Esta noche es nochebuena

Miku-chan les desea feliz navidad

24 de diciembre.

Seguramente en México ya están todos listos para celebrar (y algunos quizá ya comenzaron los festejos desde antes) la Navidad de este año; y si se portaron bien, Santa Claus, el niño Dios, los reyes magos, <inserte aquí su personaje típico de navidad> quizá los visiten y les traigan lo que hayan pedido. Después de todo, fueron niños buenos, ¿no es así? 😛

Este año será una navidad diferente para mí. Si de por sí la fecha ya es importante (sin meter mercadotecnia, regalos o similares), la de este año tiene un sabor especial. Cierto es que a todos nos gusta recibir obsequios este día, pero conforme pasan los años, y el dinero ya no te ajusta, valoras mucho más el hecho de estar rodeado de gente que te quiere, te apoya y está ahí para ayudarte cuando lo necesitas.

El año pasado les comentaba el significado de la navidad por estos lares. Justo comentaban en Twitter hace rato que los japoneses en estos momentos andan deseando feliz Navidad a todos pero en año nuevo van a ir a visitar el templo budista/shintoísta. Si le preguntan a los japoneses respecto a eso, la mejor respuesta que van a recibir es que “a los japoneses les gusta festejar lo que sea”, y cualquier situación es buena. Bueno, mientras se la pasen bien (y las parejas mucho mejor esta noche :P) cada quien sus creencias.

Ayer, en una plática que terminó durando poco más de 3 horas, relataba algunos de los sucesos que viví en Navidad cuando estaba chico. Dicen que recordar es vivir, y aunque hay algunos pasajes que no recuerdo con tanta alegría, por lo general todos los años eran especiales, más aún porque siempre las reuniones eran en la casa de mis abuelos maternos (q.e.p.d.) y el árbol que solía adornar la sala en donde mi abuela se sentaba a tejer mientras veía la tele era, en ese entonces, algo majestuoso para mí.

He de confesar que nunca fui afortunado con los regalos. Recuerdo una vez que unos tíos llegaron con un carrote (de juguete) de regalo para uno de mis primos. Tendría yo unos 6 años cuando mucho. Al ver que a él le daban y que yo no recibía nada, solté el llanto. Quién sabe cuánto lloré, que lo siguiente que recuerdo es que alguien le dio dinero a mi mamá para que me llevara a la farmacia cercana (que era el único lugar abierto ese día a esa hora) a comprarme algo para que no me sintiera mal. Ni se diga en los pocos intercambios que hubo. Sí sí: se supone que el sentimiento es lo que cuenta, pero a esa edad cuando das un “sentimiento” que te costó una buena parte de tus mesadas, esperas algo similar a cambio. Sinceramente, le perdí el gusto a los intercambios… tengo mucho que no participo en uno.

Una vez en la secundaria entré, voluntariamente a fuerzas, a un intercambio entre varios grupos. Al niño que me tocó regalarle le compré unos Walkman (obviamente no de marca, pero sí me costaron justo lo de la cantidad estipulada). ¿Qué recibí a cambio? Nada. Se equivocaron en los papeles y pusieron a alguien 2 veces… yo nunca estuve en la lista y los compañeros no eran de lo más generoso que hay en este mundo…

En otra ocasión, ya en uno de mis trabajos formales mientras estaba en la universidad, hubo también intercambio en la oficina (de a wiwi). Si mi memoria no me falla, a la persona que me tocó le compré una mega agenda que casi casi quería para mí, sabiendo de antemano que era algo que esa persona necesitaba y quería comprar. ¿Qué me tocó a mí? Una fantabulosa hebilla. Resulta ser que “le toqué” a un recién ingresado a la oficina, y como buen samaritano, nunca se le ocurrió preguntarle a nadie qué tipo de cosas me gustaban. Una simple pregunta le hubiera generado un montón de respuestas del estilo “videojuegos”. Ya si me hubiera regalado, no sé, el título más malo que había en ese momento, al menos la intención habría contado. Huelga decir que nunca la usé, ni siquiera una vez, y no porque no me gustara, sino porque el tipo de fajo que tenía en ese entonces no era de hebilla intercambiable, y nunca he sido tampoco alguien que le gusta estar comprándose ropa o accesorios cada que tiene oportunidad.

Ya. Me siento más tranquilo habiendo sacado esas “espinitas” 😛

Con todo, sigo con la firme idea de que el sentimiento que se abriga en estas fechas debería estar siempre presente en cada uno de nosotros.

En fin. Mientras las familias japonesas disfrutan su pollo de KFC y su pastel, yo me preparo para ir mañana al trabajo. Unos días más y tendré una semanita de vacaciones, en la cual no saldré a ningún lado, pero tendré un poco de tiempo para ponerme a jugar un par de títulos de PS3 que compré cuando todavía vivía en Fukuoka y todavía ni los toco. ¿El estudio? Sí, ahí está, pero creo que, al menos por una semana, puede esperar.

メリークリスマス!

 

Actualización – diciembre 2012

Como ya he comentado en el escrito anterior, no estaba perdido.
Con eso de que falta muy poco para que “se acabe el mundo”, estaba “haciendo preparativos”. Lo malo es que no especifican si el 21 de aquí o el 21 de la tierra maya. 😛

Dejando las bromas de lado, estas últimas semanas he estado tomando las cosas con mucha calma. Mi situación laboral no es mala, pero ciertamente podría ser mejor; aprendo a controlar eso. Luego, estuve en ese periodo en el que al llegar a la casa lo último que quiero hacer es prender la computadora. Llegaba a leer algo, a intentar descansar, y de vez en cuando a jugar en Tekken en la PSN. Sin embargo, el jueves pasado me asusté porque, después de una sesión de poco más de una hora en el PS3, al ir al futón e intentar leer algo, por primera vez en mi vida veía las letras borrosas y me costaba trabajo enfocarlas. Pensé: “Así que va siendo hora de usar lentes…”. No es que me espante usarlos, simplemente es un objeto que nunca he necesitado, y por ende me salió el “orgullo” de querer quedarme así como estoy. Pero todo volvió a la normalidad después de un buen descanso.

Asimismo, en este tiempo he recibido varias preguntas respecto a viajar o trabajar en Japón. Sé que debo responderlas y me disculpo ante quienes las formularon, pero después de meditarlo un poco creo que es mejor contestar esas preguntas para todos y no nada más para sus autores. De esa manera, la información queda disponible para tratar de ayudar a quienes en un futuro tengan la misma incógnita. En corto: actualizaré la páginas de “preguntas frecuentes”.

Hace 2 semanas tembló por acá; a mí me agarró en el trabajo (5to. piso de un edificio), y como duró un buen rato, yo ya estaba agarrando mi kit de emergencia y metiéndome abajo del escritorio. Algunos pensarán que exagero, pero cuando sientes que todo se mueve y no para, uno hace preparativos para lo que pueda suceder. Lo que nomás no termino de asimilar es que en medio del temblor llega una de las jefes con la persona sentada enfrente mío y le dice “pues disculpa que venga mientras está temblando, pero necesito que a este documento le hagas esto, y esto, y le cambies aquí, por favor”. Yo me quedé con cara de WTF! Lo primero que te dicen que hay que hacer en caso de un terremoto es resguardarte para evitar heridas por los objetos que se puedan venir abajo, pero la realidad es que los japoneses se quedan con la idea de que no va a pasar nada y le dan prioridad a otras cosas. No recuerdo si ya lo comenté en el blog, pero en el trabajo anterior (del que hablé en “Luz” y al que me ha dado por nombrar “el infierno“) me dijeron que cuando ocurrió el temblor en marzo del año pasado, lo que hicieron muchos fue agarrar sus monitores para que no se cayeran del escritorio… Simplemente increíble.

También durante estas semanas de ausencia en el blog tomé un tiempo para reflexionar un poco. Leí una entrevista que le hicieron a Larry Page en donde menciona que “es su personalidad nunca estar satisfecho con nada”, y aunque sé que no es la única persona que piensa así, ver su opinión en ese momento reafirmó que soy de la misma calaña. No es fácil ser así, y siempre hay momentos en donde pones las cosas en perspectiva y te preguntas si vale la pena seguir viendo hacia adelante en vez de sentarte a disfrutar lo que tienes en ese momento. Cierto: hay “trade-off”, y quizá lo más difícil para mí ha sido tener que bajarle a algunas cosas (y en lagunos casos desprenderme de otras) para darle prioridad a lo que creo que lo merece. No me arrepiento de las decisiones tomadas hasta el momento, pero siendo sincero, sí extraño ese tiempo que solía tener para dedicarle a asuntos que me llaman la atención.

Hay algo que sí me molesta mucho: que te quieran imponer una serie de actividades y que te quieran obligar a dejar muchas otras solamente por tu edad; porque “no va contigo”. Especialmente de este lado del charco esa tendencia es muy marcada, y para nada comulgo con ella. Por mucho que nos parezcan raros los gustos y las actividades de una persona, nadie tiene la facultad de juzgar a otro solamente por no entrar en los estándares, algo que en Japón es el pan de cada día debido a su homogeneidad. Sí, tengo 34 años ya, pero eso no quiere decir que tenga que dejar de ver cosas que me gustan ver o de escuchar cosas que me gustan escuchar sólo porque “ya tengo cierta edad” o porque “ya estoy grande”.

En fin. A mis 34 primaveras y con nuevos bríos, sigo mi camino. No voy a decirles que no me preocupa lo que el futuro pueda traer y los giros que mi vida vaya a tener de ahora en adelante, pero ya con un poco más de calma y casi totalmente recuperado de la fatídica experiencia del infierno, poco a poco vuelvo a ser el mismo de antes: miedo no, sentimiento de aventura sí. Y vaya que necesitaba recuperar eso.

¡Ah! Antes de que se me olvide: ya se pueden “suscribir” a los comentarios de un post, por si preguntan algo y respondo directamente puedan darse cuenta.

Ya se termina el año y ya ha comenzado el maratón Guadalupe-Reyes. Hay mucho por qué echarle ganas 😀 Y por si ya no puedo poner nada antes del 21 diciembre:

¡Feliz fin del mundo! 😛

Mensaje a mí mismo, hace 10 años

 

La semana pasada que me dediqué a desescombrar el cuarto del escritorio (y que gracias a eso ya tengo funcionando la computadora de escritorio con Slackware 14), me encontré con el último cuaderno que usé para estudiar japonés. Y como suele suceder en estos casos, dejé de limpiar por un rato y me puse a revisarlo.

El mensaje que está en la imagen de arriba lo escribí en la primera página el lunes 1 de abril de 2002. En ese entonces no había visitado Japón ni sabía que lo haría en septiembre de ese año, ni tampoco había siquiera metido papeles para la beca de Monbukagakusho. Por mi cabeza sólo rondaba la idea de aprobar el examen de japonés (日本語能力試験), nivel 1; para esas fechas lo había presentado una vez y había fallado por tan sólo unos puntos.

A continuación, la transcripción del mensaje, justo como lo escribí hace 10 años (o sea: con todo y errores), y después su traducción. ¿Por qué ponerlo aquí? Porque aun después de 10 años leer esto me recuerda de dónde vengo y me ayuda a entender mejor a dónde quiero ir y qué tengo que hacer para lograrlo. Y claro, compartir este pensamiento con ustedes quizá a alguien le sea de utilidad. Dicho sea de paso: sí, me avergüenzan los errores cometidos en el escrito, y no pude evitar reir al leerlos ahora que mi japonés ha mejorado (comparado con esa época).

Sin más preámbulos:

2002年4月1日(月)

はじめに

ほかの日本語のノート。これは5番目か6番目かが分かりませんが数える訳がないです。

どうして特にこのノートの第一ページに「はじめに」を書いているんでしょうかと多分今頭の中で考えています。答えは簡単:自分を励ますように。

この中に基礎的な日本語がありません。最初から今にかけてなっている日本語は普通に使われていて、深い説明がありません。日本語の勉強の言葉に言い換えれば「1級だけの表現や慣用句や作文などの事」があります。

この文書を書くときに能力試験に合格かどうか知りません。だけど、受かっても受からなくても今は大切じゃありません。思い切り学んで、決してあきらめいなで。悲し過ぎる時、そして、やめたい時に自分自身の勉強のおかげで習ったことを顧みて、君が大切な人だと思っている人を思い出して、人生を続けて。悪い経験を味わっても「もう懲りる」と言ってもいつも笑顔を見せて精一杯頑張って。

確かに人生はややこしいです。しかし、それこそからとても面白くて楽しいです。未来のことを思うのがいいんだけどこだわるのが良くなくて苦しい。というわけで「今」を生きて、人の困る時に側にいて助けてあげて。

その上、「結婚したい」って夢、そして「緑ちゃん」について思って。どこかに君に愛されたがっていて君を愛したい女はいるから。

夢を叶えるために

マヌエル

 

Lunes 1 de abril de 2002

Para comenzar

Otro cuaderno de japonés. No sé si éste es el 5to o el 6to, pero no hay razón para contarlos.

Quizá en este momentó me estaré preguntando el porqué escribí especialmente en la primera página de este cuaderno un mensaje “para comenzar”. La respuesta es fácil: para alentarme a mí mismo.

Aquí dentro no hay japonés básico. El japonés que he aprendido hasta la fecha es usado de forma normal y no hay explicaciones detalladas. Diciendo lo mismo en palabras propias del estudio del japonés: aquí hay solamente expresiones, modismos y composiciones de nivel 1.

Al momento de escribir esto no sé si pasé el examen de japonés. Pero apruebe o no, eso no es lo importante ahora: estudia con todas tus fuerzas y nunca te rindas. En los momentos más tristes o cuando quieras dejar de estudiar, voltea a ver todo lo que has aprendido estudiando por tu cuenta; recuerda a las personas que crees que son importantes para ti y sigue adelante. Aunque tengas experiencias malas  y aunque digas “ya no puedo más”, siempre muestra una sonrisa y esfuérzate al máximo.

La vida ciertamente es complicada. Sin embargo, es gracias a eso que es interesante y divertida. Es bueno pensar en el futuro, pero aferrarse no es bueno y duele. Por tanto, vive el presente, y cuando alguien esté en problemas está a su lado y ayúdale.

Y además de todo, piensa en tu sueño de casarte, y piensa tambien en Midori, porque en algún lugar hay una mujer que quiere ser amada por ti y quiere amarte.

Para cumplir los sueños

Manuel

El resto del cuaderno son hojas y hojas y hojas de vocabulario y expresiones que preguntan en el nivel 1 del examen de japonés. Todavía veo algunas y, aunque sé cómo se usan, rara vez las digo, y cuando lo hago los japoneses se quedan de “¿cómo sabes eso?”, “eso ni yo lo entiendo”. Y no es ensalzarme: cualquiera que haya aprobado el nivel 1 sabe a lo que me refiero al momento de intentar usar algunas de esas expresiones en el vocabulario diario. NO confundirse: SÍ hay algunas que son comunes, pero otras que sólo verán en libros.

No hay rutas cortas ni fórmulas mágicas para aprender ni para ser exitoso en algo. El trabajo, la constancia y la disciplina son las mejores herramientas para lograr lo que nos propongamos. Y lo mejor es que están al alcance de todos y no cuestan ni un centavo. Depende de nosotros hasta dónde queramos llegar. Hoy, a más de 10 años de haber escrito lo anterior, lo vuelvo a corroborar.

Evangelion 3.0: Q

Sin planes de verla el día de su estreno, de pura suerte me tocó ir a ver la nueva película de Evangelion el pasado sábado. Habiendo visto los primeros 6 minutos y medio el día anterior en la TV se me cocían las habas por saber la continuación de la historia a poco más de 3 años de la entrega pasada. Aquí les dejo esos minutos, eso sí, en japonés.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=B0f6cs3OA4k[/youtube]

Quisiera dar mi opinión de la película, pero implicaría revelar un montón de cosas. Cierto es que ya hay un buen de sitios en internet en español que contienen varios rumores, spoilers y teorías formuladas por gente que sólo ha leído esa información. De cualquier forma, no quiero herir suceptibilidades: los párrafos que siguen contienen posibles SPOILERS. No voy a revelar mucho de la trama, pero si no han leído absolutamente nada de ella en ningún otro lado y quieren permanecer así hasta que la puedan ver, ignoren el link de “Leer el resto”. Eso sí: vean de nuevo las primeras 2 películas, puesto que van a necesitar esa información para tratar de comprender la tercera.

Les dejo el video del tema oficial de la película: 桜流し (Sakura Nagashi), interpretado por Utada Hikaru.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=JWLGEU5cfd8[/youtube]

Hechas las advertencias necesarias:

Continue reading “Evangelion 3.0: Q”

Soineya (ソイネ屋)

Japón nunca me deja de sorprender…

Hace cosa de unos meses, se abrió en Akihabara un establecimiento en donde pagas porque una chica duerma a tu lado… literalmente.

El servicio se llama tal cual Soine-ya (escrito en kanji sería 添い寝屋, pero la tienda pone “Soine” en katakana), que quiere decir exactamente tienda (屋 – ya) para dormir al lado de alguien (添い寝 – soine).

 

¿Erótico? ¿Sugestivo? Por la imagen de la página oficial así parece, pero la realidad es otra… y el servicio es caro con ganas.

Para comenzar, olvídense de poder tocar libremente a la chica que escojan. Prácticamente cualquier contacto tiene un precio, y por lo que puedes hacer, la verdad conviene más ir directamente a un Soap Land que gastar dinero aquí; y no soy el único que lo piensa: la gente en Nico Nico Douga estuvo comentando lo mismo al ver el siguiente video del servicio. Pongo el video directo de Youtube y dejo la liga al original en Nico Nico Douga:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=aL6VXIOcHB4[/youtube]

Video original: http://www.nicovideo.jp/watch/1348848323

Lista de servicios y precios (en yenes): (http://soineya.net/?page_id=14)

  • Membresía: 3000
  • Servicio de 40 minutos (sólo la primera vez): 3000
  • Precios regulares:
  • 20 minutos: 3000
  • 40 minutos: 5000
  • 60 minutos: 6000
  • 120 minutos: 11000
  • 180 minutos: 16000
  • 4 horas: 20000
  • 5 horas: 25000
  • 6 horas: 30000
  • 10 horas: 50000 (incluye el precio de escoger a la chica)

Cuota de designación (escoger a la chica): 1000 yenes (y luego 500 yenes por hora)

Digamos que hasta aquí todo “bien” (si pueden considerar “bien” el hecho de pagar por dormir al lado de una chica sin poderle hacer nada). Ahora viene lo “bueno”:

Opciones:

  • El cliente deja a la chica usar su brazo como almohada (como si la estuviera abrazando) (Ude-makura). 3 minutos: 1000 yenes
  • La chica le da palmaditas en la espalda al cliente. 3 minutos: 1000 yenes
  • El cliente acaricia la cabeza de la chica (estilo “niña buena”). 3 minutos: 1000 yenes
  • Verse a los ojos directamente. 1 minuto: 1000 yenes.
  • La chica se cambia de ropa. Cada cambio: 1000 yenes.
  • La chica hace “Refle” al cliente (posiblemente se refiera a reflexología: masaje dando presión a ciertos puntos de los pies). 3 minutos: 1000 yenes.
  • El cliente hace “Refle” a la chica. 3 minutos: 2000 yenes.
  • El cliente se recuesta en las rodillas de la chica (Hiza-makura). 3 minutos: 1000 yenes
  • La chica se recuesta en las rodillas del ciente. 3 minutos: 2000 yenes.

Se hace la aclaración de que hay chicas con las que no se pueden pedir ciertas opciones.

Estoy viendo que en el menú ya no hay “cachetadas” ni “abrazos”, como muestran en el video de arriba, pero también te cobraban.

El lugar no tiene ni 3 meses que abrió. Al escuchar la noticia, lo primero que pensé es que terminaría quebrando al poco tiempo… Me equivoqué. Según leí, les está yendo muy bien, y ya abrieron una segunda sucursal en Shinjuku.

Cada quien tiene sus gustos y es libre de hacer con su dinero y tiempo lo que mejor le convenga, pero por este tipo de acciones la gente etiqueta como “otaku” por igual a todo aquel que se acerca o disfruta Akihabara.

En lo personal, como ya referí antes: si ya vas a gastar dinero en pasar el rato con una chica, al menos que valga la pena, ¿no? Servicios “sexuales” en Japón sobran (y puedo decir que saldrían más baratos que Soineya)… quizá los clientes de este establecimiento busquen algo más “de fantasía”.

¿Opiniones?

 

¡Viejos los cerros!

Efectivamente. Todos vamos para allá, pero unos antes que otros (afortunadamente hay quienes van más adelante que yo).

Saquemos cuentas: si llegué a Japón en abril de 2003, quiere decir que… 2+2 son 4… ya. Es mi noveno cumpleaños desde que llegué a este país.

Creo que ni en mis sueños más guajiros me imaginaba en ese entonces que hace 10 años después:

  • Estaría todavía aquí.
  • Viviría en Tokio.
  • Traería el pelo largo (es la segunda vez que me lo dejo crecer. A ver cuánto me dura el gusto).
  • Conocería a toda la gente que conozco.
  • Estaría escribiendo un blog sobre mi perspectiva de la vida por este lado del mundo (recordar que esto comenzó en septiembre de 2004).
  • Vería mucha menos animación y leería mucho menos manga que cuando vivía en México.
  • Vería a mi país con ojos completamente diferentes.

Y muchas otras cuestiones que, de alguna forma u otra, han contribuido a que sea la persona que soy en este momento, y que me encaminan hacia donde quiero llegar.

Uno siempre quiere ser joven (¡y lo soy! Chin chin el que se diga lo contrario (se mancharían muy duro)). Nunca hay que olvidar que la edad es un estado de ánimo, aunque 34 ya suenen muchos (*sniff*).

Por lo pronto, hoy hay que hacer una pausa, respirar profundo, sonreir por lo que tengo y por lo que viene y relajarse aunque sea un instante. Problemas hay siempre, situaciones difíciles también. Hoy, al menos por un día, no existen.

Mal jefe, mal empleado

En repetidas ocasiones me he quejado de lo malos que son algunos jefes que me han tocado, pero no en el sentido de “malos” en cuestiones técnicas, sino más bien en su forma de tratar empleados. Entiendo, o mejor dicho, quiero creer que no es “lo normal”, pero parece que es un estándar en todos lados; incluso leía hace unas semanas en… no recuerdo si fue en Techcrunch, en donde comentaban que grandes figuras de los negocios o de la ciencia por lo general tenían mal carácter y trataban a los demás como basura, y justamente mencionan (entre otros) a Steve Jobs.

No obstante, también me pongo a reflexionar del otro lado de la moneda: ¿cómo soy yo como empleado? Para poder hacer una crítica más constructiva, es necesario ver desde diferentes ángulos; eso nos ayuda a encontrar puntos en los quizá debamos trabajar nosotros también.

La conclusión a la que llegué no difiere mucho a lo que originalmente pensaba, pero sí me ayudó a sacar a la luz detalles que he de tomar en cuenta si realmente quiero ser jefe algún día.

Primero que nada: nunca, en mi vida laboral, he tenido a nadie trabajando o haciendo algo bajo mi supervisión; por tanto, carezco de experiencia en ese sentido. Cierto es que en el trabajo que tuve en Fukuoka yo era el que dirigía al jefe y el que le daba el visto bueno a lo que él hacía, pero nada más. No tenía poder de decisión para planear las cosas.

Segundo: sé respetar la autoridad y no me gusta “brincármela”, pero no me cae cuando el respeto no es recíproco. Es un hecho que no me gusta recibir órdenes, pero también sé que debo acatarlas para llevar la fiesta en paz, y sólo las rompo cuando sé que el resultado final va a ser mejor de lo esperado, aunque eso signifique que me tenga que agarrar del chongo por no haber hecho las cosas como me dijeron. Si yo respeto a la persona a la que le tengo que rendir cuentas y trato de entender que su trabajo también es pesado, es lógico que también espero que la otra persona entienda que soy humano, que razono, y que también siento. Jefes como el que tuve en el trabajo pasado existen simplemente para ser olvidados.

Aclaro algo: nunca me ha parecido, ni me parecerá mal que alguien no sepa. Nadie lo sabe todo. El trato a las personas no se mide por estatus social, título o reconocimiento. Puedes ser la personas más rica y poderosa del barrio, ciudad, pueblo o mundo, pero eso no significa que eres más que los demás. A mí me merece el mismo respeto el presidente de la república que el barrendero de la colonia, y quizá el último me caiga mejor por su actitud y su personalidad. Creo firmemente que cualquier persona puede salir adelante si tiene 1) la oportunidad y 2) las ganas de aprovecharla.

Yo de empleado creo exigir lo mismo que me exigen, pero he de reconocer que, por falta de experiencia, mis ojos no veían más allá del proceso existente entre el jefe y yo; las políticas en un lugar (empresa, universidad) existen por algo, y antes de querer romperlas “por mis desos” es necesario ver las consecuencias que eso traerá. Vamos: saber en qué parte de la maquinaria va tu engrane y como afecta si lo cambias por uno con más o menos dientes. Aunque ya tiene tiempo que me di cuenta de esto, la verdad es que todavía me falta mucho por entender si es que realmente quiero ser el jefe que me hubiera gustado tener (que sí los tuve, pero son contados).

Con todo, seguir reglas y aprender a ver más allá del escritorio personal no significa mecanizarse: superarse significa tomar riesgos, aventurarse a hacer algo diferente, proponer y no ser títere de nadie, pero nunca, nunca dejar de escuchar a los demás. Esas son características que veo que les faltan (o les han faltado) a varios de los líderes o jefes que he tenido, y de no haberme dado cuenta es casi seguro que yo también las tendría porque exigiría de la misma forma que lo hacía cuando era empleado (el día que sea jefe, líder, profesor, etc.).

Tratar de entender las dos caras de la moneda es difícil porque cada una tiene sus conflictos, objetivos y metas. No obstante, pienso que es necesario hacerlo no importando de qué lado estemos, seamos jefes o empleados, o profesor y alumno, o maestro y discípulo. Nos ayudará a entender mejor dónde estamos y qué nos hace falta para poder llegar a donde queremos estar. Y si ya están en donde quieren, ayuda a mantenerse en ese sitio.

Lo anterior es un extracto del post que originalmente pensaba escribir justo después del de “Luz“. Lo que sigue después como que perdió rumbo y mejor lo borré. Nótese que andaba muy pensativo 😛

Mini paseo

Hace unas semanas estaba medio harto del ajetreo de la ciudad. Me di cuenta de que diario ando corriendo de un lado para otro: para agarrar el tren, para llegar al trabajo, al salir del trabajo, al moverme al lugar donde me haya quedado de ver con alguien. En resumen: siempre a las carreras. Lo malo es que la misma rutina te atrapa y no te das cuenta de ello hasta que tienes un momento para respirar hondo y ver a tu alrededor. Trato de que esos momentos sean muchos, pero con tanta cosa que hacer a veces simplemente se me pasa.

Era sábado. Como siempre, tenía cosas por leer, pendientes de la casa que arreglar, routers que configurar, etc., etc., pero al final la opción lógica ganó: salir de la rutina e ir a conocer algo nuevo. No obstante, no había un destino decidido. No había que pensar en que la opción era la prefectura de Saitama ya que me queda muy cerca, pero tenía que decidir hacia qué lado explorar. Recordé que uno de los trenes que tomo de regreso a casa va con destino a un lugar llamado Hanno. Motivado por la curiosidad, opté por visitarlo.

 

Aunque como todo lugar Hanno también tiene su historia, voy a omitirla aquí, puesto que mi visita al lugar fue motivada nada más por la curiosidad de ver el lugar a donde llega el tren que generalmente tomo de regreso a casa, y por ver algo que me llamó la atención:

Hanno no es una ciudad súper famosa, pero me llamaba la atención que hubiera una estatua de 鉄腕アトム (Tetsuwan Atom, Astroboy). Cierto: está entre los atractivos para visitar, pero muchos de ellos tienen que ver con la naturaleza debido a que Hanno tiene montañas y ríos, y de hecho se menciona el bosque que sirvió como modelo para la película de Totoro.

La estatua no es muy grande, y está en uno de los costados de un parque, a la vista de todos. La placa que ven arriba, donde se muestra el nombre del personaje, contiene también el nombre de su autor, de su puño y letra.

Según lo escrito arriba, la estatua fue creada en 1983 con motivo del décimo aniversario de la asociación de jóvenes de Hanno. Se menciona también que el mismo Osamu Tezuka asistió a la ceremonia realizada cuando se completó la estatua. También dice que es la única estatua de cobre de Atom en todo el mundo.

Este mensaje es el anhelo de muchos. Traducido queda de la siguiente forma:

“Que las personas y personas, las personas y la naturaleza, y las personas y las máquinas siempre sean muy buenos amigos”

Se nota que fui en un día nublado, jeje.

Cuando llegué al lugar, había una familia jugando escondidas usando la estatua como lugar para contar, por lo que tuve que hacer algunos movimientos para poder tomarle las fotos sin que saliera la cabeza de alguno de los niños presentes.

Por lo demás, Hanno se vislumbra como una ciudad tranquila (después de todo, es el campo japonés). Según leo, en estos días se lleva a cabo el festival de la ciudad.

Fue un buen escape del bullicio que a diario me toca vivir en Tokio.

Tokyo Skytree

Convertida ahora en la estructura más alta de Japón y la torre más alta del mundo, cerca del río Sumida se levanta esta impresionante construcción con una altura de 634 metros. Y aunque se abrió al público en mayo de este año, no fue sino hasta hace un par de semanas que emprendí el viaje para subirla.
¿Por qué esperé para ir? Porque durante los primeros dos meses no era posible subir a menos de que se hubiera hecho reservación con tiempo; de hecho, el día de la apertura solamente pudieron entrar personas que hubieran sido escogidas en un sorteo previamente efectuado. Luego, preferí esperar un tiempo para que pasara la fiebre inicial y así hubiera menos gente.
Más que decirles que esta torre sirve principalmente para transmitir radio y televisión digital (ya que ésa y más información al respecto la pueden encontrar en wikipedia), les cuento la experiencia de estar en el observatorio a 350 metros de altura: la vista sorprendente… y listo. En serio, no hay realmente mucho qué decir salvo el panorama que uno puede observar desde esa posición. Además, hay que tomar en cuenta que subir a ese observatorio cuesta 2000 yenes, y si quieres subir al segundo, que está a 450 metros, tienes que pagar otros 1000 yenes ya que estás adentro. En resumen: no es una salida a pasear barata, por lo que hay que tratar de disfrutar todo lo que se pueda si ya pagaste esa cantidad
¿Qué hay arriba? Gente, mucha gente, como era de esperarse; un café en el que sí vale la pena tomarse algo si se quiere disfrutar el paisaje con calma; una tienda de recuerdos algo pequeña; y no podía faltar el clásico negocio de la foto del recuerdo: una parte del staff tiene acondicionado un pequeño lugar para poder tomarse una foto desde ángulo bueno. No te cobran por tomarte una foto con tu cámara (aunque limitan a una sola cámara por grupo), y te toman otra foto con su cámara. Si te gusta, puede ser tuya, acompañada por un marco conmemorativo, por sólo 1200 yenes. Si llegan a ir, les recomiendo que se tomen la foto en el lugar cerca de donde están los elevadores para bajar, ya que ahí está el suelo de cristal, en donde puedes ver que estás parado a cientos de metros de distancia del suelo.

El Skytree se convierte también en otro punto para ver Tokio desde las alturas, entre los que se encuentran también:

  • La torre de Tokio.
  • La torre Mori (que en realidad es un edificio) en Roppongi Hills.
  • El edificio gubernamental de Tokio (Tocho) en Shinjuku.

¿A cuál irle? Mi recomendación es tener un plan para después: en Shinjuku hay mucho que hacer; en Roppongi hay bares, antros y cines, y el agregado es que hay un museo de arte moderno en el mismo piso del observatorio. ¿La torre de Tokio? Bueno, tiene un acuario y un museo de Ripley en la parte de abajo, pero fuera de eso yo la consideré como una trampa para turistas desde la primera vez que fui. Y en el Skytree hay un centro comercial bastante amplio que abrieron junto con la torre; hay mucho que ver en él:

El punto más importante para mí:

Estas hamburguesas están riquísimas. Antes sólo tenían tienda en Odaiba, pero ahora también en el Skytree.

Como nota final, el Skytree también tiene su mascota oficial: Solakara-chan.

Si me preguntan, yo escribiría ese nombre como “Sorakara-chan”, pero al parecer la escritura oficial de su nombre es con “l”, así que ahí ya nada se puede hacer.

Debo confesar que sí siento un poco de nostalgia al estar cerca de Ueno, Asakusa y esos rumbos. Fue el primer lugar donde viví en Tokio, y desde la ventana de la casa se veía el Skytree. Ahora me queda a hora y media de camino, pero si lo pongo en perspectiva, estoy mucho mejor donde estoy ahora.