Viniendo de México, concretamente de Guadalajara, prácticamente cualquier destello de buen servicio en el transporte público, por pequeño que sea, nos deslumbra (con excepción quizá del tren ligero, que a mi gusto es un buen servicio). Sin embargo, el sistema de Japón realmente es de admirarse, y me gustaría mucho que en un futuro (quizá muy lejano), se viera algo similar en mi rancho.
¿Qué tiene de especial el transporte público en Japón? En esta serie de escritos trataré de analizar con detalle sus características. En este primera entrega mencionaré sobre los autobuses y los trenes. Agarren palomitas y refresco:
Autobuses
Antes que otra cosa, quiero aclarar que aunque “autobús” es una palabra que todo mundo entiende, en México les llamamos “camiones”.
Aunque la forma de los autobuses no es realmente cosa del otro mundo, su servicio es muy, pero muy diferente al de México.
Por principios de cuentas, usar el autobús en Japón es realmente seguro, y esto se refleja en el número de personas mayores que lo usan día a día. Y no es para menos: el autobús nunca va a exceso de velocidad (de hecho, bajo nuestros estándares los clasificaríamos como lentos), y los choferes son amables y muy serviciales.
La forma de subirse al autobús depende de la ruta y el tipo de autobús que se piense abordar. Lo más común es que la subida sea por atrás, y la bajada por adelante; y como por lo general la tarifa depende de la distancia que uno viaje, se paga antes de bajar, pero no se le da dinero al chofer, sino que se introduce en una máquina que está al frente de la unidad, y que muestro en la siguiente imagen:
En esta máquina también se pueden cambiar billetes por monedas, y también es posible realizar el pago por medio de tarjeta de prepago. Este último método es el más usado y el preferido por mucha gente, ya que te quitas el problema de siempre traer cambio o de andar cambiando billetes justo cuando tienes que bajarte y correr porque llevas prisa. Hablaré sobre las tarjetas de prepago un poco más abajo.
Algo que es bueno mencionar, tanto como por detalle curioso como por cultura general e información para quienes quieran venir de paseo a Japón, es la forma de ver el tablero de tarifas de los autobuses:
La primera vez que me subí a un autobús en Iizuka, estaba completamente perdido: desde subirse por atrás, que el chofer te regañe porque te paras del asiento antes de que el autobús se detenga por completo y no traer cambio… no fue una experiencia grata, pero sí ilustrativa. La imagen anterior muestra lo que hay que pagar de tarifa dependiendo de dónde se haya abordado el autobús. ¿Cómo recordarlo? Al subirse, tomas un boletito (llamado “seiriken” 整理券) en el que viene impreso un número. Ése es el número que tienes que buscar en el tablero, y debajo de él está la tarifa que se debe pagar, la cual, como ya mencioné, va aumentando de acuerdo a la distancia que se viaje.
En este caso, y tomando como base el tablero arriba mostrado, la tarifa que esta persona debe pagar si se baja en este momento es de 1630 yenes (lo que equivale a un viaje muy largo). Dicho sea de paso, la tarifa más barata también depende de la ruta y de la región de Japón, y hay autobuses que recorren en círculo rutas muy cortas y con tarifas fijas (en promedio 100 yenes).
En lo que respecta a viajes largos, el autobús es quizá la forma más barata de viajar en Japón si aguantan asientos estrechos. Por ejemplo, de Fukuoka a Tokio pueden encontrar boletos sencillos desde 5,500 yenes (dependiendo del día de la semana y de la temporada). ¡5,500 yenes! Es un precio sumamente accesible… pero, además de los asientos (que hay a quienes pueden no molestarles), hay otro factor a considerar: el tiempo que tarda el viaje.
Por ley, en Japón los choferes no pueden manejar más de cierto número de horas contínuas, por lo que, aun de noche, se hacen paradas en estaciones de servicio cada 2 o 3 horas durante un lapso de 15 a 30 minutos. De ahí que los viajes se alargan, a mi gusto, demasiado. En el viaje mencionado (Fukuoka – Tokio) se hacen 15 horas de camino. Yo lo más que he aguantado es un viaje de Fukuoka a Kioto, el cual duró poco más de 8 horas: no dormí nada, terminé con dolor de cuello y el siguiente día fue muy pesado (visité los templos en estado zombie).
Claro que si se gasta más dinero, se puede viajar mejor en autobús: los asientos de primera clase son amplios, se hacen cama, tienen TV incluída y hasta WiFi gratis hay, sin contar claro con que las unidades que los tienen son 2 de pisos y los mencionados asientos están en la parte del frente del segundo piso, perfectos para ir viendo el paisaje; lo malo es que solamente hay 4 por autobús y se ocupan rápidamente. ¿El precio? Lo más barato que lo pueden encontrar es a 15,000 yenes, y en temporada alta sube hasta cerca de 20,000. Para quienes gustan de disfrutar un viaje largo pero lleno de comodidades, quizá pueda ser una buena opción.
Como dato adicional: ¿alguna vez han visto que en una parada de autobuses haya una lista con los horarios a los que pasa el camión? Acá eso se da en todas, por pequeñas que sean. Ésta es una característica que me gustaría ver en México. Y hablando de paradas de autobuses, hay de todo tipo: desde muy pequeñas y sin lugar para sentarse, que solamente tienen el símbolo de “parada” y los horarios, hasta mucho más sofisticadas. Pero sin duda, lo más importante es que no importa lo solitaria, remota, escondida y oscura que pueda estar una parada, si en el horario dice que pasa un camión por ahí a las 11 pm, pueden estar seguros que pasará. En Japón no se dan situaciones estilo México, donde el chofer te dice “nomás llego hasta X lugar” cuando abordas en la noche (me pasó incontables veces en Guadalajara).
Trenes
Sin lugar a duda, el sistema de transporte público por excelencia.
Continue reading “Japón y el transporte público – Parte 1”