¡Ah! Las aguas termales (温泉 – onsen)… Uno de los placeres que más me gustan de Japón. Es una gran manera de relajarse, siempre y cuando uno pierda el pudor de andar desnudo.
De esto último es de lo que se trata esta entrada:
¿Sabías que en las aguas termales, albercas y baños públicos en Japón, el staff femenino del lugar entra al área de hombres para hacer labores de limpieza, revisar el estado del lugar y la temperatura del agua, entre otras tareas, sin importar que haya gente desnuda?
Antes de que se emocionen, el “staff femenino” se refiere SIEMPRE a mujeres de edad relativamente avanzada. Y no, no pasa al revés tampoco (que el staff masculino se meta al área de mujeres).
Confieso que las primeras veces sí me quedé perplejo: todo el mundo desnudo, ya sea en el sauna, regaderas o en las aguas termales mismas, y de repente se oye una voz que dice (en japonés): “Con permiso…” y ¡zas! 2 señoras (de unos 50 y algo años) entran al lugar y se ponen a realizar sus labores. Ni ellas, ni ninguno de los usuarios, se inmutan.
En la alberca a la que solía ir en Iizuka, siempre estaba la misma señora limpiando el área del sauna y las regaderas. Te saludaba como si no pasara nada. Una vez, lleno de curiosidad, le hice plática y le pregunté (sí, yo estaba completamente desnudo) que si no sentía nada al ver hombres desnudos a su alrededor, y me respondió: “sí me da algo de vergüenza, pero nada más”.
La idea en Japón es que prácticamente nadie ve a las señoras de cierta edad de forma sexual, y de que ellas tampoco andan buscando eso, por lo que ponerlas de staff y enviarlas al área de hombres es para ellas simplemente otra responsabilidad que atender.
Algo similar pasa cuando uno va a lugares en donde hombres y mujeres pueden entrar al mismo tiempo (los famosos 混浴 – konyoku): si van con la esperanza de encontrarse chicas jóvenes se van a desilusionar; generalmente sólo encuentras hombres, o señoras de edad ya avanzada. A mí una vez me tocó entrar mientras estaba una pareja, de unos 40 años aproximadamente, y aunque la señora estaba de buen ver, ni ellos ni yo nos inmutamos por nada. Simplemente llegas, saludas, y te metes al agua caliente.