara karate para fomentarle la autoestima y también enseñarle disciplina, me llevaron a comenzar a practicar el arte marcial japonesa, pero desde una perspectiva más tradicionalista. Explico:

No es necesario enfatizar el hecho de que existen muchas corrientes y estilos de karate alrededor del mundo. No se trata de criticar ni de menospreciar a ninguno, porque, bien aplicados, cualquier estilo funciona y cumple su propósito. En mi caso, el estilo que encontré fue uno llamado 月心会 (gesshinkai), que sigue muy de cerca el karate tradicional de Okinawa. Hay kumite (pelea) también, y es full-contact, pero aunque se le da importancia, realmente el enfoque es en la disciplina del entrenamiento, en las katas y las técnicas para mejorar los movimientos. Por lo mismo, muchos extranjeros que encuentran este estilo terminan yéndose a otro porque no les satisface del todo, y no los culpo ni los critico puesto que cada persona debe encontrar y practicar lo que más le guste.

El caso es que este estilo también se enfoca mucho en que padres e hijos practiquen juntos como forma de crear o fortalecer la relación entre los mismos, y si nos ponemos a pensar en la cultura familiar japonesa, es una perspectiva interesante y útil, y en lo personal ha funcionado para darme otro tema de conversación con mi hijo, además de las horas en las que hemos practicado y aprendido juntos. Además, he visto de primera mano cómo la autoestima de mi hijo ha ido en aumento, y pasó de ser alguien que era miedoso y evitaba conflictos a ser alguien que evita conflictos pero no les teme, al grado de ponerse al tú por tú con el gandalla de su salón y terminar como su mejor amigo; y si bien me gustaría que mi hijo le echara más ganas a la práctica del karate, al menos puedo decir que le ha servido.

Aquí entro yo:

Una de las cualidades que he tenido desde hace mucho tiempo es que si hago algo, lo hago en forma, le dedico tiempo, y no lo abandono de repente. Mi problema es que tardo MUCHO en querer comenzar algo, más por flojera que por cualquier otra cosa. Habría podido comenzar a practicar karate mucho antes de 2022, pero nunca me sentía realmente motivado por hacerlo (y esto es personalidad, no consecuencia de la depresión). Pero cuando por fin me decidí, sabía a lo que iba, sabía que quería hacer las cosas bien y que mejoraría mi disciplina y autocontrol, porque a final de cuentas el karate no es para pelear y ganarle a la gente, ni para ser agresivo, sino para pelear contra uno mismo y vencerse. El único obstáculo eres tú. El karate es para servir, para defender a quienes no pueden, pero sobre todo, para competir contra una mismo.

No soy exactamente ajeno al karate. Cuando tenía alrededor de 7-8 años practiqué diferentes artes marciales en Guadalajara, junto con mi hermana mayor. Pasamos por Kung Lama, Tae Kwon Do, Karate Do y Amigos del Ejército. Llegué a ganar un torneo en kata y a ser segundo lugar en kumite. Pero después de esa época nunca le seguí, así que comenzar a practicar karate a los 44 años era practicamente comenzar de ceros.

El karate me atrapó, pero fue porque yo dejé que me atrapara, que me envolviera con sus conocimientos y que me diera la pauta para practicar en casa casi todos los días. Mi esposa, que difícilmente puede continuar cualquier cosa que haga o estudie, llegó a preguntarme si no me enfadaba del karate, y exclamó que no pensaba que realmente fuera a practicar de forma tan seria. Oh, grave error… y eso que me conoce desde hace muchos años. Si en mi mente ya estaba la decisión de practicar karate, lo iba a ser en serio. No voy a echar por la borda el sacrificio de levantarme temprano los domingos para ir a practicar (el entrenamiento es los domingos a las 9 AM), y si voy a hacer el esfuerzo de levantarme temprano e irme a practicar en vez de jugar videojuegos, tengo que hacer que valga la pena.

Y así ha pasado el tiempo. Gesshinkai tiene rangos que van del 10 al 1, y después, cuando obtienes la cinta negra, eres 1er. dan, y de ahí los rangos suben hasta 10mo dan. Aquí una lista de los rangos y los colores de las cintas:

  • Mukyuu: blanca
  • 10 y 9 kyu: azul claro
  • 8 y 7 kyu: azul marino
  • 6 y 5 kyu: verde
  • 4 y 3 kyu: morada
  • 2 y 1 kyu: café
  • 1er dan hasta 4to. dan: negra
  • 5to dan y 6to dan: negra, con una franja roja en el centro
  • 7mo dan: roja y blanca
  • 8vo y 9no dan: no la he visto
  • 10mo dan: roja

¿Por qué hablar del karate justamente ahora y no antes?

Porque para mí, el verdadero punto de partida era la cinta negra, y ayer hice el laaaaaargo examen para obtenerla. El resultado se puede ver en la imagen de arriba, pero la pongo aquí también como referencia:

Cinta negra con mi nombre bordado
Cinta negra con mi nombre bordado

En teoría, quería tomarme foto con cada una de las cintas, pero nomás no se me hizo. Según yo había tomado fotos de todas las cintas, menos la morada, pero no las encontré.

Mi cinta azul marino
Mi cinta azul marino
Yo feliz con mi cinta verde
Haciendo la kata para subir a 1 kyu

Las únicas cintas que son propias son la blanca, y de la negra en delante. Todas las demás son de todos, así que te puede tocar una que no sea de tu talla. Además, un detalle importante es que las cintas que no son propias NO SE DEBEN LAVAR. Suena antihigiénico, pero la idea es que la cinta lleva el sudor y el esfuerzo de todos los que la han portado hasta ese entonces, por lo que lavarla significa quitarle todo el significado (la realidad es que sí se puede lavar, pero tiene que ser a mano, y solamente en casos en los que de plano el olor sea insoportable). La cinta blanca representa el inicio del entrenamiento y, al mismo tiempo, el concepto de nunca olvidar de dónde comenzó todo, de nunca olvidar las raíces. La cinta negra implica que ya eres capaz de entrenar por tu cuenta, y también de guiar a los que están debajo de tu rango; a partir de la cinta negra, tu nombre viene bordado en la misma.

He participado en varios torneos y eventos culturales dentro y fuera de Tokio. Gané el 2do. lugar en kata en diciembre del año pasado. El año pasado que fui a Tailandia de trabajo, busqué el dojo en Bangkok y pude entrenar también allá.

En Tailandia. A mi izquiera, el sensei Kawamoto, una eminencia en Gesshinkai

No es obsesión, sino pasión. Con todo, hay semanas en las que de plano no voy a entrenar porque me gana la flojera (o porque me quiero quedar a ver torneos de Street Fighter o a jugar videojuegos), así que el karate no ha consumido mi vida, sino más bien ha entrado a ella para ayudarme en mi guía y lucha vs mí mismo y la depresión (que ya casi está vencida).

A partir de la próxima semana comienza mi entrenamiento ahora como cinta negra. Ya he estado al frente de la clase enseñando a los demás, pero ahora me toca sentarme y estar con los otros profesores. Me falta mucho todavía, pero al igual que con el proyecto que recién salió a la luz en el trabajo, es día de darme dos palmaditas en la espalda, comer helado, y disfrutar el resultado del esfuerzo que he hecho casi diario durante 2 años y medio. Se oye como McDojo, pero no cualquiera obtiene la cinta negra en tan poco tiempo. Tengo “sempai” que tardaron 6-7 años, más que nada porque los sensei son quienes dictan si uno ya está listo para dar el siguiente paso. Ahora que yo ya lo di, es momento de responder a esa confianza y a seguir practicando. Me hace ojitos la cinta roja/blanca de 7mo. dan, pero eso me tomará muchos años, puesto que a partir de cinta negra solamente se permite hacer examen para subir de rango después de al menos haber entrenado un año y medio con el rango actual, y si consideramos que entre cada dan hay uno extra llamado 補”ho” (un paso antes del dan, literalmente “candidato”), entonces estamos hablando de, saquemos cuentas, de 12 rangos que subir, multplicado por 1.5, 18 años más de entrenamiento (por lo menos).

El camino es largo, pero ya lo comencé, y voy a hacer lo posible por continuarlo.

Las metas que valen la pena son, por lo general, a largo plazo; parece imposible lograrlo cuando se ve desde fuera, y se convierte en imposible si nunca se hace un esfuerzo por conseguirlas. Es importante tenerlas en mente y avanzar hacia ellas, pero hay que definir metas a corto plazo, que sean alcanzables, para lograrlas, y con ello para motivarnos a dar el siguiente paso. Quizá su meta tome muchos años, pero si nunca comienzan, nunca van a saber si pudieron haberla conseguido o no.

Día de lanzamiento: experiencia adquirida

¡Hola blog!

Quizá este no es el escrito que muchos esperaban leer después de varios meses de ausencia por acá. Hay mucho que contar, pero aproveché que tenía tiempo en el trabajo para escribir respecto a lo que está aconteciendo el día de hoy, y a las experiencias adquiridas durante el proceso. Si a alguien le sirve de algo lo que sigue, ¡qué bien!

Hoy es el lanzamiento oficial del proyecto en el que he trabajado por más de un año. Sin embargo, la verdadera prueba de fuego será la próxima semana, cuando el sistema sea ejecutado por primera vez en producción.

Nervioso no estoy. El sistema ha sido probado intensamente desde hace meses, y el cliente lo ha usado extraoficialmente durante más de un año. Ahora se trata de automatizar todo, lo cual se logró después de una intensa pelea vs AWS. He aprendido mucho del ecosistema de AWS, pero además de eso, este proyecto me ha enseñado, y también reiterado, algunas cosas que vale la pena mencionar:

1. No soy líder del proyecto, sino líder de desarrollo. Cuando me asignaron, el sistema era funcional de puro milagro. Habían puesto a un chavo con 1 año de experiencia en el mundo laboral y por ende a todo decía que sí. Una “proof of concept” era usada como sistema en producción. El chavo hizo lo que pudo, y la verdad su esfuerzo fue más que excelente, así que a él no lo culpo.


2. Los resultados no eran los esperados, por lo que el cliente iba a terminar el proyecto en julio del año pasado. ¿Qué faltó? Un análisis cualitativo para determinar qué era lo que causaba resultados insatisfactorios. Los hice, y el proyecto fue resucitado.

3. Las nuevas generaciones, al menos acá en Japón, dependen muchísimo de LLMs. Aunque es cierto que la calidad del código generado por los LLMs ha ido en aumento, todavía hay fallas y alucinaciones, que son difíciles de detectar si no se tiene experiencia.

Habiendo visto la evolución de las tareas de NLP a lo largo de 20 años, los LLMs parecen arte de magia, pero en el fondo deben ser considerados como una herramienta más, no como sustituto de empleados (al menos al día de hoy).

4. Es la primera vez en toda mi carrera en la que soy considerado como “veterano”. Sí, ya sé, estoy viejo, pero en todas mis chambas anteriores siempre era el último eslabón en la cadena. Ahora he tenido oportunidad de ser mentor de gente más joven, y ha sido muy satisfactorio. Asimismo, es la primera vez en la que una empresa reconoce mi todavía parco conocimiento y mi exigua experiencia laboral. No es presunción, pero parece mentira que a mis 46 años apenas una empresa me considera para llevar la batuta de algo.

Hasta antes de entrar a esta empresa siempre había considerado que no sabía mucho, que me faltaba todavía para ser alguien con presencia, que pudiera ser consultado cuando se tenían dudas, o que la gente alreddor sintiera confianza de que yo estaba encargado de algo. No es que lo sepa todo, pero una parte de la depresión en la que caí fue consideraba que, por mi título, debía saber más, debía entender muchos más conceptos, y me autoflagelaba por no haberlos aprendido cuando era estudiante.

Ya he comentado en muchas ocasiones que mi título de doctorado me salió en un gansito, porque fue una experiencia horrible, para olvidar, que durante años me hizo arrepentirme de haber venido a Japón. Por lo mismo siempre he recomendado investigar y tener contacto con su potencial asesor a quienes planean venir a estudiar un posgrado a la tierra del sol naciente. De ese asesor depende totalmente su experiencia académica por acá. Resumiendo para quienes no sepan la historia: el mío nunca me guió para nada. Estaba más preocupado por su retiro que por sus alumnos, y cuando se retiró al final de mi segundo año de doctorado solamente se tomó sus últimas.2 semanas para conseguir que otros profesores se hicieran cargo de nosotros (3 alumnos de doctorado). El profesor que me recibió fue muy claro al decirme que él no tenía idea de lo que estaba haciendo, que él no me podía ofrecer guía y que no había lugar físico en su laboratorio para mí, así que hice lo que pude para salir adelante, pero nunca he estado satisfecho de eso.

Con todo, y también habiendo aprendido a celebrar mis pequeñas victorias, el hecho de que haya salvado el proyecto y lo haya llevado hasta producción en un lanzamiento oficial en una gran empresa en Japón, creo que merece que me dé un par de palmaditas en la espalda, y que hoy me vaya a comer un helado a la hora de la comida.

Desconexión

¡Hola blog!

Uno de los cambios más notables que tuve durante el 2024 fue la casi completa desconexión que tuve con el mundo. No me refiero a estar de hikikomori ni dejar de convivir con gente, sino a la poca atención que le puse a la sociedad en la que vivo.

Explico:

Durante los primeros meses de mi actual trabajo (que comencé en marzo, y aún les debo esa historia), la idea era familiarizarme con los procedimientos de la empresa, con la carga de trabajo y con quienes serían mis compañeros en el proyecto en el que estoy. Aunado a que todo volvería a ser en japonés (mi trabajo anterior era todo en inglés), todos esos factores hicieron que me sintiera realmente exhausto al terminar mi jornada laboral. Incluso dejé de tener presencia en línea durante varios meses, precisamente porque estaba 100% enfocado a dar resultados, a darme mi lugar en la empresa y a comenzar a agarrar ritmo. Eso causó que me desconectara de una buena parte de lo que sucedía a mi alrededor. Seguía leyendo Reddit por las noches para enterarme exclusivamente de temas en los que de plano no quería retrasarme, y de noticias internacionales que fueran esenciales; noticias locales y nacionales también pasaron a segundo plano.

Después de que me acostumbré, volví a la presencia en línea, concretamente a lo siguiente (en donde me pueden seguir también):

Por cuestiones prácticas, es más fácil leer y estar al tanto de lo que pasa en Twitter/X, Mastodon y BlueSky. Threads lo frecuento menos, pero sí respondo cuando alguien me menciona. En cuanto a YouTube, fueron realmente pocas las veces en las que pude sentarme a transmitir en vivo. He pensado en hacer una serie de videos, pero la verdad el hecho de sentarme a hacer edición es un lujo que no me puedo dar, así que la actividad en mi canal es menor a la que yo quisiera, pero al menos ahí ando.

Pero regresando al tema:

Obviamente no es que me la viva en redes sociales; la empresa tampoco nos prohíbe tener o usar redes sociales, sino que al contrario, lo alienta (obviamente con el entendimiento de que se tiene que tener cuidado con la información sensible). Por lo mismo, además de la comodidad de poder tomar decansos en la computadora, es mucho más fácil leer esos lugares + Reddit que sentarme a ver televisión. Mi contacto con el entorno que me rodea disminuyó notablemente; ni me enteré del aumento en los precios de casi TODO en Japón sino hasta que tuve que pagar de más, y no es broma: cuando fui a comprar arroz después de como 6 meses de no hacerlo, me fui para atrás al ver que el precio se había duplicado (y de hecho así está actualmente). ¿Que Japón cambió de primer ministro? Como que sí lo escuché, pero ni idea de quién era. Me acordé de las olimpiadas porque vi que la torre de Tokio se adornó de los colores de la bandera de Francia el día de la inauguración, y teniendo a semejante torre enfrente de mí en el trabajo era imposible no notarla. Me acordé también de SGDQ 2024 más por memoria de otros años que por haber visto artículos o mensajes al respecto… Y, creo que se entiende la idea: mi rutina era trabajo, familia, ejercicio, desvelarme si quería jugar algo de videojuegos, y después dormir.

Todos los días salgo a caminar mínimo 3 km, y lo hice durante todo ese tiempo de “desconexión”. Salía con la familia, aunque esas salidas fueran nada más a comprarles algún dulce o helado a los niños, o llevar a mi esposa a comprar algo que se necesitaba en la casa, y en muy contadas ocasiones, a ver amigos que venían de México. O sea, como ya mencioné, no estaba encerrado, pero mi rango de actividades era claramente mucho más pequeño que en años anteriores.

¿Ha sido buena esa desconexión?

Hmm… es una pregunta difícil. Por un lado, siento que he podido poner más atención a ciertas partes de mi vida que, si bien no estaban descuidadas, definitivamente si podrían haber sido atendidas de mejor manera. Pero, por otro lado, de repente me puse a pensar que esto precisamente era el concepto de “ruquear”, “volverse ruco” (es decir, tener ideas de personas de la tercera edad, envejecer mentalmente. “Ruco” es sinónimo de “viejo” en México), y de por qué los viejos cuarentones como yo son catalogados como “chavorrucos”: no es que no quieras estar “en onda”, sino que de plano no puedes porque sencillamente no tienes el tiempo que otrora tenías para estar al tanto de todo lo “cool”, lo de moda, y en cierta forma siento envidia de mis amigos que o bien no se casaron o no tuvieron hijos, o de aquellos que sí tienen descedencia pero los vástagos ya están grandes, porque al menos ellos tienen más tiempo para hacer sus “cosas”.

Esto es a lo que me refiero con desconexión… desconexión con el mundo, y con una parte de mí mismo, que no se ha ido (ni se irá nunca). Sé que es una desconexión temporal en cierta forma, pero tampoco voy a negar el hecho de que hay actividades, metas, sueños, que ya no se podrán realizar (o al menos no tan fácilmente). Es también la causa principal por la que no escribí casi nada aquí el año pasado. El blog es una parte de mí; es una ventana a mi vida y experiencia principalmente de este lado del mundo. Ya no es tan relevante como quizá lo fue hace algunos lustros (décadas incluso), pero el principal objetivo es dejar plasmada una imagen de lo que es mi vida en ese momento, y si hay a quienes les es útil esa imagen y la experiencia que contiene, mucho mejor.

Dicho lo anterior, y estando plenamente consciente de que hoy más que nunca tengo responsabilidades de adulto que hay que cumplir, es hora de ponerle un poco más de atención al entorno, tanto para mí como para mi familia. Asimismo, es también momento de retomar la pluma y el tintero y escribir más seguido aquí. No puedo prometer una frecuencia determinada, pero al menos este escrito prueba que he hecho más en lo que va del 2025 que todo lo que escribí durante el 2024 (léase: “casi nada”).

Madeline y Badeline, del juego “Celeste” representan muy bien la situación que pasé en 2021

Por aquí nos estamos leyendo. Hay mucho que contar.

¡Feliz 2025!

Se fue el año del dragón, y llegó el año de la serpiente.

De nueva cuenta, les deseo lo mejor para este año que comienza.

En cuanto a mí, habrá un par de noticias importantes que estaré compartiendo durante los primeros 3 meses del año. Ya sabrán a qué me refiero.

¡A darle con todo a este año!

El 2024 en un kanji

Ligas a años anteriores:

Otro año que se acaba. Aunque también sentí que se fue muy rápido, la verdad es que la sensación es mucho menor que en 2023 debido a todo lo que acaeció durante estos 366 días.

Este año no tuve que pensar mucho para decidir qué kanji representaría los sucesos de 2024:

Lecturas: 築(きず)く、ちく

Significa: “Construir algo de forma sólida desde la base”. Aunque en mi caso es más bien “reconstrucción”, queda perfecto para describir todo lo que tuve que levantar desde el suelo durante este tiempo para que quedara consolidado firmemente para el futuro. Asimismo, representa la reconstrucción de mí mismo como persona, de mi estado emocional y de los mecanismos de defensa que fueron destruídos por completo debido a la ansiedad y depresión.

En Japón, el kanji de este año fue, por quinta ocasión, , que significa “oro”, “dinero”, “dorado”. Quizá se oye trillado que un kanji sea elegido como el del año tantas veces, pero es prueba fehaciente de la versatilidad que tienen los ideogramas japoneses (que en realidad la mayoría provienen del chino, pero eso es otro tema): Representa la deflación que sufre Japón, lo débil que está el yen, y al mismo tiempo la racha de medallas de oro que la delegación nipona consiguió en las olimpiadas de París.

No me queda nada más que desearles a todos lo mejor para el año 2025. Espero de todo corazón que sea el mejor año que hayan tenido, que sus proyectos se cumplan y que gocen de salud.

¡Nos vemos el año que entra!

¿A dónde se fue el 2024?

¡Hola blog!

Seré breve (jojojo, claaaaro que sí): este año ocurrieron muchos sucesos en mi vida. Apenas puedo creer que ya es 31 de diciembre, que no he podido terminar el escrito que tengo pendiente aquí desde hace muchos meses, y que el año pasado estaba totalmente desesperado porque, de la nada, me iba a quedar sin trabajo. En fin, déjenme ver qué tanto puedo poner aquí.

Primero: sí, la neta la vida de adulto es pesada, pero mucho, muchísimo más de lo que habría imaginado. Todavía me causa risa recordar que, hasta hace algunos años, pensaba que no sería tan pesado, que era cuestión de administrar bien mi tiempo, y que seguramente tendría tiempo para todo, incluso energía suficiente para escribir aquí al menos una vez al mes, lo que, como pueden darse cuenta, nunca ocurrió. La distribución del tiempo cambió, y además de mi familia, le di tiempo también a un aspecto de mi vida que lo necesitaba: yo. Verán: haber sido diagnosticado con ansiedad y depresión en 2021 marcó el inicio de un nuevo “yo”, en el sentido de que, como me comentó en su momento una persona en Twitter/X, a quien aprecio mucho a pesar de no conocerla en persona, todos mis mecanismos de autodefensa habían sido pulverizados, por lo que tendría que construir unos nuevos, y que el tiempo que me tardaría dependía enteramente de mí; hay a quienes les toma un par de semanas; otros a los que les toma varios meses, e incluso otros a los que les toma varios años. Todo, como me dijo, dependía de la personalidad de cada uno.

Darme tiempo no significa ser egoísta con la familia ni con amigos, sino más bien entender qué es lo que más me ayudaba a evitar estrés, y al mismo tiempo, a recuperar la confianza que había perdido. El blog, como tal, no me estresa, puesto que siempre me ha gustado escribir, pero a pesar de tener temas que desarrollar, el tiempo que me toma dejar un escrito es considerablemente mayor que otras actividades. Cierto: una vez que el artículo está terminado, me llega la sensación de placer de haber plasmado mis ideas por escrito, pero llegar a ese punto requiere mucha más dedicación concentrada en ese particular momento que, en comparación, otra actividad como los videojuegos, a los que dicho sea de paso, les puse prioridad más alta.

De lo anterior se refleja la falta de actividad por acá. Fue un año de reconstrucción, de aventura y emprendimiento. Y no es que no quiera dejar grabado aquí todo lo que pasó, sino que más bien quería disfrutarlo por completo antes de sentarme a dejar salir mis ideas. Y como es costumbre, ahora que es fin de año y que puedo tomarme más días que de costumbre en el trabajo, aprovecho para andar por acá, no esperando que tenga muchos lectores como antaño, pero sabiendo que lo que escribiré me servirá a mí mismo en el futuro, tal como los artículos que escribí hace 20 años me sirven ahora mismo.

Puedo sintetizar el 2024 como sigue:

  • Me aventé del Bungee, como lo había prometido. Tomó tiempo, pero lo cumplí. Eso fue en febrero.
  • Me vi obligado a cambiar de trabajo, y comencé en la empresa actual en marzo, en medio de incertidumbre y emoción mezcladas. En uno de los escritos que tengo a medias estoy detallando todo.
  • Me sentí bien, como no lo había hecho en años. El nivel de autoconfianza y autoreconocimiento es mayor que lo que era antes de la depresión. Se ha reflejado en diversos aspectos de mi vida, sobre todo en el trabajo.
  • Fui por primera vez a Tailandia. Aunque fue viaje de trabajo, cambiar de aires por una semana fue totalmente energetizante, aunque solamente haya podido ver una muy pequeña parte de Bangkok.
  • Como es costumbre, asistí al Tokyo Game Show, y al mismo tiempo vi a 2 amigos que tenía rato de no ver: a Rigo, mexicano que estuvo en Japón hace ya varios años, y a un ex-compañero de trabajo austriaco, que también sufrió conmigo tener que cambiar de trabajo de forma totalmente inesperada
  • Tomé una de las decisiones más trascendentes de mi vida. Al respecto, escribiré con más detalle ya que todo se haya definido. Solamente puedo mencionar aquí que nunca pensé que tendría que decidir eso justamente un año después de que casi me quedo sin chamba.
  • Perdí mi licencia de conducir dorada. En Japón, la licencia tiene una duración de 5 años, y si durante ese tiempo no has cometido ninguna infracción, el color de la franja de la licencia renovada es dorada. Esto se traduce en que el seguro para el carro se hace más barato.
    ¿Por qué la perdí? Por un cambio de carril en donde no debía :/ Ya ni llorar es bueno. Tendré que esperar otros 5 años, a ver si la puedo volver a obtener.
  • Me reencontré con una amiga de Guadalajara después de 20 años de no vernos. Vino de paseo a Japón, y aunque pasamos muy poco tiempo juntos, fue como volver a nuestra adolescencia cuando nos juntábamos para ver anime o ir a convenciones allá en tierra mexa.
  • Llevé a mi hijo mayor a Tokyo Disneyland, cortesía de la empresa. Tenía más de 10 años de no ir (porque realmente no me llamaba la atención), pero debo reconocer que me divertí mucho en compañía de mi hijo.
  • Terminé Celeste otra vez, ahora en Steam. Lo jugúe originalmente en el Switch hace 5 años, y como había instalado Steam en Linux decidí probarlo en ese sistema operativo. Además del juegazo que es, me vi totalmente reflejado en la historia por como Madeline pasa por diferentes estados debido a su ansiedad, y su aventura de redescubrimiento personal. Sin duda, es un juego que quedará grabado en mi mente por siempre

Y creo que es todo, al menos todo lo que quiero mencionar ahora.

Al 2024 le quedan pocas horas. Se va un año de enseñanzas, de retos, y como mencioné arriba, de descubrimiento.

Vamos a ver qué tal pinta el 2025.

Certificación en kanji

Seguramente muchos de ustedes conocen o han escuchado hablar de la prueba de aptitud en el idioma japonés, mejor conocida como JLPT por sus siglas en inglés. Para los estudiantes de ese idioma, aprobar el nivel 1 es al mismo tiempo una meta y un sueño.

Aquí no me refiero a ésa.

Existe una prueba para certificarse en conocimiento de kanji, llamada 漢字検定 (Kanji Kentei) que los japoneses pueden presentar para tener un certificado que avala el conocimiento hasta el nivel aprobado.

La prueba tiene 12 niveles, siendo el 10 el más bajo y el 1 el más alto; entre el 3 y el 2 hay un nivel intermedio llamado 準2級 (jun 2 kyu), que se puede traducir como “semi-nivel 2”, y otro entre el 2 y el 1 llamado 準1級 (jun 1 kyu). Para ponerlos en contexto, en Japón se usan cotidianamente 2136 kanji, llamados 常用漢字 (jouyou kanji, “kanji de uso común”), y esos son cubiertos hasta el nivel 2 de la certificación. El nivel 1 requiere un conocimiento extenso de kanji, incluidos los poco comunes, los raramente utilizados, y otros que en mi vida había visto, pues la certificación abarca un total de 6000 kanji. Huelga decir que es extremadamente difícil aun para los japoneses.

En la escuela de mi hijo mayor abrieron la convocatoria para presentar el examen de certificación ahí mismo, y para alentar a mi hijo a qué la tomara, también yo le entré. Sé que mi nivel de kanji es bueno, pero hay muchas expresiones, palabras, refranes y modismos que todavía no conozco, por lo que aunque en lectura y escritura estoy seguro de aprobar, no es lo único que preguntan. Así que decidí presentar un nivel que fuera un reto aceptable, y el nivel 4 cumplía ese objetivo.

Me puse a estudiar en serio durante un par de meses. Compré un par de libros para prepararme y también me puse a usar un software para Nintendo 3DS especial para prepararse para el examen. Incluso hice transmisiones en vivo de mis sesiones de estudio en mi canal de YouTube. Acá la última:

Presenté el examen, y el resultado fue:

Aprobado 😀

No hay prisa. Sé que puedo leer y escribir kanji a más alto nivel, pero para la certificación tengo que estudiar y tener todo “al tiro”, así que para la próxima, me lanzaré por el nivel 3. Curiosamente, fue una buena manera de motivarme a volver a estudiar japonés en forma, porque aunque desde hace mucho tiempo realmente no tengo problemas con el idioma, la verdad es que de vez en cuando sí se me van kanji al momento de escribir porque estoy más acostumbrado a usar la computadora o el teléfono, y ahí se muestran las diferentes opciones que hay cuando escribes una palabra, lo cual facilita el proceso de escribir porque solamente tienes que reconocer los kanji que quieres usar, sin necesidad de escribirlos a mano.

Otro reto más para este 2024

¡Feliz 2024!

El año del dragón según el calendario chino.

Mucho que hacer este año, y muchos cambios ya planeados y decididos para el primer trimestre. Se va a poner bueno el reto.

Deseo que este año sea mucho mejor que todos los anteriores. Vamos a echarle ganas para que las cosas no queden por nosotros.

A darle pues.

El 2023 en un kanji

El año se pasó volando. La vida de adulto me alcanzó a agarrar por completo este año y no pude actualizar este sitio como habría querido. Al menos sé que fue por mis responsabilidades y no por flojera o decidia.

Dicho lo anterior, hasta hace un par de meses mi selección de kanji para este año era una, pero después de ciertos eventos que ya mencionaré aquí un poco más adelante, hubo que hacer muchos cambios y tomar muchas decisiones. Por ello, el kanji que mejor describe mi 2023 es el siguiente:

Lecturas: 決(き)める、けつ

El kanji significa “decidir”, y por ello está en palabras como 決心、決断、決意. Y es que de plano los últimos dos meses fueron de muchas decisiones que tuvieron que ser tomadas bajo circunstancias no del todo planeadas. No fueron decisiones malas o precipitadas, pero sí fueron hechas antes de tiempo. Ya hablaré más al respecto cuando llegue el momento (nada más que termine los escritos). Además, refleja también la decisión que tomé sobre cómo enfrentar al 2024 y los retos que me presentará.

El kanji del 2023 en Japón

El kanji elegido este año por los japoneses fue:

Con decirles el significado se imaginarán por qué fue seleccionado. Significa “impuesto”. Y es que este año estuvo lleno de modificaciones a impuestos, con las que muchos japoneses no están del todo de acuerdo.

Así termina el 2023. Para mí, fue año tranquilo a excepción de noviembre y diciembre, que fueron una montaña rusa de emociones, esfuerzo y mucha fuerza de voluntad.

Pasen todos un excelente fin de año. Nos leemos en el 2024