El 2017 en un kanji

Kanji de los años anteriores

Otro año está por llegar a su fin, y como es tradición en este blog, cerramos el año describiendo (o intentando describir) en un kanji lo más relevante que me pasó durante este periodo.

Este año tuve varios candidatos, y fue hasta el último momento cuando me decidí por uno. Algunos tenían una connotación muy negativa, así que mejor los deseché y preferí algo que fuera, si bien no del todo positivo, algo realista que definiera bien el transcurso del año:

Se lee “nemu”, “min”, “me”, y significa “sueño”, “dormir”. Se usa en palabras como 眠い (nemui, “tener sueño”), 眠たい (nemutai, “tener sueño”), 睡眠 (suimin, “sueño (de la sensación de dormir, no de soñar)”), por mencionar algunas.

Primero, el hecho de que mi hijo no se durmiera sino hasta cerca de las 2 am. Mi esposa y él felices de la vida porque podían despertarse a cualquier hora, pero yo tenía que levantarme temprano para ir a las mazmorras trabajar y a veces andaba en calidad de “zombie”.

Después, las responsabilidades aumentaron, y con mi hijo creciendo y cada vez más activo, queda menos tiempo personal. Aprendí que para hacer algo por mi cuenta tenía que sacrificar horas de sueño, y así lo hice:

  • Comencé a hacer ejercicio en forma levantándome a las 5 am diario.
  • Tiempo de estudio, sobre todo lo del curso de la Universidad de Tokio que estoy tomando.
  • Tiempo para jugar un poco Street Fighter.
  • Tiempo para bobear en internet.
  • Muy de vez en cuando (creo que fueron 2 veces nada más) ver una película.

Sí, termino exhausto cada día, pero no significa que siga con ese ritmo tan pesado, menos ahora con tanto frío a esa hora. No obstante, mi cuerpo “se acostumbró” y a veces estoy levantado a las 5 am sin ganas de hacer nada. Apenas hace un mes aproximadamente comencé de nuevo a despertar un poco antes de las 7 am, y el ejercicio pasó a los fines de semana que es cuando puedo hacerlo un poco más tarde.

Definitivamente necesito dormir más, pero en lo personal no me arrepiento de la decisión. Recordé que ya no tengo 20 años (lamentablemente), pero me fue posible despejar la mente.

El próximo año creo que será más fácil ahora que mi hijo ya duerme toda la noche.

Como dicta la tradición, también aquí menciono el kanji del año en Japón: 「」. Se lee “kita”, “hoku”, entre otras lecturas. Su significado principal es “norte” (punto cardinal), y vaya que causó controversia en internet: una de las razones por las que fue elegido fue el número de misiles que Corea del Norte lanzó y que cruzaron espacio aéreo japonés. Corea del Norte en japonés es 北朝鮮 (kita chousen), y la gente alegaba que era absurdo que hubieran escogido el kanji que representa al país que atenta contra la vida y la paz en Japón. Otra de las razones que se manejaron fue la de las fuertes lluvias que causaron grandes daños en la parte norte de Kyushu.

Para los interesados, aquí está la liga del comunicado oficial del kanji del 2017. Es un PDF en japonés.

¡Nos vemos en 2018!

Asistiendo a un funeral

Con ya cerca de 15 años por este lado del mundo muchos pueden pensar que he visto y vivido de todo, y en cierta medida no están equivocados. Sin embargo, afortunadamente hasta la fecha no me había tocado que alguien relativamente cercano a mí falleciera y me enterara a tiempo (porque un compañero de un trabajo anterior falleció y no me enteré hasta casi un año después), y eso significa que no había tenido la oportunidad de asistir a un evento de esta índole.

Por desgracia, el pasado mes de noviembre una de las jefas y miembro del comité directivo de la empresa donde laboro actualmente murió de repente. Desde que vi el título del correo sabía que eran malas noticias: 「訃報」(fuhou, literalmente “aviso de defunción”), y cuando vi quién era me quedé helado por un momento: hacía relativamente poco la había visto en la oficina y había conversado con ella un rato. No era mi jefa directa, y nunca trabajé bajo su supervisión, pero sí era alguien notable y alguna vez estuve ayudándole a su equipo en asuntos que salieron de emergencia.

Lo primero que pensé fue: “¿Tengo que asistir al velorio?”. Y no, no es que sea un insensible, sino que ese tipo de eventos se manejan de una forma especial en Japón, y en algunos casos no es bueno asistir a a ellos a menos que hayas tenido una relación más “de peso” con la persona fallecida o con sus familiares, y más cuando se trata de alguien del trabajo, porque no tienes idea ni de qué murió la persona ni cómo la familia lo tomó. Basta recordar los incontables casos de 「過労死」(“karoushi” muerte por exceso de trabajo), en donde muchas veces la familia no quiere ver ni en pintura a los jefes o encargados de la compañía. Aprovecho para mencionar que algo similiar me pasó con el caso del ex-compañero de trabajo arriba mencionado: por respeto pensaba ir a su casa y hacer reverencia al altar budista que generalmente los hogares tienen, pero mi esposa me advirtió que era posible que, sin conocer las circunstancias de su defunción, la familia no quisiera tener nada que ver con la empresa donde él laboró, y me pidió que primero preguntara por otro lado para cerciorarme de la situación; dicho y hecho, me dijeron de forma muy indirecta que “el funeral había sido algo muy personal donde solamente la familia había estado presente”. Entendí lo que me quisieron decir y ya ni le moví.

Regresando al caso en cuestión: sí, tenía que asistir, no era opción. No es que sea forzosamente obligatorio, pero en general te ganas alguna etiqueta rara entre los compañeros de trabajo si no vas y no tienes una excelente excusa para justificar tu falta. Problema: hay que prepararse, y si no tienes nada de lo necesario, comprarlo todo de jalón es un gasto fuerte. Hasta aquí muchos pueden pensar que es “normal”, pero cuando entra en cuestión la cultura japonesa, los detalles extra salen a la luz y de nueva cuenta te hacen ver lo minuciosa que puede ser. No que eso sea malo, pero sí es diferente a lo que estoy acostumbrado.

Antes de entrar en detalles, déjenme dejar algo bien en claro para evitar malinterpretaciones: la muerte de cualquier persona no es un suceso bonito ni feliz; en todo momento hay que guardar respeto por la persona fallecida. No porque haga comentarios “chuscos” sobre lo que conlleva asistir a un funeral en Japón (en el sentido de lo que me parece raro o es primera vez que lo veo/hago) quiere decir que le haya faltado el respeto a la difunta o a su familia, y tampoco el hecho de que sea primera vez que me topo con esta situación y tenga que aprender lo que se tiene que hacer por medio de ver a los demás e imitar lo que hacen no quiere decir que esté cometiendo una grosería y esté jugando con el dolor ajeno para incrementar mi cultura y poder demostrarla en otra ocasión. Entiendo que la percepción de este tipo de eventos es diferente para quienes no viven en Japón o no conocen las costumbres a fondo, pero cuando la misma gente japonesa te dice “tú imita a los demás”, “estando el lugar aprendes más rápido que leyendo” y sabiendo que aquí cuidan hasta los más pequeños detalles, obviamente es lo que vas a hacer.

También quiero aclarar que esto no es una guía oficial de “qué hacer en un funeral en Japón”. Hay otros sitios que explican, con lujo de detalle, todo lo que hay que hacer y cuidar. Lo aquí escrito es mi experiencia y, como siempre lo recalco, eso no significa que sea la verdad universal.

Dicho lo anterior:

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