El 2013 en un kanji

Otro año más termina. Es momento de seguir fiel a la tradición de describir en un kanji lo que fue el 2013 para mí. Primero lo presento y después explico las razones.

Este año lo puedo resumir con el siguiente kanji:

 

El kanji significa “descansar”, “descanso”. Hasta mediados de este año estuve con un ritmo extremadamente acelerado, preocupado por tomar decisiones rápidamente que me permitieran seguir con el camino que me he trazado. No obstante, me di cuenta que eso estaba afectando mucho mi salud y la relación con personas cercanas; por tanto, decidí poner en espera muchas cosas que tenía en mente y dedicarme a volver a disfrutar mucho de lo que me relajaba antes de entrar en estado de “shock”.

Estuve a punto de escoger 「怠」(nama,tai) como el kanji de este año; su significado es flojo, flojear, sin fuerza. Debido al freno que le puse a todo le quedé mal a varias personas. Y aunque recordé que es necesario ponerle un freno al ritmo de vida acelarado, me di cuenta también que me cuesta mucho trabajo detenerme en ese sentido. A veces siento que estoy perdiendo el tiempo y que debería de dedicarlo a avanzar en otras cosas “más productivas”. Ese sentimiento de culpa al parecer no nada más lo tengo yo, pues he platicado con gente por acá (mexicanos) y me cuentan que saben lo que es eso porque también lo han sentido.

Con todo, ese tiempo que me hice para mí me ha ayudado a sentirme mucho más tranquilo, a ver más por mi salud, y a apreciar lo que tengo a mi alrededor y a la gente con la que convivo. Dar el 100% es lo que uno mejor puede hacer para salir adelante, y es la forma más creíble de mostrarse a sí mismo que se quiere lograr un objetivo, porque sólo uno mismo conoce cuál es su 100% y no nos podemos engañar a nosotros mismos. Y para poder dar ese 100% también es necesario relajarse, descansar, y prepararse para lo que viene.

Por cierto, el kanji de este año en Japón fue 「輪」. Se lee “wa”, y quiere decir “círculo”, “aro”, “circunferencia”, “conexión entre personas”. La razón principal por la que fue seleccionado fue que se decidió que Tokio será la sede de las olimpiadas de verano en 2020, y 輪 es el kanji que se usa en 五輪 (gorin, literalmente “5 aros”), que quiere decir “olimpiadas”. No obstante, sinceramente creo que le quisieron componer para no verse tan obvios y también se mencionó que otra de las razones es la solidaridad de las personas en la ayuda hacia los daminificados tanto en Japón como en Filipinas por los huracanes este año.

Dicho sea de paso, desde el momento en el que Tokio fue seleccionado como sede pensé que 輪 sería el kanji del año. Le atiné 😛

Decisiones

Tanaka01

Masahiro Tanaka

Saito01

Yuki Saito.

2 nombres que en 2006 resonaron por primera vez en todo Japón. ¿La razón? La final del Koshien (campeonato nacional de béisbol de preparatorias) de verano de ese año. Una batalla tan reñida que aún después de 15 entradas seguía empatada, y por primera vez en 37 años se tuvo que decidir con un segundo encuentro el día siguiente.

El ganador fue Saito, ponchando justamente a Tanaka y dándole la victoria a Waseda por primera vez.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=jtF6dgTjmVQ[/youtube]

Saito llamó mucho la atención durante ese campeonato tanto por su habilidad en el pitcheo, como por usar un pañuelo para limpiarse el sudor en medio de los partidos. Algo simple, sí, pero que a fin de cuentas le hizo ganarse el mote de “ハンカチ王子” (Hankachi ouji, el príncipe del pañuelo).

Todos auguraban un futuro brillante para ambos jóvenes, especialmente para Saito. Estaban a punto de graduarse de la preparatoria y de escoger el camino que seguirían de ahí en delante.

¿La decisión? Tanaka escogió convertirse en beisbolista profesional, mientras que Saito escogió entrar a la universidad a estudiar una carrera, sin dejar el béisbol. Su idea era seguir jugando en la liga universitaria mientras conseguía un título universitario, y al graduarse, convertirse en beisbolista profesional.

2013.

Tanaka impone un récord al no perder ni un partido en la temporada, consolidándose como una estrella del béisbol en Japón, y expresa su deseo de irse a las grandes ligas en Estados Unidos para el próximo año, lo que en Japón significa que es élite, y que su nivel es realmente alto, independientemente de cómo le vaya por allá (obviamente si le va bien, como a Ichiro Suzuki o Hideki Matsui, mejor).

¿Saito? Se graduó de la universidad hace un par de años, y como estaba planeado, expresó su deseo de convertirse en beisbolista profesional. Causó mucho revuelo en el draft, y varios equipos se pelearon el derecho de negociar con él. A fin de cuentas entró en el equipo de Hokkaido. Durante las prácticas, la gente abarrotaba el lugar solamente para verlo, tomarse una foto, saber de él. Los medios de comunicación le prestaron una atención que era exagerada. Pero cuando hizo su debut como profesional, inmediatamente se notó que no tenía el nivel requerido, y de ser tratado como una estrella, en poco tiempo bajó de rango y entró a lo que serían las reservas. Este 2013 sólo jugó un partido, 4 entradas, y terminó perdiendo.

Ahora bien: no, no me picó ningún insecto extraño para escribir de béisbol aquí 😛

Haber visto el principio de estos jóvenes y la situación que viven actualmente, aunado con lo que ya conocemos de Bill Gates, Mark Zuckerberg, Steve Jobs y demás (que no terminaron la universidad), me recuerda la importancia de aprovechar las oportunidades y de tomar decisiones en el momento acertado.

¿Por qué me impacta todo esto? Porque por mucho tiempo fui un persona que creyó que el camino al éxito está 100% relacionado con los estudios (excluyendo obviamente a los deportistas), pero gente como la mencionada en el párrafo anterior, aunada con mi experiencia personal y corroborada con Tanaka y Saito, están para comprobarme que no siempre es así.

Estudiar es muy importante, cierto, pero no ir a la escuela, no tener un título ni un gran historial escolar no tienen para nada qué ver con el éxito que pueda tener alguien en la vida, ni tampoco para sentirse pleno. Y de la misma forma, tener todos los títulos del mundo no te hace ni más ni mejor persona que el ñor que hace la limpieza de tu escuela, trabajo o cuadra.

Ciertamente mi forma de pensar cambió hace mucho, pero lo menciono ahora justamente porque lo que está sucediendo con Tanaka y Saito me lo recordó. Si el segundo ya sabía qué quería seguirle como profesional, ¿cuál era el motivo para dedicarle 4 años a una carrera que a fin de cuentas no va a ejercer? Ojo: no es lo mismo que estudiar o graduarse de una carrera y después darte cuenta que no es lo tuyo y dedicarte a algo completamente diferente; nadie sabe el futuro y la situación de cada persona puede cambiar de la noche a la mañana. Me refiero al caso donde sabes que te quieres dedicar a algo pero por lo que quieras y gustes te desvías voluntariamente del camino, y no para probar suerte.

Los 4 años de experiencia que le lleva Tanaka a Saito pesan mucho, y todavía más por el hecho de que los deportistas tienen el tiempo más contado que otras profesiones: ya como a las 30 años eres veterano, y por más que quieras, es cada vez más difícil mantener el cuerpo en forma, mientras que nacen nuevas estrellas a las que la juventud les da una gran ventaja. Ambos tenían claro lo que querían hacer en el futuro, pero la diferencia es que Tanaka tomó la decisión en el momento adecuado y concentró sus esfuerzos en ello, mientras que Saito tomó una desviación y ahora tiene, además de un gran camino por recorrer, luchar contra el tiempo para poder lograr lo que Tanaka ha hecho durante este lapso. Es posible, y de todo corazón espero que lo logre, pero sin lugar a dudas no la tiene fácil.

Muchas veces estamos indecisos sobre lo que viene y lo que queremos hacer en el futuro. Tomar decisiones, equivocarse y rectificar es el pan de cada día al ir creciendo. Eso nos ayuda a visualizar objetivos, fijarnos metas y crear nuevos sueños. Da miedo tomar una decisión errónea, y ese miedo crece conforme los años pasan, pero mientras no se venza, encontrar lo que de corazón queremos hacer en el futuro se torna cada vez más difícil. Y esto no necesariamente tiene que ser en lo que respecta a trabajo o estudio. Simples sueños como “viajar a Japón”, “dar la vuelta al mundo”, “abrir un changarro propio”, pueden nacer de algo muy simple, y aunque no se tengan los recursos o conocimientos necesarios para cristalizarlos en ese momento, fijarse como meta algo y concentrar los esfuerzos en lograrlo trae consigo una gran satisfacción, y el cansancio que nace de todo eso hace que recordemos lo chido que es estar vivo, y que no importa el número de errores que se hayan cometido en el pasado, ni tampoco si al final se logra lo que uno se propone (hay factores externos que querramos o no también juegan un papel importante), el chiste es, creo yo, tratar de darle rumbo a la forma de pasar el tiempo que estaremos en este mundo.

No hay día en el que no me repita a mí mismo el párrafo anterior.

Recomendaciones turísticas en Japón

Mucha gente me pregunta con frecuencia lo siguiente:

  • ¿Qué lugares visitar en Japón?
  • ¿Dónde puedo encontrar hospedaje barato?
  • ¿Cuál es la manera más económica de moverse dentro de Japón?

He respondido varias veces de forma similar, pero generalmete por correo. Así que para evitar escribir lo mismo varias veces, aquí dejo una mini guía al respecto. Tengan en cuenta que esto es basado en experiencia personal; puede haber mejores opciones, pero al menos se pueden dar una idea.

http://manuel.midoriparadise.com/recomendaciones-turisticas-en-japon/

Seguir soñando

A lo largo de los ya 9 años que tiene el blog (y que no he escrito nada en especial al respecto), no sólo ustedes, quienes me hacen el favor de leerme, han visto una serie de cambios en mi vida. También yo he recordado cómo pasé de ser un olvidado estudiante de maestría y luego de doctorado en un laboratorio de una universidad en un pequeña ciudad en la prefectura de Fukuoka, a alguien que persigue muchos objetivos pero sigue teniendo dudas.

Los años pasan, y al tiempo no hay forma de ganarle (todavía). Crecer en México y desarrollarme en Japón me ha dado una visión única y especial de la vida en ambos países. He tenido la fortuna de conocer a grandes personas tanto aquí como en mi país, de reconocer debilidades que hasta hace años habían pasado desapercibidas, y al mismo tiempo, de debatir lo que quiero para el futuro.

Hace ya más de medio año, un mexicano radicado en Kanagawa me invitó a comer a su casa. Al evento asistieron otras personas, entre ellas una chica oriental (no japonesa), quién se encontraba ante la difícil decisión de qué es lo que quería hacer con su vida, y con base en ello decidir qué es lo que debía de estudiar y en dónde debería estar. Ella me preguntó: “¿cómo fue que tomaste la decisión de saber qué es lo que querías hacer el resto de tu vida?”, a lo que respondí: “Simplemente haz lo que te gusta. Si no sabes qué hacer, al menos creo que tienes una idea más o menos clara de lo que NO quieres hacer. Eso es un buen comienzo.”. Pero mientras respondia, me percataba de que yo también estaba ante una situación similar.

Hasta aproximadamente julio de este año tuve días, semanas y meses muy pesados. Me eché demasiada carga emocional al respecto. Sentía que se me cerraba el mundo, que tenía que apresurar cualquier decisión que tomara, y creía que la situación en la que vivo actualmente era la responsable de que me sintiera así. Platiqué con varias personas, escuché opiniones y consejos, y lo primero que decidí fue tomar las cosas un poco más a la ligera. Necesitaba darme cuenta de que, aunque es cierto que hay decisiones que se tienen que hacer en determinado momento, había otras (especialmente las que invariablemente trazarán una buena parte del camino que hay que seguir por una cantidad de tiempo considerable) en las que era necesario respirar profundo y no sentirse atado a ningún tipo de reloj. Decidí bajarle el ritmo a muchos objetivos, sobre todo porque mi salud se estaba viendo afectada (dormir no está tan sobrevalorado como muchos dicen).

Algunos meses han pasado desde entonces. He comprendido que lo primero que tengo que hacer es evitar perder es la capacidad de seguir soñando. No hay presiones externas (algunas se podrían tomar como tal, pero mientras uno no las considere, no cuentan), pero la premura con la que quería alcanzar ciertas metas opacaba esa parte de mí que me trajo a Japón hace 10 años y medio. Y sin ella, definitivamente no hay rumbo qué seguir; solamente me encontraría navegando sin rumbo durante quién sabe cuánto tiempo.

Además, recuperé el gusto por varias actividades que consideraba casi perdido. Nadie lo sabe, pero en esto tienen mucho que ver personas que están en México y que ni siquiera conozco en persona. Es más: ni siquiera ellos están enterados de cómo ciertas actividades que realizan me han ayudado a reenforcarme, y gracias a eso pude disfrutar como nunca un par de eventos por esta parte del mundo.

No obstante, pienso que lo más importante de este tiempo ha sido dejar de ser duro conmigo mismo y culparme por algo en lo que no tenía control. Y eso no es nada críptico, ni tampoco un secreto: mi doctorado. Cumplí ese sueño, pero no de la manera que habría querido, y lo que pasó después de obtenerlo no significa que no le haya echado las ganas necesarias. Le hice caso a muchas personas que se cansaron de sugerirme que mirara hacia atrás y viera el camino que he seguido. Gracias a eso, entendí de dónde viene mi disgusto y que no era nada más una excusa que había inventado.

Todavía tengo mucho, pero mucho que aprender.

Más de alguno de los que me leen seguramente está pensando: “¿Y ahora qué fumó Manuel?”, y la respuesta es: “serenidad”, aunque no toda la que necesito. La vida continúa y hay que enfrentarse todos los días a diferentes retos. Pero sobre todo eso, quiero seguir siendo alguien que cree que puede comerse el mundo; que, de alguna forma, puede cambiarlo; quiero volver a soñar que puedo ser astronauta, bombero, futbolista, y quiero decirme a mí mismo que sí puedo, y que es sólo cuestión de que ponga el objetivo en la mira para poder alcanzarlo.

Sigo creyendo que siempre tengo la edad perfecta para realizar algo. Estuve cerca de perder esa idea. Pero nel, no me dejo. Hoy a los 35 años, y siendo el décimo aniversario que celebro en Japón (porque uno me tocó estar en México) estoy fresco (ignoren por favor el estado físico – piernas sobre todo. Recuerdo del monte Fuji), y creo que sí, me puedo comer el mundo. Lo que sigue es ver los cubiertos que usaré.

Cuando se te olvida dónde estás…

Hace aproximadamente una semana tuve la “suerte” de que la policía me parara y me pidiera mis documentos. Esto fue cerca de la estación de tren en donde vivo, un lugar muy tranquilo, sin mucho bullicio, alejado de la zona principal de Tokio. No obstante, hasta después de haberme mudado por acá me percaté de que hay muchos extranjeros por acá, especialmente filipinos. No, no tengo absolutamente nada en contra de ellos ni de ningún otro extranjero por acá, simplemente lo menciono porque es indicio de que la policía hace esas “revisiones de rutina” más frecuentemente que en lugares donde casi no hay.

El caso es que aquí yo “incité” al policía a que me detuviera porque no traía lamparita en mi bicicleta, y se supone que debo tener. Justamente al salir del estacionamiento de bicis (駐輪場, chuurinjou) y dar la vuelta a la esquina, un policía en motocicleta me hizo la seña que me detuviera, me preguntó por la lámpara, y le dije la verdad: que se había descompuesto y no la había cambiado. De ahí empezó la revisión a ver si la bici no era robada, mi tarjeta de residencia, y el típico interrogatorio de “¿dónde trabajas?” y “¿cuánto tiempo tienes en Japón?”. Respondí después de que le pedí que se identificara como policía, algo que generalmente los saca de onda porque no esperan que se los pidas. El chiste es estar seguro de que quien te está interrogando sea realmente policía (porque luego andan de civiles) y no le estés dando tu información a cualquier extraño que te lo pide.

Lo importante de esto es NUNCA ser grosero, ni levantar la voz, y siempre usando el japonés más cortés que sea posible, explicando la necesidad de saber si le están dando la información a un policía real por aquello de los fraudes. Nunca he tenido problemas al responder de esa forma, y siempre termino con una breve, pero amena, plática con el policía de cómo le ha ido, de cómo es mi trabajo, de que si hablo japonés bien, etc.

El título de esta entrada hace referencia a que has pasado mucho tiempo en algún lugar, te acostumbras, y algunas veces se te olvida que no eres de ahí, o bien de lo que, en el caso de Japón, otro extranjero puede considerar raro. Suena extremo, y no es muy común, pero llega a suceder.

Hace poco me hicieron la pregunta clásica de “¿qué es lo que más te sorprendió de la cultura japonesa la primera vez que viniste a Japón?”, pero con el agregado de “¿o has estado tanto tiempo aquí que ya se te olvidó?”. Ciertamente no se me ha olvidado, pero de repente sí se me pasan detalles que, al escucharlos de alguien más, recuerdo e inmediatamente asocio a experiencias vividas de este lado del mundo. Algo así estoy usando para detallar lo más posible la siguiente entrada de “Los años maravillosos”, y todavía no sé si será una sóla o de plano la divido y la saco en 2 partes.

Algo que no se puede olvidar de ser extranjero en Japón es que siempre te lo van a recordar de alguna u otra forma, incluso aquí en Tokio. Aunque sé que nadie lo dice o pregunta con mala intención, comentarios como “¡Oh! ¡Sabes usar muy bien los palitos!”, “¡hablas muy bien japonés! (después de simplemente saludar)”, de que los de McDonald’s te vean e invariablemente te muestren primero el menú en inglés , o de que llegues preguntando algo en japonés y a fuerzas te quieran responder en inglés, te recuerda de que no importa cuánto tiempo tengas en Japón, siempre serás extranjero a sus ojos, por lo que ya sabemos de la sociedad homogénea. Y no nada más lo digo yo: los “half” (forma de llamar a los hijos de japoneses con extranjeros, y que en algunos casos es considerada ofensiva) comentan que es difícil que la gente acepte que son japoneses (hayan nacido y crecido en Japón) simplemente porque no tienen cara de japoneses.

Esta tendencia está cambiando, es cierto, pero falta mucho para que el cambio se consolide, primero en la capital, y luego en otras zonas del país.

Con todo, todavía tengo que encontrar al japonés que, sin conocerme, pueda escribir mi nombre sin errores. Si yo escribo mi nombre como メディナ ゴンサレス マヌエル, en primera, NADIE le atina nunca al “Medina”. Siempre soy “Melina”, “Menina”, “Mebina” o algo similar. Hasta que me sugirieron que dijera “es DI, como en Disneyland” (vocabulario conocido por todos los japoneses), sufría siempre que tenía que dar mi nombre por teléfono. Y en “González”, SIEMPRE  lo escriben como ゴンザレス (con ザ en vez de サ), siendo que muestro mi identificación oficial y mi tarjeta del seguro médico y en todas dice ゴンサレス, pero por costumbre siempre lo escriben de la otra forma.

Seguimos disfrutando Tokio.

Algunos detalles arreglados

Desde que instalé el plugin para tuitear entradas antiguas, varias personas me hicieron la observación de que en ninguna parte aparecía el año en el que la entrada había sido escrita. Recibí también comentarios en entradas antiguas en las que los lectores pensaban que era la entrada nueva. Cierto es que en la URL de cada una viene el año, pero ahí nadie la va a ver.

Muy lejos de ser siquiera novato en diseño gráfico, modifiqué el tema que uso en el blog para poder agregar el año en donde aparece la fecha. Para lograrlo, tuve que modificar la imagen original, la stylesheet, y agregar al archivo index.php del tema las líneas de código para mostrar el año.

El resultado lo pueden ver en cualquier entrada. Espero que no se salga de los márgenes, sobre todo en IE. Ahí les encargo si ven algo extraño.

Mientras tanto

$ wc luz.txt 
  327 13975 80072 luz.txt

$ wc aniosmaravillosos-nuevo.txt
  128  6360 36352 aniosmaravillosos-nuevo.txt

Como que todavía me falta un buen para llegarle al número de palabras del post Luz (13975). No es que quiera romper ese récord con el siguiente post de “los años maravillosos”; simplemente me entró la curiosidad de saber de cuántas palabras consiste cada uno.

¿Cuándo estará listo? Cuanto más pronto, mejor. Lo malo es que no he podido escribir en el tren de camino al trabajo (ni en el de regreso), y en el trabajo no me puedo poner a escribir esto (además de que el teclado, un HHKB Lite2, es muy ruidoso). Tampoco me ha ayudado la carga de trabajo que he tenido en estos días.

Para poner al tanto el blog, aunque sea un poco, he de mencionar que ayer, así de buenas a primeras, me cambiaron de lugar en la oficina debido a que también me cambiaron de departamento. Dejo de ser 100% sistemas para ser 50% R&D y 50% sistemas, pero ahora estoy junto a los demás investigadores. Obviamente no me molesta para nada porque eso era lo que había pedido desde un principio, pero sí me dolió dejar mi rinconcito en donde nadie se asomaba y nadie se metía.

Hace un par de semanas me tocó manejar por casi 8 horas (4 de ida y 4 de vuelta) todo por ir a unas aguas termales en Saitama que se antojaban decentes. Sí, lo eran, pero el lugar era mucho más chico de lo que se veía en la foto. Sirvió para distraerme, cierto, pero los embotellamientos están con ganas aun fuera de Tokio.

Dejen les presumo algo:

El trofeo de platino de Resident Evil Revelations – Unveiled Edition (PS3). Me costó trabajo, sobre todo el Ghost Ship, porque nunca jugué en línea. Me lo aventé todo yo solito.

Úlimamente he revivido mi GameCube, y como es una consola vieja los juegos son muy baratos. Encontré Eternal Darkness en 500 yenes. El único que no he podido hallar en menos de 6000 yenes es el de The Legend Of Zelda – Twilight Princess. Es raro encontrarlo, y cuando lo ves, el precio es muy alto.

Han estado movidas las últimas semanas. A veces se me va la onda de qué día es y de lo que tengo que hacer. Por ello, un favor: si a alguien le debo algún correo o alguna respuesta, no sean malos y díganme. No lo hago de mala fe, y a la mayoría de personas que me preguntan algo o me mandan correo siempre les respondo, pero a los que no es porque de plano se me pasa.

Por cierto, una sugerencia recurrente que he tenido en el blog es el de poner el año en el que fue escrita cada entrada. Aunque en la URL viene incluido, lo cierto es que al usar el plugin Tweet Old Posts, tanto los nuevos lectores como los que ya tienen tiempo por acá pero no han leído todo se van con la finta de que la entrada es nueva y se confunden al enterarse que ya no estoy en el doctorado, que ya no vivo en Fukuoka y que ya tampoco he tenido la oportunidad de presentar sobre México en las escuelas. Eso está en la parte más alta de mi lista de pendientes y en la primera oportunidad lo agregaré. No es que sea difícil, sino que si nada más cambio el template de cada entrada, tendría que volver a hacer el mismo cambio cuando salga una versión nueva de él. De cualquier forma, lo del año estará ahí pronto.

En cuanto tenga lista la siguiente parte de los años maravillosos, la subo.

Un mexicano en Guam

Muchos de los becarios en Japón aprovechan las vacaciones para viajar fuera del país: algunas veces se van a Europa, otras a diferentes partes de Asia, y otros tantos a otros países del continente americano además de México. Es común que se aprovechen los periodos vacacionales largos para regresar a ver a los amigos y a la familia también, pero la recomendación que se hace una vez habiendo obtenido la beca es de “viajar a donde en otras circunstancias no sería tan fácil”.

Yo no aproveché tal oportunidad. En mi tiempo de becario optaba por viajar dentro de Japón y, de vez en cuando, regresar a México (una vez cada 2 años aproxidamente). Los únicos países que visité además del rancho fueron Australia, Hong Kong y Macau, y eso porque fui a presentar un par de artículos técnicos durante el doctorado.

Después de graduarme, sólo había regresado a México un par de veces, y no había tenido la oportunidad de viajar a otros destinos, tanto por falta de recursos económicos como de tiempo. Este verano no iba a ser la excepción, pero resultó ser que en la empresa donde laboro actualmente dan 5 días de vacaciones de verano, así que fue el pretexto perfecto para buscar un destino relativamente barato y que me permitiera desintoxicarme (aunque fuera un poco) del modus vivendi japonés. La opción fue Guam, pero eso de las “vacaciones de verano” fue todo un circo. Explico:

Yo sinceramente no contaba con esos días. En Japón tienes derecho a 10 días de descanso el primer año, y a uno extra por cada año que estés en la empresa, hasta un máximo de 20 (si mal no recuerdo). El punto importante aquí es que esos días se tienen que usar para cualquier cosa que se presente y que te impida estar en el trabajo a esas horas. ¿Tuviste un accidente y tienen que hospitalizarte? Usa tus días de vacaciones si no quieres que te descuenten el sueldo. ¿Necesitas hacer un trámite bancario o en la oficina de migración referente al trabajo que desempeñas? Usa tus días de vacaciones. 10 días el primer año suenan “muchos”, pero cuando te das cuenta de que para todo necesitas usarlos, andas cuidando no tener que ausentarte para poder pedir días libres juntándolos con días festivos para poder descansar más tiempo. Por tanto, 5 días extra sonaban perfecto.

A mediados de junio, pregunté a los del equipo que si había problema en que tomara esos días del 19 al 23 de agosto, y nadie dio negativas. Le hice saber al jefe que tomaría esos días y que ya estaba el visto bueno por parte de los demás, así que sólo tendría que escribir el permiso, que me lo firmara, y entregarlo al departamento de administración. Hice todo lo que debía y así quedó todo. Esto fue un viernes.

El viaje fue planeado un día después. Había paquetes baratos que incluían el avión y el hotel, y como había decidido descansar la semana siguiente al Obon, los precios bajaban espectacularmente. Hice la reservación, saqué los ahorros y pagué ese mismo día. Ya nada más era cuestión de sacar la visa de Estados Unidos y prepararme para el viaje… o al menos eso creía.

El lunes siguiente el jefe me manda llamar y me dice que “se le olvidó” que los empleados por contrato (los que todavía no son oficiales) no gozan de esas vacaciones; que si quería descansar los días acordados tendría que usar días de mis vacaciones “normales”, y que lo disculpara por el error. Yo así con cara de “no manche…”. Obviamente le reclamé, porque las vacaciones de verano comenzaron a mencionarse desde mayo en las juntas del departamento de sistemas (donde fue que me enteré de ellas), y varios del departamento, incluyendo el mismo jefe, continuamente me preguntaban si las usaría para viajar a México. Todo quedó en un “haré lo que pueda” de su parte y en un “pues aunque sea así, pero me voy” de la mía.

Después de ese sinsabor, todo lo demás salió bien: obtuve la visa, se hicieron las compras necesarias, y el pasado 19 de este mes se realizó el viaje.

 

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Buscar trabajo en Japón estando en México

En las últimas semanas me han llegado muchos correos pidiéndome consejos y asesoría para buscar trabajo de este lado del mundo estando en México. A todos los que me han escrito les he respondido más o menos lo mismo, adaptado a cada caso y situación que me hacen el favor de contarme.

Con el objeto de que estas respuestas le puedan ser de ayuda a alguien más, decidí compilar todo en una sóla página y ponerla aquí en el blog:

http://manuel.midoriparadise.com/buscar-trabajo-en-japon-desde-mexico/

No se esperen lista de agencias de trabajo, ni “trucos” para quedarse por acá. Es un proceso descrito desde mi punto de vista, basado en mi experiencia y en cosas que he visto en varias personas con las que he convivido.

Échenle un ojo. Si les ayuda en algo, ¡qué bien! Si creen que debería ahondar más en algún detalle, avísenme por favor por medio de los comentarios.

¡Saludos!

Monte Fuji, 10 años después

Entre quienes escriben un blog estando en Japón es casi un ritual tener una entrada del estilo “¡escalé el monte Fuji!”. ¿Yo? Hasta el momento no tenía ninguna; primero porque vivía en Fukuoka, y segundo porque nunca había planeado ir realmente. Ahora, estando en Tokio, y con muchos amigos mexicanos, el pasado 20 de julio nos lanzamos a la aventura.

 

Los participantes en tal importante evento:

  • Sandy
  • Luisa
  • Janet (amiga de Luisa que vive en Australia)
  • Magda
  • Eduardo
  • Joel
  • Poncho
  • Esdras
  • Edgar (quien tomó la foto anterior)
  • Su humilde servidor

La cita fue en Shinjuku. Sandy (@Sandyael) se encargó de hacer las reservaciones correspondientes; encontró un tour para subir con guía, dormir un rato en una de las posadas en la montaña y entrar a aguas termales el siguiente día. Todo sonaba perfecto.

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