Después de haber usado teléfonos celulares dirigidos al mercado japonés, hace un par de semanas me decidí a comprar un smartphone de “la nueva generación”. Y como ustedes, quienes me hacen el favor de leerme, seguramente están imaginando, mi opción fue un teléfono con Android.
Antes que nada, he de hacer mención que no es mi primer smartphone. Hace algunos años usé uno estilo “blackberry”, el cual tenía el infame windows mobile 6, pero lo cambié en la primera oportunidad que tuve debido a que en ese entonces el mercado japonés todavía no estaba preparado para esa clase de teléfonos.
Primero fue muy difícil decidirme por un modelo en particular. Tener Android sólo significa una cosa para mí: rootearlo, es decir, alterarlo para tener acceso como súper usuario, lo que significa tener el control absoluto del teléfono. Si hubiera escogido un iPhone también le habría hecho jailbreak. El caso es que había que escoger un teléfono que se pudiera rootear, pero los de fabricantes japoneses se han destacado por no poder hacerlo. Y por otro lado, con un smartphone perdería todas las funciones que han caracterizado a los teléfonos celulares nipones desde hace muchos años: dinero electrónico, televisión, acceso a la red WAP (que es muy usada en este país). Por fortuna, la nueva generación de smartphones con Android contiene también esas funciones, pero siendo de fabricantes japoneses significa no poder rootearlo. Tenía que decidir entre el root o la conveniencia de las funciones arriba mencionadas.
Durante unos días pensé cuál podría ser mi mejor opción, y me decidí al principio por un Aquos Phone de Softbank, que viene con Gingerbread (Android 2.3) y las funciones de los teléfonos japoneses. Sacrificaría el root por ellas.
El hecho de que este teléfono tome fotos en 3D sinceramente me daba lo mismo.
Estuve indeciso, pero aun así fui a una tienda de Softbank a hacer cambio de teléfono, y me dijeron que era mejor que esperara hasta el 1 de julio, ya que el pago del teléfono anterior terminaba en junio y así no sufriría ningún cargo extra por “deshacerme” del teléfono antes de tiempo (por sus contratos raros que te obligan a usar un equipo por mínimo 2 años). Yo iba medio convencido por el teléfono mostrado arriba, pero tener que esperar varios días me dio tiempo para estudiar otras posibilidades.
Consultando en Twitter, Felipe me recomendó un teléfono: el HTC Desire HD. Erick hizo hincapié en lo que ya venía pensando: ¿sacrificaría el root por funciones japonesas? El punto era que yo sí usaba esas funciones, en especial el dinero electrónico y la red WAP, por lo que sí me dolería dejarlas… pero ustedes saben que puede más el lado geek, y después de ver lo que ofrecía el teléfono recomendado, aunado con que los HTC son los teléfonos que tienen de las mejores redes de desarrolladores (y por ende, altas probabilidades de poder ser rooteados), me convencieron y me di a la tarea de buscarlo. Softbank lo maneja como el modelo 001 HT, y al revisar el sitio web, me enteré de que salió a la venta en Japón en diciembre del año pasado. Siendo un teléfono ya no tan nuevo, creí que sería fácil encontrarlo…
Mi sorpresa fue grande al comenzar a recibir negativas en todas las tiendas de Softbank en Iizuka: el teléfono estaba agotado, y no había ya planes de volverlo a surtir. Y las sugerencias de los empleados de las tiendas eran diversas: mientras unos me decían que era probable encontrarlo en algún lado de la prefectura de Fukuoka, otros trataban de convencerme de abandonar la búsqueda y mejor escoger otro modelo. Pero yo no quería rendirme puesto que me había costado trabajo decidirme por un teléfono en particular.
Para no hacerles el cuento tan largo, llamé por teléfono a todas las tiendas de Iizuka y a casi todas de la ciudad de Fukuoka. El resultado siempre era el mismo: “no hay”. En sitios japoneses había quienes referían que lo habían encontrado en alguna tienda en la prefectura de Hyogo o en Osaka, mientras que otros compartían mi mala suerte y reportaban no encontrarlo por ningún lado. Recordé entonces que, en una de las idas a Tokio a entrevista, lo había visto a la venta en una tienda de electrónicos de Akihabara, pero en ese entonces no lo compré porque pensé que sería más fácil (y conveniente) adquirirlo en Fukuoka… Pero si lo había visto ahí, significaba que el teléfono lo podía conseguir fuera de las tiendas de Softbank; lo único que había que confirmar era que en Softbank lo aceptaran y me hicieran el trámite de cambio de equipo (conservando el mismo número). Y aquí fue donde me topé con algo que caracteriza a ese proveedor de telefonía celular en Japón: incongruencia e inconsistencia en lo que los empleados te dicen: en algunas tiendas te dicen que sí se puede algo, y en otras te dicen que no.
El servicio al cliente de Softbank no es malo; el problema es que es raro que haya empleados que realmente puedan contestarte preguntas específicas. Cierto es que, cual robot, deben aprenderse el proceso para dar de alta un celular, el papeleo, las explicaciones que hay que darle al usuario, etc., etc., pero bien podrían salirse de su script para responder a una pregunta sin echarte un discurso que por lo general no tienen nada que ver. En el caso que nos compete ahora, una chica de una sucursal me dijo que no era posible quedarme con el mismo número de teléfono si no compraba el dispositivo en una tienda de Softbank; se perderían todos mis puntos acumulados y tendría que hacer nuevo contrato. Me “sacó de onda”, lo reconozco, pero ya con la experiencia anterior cuando tuve la Blackberry decidí subirme al carro, ir a otra sucursal y preguntar exactamente lo mismo. Y me convino: me atendió una nena lindísima, con una sonrisa prefabricada pero no menos encantadora, y ante lo “difícil” de mi interrogante se excusó para ir a plantear la duda a su superior. Resultado: no había problema. Lo único que no podría hacer era enrolarme en el plan de seguro para el teléfono que ofrece Softbank en caso de que algo le pase a tu aparato. “Nada más tengo que ser cuidadoso”, le dije con una voz entre normal y derritiéndome por la suya… aunque reaccioné inmediatamente al recordar que todo era prefabricado. Ni modo. Al menos tuve buenas noticias sobre el teléfono.
Busqué en internet y encontré el mencionado modelo en una especie de “mercado libre” o “ebay” japonés (y no es Yahoo Auctions). El precio estaba muy bien, así que me decidí a adquirirlo. Un par de días después tendría el teléfono a la puerta de mi casa. Para ese entonces, ya había leído cómo rootearlo, y hasta había hecho lista de los ROM que quería instalarle. Pensé que una vez activado, lo único que restaría era obtener el root y comenzar a jugar… y en parte así fue, pero nunca conté con un pequeño detalle: que la batería me daría problemas.
Aquí un paréntesis: los ROM no oficiales de Android son como distribuciones de Linux: hay varias, y uno escoge la que mejor se acomode a sus necesidades. Por supuesto que rootear el celular ya de entrada hace nula la garantía, y al instalarle un ROM, uno está por su cuenta (siempre con la ayuda de internet, claro).
El HTC Desire HD viene de entrada con Froyo (Frozen Yogurt, Android 2.2), y aunque funciona sin problemas, la más reciente versión de Android para teléfonos celulares es Gingerbread (2.3). Honeycomb es la versión 3.0, pero está optimizada para tablets. Google planea unir las versiones de Android de teléfono y tablet en Ice Cream Sandwich (3.1). Y después del breviario cultural de versiones, el caso es que quería ponerle Gingerbread desde el principio. Al activar el teléfono, lo primero que hice fue rootearlo; luego intenté actualizarlo a la versión oficial de 2.3, pero me marcaba error siempre que se reiniciaba para comenzar la instalación. Me cansé de esperar, y decidí ponerle un ROM no oficial directamente. El primero en la lista fue Cyanogenmod 7.10 RC.
El proceso fue muy sencillo. El teléfono reinició con el ROM mencionado, el cual usa la versión 2.3.3 de Android. Todo perfecto. Comencé a personalizarlo, a bajar aplicaciones, y en general, a disfrutar la vida con smartphone. Sin embargo, noté que la batería se estaba gastando muy rápido… al grado de que después de 6 horas ya se me había acabado una carga de 100%. Sabía que este tipo de teléfonos consumen mucha batería y hay que cargarlos más frecuentemente que los celulares japoneses (el mío lo cargaba una vez a la semana y le daba buen uso, red WAP incluida), pero 6 horas se me hizo muy poco, así que me eché otro clavado a los foros, y al mismo tiempo comencé a preguntar en Twitter al respecto.
Pasé por la típica ruta que le dan a los no tan metidos en este mundo: “Apágale el GPS, Bluetooth, WiFi”, “bájale el brillo a la pantalla”, “quítale las actualizaciones en segundo plano”, y un largo etc. Ya había hecho todo eso, pero de cualquier forma volví a revisar todo (siempre se te puede ir algún detalle). Nada daba resultado. Pensé que podría ser el ROM que le había puesto, así que decidí cambiarlo. De Cyanogenmod me pasé a MIUI; muy estable, es cierto, pero hace que el teléfono parezca un iPhone. Dejando eso a un lado, no tuvo ningún efecto, pues la batería seguía durando 6 horas a lo mucho.
Revisando foros, leí sobre la calibración de la batería. Pensé que por ahí podría ser la solución, pero después de intentarlo no logré nada. Encontré también un “truco” para hacer que la batería dure más al principio (pero a la larga le acorta el tiempo de vida)… nada. Comencé a desesperarme.
Le cambié el ROM a LeeDroid, la versión más reciente. Mismo resultado. Erick me mencionó algo que me dio una pista: todos los ROMs que le había puesto estaban basados en Gingerbread… ¿podría ser acaso que la versión de Android fuera el problema? Había leído casos aislados de HTC Desire HD que tenían problemas con la batería en esa versión, pero eran pocos y muy raros. Erick comenzó a pensar en una posible falla de hardware. Con el teléfono rooteado, la garantía se anula, por lo que por un momento pensé que había perdido el dinero al hacer la compra.
Pensé también en que la pila estaba mal, idea que Javier secundaba. Ya sin muchas esperanzas, pedí desde Hong Kong una batería de 1800 mA, es decir, más potente que la original (de 1300). Tardó 10 días en llegarme… y no hubo ningún cambio.
Finalmente, después de muchos intentos fallidos, de cansarme de cargar el teléfono hasta 3 veces al día y de estarme desvelando tratando de resolver el problema, intenté lo último: antes de flashearle el primer ROM, hice un respaldo del original de Froyo ya rooteado, por lo que era posible regresarlo. No perdía nada volviendo a intentarlo (instalar un ROM no toma más de un par de minutos) y así lo hice. ¡Oh sorpresa! La batería me había durado todo el día con uso muy moderado de Twitter e internet… ¡y todavía tenía 70% de carga! Todavía me aguantó el día siguiente, y por ahí de las 48 horas por fin la carga había disminuido a 20%. Decidí cargar el teléfono nuevamente y ahora sí usar un poco más internet y esas funciones que normalmente gastan batería: resultado: 60 horas de duración antes de que me pidiera que recargar la batería. ¡Victoria!
Con todo, la batalla no ha terminado. Después de darle muchas vueltas al asunto y leer todavía más sitios de desarrolladores, he llegado a la conclusión que el problema es el radio que le instalé y la forma en la que éste interactúa con Gingerbread. El radio es un firmware que controla desde los niveles más bajos las funciones principales del teléfono. Al rootear el mío, le instalé la versión que venía en la guía, pero nunca la cambié al momento de instalarle otros ROMs. En Froyo no hay ningún problema y el teléfono funciona a la perfección. Lo que sigue es respaldar el radio actual, instalarle el recomendado para el ROM que quiero usar y flashear ese ROM.
En conclusión, tomen los siguientes puntos de alguien que viene de usar teléfonos celulares japoneses:
- Los smartphone son útiles y el número de aplicaciones que tienen es muy amplia, pero en cuestiones de batería los celulares japoneses se llevan el primer lugar.
- La red WAP es muy utilizada en Japón. Un smartphone normalito (como el que tengo) no puede hacer uso de ella (no hay cupones de McDonalds, Tekken-Net, etc.).
- Ahora que se ha puesto de moda lo de los pagos por NFC en Android, para mí no son nada del otro mundo puesto que los celulares japoneses tienen esa función desde hace ya muchos años.
- Los smartphones más recientes fabricados por empresas japonesas ya combinan lo mejor de los 2 mundos: Android con funciones de un celular tradicional en este país (WAP, televisión, dinero electrónico). El problema es que no se pueden rootear, por lo que hay que hacer una elección: esas funciones o el root.
- Tener un teléfono con Android es una experiencia muy buena, pero lo es más si lo rootean y le instalan ROMs no oficiales.
- Contrario a lo que pueden pensar muchos, sí he manejado el iPhone 4, y lo encuentro como una experiencia realmente muy buena para el usuario final, además de que el número de aplicaciones disponibles rebasa por mucho a las que hay en Android.
- Como ya he comentado antes, no hay que olvidar que fue el iPhone el que rompió la barrera del rechazo general a smartphones en Japón, y que gracias a eso entraron muchos más teléfonos con Android.
- Sin embargo, en Japón ya se comercializaban smartphone antes de que el iPhone existiera. Yo tuve uno estilo Blackberry, pero era MALíSIMO, y como en ese entonces no tener red WAP hacía a un celular prácticamente inservible, terminé por cambiarlo por uno “normalito”.
Odio los nombres de las versiones de Android ^^;
Qué bueno que funcionó lo de la batería, te hubiera encargado una para mi Palm de paso jeje.
Siempre son entretenidos tus publicaciones. Yo pensé que todo celular allá tenía las funciones japonesas. Que bueno que funcionó ya tu cel, aunque fotos en 3D… han de ver estado chidas.
¡¡Orale!! Qué buena pista…
Hace poco conseguí un Sony Xperia Play en Telcel y está muy chido pero la batería -con suerte- le duraba 4 horas… También tiene el Gingerbread, voy a checar lo del radio…
Me desesperaba mucho estarlo cargando a cada rato y mejor se lo dejé a mi hija. Ya nada más se lo secuestro cuando tengo que probar alguna aplicación.
Sigo prefiriendo el iPhone, me parece que aún es muy superior a Android, aunque los Widgets es algo que extraño mucho de Android.
Muchisimas gracias por la buenísima pista, Manuel… Voy a aprovecharla al máximo para que tus desvelos den buen fruto, je je je …
Por cierto… Abusando de tu amabilidad…
Para escribir kan a y kanji… ¿Cuál teclado recomiendas en Android?
Probé varios, pero ninguno me funcionó tan bien como el nativo de iOS… ¿Los móviles japoneses tienen un en particular? o ¿vienen en inglés y tu se lo tienes que instalar (como en México)?
¡Gracias otra vez?
Yo uso un x10 con una custom room y es una experiencia muy buena el problema es que es dificil encontrar roms terminadas sin que capen ciertas funciones del sistema.
me llama mucho la atención lo del uso del WAP…en México y otros países nunca ha tenido uso generalizado sobre todo por las tarifas para el usuario. De hecho, hasta lo veo como una tecnología obsoleta.
Woow no pensé que pudiera tomarle tanto tiempo a una persona elegir un celular :S generalmente todos nos vamos por la apariencia exterior y unos pocos piensan en las ventajas y desventajas. Realmente fue muy enriquecedor leer esta entrada aunque debo admitir que no comprendí todo lo que explicabas, en unos años cuando me gradué quizás sepa un poquito más y hasta pueda conversar contigo haha. Por otro lado entiendo que sabes bastante de programación y quería preguntarte si tienes algún libro que le puedas recomendar a un estudiante de fundamentos de programación, mis conocimientos en el área son bastante pobres…vamos a programar en C++ pero igual me gustaria ir un poco más allá de eso además quiero ponerle especial empeño a esto de la programación porque sinceramente le tengo miedito. Espero puedas ayudarme muchas gracias que tengas un bonito día/noche/tarde 🙂