La azarosa tarea de encontrar casa

 Por razones que ya detallaré aquí en su momento, me mudaré de casa en un mes. Sí, es adiós a Akihabara cerca, adiós a los pandas de Ueno, y en sí, adiós a la zona principal de Tokio. Y como siempre, la tarea de encontrar casa nueva es complicada y estresante.

Ya anteriormente había escrito sobre mudanzas en Japón, pero ahora ahondaré un poco más en los detalles de cambiarse de casa en la capital del país.

Muchos podrían pensar que por estar ahora en la gran ciudad de Tokio el rechazo a los extranjeros es menor, pero lamentablemente no es así. El problema puede ser desde la agencia inmobiliaria hasta el dueño de la vivienda que uno piensa rentar, y las razones del rechazo generalmente están entre una de las siguientes:

  1. Problemas con extranjeros en el pasado. Sin importar la nacionalidad, si una agencia o un dueño tuvo un altercado con algún inquilino no japonés, prefieren evitarse conflictos y optan por negar la morada a extranjeros. Los problemas pueden ser desde quejas de vecinos porque se hace mucho ruido, porque no se tira la basura cuando y como se debe, hasta sucesos en los que la ley tiene que ver,
  2. Barrera del idioma. Fácil: si no te puedes comunicar con él/ella, mejor no le rentes.
  3. Falta de aval. Una de las razones por las que muchos extranjeros se rascan la cabeza. Ya comentaddo al respecto acá. Afortunadamente hay empresas que se dedican a ser avales de gente que no los tiene, aunque obviamente hay que pagarles por sus servicios.
  4. Prejuicios del dueño. La mayoría de los propietarios es gente de más de 70 años, la cual conserva la forma de pensar del Japón justo después de la segunda guerra mundial: no quieren saber nada de extranjeros, o sencillamente les tienen miedo. Cuando la inmobiliaria les pregunta si permitirían que un extranjero vivía en su propiedad, su respuesta es negativa, o bien llena de dudas.

Cualquiera que sea la razón, uno la tiene difícil al momento de mudarse: buscar casa, verla por dentro, estudiar sí el vecindario es conveniente o no, ver qué tan lejos queda de la estación de tren más cercana; y después de todo eso, ver si el dueño da permiso para que uno viva ahí. Y obviamente ni hay que olvidar el sablazo del pago inicial…

 

Este cambio de aires es necesario para prepararme para lo que viene. La casa actual cerca de Ueno no está nada mal, y de hecho su ubicación es muy buena, pero algo me tiene amarrado a ella y eso es algo que desde hace mucho tiempo no me gusta: estar atado a algo por la fuerza. Para comenzar, tenía que cambiar eso y me aventé el volado. 

 

A partir de marzo, ir a Akihabara me tomará aproximadamente 1 hora en tren, por lo que quizá cambie el centro de recreo a Ikebukuro o Shinjuku ya que me quedarán más cerca. Por lo pronto, tengo sólo unas pocas semanas para preparar la mudanza, así que febrero será un mes de locos, pero se pasará muy rápido.

Saber a lo que vienes

En los últimos meses me he topado con varios casos en los que viene gente de México, de paseo o becados, y terminan yéndose con un mal sabor de boca o simplemente desistiendo porque el país no les gustó. Y sea uno u otro caso, creo que hay que saber con lo que te vas a topar en este país antes siquiera de pensar venir para acá.

Cada quien está en su derecho de hacer lo que mejor le convenga, eso es cierto. Pero si tu decisión afecta a otros directa o indirectamente, creo que es ahí donde hay que pensarle un poco. Explico:

  • Si vienes de paseo por acá, asegúrate de saber 1) qué puedes ver y hacer en Japón, y 2) el clima que te vas a encontrar en la época en la que viajes. Si no te gusta la cultura japonesa, su gastronomía, su historia, sus templos, ni siquiera su animación o sus cómics, no te quejes si vienes y no encuentras algo que sea de tu agrado. Se supone que vienes de paseo, y claro, es derecho de cada quien hacer lo que mejor crea conveniente con sus recursos económicos, pero al menos ven a Japón con la disposición de encontrarte algo nuevo.
  • Hablando de clima: si no te gusta el frío, lo mejor es que te abstengas de venir en invierno. Cierto es que Japón tiene un serio problema de falta de calefacción central (excepto en Hokkaido), pero fuera de los hoteles y centros comerciales es casi un hecho que vas a tener que caminar en medio del frío. Lo mismo aplica si no te gusta el calor y vienes en verano… El chiste es saber a lo que vas a venir. No te quejes si visitas Japón y no encuentras un clima que sea de tu agrado.
  • Si vienes becado, piensa en 2 cosas: lo que te costó ganar la beca y la gente que se quedó en el camino buscando una oportunidad, especialmente en el caso de Monbukagakusho. Si te ganaste la beca, de menos ven a Japón y úsala hasta el final. Desistir, sobre todo en el primer año, quizá no te afecte a ti, pero sí al número de becas que Japón otorgará a México en los siguientes años. Sea cual sea la razón (porque puede haber algunas perfectamente válidas), ten en cuenta que hay gente que muere por la oportunidad que tienes y que arriesgó y dejó todo por obtenerla pero no lo logró.
  • Si vienes a trabajar, sobre todo en una empresa japonesa, es mejor que sepas de antemano que las condiciones de trabajo son muy diferentes a las de México (y a las de muchas otras partes del mundo, para el caso). Hay quienes dicen que en México también se trabaja un montón, pero el ambiente y las condiciones son diferentes. Vas a percibir un buen sueldo, relativamente hablando, y vas a tener estabilidad económica, pero al mismo tiempo vas a tener que pagar un precio por eso. Si para ti no vale la pena perder tu libertad de desarrollo personal, entonces mi recomendación es que quites a Japón de tu lista y enfoques tus fuerzas hacia otra dirección.

Es cierto que una persona puede cambiar al mundo, o al menos yo sí lo creo. Sin embargo, cambiar al mundo no necesariamente significa cambiar una sociedad, y la japonesa, aunque lo intenta, dista mucho de adaptarse a las costumbres que en muchos otros lados son comunes. Saber a lo que vienes ayuda mucho a que tu experiencia por este lado del mundo sea mucho más placentera y llevadera. Tómate tu tiempo para estudiar un poco sobre este país y ve si te conviene o si es mejor pensar en otros lugares.

Escrito no dirigido a alguna persona en particular. Basado en experiencias propias e indirectas durante los últimos meses.

El transcurso del año en Japón, resumido

Nacido de una serie de tweets que escribí.

A veces uno pierde la noción del tiempo, especialmente cuando no ves televisión, ni lees noticias, ni tiempo tienes para leer tus sitios favoritos en internet. Ya pronto será febrero, y eso significa que viene el Setsubun. El tiempo realmente vuela.

Japón tiene un matiz diferente para cada mes del año. Hay algo en especial que caracteriza a cada mes. Hablar de todo en detalle tomaría mucho tiempo, así que mejor lo haré en diferentes escritos, justo como el caso del Setsubun.

En resumen, yo pondría el transcurso del año de la siguiente manera. Nótese que esto es 100% percepción personal, pero más de alguno estará de acuerdo en que así se ve el transcurso del año en Japón:

  • Enero: 正月 (shogatsu). Toda la parafernalia del año nuevo, incluyendo 初日の出 (hatsu hi no de, la primera salida del sol en el año), 初詣 (hatsu moude, la primera visita al templo en el año), etc. También entra la 成人式 (seijin shiki, la ceremonia de mayoría de edad para los que cumplen 20 años).
  • Febrero: 節分 (Setsubun). Ya comentado acá.
  • Marzo: 雛祭り (Hina matsuri). El festival de las niñas.
  • Abril: 花見(Hanami). La convivencia (léase “combebencia”) debajo de los árboles de cerezo (los famosos “Sakura”). Sé que esto cae entre finales de marzo y principios de abril, pero depende del área de Japón en la que se encuentren.
  • Mayo: ゴールデンウィーク (Golden Week). La famosa “semana dorada”, en la que hay varios días festivos en forma continua, incluyendo el día del niño.
  • Junio: 梅雨(Tsuyu). La época de lluvias. Suena bonita, nomás que el calor húmedo hace las cosas mucho más difíciles.
  • Julio: 海 (Umi). La playa, el verano: chicas en bikini, sandías en la arena, el sonido de las cigarras a todo lo que da (aunque en Tokio no se escuchan mucho).
  • Agosto: お盆(Obon). El festival de los muertos. Parecido al día de muertos en México.
  • Septiembre: 運動会(Undokai). Los festivales deportivos en las escuelas. Aunque sé que en muchos lados se hacen hasta octubre, no son pocas las escuelas que los hacen a mediados de septiembre.
  • Octubre y noviembre: 紅葉(kouyou). Las hojas rojas. El otoño en todo su esplendor.
  • Diciembre: 雪(yuki, nieve)、クリスマス(kurisumasu, navidad)、大晦日(oomisoka, último día del año). El invierno pega en Japón. La nieve cae y se siente el romanticisismo de la navidad (recordar que la navidad en Japón es un día para las parejas; no tiene ninguna connotación religiosa).

El paso de los años como ciclos que se repiten también se refleja en expresiones referentes a las montañas que expresan los paisajes característicos de cada estación del año:

  • 山笑う. “Yama warau”. Se refiere a la primavera, a la alegría y vida que se transmite al ver todo florecer. Literalmente “Las montañas ríen”.
  • 山滴る. “Yama shitataru”, o también 山茂る”Yama shigeru”. El verano, las lluvias y el verde de los árboles. Literalmente, la primera expresión es “Las montañas gotean”, y la segunda es algo así como “Las montañas se vuelven frondosas”.
  • 山装う. “Yama yosoou”, o también 山飾る “Yama kazaru”. El otoño, caracterizado por el cambio de color en el follaje de los árboles. Literalmente, la primera expresión es “Las montañas se arreglan” y la segunda algo así como “Las montañas se adornan”.
  • 山眠る. “Yama nemuru”. El invierno, la nieve y la soledad en los alrededores de las montañas. Literalmente “Las montañas duermen”.

Sinceramente ignoro si puedo mencionar un ciclo similar en México, o al menos en lo que a Guadalajara se refiere. ¿Fiestas de octubre? ¿feria internacional del libro? ¿semana santa?. Seguro hay más, pero no me vienen a la mente ahora.

De lo anterior se puede deducir la respuesta a una pregunta que me hacen con frecuencia: ¿cuál es la mejor época para visitar Japón? Al parecer, a muchos les molesta que les responda “depende de qué quieras ver y qué quieras hacer”. Pero es que es cierto: si vienen a Japón a conocer Tokio y a visitar los templos de Kioto, Nara y Osaka, es decir, a ver lugares típicos, cualquier época es buena; sin embargo, si buscan además de eso ver un bonito paisaje, asistir a un festival en especial o experimentar alguna tradición en específico, lo mejor es organizar el viaje para las fechas en las que se pueden realizar esas actividades.

Japón presenta diferentes facetas durante el año. Conocer un poco de ellas para visitar cierto lugar o para venir de vacaciones a este país puede hacer una gran diferencia en la experiencia que puedan vivir.

¡Feliz navidad 2011!

Entre la gente que me hace el favor de leerme a lo mejor hay algunos para quienes la navidad no signifique gran cosa, ya sea por diferentes creencias religiosas o porque sencillamente es un día más. Sin embargo, es una fecha pretexto para ponernos a reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestras acciones y sobre lo bueno y lo malo que ha pasado en este año (aunque esto último es en vísperas del año nuevo).

Cristiano o no, el ambiente navideño que se vive y respira en México y latinoamérica definitivamente tiene sabor: desde el tradicional ponche, los tamales y las posadas, hasta las mariposas que sientes porque esperas con ansia a ver si “el niño Dios” se apiadó de ti y te trajo lo que le pediste.

No obstante, yo soy de la idea en que siempre deberíamos pensar más en nuestras acciones y en cómo pueden afectar, de buena o mala forma, al ambiente en el que nos desarrollamos y a la sociedad en la que vivimos. No hacen falta fechas especiales, o mejor dicho, no debería hacer falta. Pero como la realidad es otra, al menos el hecho de saber que no hemos perdido la capacidad de reflexión, aunque sea por un día o una época en el año, es prueba de que somos humanos y que todavía (y espero que nunca suceda) no estamos robotizados.

Al ser Japón un país en donde la religión prácticamente no existe, o mejor dicho, no se toma tan en serio como en paíeses como el nuestro, la navidad es un festival más que hay que celebrar: pollo del KFC y un pastel. Y claro, no hay que olvidar que acá la navidad, o siendo exactos, la noche buena, es una fecha para los novios. Una japonesa me lo dijo mejor que nadie:

Originalmente, la noche buena es una noche “santa”, por eso debería ser en japonés 聖なる夜 (sei naru yoru).

Pero como es para los novios, la noche santa se convierte en noche “de sexo”: 性なる夜 (sei naru yoru).

¿Entienden el chiste? (ambas frases se leen igual. Solamente un kanji es diferente).

En esta época es cuando se extraña no estar en los terruños de uno: las posadas, las piñatas, la cena, la convivencia. Ni modo. Todavía no me toca. Pero para todos ustedes que están del otro lado del charco, les deseo que se la pasen lo mejor que puedan, independientemente de si profesan la religión católica, cristiana, etc. Aprovechen la fecha como un pretexto para convivir, para divertirse, y para echarse unos tamales de carne a mi salud.

¡Feliz navidad! Y que el niño Dios, Santa Claus, Papá Noel o quien quiera que sea el que los visite en noche buena les traiga o les cumpla lo que hayan pedido. Eso sí, para los que esperan a los reyes magos, no se achicopalen: en un par de semanas les toca a ustedes.

メリー・クリスマス!

Les dejo la foto de mi mini-arbol de navidad 😀

忘年会 2011 – Fiesta de fin de año

¡Ah! Las tradicionales 忘年会 (bounenkai). Estamos en la época de las fiestas de fin de año, para olvidar (o tratar de olvidar) lo acaecido en los pasados 365 días. Sin temor a equivocarme, ayer 22 de diciembre fue quizá el día en el que se celebraron la mayor cantidad de estas fiestas a lo largo y ancho de Japón, puesto que hoy 23 de diciembre es día festivo (el cumpleaños del emperador).

Como miembro de una empresa, es la primera vez que me toca asistir a un evento de este tipo en el ambiente laboral, y sinceramente estuvo para olvidar. Dejen ustedes del típico derroche de tatemae y honne característicos de los japoneses cuando están hasta atrás, el hecho de que se rían de situaciones que definitivamente de graciosas no tienen mucho (al menos a mi parecer), fue algo que hoy realmente me tomó por sorpresa. Este país nunca deja de sorprenderme, jeje.

Resulta que a los organizadores del evento (otros empleados de la misma empresa que yo) se les ocurrió hacer una serie de juegos para poder regalar premios al final y tratar de que todos pasaran un rato divertido. Hasta aquí todo bien. Sin embargo, como que se les fue la onda o de plano no pensaron bien en lo que podría pasar, y el primer juego de la noche, sí, el primerito, fue el de ver quién bebe más en 30 segundos. La mecánica consistía en que por cada vaso completo que bebieras te darían puntos, pero el tipo de bebida hacía que el puntaje fuera alto o bajo. La división estaba de la siguiente forma:

  • Tequila (cantidad similar a la de un caballito): 5 puintos.
  • Cerveza (un vaso lleno): 4 puntos.
  • Agua (un vaso lleno): 2 puntos.

Estábamos divididos en 5 equipos, y en cada concurso alguien tenía que pasar. Obviamente decliné la invitación, y otro de mi equipo pasó. Se creyó superman y se aventó 9 vasos de tequila en medio minuto, dándonos la victoria en ese concurso y siendo el protagonista del suceso que marcó la noche.

Yo no soy muy de tomar, pero con todo y siendo novato, intuyo que no mucha gente aguanta esa cantidad de tequila en tan breve lapso. Y después de un rato, pasó lo que tenía que pasar: primero el sujeto en cuestión no salía del baño; luego el dueño de la empresa fue por él, y terminaron cayéndose los 2 en medio restaurante (puesto que el dueño también le había entrado duro al tequila en el concurso arriba mencionado). De ahí, el sujeto simplemente ya no supo de sí, y se quedó en un estado entre dormido/desmayado. Obviamente hubo que pedir una ambulancia; llegaron los paramédicos, escucharon lo que había pasado, lo despertaron, le dieron no se qué para obligarlo a vomitar, y se lo llevaron en camilla, mientras otros 2 empleados se ofrecieron a irse con él en la ambulancia.

Hasta aquí todo “normal” (noten las comillas). Lo que a mí definitivamente no me terminó de cuadrar fue que todo mundo estuviera riéndose del suceso. A lo mejor los japoneses están acostumbrados a quedar hasta atrás e irse a sus casas en ambulancia inconscientes, pero yo no. Mientras veía cómo los paramédicos manejaban la situación, a los otros empleados les pareció buena idea tomar fotos con sus celulares, con la idea de mostrárselas al susodicho el próximo lunes.

Después, al fantabuloso 2次会, que es como la reunión que le sigue a la primera fiesta. Me intenté escapar, pero no pude, y terminé asistiendo. Si les digo que un funeral estaba mucho más animado que esa reunión, realmente no caigo en exageración: el dueño cayó dormido casi al instante en el que tomó su lugar; uno de los miembros del departamento de desarrollo (al que pertenezco) traía toda la intención del mundo de seguir bebiendo, pero las cervezas, vino, y tequila que había tomado en la primera fiesta hicieron su efecto y se quedó profundamente dormido; y la misma suerte corrió uno de los organizadores, ya que se quejaba de un dolor en los hombros, y cuando me di cuenta ya estaba en brazos de morfeo. Y como me tocó sentarme en medio de estos dos últimos, aunado a que los que estaban en otros lugares andaban muy en su rollo, apliqué la graciosa huida después de tomarme un jugo de naranja.

Entiendo que la mayoría de los japoneses no tengan mucho espacio de recreación y que este tipo de eventos especiales sean usados como válvula de escape de todo el estrés que tienen acumulado, pero también creo que hay un límite. Quizá lo veo más “serio” porque no me gusta beber (aunque sí lo hago, pero sólo en ocasiones realmente especiales) y porque nunca me he puesto hasta las chanclas, y alguien de ustedes que sí le entre al alcohol me puede decir que lo que viví hoy es relativamente común, pero lo que pasó hoy me sorprendió bastante.

No hace falta mencionar que al final de la primera fiesta, y siendo que tuvieron que llamarle a la ambulancia, uno de los organizadores tuvo que ir a disculparse directamente con los del restaurante por las molestias ocasionadas, y otro de los jefes supremos mencionó que era muy probable que ya nunca nos dejarían entrar de nuevo a ese lugar.

Casos y cosas del mundo nipón. Con todo: señores salary man, 本当にお疲れ様でした。

Streaming desde Japón

Aunque para quienes me siguen en Twitter no es noticia, hace poco más de un mes comencé, de repente, a hacer streamings de algunos lugares a los que voy acá en Tokio (y también se coló uno cuando fui a Gifu en noviembre).

No se esperen una súper calidad, ya que el video es tomado con mi celular sobre la red 3G de Softbank.

Por acá la dirección:

http://www.ustream.tv/user/medinamanuel

Personalmente les recomiendo la caminata que hice desde Ueno a Akihabara, para que vean cómo va cambiando el panorama entre una zona y otra.

Esta clase de videos continuará aleatoriamente. Para estar enterados de cuándo comienzo una, síganme en Twitter (@medinamanuel) o chequen mi timeline de vez en cuando.

[ustream vid=18276902]

Periodo de prueba

Muchas compañías ponen a sus nuevos empleados en un periodo de prueba para ver si pueden con el trabajo y si se adaptan a la empresa. Suena como un proceso lógico. En Japón, el promedio de duración de ese periodo es de 3 meses. Después de eso, se supone que tienes una idea de qué onda con la empresa.

No es mi caso. Hoy se cumplen 3 meses desde que dejé mi segunda casa (Iizuka) en busca de algo mejor. Y todavía estoy por encontrarlo. Al menos ya tengo planes para los próximos 3 meses.

Siempre que menciono algo sobre Japón, aclaro que cada quien habla de la feria dependiendo de cómo le fue en ella. Por ello, es natural pensar que no todo lo que yo digo puede ser cierto para otras personas; cada quien tiene su forma de percepción, sus estándares de vida y felicidad y sus experiencias.

Japón puede ser un país de ensueño para personas que buscan un trabajo y una situación estable. Entrar a una compañía y echarle ganas te asegura que no te tendrás que preocupar mucho por que te falte dinero, claro, sin pensar que te vas a hacer millonario. La lealtad y el nivel de sacrificio que estés dispuesto a darle a la empresa son factores que repercuten en tu posición y en la forma en la que los demás te ven. Trabajar se convierte en el estándar, y en la única actividad de muchos. Después de todo, el japonés promedio no tiene otra actividad importante durante la semana: eres parte de la empresa, y tienes que estar dispuesto a darlo todo por ella. ¿Vale la pena? Nada más hay que preguntarle a los empleados al momento de que los evalúan para ajustar su sueldo.

¿Felicidad? Como mencioné arriba, la definición de esta palabra es diferente para cada persona. En lo personal respeto mucho, pero de verdad mucho, a quienes lo anterior les proporciona felicidad. Y no lo digo sarcásticamente: en verdad a veces siento envidia porque pueden llegar a sentir satisfacción… algo que a mí sinceramente no se me da. Respeto su opinión, pero no la comparto. Yo también quiero llegar a sentir eso, y a sentirme feliz con algo.

Olvídense del hecho de que tengo un doctorado. Este sentimiento está en mí desde hace mucho. Lo que no sé si esté del todo bien es que parece que no tiene indicios de desaparecer, o quizá incluso de cambiar.

En este periodo, he recibido una gran cantidad de comentarios, mensajes, tweets y correos electrónicos de gente que me apoya, gente a la que no tengo el gusto de conocer, y gente a la que las loqueras que escribo aquí les sirve de algo. Toda clase de mensaje que me hagan llegar siempre ha sido bienvenida y debidamente leída, pero en los últimos 3 meses han sido una bocanada de oxígeno.  Cuando recién llegué a Tokio, les comentaba que no había garantía de que las cosas salieran ni bien ni mal, y que estar aquí era (y sigue siendo) un reto. Hoy puedo decir que los resultados no han sido los esperados, y que hay que moverse para que eso cambie. No les niego que me hace falta un buen descanso y un mini retiro para poder poner en orden mis ideas y relajarme, pero siendo realistas, es ahora cuando más ganas tengo que echarle, porque la situación no va a cambiar por obra divina. Proyectos hay, ganas de hacerlos más, pero tiempo es lo que me falta. Y lesiones en la espalda que me obligan a ir entre semana al hospital sinceramente no ayudan.

Quizá el periodo de prueba en la empresa se haya extendido, pero el otro, el que yo me he puesto, no ha terminado. Sin embargo, el tiempo corre, y quiero provocar un cambio tan pronto como sea posible. ¿Tardará? Quizá, pero es ahora donde debo ser fiel a mis palabras: intentar mejorar y morir en el intento antes que rendirse y conformarse. Y mientras tanto, aquí andaremos reportando lo bueno y lo malo, porque la vida no es color de rosa y no sólo hay éxitos en la vida: hay que aprender de los fracasos.

初志貫徹 (Shoshi kantetsu), eso es lo que me mueve.

La vida en la capital

Vivir en Tokio es, para mí, como haber regresado a Guadalajara. Después de haber estado 8 años y medio en el campo japonés, volver a la gran ciudad se siente bien, pero al mismo tiempo raro.

Afortunadamente no tengo que tomar tren para ir al trabajo, aunque podría hacerlo si así lo quisiera. Generalmente me voy en bicicleta y tardo aproximadamente 25 minutos en llegar, no sin antes echarle los kilos a dos mega subidas que me dan la bienvenida cada mañana (así llego con más ganas al trabajo); caminando se hacen 40 minutos por la vía más corta. En cualquier caso, puedo regresar a casa de forma relativamente fácil.

Menciono lo anterior porque hace unas semanas nos pegó de lleno un tifón a eso de las 6 de la tarde, pero para las 4 ya muchas líneas de tren estaban detenidas, y cuando el tren se detiene en Tokio se desata un caos por la gente que no puede regresar a casa y tiene que esperar en la estación o en las cercanías hasta que logra subirse a un medio de transporte. La empresa nos dejó salir como a eso de las 4:30 pm; opté por irme en metro (son nada más 3 estaciones con un cambio de línea), pero nunca pensé que en el cambio al segundo tren la suerte me fuera a dejar: trenes detenidos hasta nuevo aviso. “Si es metro, ¿cómo afecta?” pensé ilusamente, pero luego me di cuenta de mi ingenuidad al entender que no nada más yo, sino MUCHA gente pensaba lo mismo: todos querían subirse al metro y éste no daba abasto para tantos usuarios. Tenía la opción de esperar hasta que todo se arreglara o simplemente regresar caminando (o mejor dicho: corriendo) antes de que comenzara a soplar el viento en serio. En medio de la lluvia, ni siquiera pensé en abrir el paraguas: corrí y corrí y corrí hasta que llegué a la casa. En total hice una hora y media desde que salí de la oficina, pero me fue bien en comparación de gente que salió a la misma hora que yo y llegó a su morada después de las 10 pm.

En contraste, cuando pegaba un tifón fuerte en Iizuka, no había mucho de qué preocuparse: salía del trabajo, iba a comprar víveres al súper de al lado, y manejaba 5 minutos a la casa. Si acaso había embotellamiento en la calle principal, era, cuando mucho, por unos 10 minutos. ¿Se nota la nostalgia de no traer carro? 🙁

Por lo demás, Tokio obviamente presenta muchas más opciones de esparcimiento que las que tenía en Kyushu, aunque con mucha menos naturaleza. Lo que se me hace curioso es que tengo poco más de un mes de vivir por acá y sólo he ido 2 veces al cine, siendo que es mucho más accesible que cuando estaba en Fukuoka pues tenía que manejar mínimo 40 minutos para llegar al cine más cercano, que está de más mencionar que está fuera de la ciudad. No obstante, apenas le voy “agarrando la onda” a todo lo que hay por este lado del país.

Respecto a la cuestión laboral, la empresa en donde estoy trabajando es la viva imagen de la compañía típica japonesa y de los más puros Salary Man. Si alguien todavía necesitaba prueba de que trabajar en una empresa japonesa es toda una odisea, nada más pregúntenme: NADIE se mueve a la hora de la salida; el ambiente en un funeral es mucho más animado que en la oficina. Comparándola con mi trabajo anterior, la empresa en Iizuka era una súper fiesta en donde todos estaban invitados… pero bueno, le aposté a un cambio para desarrollarme más en ciertos aspectos y no voy a dejar que el “súper” ánimo de mis compañeros de trabajo me atrape y me haga como ellos. En cierta forma, todo esto me recuerda a los hombres grises que salen en Momo (el libro de Michael Ende, que es uno de mis favoritos).

La vida en la capital no es nada nuevo para mí; la forma de trabajar que tengo ahora sí. Me costará mucho adaptarme, pero será mucho más difícil no volverme uno de ellos.

Por acá andamos.

FujiQ Highland

Hace un par de semanas nos juntamos varios de los mexicanos en Tokio (Azael, Mina, Luisa y su servidor) y nos fuimos a FujiQ Highland a sacar el estrés.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=M9QOaAY8g1U[/youtube]

FujiQ Highland es un parque de diversiones que es famoso por sus montañas rusas (varias de ellas tienen algún récord Guinness) y por el hospital del terror (un recorrido que dura como una hora). El video de arriba muestra la nueva montaña rusa recién abierta: Takabisha. Ésta tiene el récord de poseer el ángulo de caída más pronunciado para una montaña rusa: 121 grados. ¿Que si nos subimos? ¡Claro! Nos formamos 2 horas y media, pero valió la pena… aunque sinceramente no fue la mejor de todas (en mi opinión): Eejanaika.

Continue reading “FujiQ Highland”

Festival de fuegos artificiales de Sumidagawa 2011–Tokio

El pasado 27 de agosto se llevó a cabo el tradicional festival de fuegos artificiales de Sumidagawa (隅田川), uno de los más populares en su categoría. Como podrán imaginar, siendo tan popular y teniendo como sede Tokio, la gente se amontona en serio con tal de presenciar el espectáculo que adorna el cielo nocturno de verano de la capital nipona.

Se lanzan fuegos artificiales desde dos puntos diferentes del río, por lo que la gente se divide y acude al de su preferencia (o al que le quede más cerca). No obstante, en el camino hacia el lugar en cuestión se puede ver gente que prácticamente acampa a las orillas de las calles para asegurar un lugar donde ver los fuegos artificiales sin necesidad de meterse a donde está la multitud. De hecho, para entrar al lugar más cercano desde donde se lanzan los fuegos artificiales se necesita comprar un boleto, el cual obviamente se agota al instante.

Con lo anterior expuesto, ¿dónde sería el mejor lugar para disfrutar del espectáculo sin necesidad de estar dentro de la multitud? La respuesta, para mí y y varios extranjeros afortunados fue… ¡la casa de una amiga!

Cristina es una buena amiga, novia de un gran amigo de Honduras, y por pura suerte vive muy cerca de uno de los lugares donde se lanzan los fuegos artificiales… y le agradezco de todo corazón la invitación, ya que gracias a eso, por primera vez sentí lo que es estar en modo VIP. ¡Mil gracias Cristina! Y ahí estaré dando lata el próximo año también 😀

Sin más preámbulos, los dejo con una serie de videos que grabé durante el evento. Fueron tomados con mi celular, así que no se esperen una calidad FullHD, pero cumplen スマイル

Continue reading “Festival de fuegos artificiales de Sumidagawa 2011–Tokio”