En los últimos meses

Querido blog:

Durante estos meses que he estado inactivo por aquí he tenido altibajos (como cualquier persona), y también he recibido comentarios valiosos acerca de este blog en general.

La verdad es que no dimensiono el poco o mucho alcance que lo que escribo pueda tener, pero si lo veo desde el punto de vista de que la mayor parte de esto lo escribo para mí mismo, entonces no hay de qué preocuparse. Y realmente nunca me ha preocupado eso. Todo lo contrario: es muy chido que lo que he escrito aquí a lo largo de los años le sea útil a alguien. Si bien es cierto que la actividad aquí ha disminuído con el paso de los años y el aumento de responsabilidades, eso no quiere decir que ya se murió ni mucho menos. Éste siempre será mi espacio personal en el fantabuloso mundo del internet.

Asimismo, con la mejora en mi estado emocional he comenzado a realizar muchas otras actividades, que ya luego detallaré con calma aquí. No obstante, sí voy a mencionar las más destacadas:

Peso

Primero que nada: alcancé mi meta de peso (menos de 76 kilos) la semana pasada. Hubo semanas en las que pesé 76.1 y sí me daba coraje porque ya habían pasado varios meses del año pero no se veía una mejora. El caso es que la báscula y mi cuerpo por fin se entendieron, y ahora lo que sigue es cumplir la promesa de aventarme del Bungee, con video y, de ser posible, tranmsión en vivo. Voy a avisar en todos lados, incluyendo aquí, cuándo será tan importante evento, para quienes quieran acompañarme virtualmente.

Cumpleaños 3

La neta sí me falló gacho no haber puesto un mensaje a mi hijo menor por su tercer cumpleaños el día y a la hora en la que nació, pero en mi defensa puedo decir que se me fue la onda por lo mismo de que ha sido una tarea titánica criarlo. Mi hijo mayor, en contraste, no dio tanta guerra cuando tenía esa edad, pero el pequeño trae una pila interminable que, en pocas palabras, nos termina por sacar de quicio a mí y a mi esposa. Mi mamá y mi hermana mayor se ríen porque dicen que es igualito a mí cuando era niño, y aseguran que mi hijo tiene lo mexicano y lo “Medina” mucho más concentrado que su lado japonés.

Latoso o no, mi hijo ya cumplió 3 años, lo que significa que hay que dar el siguiente paso: entrar al kínder. Ya está inscrito (y luego voy a detallar qué onda con la educación en Japón ahora desde mi punto de vista de padre de familia) y está decretado el día en que comienzan las clases, incluyendo el traslado en autobús que hará cada mañana.

¡Felicidades atrasadas, hijo! Ahora que estés en el kínder, y tu hermano en la escuela, tu mamá y yo POR FIN vamos a tener más tiempo para nosotros. Ya hasta tenemos planes de qué hacer ahora que los niños ya estén ocupados en la escuela. ¡LIBERTAAAAD!

Streaming

Con la realización del EVO Japan 2023, me inscribí para participar en el torneo de The King of Fighters XV, y para ello he estado practicando, y al mismo tiempo transmitiendo en vivo mis sesiones de prácticas y de Ranked Matches. Por lo mismo, mis canales de YouTube y de Twitch han tenido mucha actividad en las últimas semanas. Eso, aunado con el hecho de que ya no he hecho transmisiones en vivo de mis caminatas, me han incentivado a volver a hacerlo. Hice algunas transmisiones en Instagram, pero la verdad es que preferiría que fueran en YouTube simplemente porque es una plataforma más “común”, más conocida e identificada por la gente. Lo malo es que para poder hacer transmisiones en vivo en YouTube desde mi celular necesito tener al menos 1000 suscriptores y, ¿qué creen? No los tengo 😛 Tengo como 688 al momento de escribir esto, por lo que si usted, sí, usted amable lector me quiere regalar una suscripción al canal, me ayudaría bastante para poder ofrecer más contenido del que usted ya sabe que puedo proveer.

Liga al canal: https://www.youtube.com/@mmedina

También transmito en Twitch al mismo tiempo por acá: https://www.twitch.tv/mmedinajp

Como nota, en Twitch trato de enfocarme más en videojuegos, por lo que es probable (mas no decisivo) que las caminatas no sean transmitidas ahí.

Acá un pequeño video de cómo voy en KOFXV

Waifu #1, y es mexicana

20 aniversario

En efecto: el próximo 2 de abril de 2023 cumpliré 20 años viviendo en este país llamado Japón. Y para celebrar tan memorable evento planeo escribir respecto a todos estos años, haciendo una recapitulación de mi llegada, estancia y desarrollo en el país del sol naciente. Habrá nostalgia 🙂 Solamente espero que el escrito esté listo a tiempo, y no, no voy a usar un modelo estilo GPT para generarlo (al menos no todavía). Si usted no entiende esta referencia, no se preocupe, no es relevante.

Conclusión

Ahí la llevo. Estoy agarrando tracción otra vez en todas las actividades que me gustaban, y he comenzado otras nuevas. Me emociona comenzar cada día pensando que hay muchísimo que aprender (pero no me motiva mucho el trabajo, la verdad, pero ya hablaré en detalle de eso). Así que para usted, querido lector, o respetable internauta que cayó aquí de pura casualidad, le digo lo siguiente: Aquí ando, y aquí voy a estar hasta que ya no pueda dar más de mí 😀

El 2022 en un kanji

Ligas a años anteriores:

¡Vaya que el año terminó muy pronto! Estando tan atareado todos los días entre el trabajo y ser papá, realmente veo los días pasar tan rápido que no se sienten, mucho menos las semanas, y ni qué decir de los meses.

Con todo, este año transcurrió de forma muy diferente al pasado. Mi estado mental ha mejorado muchísimo en comparación con el pasado, que fue todavia muy duro y que el kanji que escogí para recopilar todo lo que pasó realmente lo describe. Este año, en cambio, ocurrieron bastantes cosas favorables, pero la más importante en cuanto a mi persona es justamente la que describe el kanji que escogí, que dicho sea de paso, no me costó trabajo seleccionar esta vez:

Sus lecturas son へ (he, como en 減る heru、減らす herasu), げん (gen, como en減量 genryou、減少 genshou、減食 genshoku) y significa “reducir”, “disminuir”.

Razón

Comencé a cuidar mi peso justo a mediados de enero. El chequeo médico anual de 2021 arrojó resultados poco favorables en varios puntos, y además necesitaba hacer un cambio sustancial en mi vida para poder volver a encontrar mi camino,

No hubo necesidad de “sufrir” tanto con los kanji. Estaba totalmente claro desde el momento en el que noté el cambio en mi persona:

  • He bajado, hasta el momento, 22 kilogramos. Volví a pesar menos de 80 kilos después de no sé cuántos lustros.
  • Asimismo, la depresión ha disminuido notablemente. Si bien es cierto que todavía estoy en tratamiento y que de vez en cuando todavía mi estado de ánimo no es el óptimo, la realidad es que son ya contadas las ocasiones en las que eso pasa, y he aprendido a identificarlas y a tratarlas en ese mismo momento. Asistir a terapia es, sin lugar a dudas, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

El kanji del año en Japón

Este año, el kanji seleccionado en Japón fue:

Lecturas: Sen, Tataka(u), Onono(ku)

El significado principal es “pelear”, “luchar”.

Según la documentación oficial, fue elegido por:

  • La guerra entre Ucrania y Rusia
  • La batalla que todos los japoneses tuvieron que librar con la devaluación del yen, el alza de precios que fue inmensa, la falta de energía eléctrica que se vive en el país, y “de pilón” el coronavirus.

Cabe mencionar que el kanji del año en Japón es elegido por la gente y cualquiera puede participar. Yo participé en este año, pero el kanji que escogí no figuró entre los 20 primeros: 教. El kanji de “enseñar”. Lo elegí porque durante una buena parte del año fue una noticia recurrente todo lo que el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe destapó respecto a vínculos entre el gobierno y un culto que de religioso realmente no tiene nada, y como culto en japonés se dice 教団 (kyoudan), y también aparece en 宗教 (shuukyou, religión), no dudé en emitir mi voto.

Se termina el año

Con el poco tiempo, y he de reconocer que también pocas fuerzas, que me quedan al final de los días ahora que mi hijo menor tiene 2 años y tiene una pila inagotable, tuve que poner prioridades y no pude atender el blog como hubiera querido. No obstante, sigo al pendiente de los comentarios que me hacen llegar por aquí o directamente a mi correo electrónico.

Dicho lo anterior, tengo esperanza de que la situación mejore gracias a que mi hijo ya va a entrar al kínder en abril, lo que significa que deberá traer menos energía cuando regrese a casa (bueno, déjenme soñar 😛 ). El caso es que blog es una gran parte de mí y quiero seguir escribiéndolo mientras tenga la energía para hacerlo.

Quiero desearles a todos lo mejor para el siguiente año. Espero que sus metas se cumplan, que gocen de salud, y que si vienen de paseo a Japón, me echen un grito para ir a saludarlos en persona (y de paso encargarles cosas esenciales de México, je je je).

¡Nos vemos en 2023!

¡Feliz año 2022!

A la fregada se va el año de la vaca que tantos retos trajo, incluyendo la situación más dura en mi vida (hasta el momento).

Este año es el del tigre, y espero que sea el mejor de sus vidas. Pásenla muy bien en compañía de sus seres queridos, y aprovéchenlos mientras los tengan cerca. Yo me tengo que alistar para comenzar a trabajar este año, pero sí me tomaré un descanso un poco más adelante.

Un gran abrazo, y por aquí sigo a sus órdenes.

Mi canción favorita de este 2021 que se acaba

Pónganle el closed caption para que salgan subtítulos en inglés.

¿Necesito decir más? Esta canción es una excelente representación de lo que muchos japoneses sienten y quisieran decir. La canción es de 2020, pero fue este año cuando la conocí.

Ado, la cantante, tiene 19 años, y esta canción fue su debut. En la Wikipedia pueden encontrar un poco más de información al respecto.

El 2021 en un kanji

Kanji de los años anteriores:

  • El 2019 en un kanji

  • El 2018 en un kanji
  • El 2017 en un kanji
  • El 2016 en un kanji
  • El 2015 en un kanji
  • El 2014 en un kanji
  • El 2013 en un kanji
  • El 2012 en un kanji
  • El 2011 en un kanji
  • El 2010 en un kanji
  • El 2009 en un kanji
  • El 2008 en un kanji
  • El 2007 en un kanji

  • Este año no le tuve que pensar mucho. Hubo un suceso que lo marcó desde el inicio, y aunque pensé que sería bueno no catalogar mi año con este kanji, decidí hacerlo tanto para enfrentarlo y aceptarlo, como para dejar registro fiel de lo que ha sido este periodo de tiempo.

    El kanji se lee “utsu”, y uno de sus significados es “depresión”.

    A decir verdad, todo este rollo comenzó justo a finales del año pasado. Recuerdo como me la pasé trabajando 4 días, de 6 AM a 11 PM después de salir de vacaciones porque me aterraba no poder entregar resultados. Ése fue el momento en el que todo explotó… y de ahí todo se fue para abajo.

    Si ustedes me hubieran preguntado entre enero y abril si creía que iba a terminar el año, invariablemente mi respuesta habría sido un rotundo “no”. Y no, no era que tuviera pensamientos suicidas; realmente sentía que me ahogaba, que no era capaz de resolver ningún problema, que sencillamente era un fracaso. Veía el fin del año como algo a años luz de distancia, no porque pensara que mágicamente todo se arreglaría en cuanto 2022 comenzara, sino porque no me podía imaginar cómo iba a pasar todos esos meses en el estado en el que me encontraba.

    Para mi fortuna, he recibido mucho apoyo de gente que realmente se preocupa por mí. También decidí buscar ayuda profesional, y heme aquí, no al 100%, pero definitivamente mucho mejor. Sigo en el proceso de buscar nuevas bases mentales que me ayuden a enfrentar los problemas del futuro, pero es un gran avance.

    Escribiré más al respecto en otra entrada.

    El kanji del 2021 en Japón

    Este año no le seguí la pista como antes, pero como sigo la cuenta oficial en Twitter, de repente me encontré con el anuncio oficial, el cual, siendo sinceros, se me hizo totalmente X:

    See lee principalmente “kin”, y significa “oro”.

    Las principales razones por las que fue elegido son:

    • La destacada participación de la delegación japonesa en las olimpiadas de Tokio 2020, que como todos saben se celebraron este año después de haber sido pospuestas por el coronavirus
    • El increíble desempeño de Shohei Otani en el béisbol de las grandes ligas. En japonés, lograr un desempeño que será recordado por muchísimos años se expresa 字塔を打ち立てる (kinjitou o uchitateru)

    Digo que se me hizo X porque este kanji casi siempre es el elegido cuando hay olimpiadas, por lo que lo hemos visto en años anteriores: 2016 y 2012.

    Aunque para muchos el haber celebrado las olimpiadas en medio de la pandemia puede sonar como un éxito y algo que celebrar, la verdad es que para los que vivimos en Japón, y concretamente en Tokio, fue más un evento que causó polémica. Yo sinceramente pensé que se cancelarían, pero no fue así, pero no se permitieron espectadores en los eventos realizados en Tokio (porque hubo otros que se llevaron a cabo en otros lugares: en Sapporo, por ejemplo, fueron los maratones, para evitar el calorón que hace en Tokio durante esas fechas). El caso es que las olimpiadas pasaron, Japón ganó muchas medallas olímpicas, y a final de cuentas a la gente le gustó.

    Como es costumbre en estas entradas, les deseo lo mejor para el siguiente año. Pásenla muy bien en compañía de sus seres queridos, o si no les es posible, pásenla bien aunque estén lejos de los que aman. Espero de todo corazón que nadie tenga que pasar por lo que he pasado yo durante 2021, y si alguien está en una situación similar: NO ESTÁN SOLOS. Analicen en dónde están ahora, y pidan ayuda si la requieren. SE VALE ESTAR TRISTE, PERO TAMBIÉN SE VALE PEDIR AYUDA. No es signo de debilidad mental, ni nada por el estilo. No todo es una prueba para ver si podemos salir adelante por nuestra cuenta; hay que aprender a reconocer cuando las cosas se salen de nuestro control y que necesitamos quién nos eche la mano.

    Un gran abrazo a todos.

    El 2020 en un kanji

    Kanji de los años anteriores:

    Creo que el consenso de este año es claro. De la forma que lo vean o que lo hayan pasado, la realidad es que fue un año diferente, que nos presentó una situación difícil a nivel mundial de la que apenas comenzamos a ver la salida. Incluso en el escrito del año pasado mencionaba la celebración de las olimpiadas en Tokio… Pero más que eso, mucha gente lamentablemente perdió la vida, o quizás algunos de sus seres queridos. Se siente la tristeza y el hartazgo en todos lados.

    Sin embargo, creo que también para muchos hubo acontecimientos importantes y agradables, y es quizá en los que nos tenemos que apoyar para salir adelante y continuar en esta aventura.

    El kanji de este año lo tenía prácticamente decidido desde el anterior. Obviamente en ese entonces no contaba con una contingencia sanitaria a nivel mundial, pero ni eso es suficiente para quitarme la dicha del momento en el que por segunda vez me convertí en papá. Por tal motivo, el kanji que para mí describe el 2020 es:

    Su lectura principal es “ko”, y quiere decir “niño”. El nacimiento de mi segundo hijo se lleva por mucho a todo lo que acontenció en mi vida durante este año que termina. Como muchos de ustedes, yo también dejé de ver a mis amigos, dejé de salir y llevar a mi primer hijo a los lugares a los que íbamos con frecuencia, comencé a trabajar desde casa (primero por mi bebé y luego por el coronavirus), y el cansancio hizo (y sigue haciendo) presencia, pero ni todo eso ha sido suficiente para quitarme el sentimiento que tuve en el momento en el que mi segundo hijo vio la luz y lo tuve en mis brazos. Sin duda será un momento que recordaré toda la vida.

    No quiero dejar de mencionar que también hubo pifias y sucesos que lamento mucho. El estrés se ha maximizado durante los últimos meses y no es nada más por el virus: enfrenté un acontecimiento en el trabajo que me pegó fuerte; la inseguridad se apoderó de mí de forma en la que no lo había hecho antes, perdí la concentración en muchos momentos y he notado que se me han estado olvidando cosas. Yo sé que hay mucha gente con 2 o más niños que también le echa ganas todos los días y para las cuales yo soy un completo “novato” (y tienen razón), pero aunque tuve la ayuda de mi suegra por unos meses, ha sido realmente una gran tarea tener que estar al pendiente del trabajo y familia, y no ayuda ver que tu tiempo libre prácticamente ha desaparecido ni que los fines de semana no alcancen para descansar y comenzar otra semana fresco y con ganas en un trabajo que exige precisión y mucha creatividad, la cual reconozco que en estos momento no tengo.

    Por lo anterior es que tampoco he podido sentarme a escribir en el blog como lo solía hacer antes. Después de tantos años realmente ignoro cuánta gente sigue leyendo, y reconozco que es difícil que alguien nuevo llegue y se siente a leer en una época en la que las redes sociales acaparan toda la atención, y los medios visuales sean mucho más llamativos que un montón de letras escritas por un viejo cuarentón que a ojos vistas tiene que poner en orden su vida para poder enfrentar lo que viene después.

    No obstante, las ganas de seguir con este proyecto no se han terminado. Al igual que mi situación actual, sé que todo esto es pasajero, y en algún momento podré de nuevo tener control y estaré contento de escribirlo por aquí.

    El kanji del 2020 en Japón

    El kanji del año en Japón es seleccionado con un proceso de votación, pero casi al igual que conmigo, el candidato que ganaría se sabía o intuía prácticamente desde mediados de año

    Se lee “mitsu” o “hiso” en “hisoka ni”, y quiere decir “secreto” o también “denso”. Fue esta última acepción la que hizo eco en todo Japón durante todo el año debido a las recomendaciones que se hicieron para tratar de mitigar las infecciones por el coronavirus:

    • 密閉 (mippei). Significa “lugar cerrado”.
    • 密集 (misshuu). Significa “aglomeración”. Se refiere en este caso a personas
    • 密接 (missetsu). Significa “cercanía”, “contacto cercano”.

    El gobierno hizo referencia a evitar estas 3 situaciones como “3密” (san mitsu), que en inglés se tradujo como “3C”: Confined and enclosed spaces, Crowded places, Close-contact settings. Se estuvieron repitiendo en todos lados para tratar de generar conciencia en la población, lo que hizo que la gente siempre las tuviera en la mente (aunque no las evitara del todo), por lo que era indudable que ese kanji sería elegido para representar al 2020.

    De entre los primeros 10 candidatos, que por cierto pueden ver en la página 2 del documento oficial, puedo destacar la presencia de 滅 (metsu) en el lugar 7 y de 鬼 (ki/oni) en el lugar 9. Esto es debido al furor que ha causado la historia de Kimetsu no Yaiba (鬼滅の刃), conocida en inglés como “Demon Slayer”, y que incluso su pélícula ha sobrepasado a Sen to Chihiro no Kamikakushi (“El viaje de Chihiro”, o “Spirited Away” en inglés) en cuanto a recaudaciones se refiere. Muchísima gente reconoce el título o ha oído de la obra, así que, aunque sean kanji que normalmente representan algo considerado “malo” (“oni” es ogro, y “metsu” es exterminar) los podamos encontrar en los primeros lugares.

    Pásenla muy bien en estas pocas horas que le quedan al año del ratón (según el calendario chino), y prepárense para decirle adiós. Sin duda el 2020 quedará para el recuerdo de una forma en la que creo que nadie quisiera recordarlo, pero que, para bien o para mal, fue parte de nuestras vidas.

    Un fuerte abrazo para todos desde el todavía pandémico Tokio. Espero que la edición de este escrito del 2021 contenga muchas más buenas noticias.

    Adiós muela del juicio, parte 1

    Así nada más para dejar registro:

    Hace algunas semanas tuve fiebre en domingo (o sea que ni para enfermarme puede ser entre semana para darme un respiro del trabajo), y todo fue porque tuve una infección en una de las muelas del juicio. Tuve que esperar hasta el lunes, ya sin fiebre y tomando todas las precauciones y siguiendo las indicaciones que me fueron dichas por teléfono, para acudir con el dentista. En resumen: era mejor quitar las muelas del juicio.

    Ayer fue la primera. La imagen de arriba fue la hoja que recibí donde vienen las precauciones después de que un diente ha sido extraído (y que claro que tiene un verbo en japonés: 抜歯する “basshi suru”). No es la idea de este escrito traducir todo lo que está ahí escrito, solamente mencionar que la asistente estaba preocupada de si podría leer todo. Para nada me molestó su comentario, sino que me sacó una sonrisa porque tenía mucho que no recibía un comentario de ese estilo. Es de las pocas interacciones que he tenido con personas ajenas a mi familia en este año.

    Puse parte 1, porque faltan otras 3…

    La vida continúa

    Vayamos al grano: ya estoy viejo. Pero eso no es noticia nueva. ¿Crisis de los 40? Creo que llevo ya 2 años con ella. ¿Problemas dentro y fuera del trabajo? Claro, como todos los demás (dichosos aquellos que no los tengan, claro).

    Y sin embargo, aquí sigo.

    Últimamente he tenido esos ratos melancólicos que te hacen pensar si todo realmente vale la pena, y si hay algo en el futuro que amerite tener que pasar por tantas cosas. Nah, nada de pensamientos suicidas; eso fue cosa de mis años pubertos. Más bien ratos de reflexión, en los que piensas si tu ideología de siempre tener un sueño que perseguir dará frutos a largo plazo. Y la respuesta es obvia: ¡claro que sí!

    No obstante, eso no quiere decir que no haya ratos de debilidad, desesperación, e incluso histeria… y la situación con el coronavirus de plano no ayuda.

    Mi jefe actual me platicaba hace ya muchos meses: “Cuando tienes a tu segundo hijo, te conviertes en un superhombre”. Y tiene razón. Sí, ya veo venir a quienes tienen 3 o más a decirme “novato”, pero cada familia y cada situación es difícil. No, no estoy llorando porque mi situación sea pesada, pero la verdad no sé de dónde salen fuerzas para levantarme diario a enfrentar al mundo. De ahí que, como he comentado en repetidas ocasiones, mis respetos a todos y cada uno(a) de los(las) padres(madres) de familia que a diario le echan los kilos para sacar a los chilpayates adelante, y todavía se hacen tiempo para tener tiempo de calidad con ellos. A todos, sin importar su clase social, raza, chamba, creencia religiosa, etc. Neta: dense palmaditas en la espalda porque están haciendo una labor titánica, que rara vez es reconocida (imaginen a sus hijos contestándoles de mala gana, gritándoles, rezongando, etc., etc.). Yo no sé cómo mi madre me aguantó cuando era niño.

    Veo la situación en Japón:

    • Familias “típicas” donde el hombre promedio no es nada más que un proveedor y que rara vez pasa tiempo con los hijos, la esposa es ama de casa que no pela al marido más que cuando necesita más dinero (recordar que en Japón se acostumbra que el marido le dé todo el sueldo a la esposa y ella es la que administra todo el dinero) y que los niños no vean al papá más que unas contadas veces a la semana.
    • Familias en donde ambos padres trabajan (lo que se conoce como 共働き, “tomo bataraki”, mientras que los niños están en guarderías.
    • Familias en donde el padre o la madre simplemente “fue por cigarros” y nunca regresó, y es uno solo el que tiene que sacar adelante a la familia.
    • “Familias” que se hicieron por la fuerza (léase, se “embarazaron”) y de plano no se aguantaron y se separaron, o aquellas a los que el niño les molestaba tanto que terminaron abandonándolo, o peor aún, matándolo (sí, hay muchos casos así). O incluso aquellos padres de familia que pecan de irresponsabilidad y eso cuesta vidas inocentes.

    Probablemente no suene tan diferente a otros países. Y sin embargo una vez que eres parte de esta sociedad se siente la diferencia cultural en cada uno de los casos anteriores. Diría un buen amigo mexicano que “el ojo que todo lo ve en Japón” (o sea, el “qué dirán”) pesa un montón por acá

    Me he puesto a pensar mucho en cuál era la situación en mi familia cuando yo era chico, digamos que cuando tenía entre 5 y 10 años, y cuál es mi situación actual con mi hijo mayor teniendo exactamente 5 años ahora. Dejen de lado cómo ha cambiado el mundo (que sí tiene que ver); la experiencia que uno tiene y quiere aprovechar para criar a sus hijos y la falta de pericia que se hace evidente cuando lo que creías que funcionaba para reforzar los lazos padre-hijo no da frutos o termina con un resultado totalmente contrario al esperado.

    Continue reading “La vida continúa”




    Lo que no extraño

    Ya se la saben: con esto de la pandemia, este tipo de escritos han tomado prioridad. Como ya he mencionado antes, es momento de “aguantar vara”, y al mismo tiempo de expresar lo que uno siente durante este tiempo para que quede como recuerdo una vez que todo vuelva a la normalidad que conocíamos.

    Sé que cada persona piensa diferente y que cada uno está viviendo la pandemia de forma diferente, aunque lamentablemente no todos la toman con la debida seriedad o caen en un valemadrismo que sobrepasa, por mucho, los límites de la arrogancia. No le deseo mal a nadie, pero realmente sí pienso que hay quienes han sido muy, pero muy afortunados de no haberse infectado o de ser asintomáticos… sin considerar claro que ellos pueden ser los que infecten a otras personas que no “la vayan a librar tan fácil”.

    Independientemente de todo, hay que tener esperanza de que esto terminará en algún momento.

    No cabe duda que la situación actual nos ha limitado de muchas maneras; hay cosas que de plano no se pueden hacer, hay cosas que se hacen de forma diferente… hay cosas que extrañamos, pero curiosamente también hay cosas que no se extrañan. En mi particular caso, siendo jefe de familia de 4, viviendo a las afueras de Tokio, puedo decir que lo que la pandemia no me ha hecho extrañar nada es lo siguiente:

    • Zapatos y calcetines. Estar descalzo en tu casa es una sensación a la que te acostumbras rápidamente. El hecho de no tener que salir más que a lo necesario implica que no siempre tengo que ponerme zapatos o calcetines, y ahora en verano es una delicia, para mí, salir en sandalias a todos lados.Si de por sí cuando voy a México se me hace raro usar zapatos dentro de las casas, ahora con tanto tiempo en casa, las pocas veces que he usado calzado cerrado para salir son pocas y contadas. Y no hay nada como trabajar sin usar ni siquiera calcetines. ¿Y qué pasará cuando haga frío? Además de la calefacción, uno de estos debajo del escritorio funciona de maravilla

    • Ropa. No es que esté desnudo en la casa, pero creo que a estas alturas ya todo mundo se imagina cómo es la vestimenta cuando se trabaja desde casa. Alguien en Twitter subió está imagen que ilustra la evolución del “salaryman”
      Aquí vemos a los salaryman de las eras Showa, Heisei, y la actual Reiwa.

      El tweet original:
      https://twitter.com/amaitorte/status/1296778686981500928

      No. Tampoco es que ande en puros calzones, pero sí he de decir que es mucho más fácil preocuparse por traer una camisa decente que por todo el coordinado de la ropa. Además, en mi actual empresa la vestimenta es libre y en verano es común que muchos empleados vayan en short y sandalias a trabajar; así lo hacía yo también el año pasado en verano.

      Mencioné en el artículo anterior sobre una presentación importante que tuve que dar hace algunas semanas. Pregunté si se esperaba que estuviera de traje o algo así formal y la respuesta fue que no. Así que simplemente agarré una de las camisetas que me pondría para ir a la oficina y listo.

    • Gel para el pelo. Si de por sí me estoy quedando calvo y nada más no doy mi brazo a torcer para raparme, con la todavía greña larga (o lo que queda de ella) si tenía que medio acomodar el pelo para que no “explotara” a medio día… los que tienen el cabello “chino” entenderán a lo que me refiero. Mi súper tubo de gel estilo “Moco de gorila” todavía tiene más de la mitad, y estoy casi seguro que tengo más de un años con él.
    • Trenes en hora pico. El tren que normalmente tomaba para ir a la oficina pasa a las 6:52 AM, y obviamente ya está atascado, y como generalmente no me podía sentar, era aventarse una hora en calidad de sardina. Es más, me he ido en el primer tren de la mañana, a las 5:12 AM y ahí sí me puedo sentar… pero el problema es que tengo que cambiar trenes porque ése no llega hasta mi destino y en el que sigue de plano nunca he me podido sentar.

      El regreso a casa depende mucho del tren que tome: si alcanzo a tomar el tren de las 5 PM, los últimos 20 minutos del trayecto es casi seguro que puedo sentar. ¿El de las 5:10 PM? Ni de chiste: parado y en calidad de sardina hasta llegar a casa.

      No he tomado un solo tren desde febrero. Extraño hacerlo con mi hijo (el grande; ahora que ya tengo 2 hay que aclarar cuál de ellos, je) cuando salíamos los fines de semana, pero en lo que respecta a las idas al trabajo, no gracias.

    • Las aglomeraciones de gente. Soy originario de una ciudad grande… aunque realmente siempre lo he considerado un ranchote (GDL FTW!!!!!111one) y estoy acostumbrado a las filas interminables, a los montones de gente en todos lados y tener que estar esquivando personas cuando vas corriendo con toda tu alma a alcanzar el tren que debes tomar. Sin embargo, he de confesar que aprecio mucho la calma de no vivir en la zona metropolitana de Tokio y no tener que entrar a ella en este momento (insisto, es historia diferente cuando voy a divertirme con mi hijo el mayor). Es cierto que también por estos lares hay mucha gente en los supermercados, tiendas, etc., pero aprendes a identificar las horas en las que seguramente vas a tener que hacer fila para algo, lo que es muy diferente a ir al corazón de la capital nipona y encontrar gente a todas horas. De ahí que digamos de broma que formarse es el “deporte nacional de Tokio”.

    2020 ha sido un año raro, difícil, y pónganle todos los adjetivos que quieran. Pero tratando de ser positivos, ¿hay algo que ustedes no extrañen de antes del coronavirus?




    2020: estragos

    El otro día escuchaba en un podcast una frase que se me hizo interesante: “Quizá por primera vez tenemos el mismo problema en todo el mundo”. Y aunque sea obvio por el hecho de que estamos en una pandemia (ver la etimología del prefijo “pan”), realmente pone en perspectiva el hecho de que en casi cualquier lugar del planeta estamos en las mismas (situaciones más graves en algunas partes) y que todo esto nos vino a dar en la torre, en muchos, muchos sentidos.

    Dejando de lado los tintes políticos, a mí lo que más me ha sorprendido de toda esta situación es la variedad de reacciones que me ha tocado ver en diferentes personas. Pero no hablo específicamente ni de pánico ni de valemadrismo puro, sino de todo lo que ha girado en torno al virus, a las historias, relatos, fake news y suposiciones que las personas hacen, ya sea como forma de lidiar con la situación, o quizá simplemente para ponerle un toque diferente al día a día que hoy nos está tocando vivir. Desde el líquido de las rodillas y las torres 5G, hasta “En Japón, el bajo índice de mortalidad por el virus es debido a la superioridad de su gente“, no hace falta mencionar que en todos lados se cuecen habas. Y dentro de todo ese mar de pensamientos y declaraciones figuran también las de gente que minimiza los riesgos y habla del virus como si fueran expertos epidemiólogos.

    Decía un amigo de por acá que llegó un momento en el que decidió dejar de ver noticias porque era deprimente, y en un país en donde una gran noticia es saber qué comió un jugador profesional de Shogi de tan solo 17 años, el mar de notas referentes al coronavirus llegó a un punto (en meses anteriores) el que a donde le cambiaras ibas a ver algo referente al coronavirus (con justa razón), y que por más que quisieras estar enterado sí te llegabas a saturar de información.

    Entiendo que cada quien es libre de medir el riesgo y, al menos por este lado del mundo, salir a divertirse (porque no estamos en cuarentena), también uno es libre de abstenerse de hacerlo, y de evitar contacto con gente que sí lo hace. No obstante, donde ya no está chido es cuando las acciones de alguien pueden afectar a terceros, y ni siquiera por valemadrismo, sino por una extraña sensación de control ante la infección que viene de no sé dónde. Sí, hay que estar informados, no hay que dejarse llevar por noticias falsas, estamos entrando en una “nueva normalidad”, pero con todavía factores desconocidos respecto al coronavirus, creo (y estoy abierto a correcciones) que es muy arriesgado pensar que uno no se puede infectar, o que de hacerlo, los síntomas serán leves.

    A mí no me avergüenza decir que sí estoy asustado con todo esto, mucho más porque tengo a un bebé y a una persona mayor en casa. Sinceramente considero una bendición mi trabajo actual porque me permite trabajar desde casa y porque hasta el momento no ha habido repercursiones en el ámbito económico (noten el “hasta el momento”). No salgo más que para lo esencial. Mas no es que estemos obligados a quedarnos en casa (como ya referí arriba), pero los lugares a donde solía ir, ya sea solo o con mi hijo el mayor, son de los que se consideran de más riesgo: cines, arcadias, museos, etc. Huelga decir que a todos los miembros de mi familia nos ha afectado mucho estar encerrados y que tenemos muchas ganas de salir a vacacionar, a distraernos, a cambiar la rutina que hemos llevado durante varios meses (situación similar a la de mucha gente en otros países). No obstante, hace días me di cuenta de que yo, en especial, tengo mucho estrés y cansancio acumulado, y eso ha estado afectando mi estado de ánimo y mi desempeño en el trabajo. He tratado de distraerme haciendo actividades que me gustan, pero aun así siento que no he logrado deshacerme por completo de la ansiedad que me ha provocado todo esto. Incluso escribir en el blog (los temas que he querido tratar desde hace meses) se me ha hecho pesado. Decidí empezar a escribir esto como forma de motivarme sin necesidad de publicarlo, pero después de haber escrito por un buen rato decidí que era mejor sacarlo a la luz para que quedara plasmado cómo me sentía en estos tiempos, por aquello de ver esto algunos años después, en donde, esperemos, la pandemia haya quedado solo como un amargo recuerdo de un año que no ha pintado para nada bien.

    Nota aparte merecen las terribles inundaciones que ha sufrido Japón en el temporal de lluvias de este año.

    El resto del año se ve difícil. Espero que todos estén sanos, se cuiden mucho, y estén preparando la mega fiesta cuando, por fin, todo lo que respecta al coronavirus sea cosa del pasado.