Servicio de arreglo de tumbas

Hace tiempo escribí sobre las Benriya, y explicaba que prácticamente se les puede pedir cualquier cosa que no sea un delito o que tenga tintes sexuales, y también mencioné algunos ejemplos. Bueno, éste es un servicio similar, nada más que dedicado a una tarea muy específica.

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¿Algún familiar o ser querido ya se te adelantó en el camino? ¿Lo extrañas mucho? ¿Quisieras ir a visitar su tumba pero te encuentras tan, pero tan ocupado, que nada más nunca encuentras tiempo para eso? ¡Ya no tienes por qué preocuparte más! Con este servicio, la tumba en cuestión estará perfectamente arreglada y le darás la atención que requiere sin necesidad de estar ahí.

Según el anuncio, el servicio incluye lo siguiente:

  • Lavado con agua.
  • Cortar el césped y recoger la basura que haya alrededor.
  • Ofrenda floral.
  • Incienso.

Y como todo trabajo es profesional, te mandan fotografía de cómo quedó todo una vez que esté terminado. El costo es, como pueden ver, de 16,200 yenes (impuesto incluido), pero también ofrecen descuento si los contratas por año. ¡Y los presupuestos son gratis!

Entiendo perfectamente que el mundo de los vivos siempre está acelerado, y que muchas veces las obligaciones nos “comen” el poco tiempo libre que tenemos, lo que hace que tengamos que cancelar o posponer planes, sobre todo en una sociedad como la japonesa. No obstante, y desde mi muy particular (y 100% rebatible) punto de vista, este tipo de detalles son (o deberían ser) muy personales, y deben (deberían) ser ejecutados por personas cercanas al fallecido. Independientemente de si creen o no en el más allá, en la vida después de la vida, etc., etc., a mí me gusta pensar que la persona que se fue de este mundo estaría mucho más contenta si alguien conocido fuera e hiciera por lo menos una de las tareas que este anuncio ofrece.

Quizá haya lectores que prefieran esta clase de servicios para tener una tumba siempre (o de vez en cuando) limpia y presentable, lo cual es perfectamente válido y respetable, pero yo no concuerdo con ese punto de vista.

Diferencia de culturas. Tengo casi 12 años por acá y Japón no termina de sorprenderme.

Nombres

Nombres. Todos tenemos al menos uno, y seguramente conocemos a alguien que tiene 3 o más (mi hermana mayor, por ejemplo).

Hay nombres bonitos, con porte, o que simplemente se oyen bien, pero también hay nombres que nos dejan sin palabras por lo raros o poco convencionales. Solamente hay que ver la lista que el estado de Sonora publicó con objeto de prohibir su registro. Algunos nombres, como el del día del santo en cuestión, todavía tienen, creo yo, fundamento; sin embargo, cuando ves nombres como el tradicional “Masiosare”, “Anivdelarev”, “Harry Potter”, “Terminator”, o peor aún “Circuncisión” (todavía no puedo creer que alguien quiera ponerle así a un niño). Y obviamente, México no es el único lugar en donde los nombres poco convencionales existen.

Japón tiene pocas restricciones en cuanto a nombres se refiere. Esto se debe a que casi cualquier combinación de kanji con casi cualquier lectura puede convertirse en un nombre. Esto da pie a que así como vemos algunos “comunes” como “Hanako”, “Hitomi” o “Sakura” (en todas las combinaciones de kanji posibles), también nos encontremos con nombres que nos hacen expresar literalmente “WTF!?”.

Algunos podrán pensar que es difícil identificar un nombre raro en japonés porque no conoce los kanji o su lectura, o incluso los posibles significados de palabras homófonas. Sin embargo, algunos de los que listo a continuación seguramente serán fáciles de reconocer. Estos nombres en japonés se conocen como “Kira Kira name” (キラキラネーム), que significa literalmente “nombres que brillan”.

Estos son algunos de los nombres que en los últimos años se han vuelto “famosos” en el país del sol naciente:

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En un lugar inesperado

Cuando llegué a Japón en abril de 2003, la primera noche la pasé en Narita, sin imaginarme cómo era el lugar en el que pasaría los próximos años. Había leído sobre Fukuoka, y prácticamente todos los comentarios eran buenos al respecto. Me emocionaba ir a un lugar como ése, pero, como ya están enterados, la ciudad a donde llegué y estuve durante largo tiempo es Iizuka. No me lo esperaba, pero estar en el campo japonés me ayudó a entender y valorar mi origen como mexicano.

8 años y medio después, me mudé a Tokio. El primer lugar donde viví lo escogí principalmente por condiciones laborales, y casualmente terminó estando cerca de Akihabara (me podía ir caminando). Ya saben lo que pasó en ese lugar y por qué me salí de ahí.

La ciudad donde habito ahora sigue estando en Tokio, pero muy cerca del límite norte con Saitama. La idea era encontrar un lugar alejado del bullicio de la metrópoli, pero que no afectara tanto el transporte hacia la empresa anterior. Así fue como, sin realmente planearlo, terminé en Higashi Kurume.

Tokio está compuesto por 23 distritos especiales (llamados en japonés “Ku” 区), 26 ciudades en el área de Tama (al oeste de los distritos) y una serie de islas. Lo que generalmente vemos en noticias, imágenes y demás corresponden por lo general a alguno de los 23 distritos, que a continuación listo:

  • Adachi (足立区)
  • Arakawa (荒川区)
  • Bunkyo (文京区)
  • Chiyoda (千代田区)
  • Chuo (中央区)
  • Edogawa (江戸川区)
  • Itabashi (板橋区)
  • Katsushika (葛飾区)
  • Kita (北区)
  • Koutou (江東区)
  • Meguro (目黒区)
  • Minato (港区)
  • Nakano (中野区)
  • Nerima (練馬区)
  • Oota (大田区)
  • Setagaya (世田谷区)
  • Shibuya (渋谷区)
  • Shinagawa (品川区)
  • Shinjuku (新宿区)
  • Suginami (杉並区)
  • Sumida (墨田区)
  • Taitou (台東区)
  • Toshima (豊島区)

Higashi Kurume es una ciudad tranquila si la comparamos con el área metropolitana de Tokio. De hecho, cuando alguien viene para acá esperando (para bien o para mal) encontrarse con edificios altos, montones de gente en las estaciones y un mar de carros, se llevan la sorpresa de que no es así. Ciertamente hay calles que se llenan de carros y toma tiempo salir de ellas, pero esto se debe a que sólo hay un carril de cada lado, y no son pocos los que quieren dirigirse al este de Tokio.

Hace unos meses, hice una transmisión en vivo en mi canal de Ustream, en donde muestro una parte de los alrededores de esta área de Higashi Kurume, puesto que vivo  relativamente lejos del ayuntamiento.


Broadcast live streaming video on Ustream

Ustedes perdonarán tanto movimiento de cámara, pero estos videos los grabo con el teléfono mientras camino.

Todo muy bonito, sí, pero… ¿qué tiene de especial este lugar? Es ahí donde entra el factor sorpresa, si es que les gusta la animación japonesa, y en especial un autor y una obra que es de mis favoritas.

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Sobre el sistema educativo en Japón

Hace unos días me topé con esta TED Talk:

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=iG9CE55wbtY[/youtube]

Me quedé pensando en algo que ya he mencionado antes aquí en el blog: la creencia de que un título universitario o una vida académica ejemplar es siempre la llave del éxito.

No se puede quitar el mérito al estudio, y a que cuanto más conozcamos mejor preparados estaremos para enfrentar los problemas y situaciones que se presenten en el futuro. Sin embargo, lo que menciona Sir Ken Robinson en su plática tiene mucho sentido, y si lo comparamos con la situación en Japón, tiene aún más.

Muchas de las preguntas que recibo con frecuencia de los lectores del blog y de la gente que me conoce y contacta por Twitter (por Facebook no lo hagan, es muy probable que no les responda porque no veo el mensaje) tienen que ver con la educación de este lado del charco. La mayoría, si no es que todas, tienen la idea de que la calidad educativa en Japón es de las mejores del mundo, y que por ello los japoneses salen “muy bien preparados”; no obstante, la realidad no es como la pintan.

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Mascotas

Cuando era niño, veía que familiares y vecinos tenían mascotas, pero yo no. La situación en la casa no permitía criarlas. Sin embargo, un buen día nos tocó que mi tía, quien tenía una bonita perra raza maltés, nos regalar uno de los perritos que acababan de nacer. ¿Mascota? ¿Gratis? ¿De un familiar? En la casa no tenían pretexto para decir que no.

Fue así como me hice de mi primer (y único) perro: Scrappy. Sip, veía Scooby Doo en ese entonces y tenía como 5-6 años. Era obvio que lo nombraría como algo que me gustara en ese momento.

Para mí, era el principio de una etapa: tener mascota. Sin embargo, para Scrappy fue, sinceramente, el principio del infierno., y nunca me he sentido orgulloso de decir eso.

A grandes rasgos: nadie me enseñó cómo se tenía que criar un perro. Era mi responsabilidad, sí, pero sin una guía que me dijera lo que estaba bien y mal, hice las cosas como mejor pude o intuí. ¿El resultado? Scrappy rara vez salió del patio trasero de la casa. Como no estaba acostumbrado a salir, cuando veía la puerta abierta corría hacia la calle como si el mundo se fuera a terminar en ese momento, y atraparlo y traerlo de regreso era cada vez una tarea más difícil.

Claro que jugaba con él en el patio, y era mi compañero inseparable cuando había que “exterminar” a algún roedor que hubiera entrado a la casa. Pero de sacarlo, nada.

Rara vez lo bañaba, por lo que el pelo se le comenzó a convertir en bolas que se hicieron difíciles de cortar, y en las pocas veces en las que llegaba a bañarlo no puedo describir el olor que despedía.

Era mi perro, mi compañero, y yo, sin saberlo, lo hice sufrir prácticamente toda su vida.

Scrappy me acompañó en mi camino durante 13 años. Todavía recuerdo el día que mi papá se lo llevó: tenía días que casi no se movía y ya casi no comía; tardaba en voltear cuando lo llamaba. Se notaba cansado, pero muy tranquilo. Mi mamá se dio cuenta, habló con mi papá, y él se lo llevó. ¿A dónde? Nunca lo supe, y sinceramente no tengo el valor de preguntar.

Fui un mal dueño, pero su partida me dolió tanto que desde ese día hasta la fecha nunca he tenido ninguna otra mascota. Las otras que llegaron a la casa cortesía de mi hermana (que en pocas palabras es Elmyra, de los Tiny Toons, porque tiene mascotas pero nunca las cuida) yo terminaba atendiéndolas, quizá como forma de reparar el daño que le causé a Scrappy. Desde tortugas hasta pájaros, cada semana era una nueva mascota en la casa traída (sin permiso) por mi hermana, y todos menos ella teníamos que hacernos cargo de ellas.

¿Que si me gustaría tener otro perro? Sí, algún día, cuando esté seguro que puedo tratarlo al menos la mitad de bien de lo que hubiera querido tratar a Scrappy.

¿A qué voy con todo esto? A que muchas veces se nos olvida que las mascotas son seres vivos, y que como dueños tenemos una responsabilidad con ellos. No serán humanos, pero sienten, y quieran o no, están ahí para apoyarnos,

En Japón, la situación de las mascotas, especialmente perros y gatos, es preocupante precisamente por la falta de sentimientos de los dueños; algunos incluso consideran a los perros de igual forma que una bolsa de Louis Vuitton: sólo para darles estatus social.

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11 años – El tiempo vuela

Dicen que cuando te diviertes, el tiempo pasa volando. Aunque no puedo decir que este año fue pura diversión, realmente sí sentí que el número once llegó muy rápido.

Como pudieron notar, el blog estuvo sin contenido nuevo por espacio de 3 semanas. Comencé una entrada nueva, pero la dejé a medias, y es hora de que todavía no termino de editarla. Se me juntaron un buen de cosas a finales de marzo, y hasta ahora me pude sentar y tener tiempo para mí… lo cual no es bueno, porque siempre debo de hacer tiempo para lo que me gusta.

En fin. En el último año he visto muchos casos de odio/amor hacia Japón por parte de extranjeros. Como ya saben, cada quien habla de la feria como le fue en ella, y aunque es cierto que los comentarios positivos son mayoría, los negativos llaman mucho la atención. Mención especial a los que denuncian racismo por acá, aunque lamentablemente es algo a lo que nos tenemos que enfrentar (nada más intenten rentar un departamento por acá…).

Tenemos el caso del equipo Rojos de Urawa, quien por poner un letrero de “Japanese Only” en una entrada del estadio le costó un juego a puerta cerrada; también el caso de un restaurante que niega la entrada a extranjeros argumentando “falta de modales”… No son situaciones nuevas, pero ahora están sonando mucho más porque contrastan con el famoso O-MO-TE-NA-SHI que Japón “vendió” para que Tokio obtuviera los juegos olímpicos del 2020.

En lo personal, la policía me paró 2 veces (nada nuevo), lo curioso fue que una de ellas fue en la estación de la casa, lo cual sí me sorprendió. A final de cuentas no pasa de una inspección de rutina, y luego una mini charla sobre México, etc., etc. Me tocó también pagar la renovación del contrato de la casa, lo cual me dejó en la quiebra en marzo. Explico:

En Tokio (y no sé si en otras partes de Japón, pero en Iizuka nunca me tocó algo similar), los contratos de renta de casas son por 2 años, y cuando expiran, hay que renovarlos, lo que significa que hay que pagarle a la agencia inmobiliaria la módica cantidad de un mes de renta nada más de la pura molestia. O sea, 2 meses de renta en uno. DOUBLE COMBO. Ni modo. No puedo decir que no estaba preparado, pero de todas formas, sí pega.

También tenemos que ya pagamos más IVA (conocido acá como 消費税, shouhizei, impuesto al consumo): de pagar 5%, ahora pagamos 8%. Todo subió de precio; minúsculamente, pero subió. Fue divertido ver a cantidades industriales de personas haciendo compras “de último minuto” antes de que el impuesto subiera: Súper televisiones de 60″ para arriba, carros, el súper de un mes… ustedes saben: #FirstWorldProblems

Pero quizá lo que más puedo comentar de este último año que he estado por acá es que me hizo despertar en varios sentidos, y al mismo tiempo, me hizo recordar por qué estoy aquí y por qué me gustó y me sigue gustando) Japón… pero también resaltaron los aspectos negativos (que varían de persona en persona), y al final todo queda en una balanza que hay que saber nivelar.

Hace un par de semanas platiqué (después de fácil unos 5 años) con uno de mis mejores amigos en México, y la plática y sus comentarios me ayudaron a despejar un par de dudas que tenía respecto a mí mismo y a la situación que me ha tocado vivir de este lado del mundo desde que llegué a Tokio. Fue una plática refrescante, porque él es uno de los que me conoció desde la prepa, y por tanto sabe por todo lo que pasé para llegar a este lugar y hacer lo que vine a hacer, y fue precisamente lo que mencionó. Creo que tener tantas cosas en la mente, aunado con mi personalidad de NUNCA estar conforme con nada, me nublaron la vista y me hicieron dudar de lo que viene. Por fortuna, parece que la costa se aclara y que el barco vuelve a tener rumbo.

El año pasado, cuando cumplí 10 por acá, hice un recuento de lo que había vivido durante ese tiempo en Japón. Ahora, teniendo 11 años aquí, y 2 años y medio en Tokio, tocó hacer un resumen de lo que este año me ha traído.

Tengo un buen de chismes que contar, pero lamentablemente algunos tendrán que esperar, tanto por discreción y respeto hacia algunos colegas, como por precaución. Todo a su tiempo. Sólo espero que este año ese tiempo no me vuelva a dejar como novia de rancho. Ya hace falta que nos reconciliemos.

11 años… Cada día después de haber obtenido el doctorado es un nuevo récord, porque nunca me pasó por la mente de que estaría todavía aquí en 2014.

Kioto, de pisa y corre

La semana pasada me mandaron del trabajo a Kioto, justo como sucedió el año pasado.

La última vez que fui a Kioto de paseo fue hace 4 años, cuando todavía vivía en Fukuoka. Fue la primera vez que experimenté viajar en un autobús nocturno en Japón, y aunque es muy barato, comprendí que no aguanto uno de esos más de 4 horas.

De trabajo fui el año pasado también, aunque a otra área de la ciudad. Esta vez, me tocó muy cerca de Nara, por lo que el hotel fue reservado en esa prefectura.

 

En sí lo que hay que hacer de trabajo no tiene gran ciencia, pero el problema es que a veces la comunicación entre la empresa y el lugar a donde voy (por lo general universidades) a veces no es la adecuada y se genera caos y hasta pequeños conflictos con los encargados del lugar.

A fin de cuentas todo terminó bien, y el segundo día tuve oportunidad de ver a una amiga que solía vivir en Iizuka pero ahora está en Kioto. Primero, fui yo solo al 建仁寺 (Kenninji):

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だ y です. ¿Son lo mismo?

Uno de los errores más comunes que se ven en las personas que llevan poco tiempo de estudiar japonés pero que entienden y pueden formular frases simples es el uso de だ, です. No obstante, creo que el problema se debe a la forma en la que se enseña en muchos lugares y textos.

Cuando comenzamos a estudiar japonés, lo primero que generalmente aprendemos a decir es “Soy <nombre>” o “Mi nombre es <nombre>” -> 私は<nombre>です。 私の名前は<nombre>です。 Y después de eso, vemos です usado con adjetivos, estilo “El carro es rojo”, 車は赤いです, e instintivamente relacionamos です con nuestro verbo “ser”. Ciertamente la confusión disminuye cuando aprendemos a decir frases como “tengo sueño”, 私は眠いです, o simplemente 眠い, porque medio comprendemos que です no necesariamente es “ser”.

Ahora bien, todo se vuelve más complicado cuando nos alejamos de la forma “formal”; だ comienza a hacer su aparición y nos enseñan a decir frases en tiempo pasado. En este punto, suena lógico pensar que si “だ” es como la forma informal de “です”, una frase como “el carro es rojo” en informal cambie simplemente a ser 車は赤いだ。, pero ¡oh sorpresa!, esto es incorrecto, así como también intentar decirla en pasado: “車は赤いでした” (lo cual también es incorrecto). “¡Pero si 景色は綺麗だった (el paisaje era hermoso) es correcto!”, exclaman algunos, mientras que otros siguen relacionando a だ, です como “ser”… o algo similar.

Aunque es cierto que a un principiante no se le deben enseñar aspectos profundos del idioma con respecto a esas 2 expresiones, creo que habría menos confusión si desde el principio se especifica que “no siempre es así”.

Hace unas semanas, un amigo vino a Japón después de 5 años de no hacerlo. Al regresar a su país, envío un mensaje de agradecimiento en japonés que terminaba con “minna san ni aete honto ni ureshii deshita”. Obviamente un japonés lee esto y entiende qué es lo que quiere decir, pero gramaticalmente no es correcto.

La pregunta es: ¿es necesario aprender el idioma tan detalladamente?, y la correspondiente respuesta es: “depende de cuál sea tu meta”.

  • Si la idea es venir de vacaciones a Japón y ser capaz de entablar conversaciones simples y simplemente preguntar direcciones para no perderse, definitivamente no. Cualquier cantidad de conocimiento del idioma que traigas, por minúscula que parezca, es útil de este lado del charco.
  • Si la idea es venir a un curso de 3 – 6 meses, depende enteramente de ti. Hay para quienes aprender japonés es una pérdida de tiempo (aun estando en Japón), mientras que otros aprovechan la oportunidad para pulir lo que ya han estudiado.
  • Si la idea es venir por más de 6 meses, ya sea de intercambio, becado, o en “homestay”, mi opinión es que sí es necesario aprender un poco más en detalle esos aspectos del japonés.

Lo que sigue es una breve explicación, (abierta a debate, claro) de algunos esos detalles. Definitivamente no es para principiantes (gente que todavía esté en niveles básicos), pero (quitando la explicación muy detallada de la gramática japonesa) tampoco es para gente con un nivel extremadamente avanzado. No incluyo todo, puesto que sería una entrada larguísima y prefiero dedicar ésas a temas como “Los años maravillosos” o similares.

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Japón y el futuro del inglés en su sistema educativo

¿Para qué escribo esto?

  • Para informar un poco de cómo está el rollo con la educación por acá en lo que al inglés se refiere.
  • Para expresar una opinión personal al respecto del cambio que se avecina.
  • Para recalcar otra vez que lo del famoso correo del “cambio revolucionario” o “Futoji no henko” es tan real como un billete de 10 centavos de “nuevo” peso con la imagen de Salinas.

Pongo al principio lo que pensaba como conclusiones siguiendo los consejos de varios lectores 🙂

Muchas veces he comentado aquí en el blog que el “coco” de los japoneses es el inglés. Sabemos que no podemos generalizar porque siempre hay honrosas excepciones, pero en general los japoneses se sienten mal de haber estudiado inglés por 6 años (3 en secundaria y 3 en prepa) y no ser capaces de hablarlo fluidamente. Esto se debe principalmente a que las clases de inglés se centran mucho más en gramática y vocabulario en vez de a intentar mejorar la capacidad de comunicación en ese idioma.

No obstante, en Japón el inglés es un recurso muy utilizado para publicidad, o en el caso de las canciones pop, para darles el toque “cool”. En serio: escuchen canciones “del momento” en japonés y verán que, aunque sea mínimo, encontrarán algunas palabras o frases en inglés:

 [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=tIPp1Zhg2gU[/youtube]

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=ysL1DL8au0s[/youtube]

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=0Zn8znVHq9I[/youtube]

Por desgracia, cuando se usa el inglés sin saber realmente lo que se está diciendo, nace el famoso “Engrish”, o también casos extremadamente penosos como el de Sasuga Minami, quien conduce un programa infantil y en una edición reciente se vistió con ropa que tenía a la vista mensajes como “I ♥ cock”, “Pussy”, “Love fuck yeah!”, etc. Obviamente tuvo que disculparse días después, alegando que como no sabe inglés, no sabía lo que significaban, pero que no pretendía hacer ningún mal. Y siendo este un país en donde puedes encontrar que los niños en primaria van vestidos con ropa que dice “I don’t give a shit” (ésa no me la contaron: yo la vi personalmente), casos como el de Sasuga realmente no sorprenden tanto, por increíble que parezcan.

Asimismo, aunque Japón se esfuerza en proveer información en inglés para ayudar a los extranjeros, la realidad es que no siempre es tan clara como se piensa, y la falta de pericia en el idioma por parte de las dependencias de gobierno dificulta mucho trámites y avisos tanto a la comunidad extranjera que reside en el país como para los visitantes que vienen a conocer su cultura. Vean la imagen de abajo: piden atención en inglés, pero después no hay nada que diga de qué trata el aviso. Son las reglas de uso de un karaoke.

Ahora bien: desde hace algunos años el gobierno japonés ha intentado introducir el inglés desde la educación primaria, pero los resultados no han sido los esperados por diversos factores. Primero, se intentó delegar la enseñanza del idioma a empresas particulares, las cuales contrataban profesores de inglés para enviarlos a las escuelas a enseñar. Fue así como estuve laborando por un par de años enseñando en primarias. Sin embargo, los problemas eran evidentes:  una clase de una hora a la semana o al mes, dependiendo de la escuela; los niños no toman notas; la educación se enfoca mucho más a terminar el programa de estudios en vez de a que los niños realmente aprendan; mala administración, etc. etc. Luego, el gobierno decidió hacer el inglés obligatorio, pero ahora sería impartido por los mismos profesores de las escuelas, y la frecuencia de clases sería de una hora por semana. ¿Resultado? Los mismo profesores expresaban que les costaba mucho trabajo enseñar porque ni ellos sabían bien lo que estaban enseñando (también eso me tocó escucharlo de viva voz). O sea que, por una cosa o por otra, la sociedad japonesa nada más no ha podido con el inglés.

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El 2013 en un kanji

Otro año más termina. Es momento de seguir fiel a la tradición de describir en un kanji lo que fue el 2013 para mí. Primero lo presento y después explico las razones.

Este año lo puedo resumir con el siguiente kanji:

 

El kanji significa “descansar”, “descanso”. Hasta mediados de este año estuve con un ritmo extremadamente acelerado, preocupado por tomar decisiones rápidamente que me permitieran seguir con el camino que me he trazado. No obstante, me di cuenta que eso estaba afectando mucho mi salud y la relación con personas cercanas; por tanto, decidí poner en espera muchas cosas que tenía en mente y dedicarme a volver a disfrutar mucho de lo que me relajaba antes de entrar en estado de “shock”.

Estuve a punto de escoger 「怠」(nama,tai) como el kanji de este año; su significado es flojo, flojear, sin fuerza. Debido al freno que le puse a todo le quedé mal a varias personas. Y aunque recordé que es necesario ponerle un freno al ritmo de vida acelarado, me di cuenta también que me cuesta mucho trabajo detenerme en ese sentido. A veces siento que estoy perdiendo el tiempo y que debería de dedicarlo a avanzar en otras cosas “más productivas”. Ese sentimiento de culpa al parecer no nada más lo tengo yo, pues he platicado con gente por acá (mexicanos) y me cuentan que saben lo que es eso porque también lo han sentido.

Con todo, ese tiempo que me hice para mí me ha ayudado a sentirme mucho más tranquilo, a ver más por mi salud, y a apreciar lo que tengo a mi alrededor y a la gente con la que convivo. Dar el 100% es lo que uno mejor puede hacer para salir adelante, y es la forma más creíble de mostrarse a sí mismo que se quiere lograr un objetivo, porque sólo uno mismo conoce cuál es su 100% y no nos podemos engañar a nosotros mismos. Y para poder dar ese 100% también es necesario relajarse, descansar, y prepararse para lo que viene.

Por cierto, el kanji de este año en Japón fue 「輪」. Se lee “wa”, y quiere decir “círculo”, “aro”, “circunferencia”, “conexión entre personas”. La razón principal por la que fue seleccionado fue que se decidió que Tokio será la sede de las olimpiadas de verano en 2020, y 輪 es el kanji que se usa en 五輪 (gorin, literalmente “5 aros”), que quiere decir “olimpiadas”. No obstante, sinceramente creo que le quisieron componer para no verse tan obvios y también se mencionó que otra de las razones es la solidaridad de las personas en la ayuda hacia los daminificados tanto en Japón como en Filipinas por los huracanes este año.

Dicho sea de paso, desde el momento en el que Tokio fue seleccionado como sede pensé que 輪 sería el kanji del año. Le atiné 😛