Y siempre sí se hizo

Después de un montón de negociaciones, discusiones, y una situación legal todavía no muy bien definida, sí se hizo lo del cambio de trabajo.

Han sido días muy pesados, pero no tanto por terminar los trabajos pendientes, sino por todo lo que conlleva salirte de un trabajo en Japón. Si a eso le añadimos el típico estrés de las mudanzas, y todavía más porque tendrá que ser express, entenderán que las jornadas son largas, llenas de tensión y estrés.

En el escrito anterior donde menciono sobre mi posible cambio de rumbo recibí opiniones encontradas; mucho de ello se debe a que no expliqué todo lo que tenía que explicar. Es cierto: me guardé muchas cosas personales, sobre todo de algunas que han tenido que ver con lo que he pasado durante mi estancia en Japón. Quienes me hicieron el favor de contactarme personalmente para conversar al respecto saben ya el otro lado de la historia. Es mucho rollo, y algún día lo pondré por acá.

El caso es que dejo el rancho del rancho para irme a vivir a la segunda ciudad más cara del mundo. Y no, eso no significa que voy a ganar una millonada; de hecho, mi sueldo no cambiará, pero sí tendré más prestaciones (que fue la razón por la que acepté). Tentativamente ya sé dónde voy a vivir, y todo el proceso de mudanza comenzará en 2 semanas.

Dejar Iizuka será difícil, lo tengo que reconocer. Ha sido mi casa desde que llegué por segunda vez al país del sol naciente. Es el rancho del rancho, pero uno se acostumbra a vivir aquí y a conocer las bondades del campo japonés. Conozco a mucha gente, he participado de voluntario en un sinnúmero de actividades de la ciudad y de la prefectura; la he hecho desde achichincle de profesores (sacando copias, haciendo reportes en excel), profesor de inglés, presidente del comité de estudiantes extranjeros de la universidad y vicepresidente 2 veces (y presidente honorario una vez, ya que había egresado), traductor japonés <-> inglés en eventos oficiales, he dado presentaciones culturales sobre México (aquí en Iizuka fue la primera vez que me vestí de charro, algo que en México era totalmente impensable).. y en fin, de todo un poco, y cada una de ellas me ha ayudado a crecer un poco más, a entender mejor la cultura japonesa y, sobre todo, a valorar la cultura de mi país.

Sin embargo, y como comenté al principio, no todo es color de rosa: quedan algunas situaciones complicadas que hay que resolver, y se puede poner feo el asunto. En su momento hablaré al respecto, pero solamente les puedo adelantar que tiene que ver con leyes laborales. Todavía abrigo la esperanza de que todo termine bien y la fiesta se lleve en paz, pero como tengo que ver la situación también desde el lado realista, dudo mucho que eso se cristalice.

Por lo pronto, a seguir con la limpieza de la casa. Ya saqué manga para aventar para arriba. Algunos ya me los apartaron, otros ya los regalé y otros ya los vendí. Salieron muchos libros en inglés también, y algunos siguen esperando nuevo dueño o se van a la basura (me los llevaría, pero ni les digo en cuánto me va a salir la mudanza 🙁 ).  También ya estoy en pláticas para vender el carro, o si no se hace, a hacerlo chatarra; un desperdicio, lo sé, sobre todo porque acabo de pagar la verificación en junio pasado, pero no puedo dejarlo así nada más en la calle. Para hacer el cuento corto: muchos, muchos preparativos para dejar este lugar.

Estaré con internet en la casa hasta la primera semana de agosto. Después de eso estaré en línea desde el teléfono hasta que tenga internet en la nueva casa. No obstante, espero tener algo de tiempo aunque sea para subir fotos de Iizuka antes de irme de aquí.

Los mantendré informados 🙂

Transición a Android

Después de haber usado teléfonos celulares dirigidos al mercado japonés, hace un par de semanas me decidí a comprar un smartphone de “la nueva generación”. Y como ustedes, quienes me hacen el favor de leerme, seguramente están imaginando, mi opción fue un teléfono con Android.

Antes que nada, he de hacer mención que no es mi primer smartphone. Hace algunos años usé uno estilo “blackberry”, el cual tenía el infame windows mobile 6, pero lo cambié en la primera oportunidad que tuve debido a que en ese entonces el mercado japonés todavía no estaba preparado para esa clase de teléfonos.

Primero fue muy difícil decidirme por un modelo en particular. Tener Android sólo significa una cosa para mí: rootearlo, es decir, alterarlo para tener acceso como súper usuario, lo que significa tener el control absoluto del teléfono. Si hubiera escogido un iPhone también le habría hecho jailbreak. El caso es que había que escoger un teléfono que se pudiera rootear, pero los de fabricantes japoneses se han destacado por no poder hacerlo. Y por otro lado, con un smartphone perdería todas las funciones que han caracterizado a los teléfonos celulares nipones desde hace muchos años: dinero electrónico, televisión, acceso a la red WAP (que es muy usada en este país). Por fortuna, la nueva generación de smartphones con Android contiene también esas funciones, pero siendo de fabricantes japoneses significa no poder rootearlo. Tenía que decidir entre el root o la conveniencia de las funciones arriba mencionadas.

Durante unos días pensé cuál podría ser mi mejor opción, y me decidí al principio por un Aquos Phone de Softbank, que viene con Gingerbread (Android 2.3) y las funciones de los teléfonos japoneses. Sacrificaría el root por ellas.

El hecho de que este teléfono tome fotos en 3D sinceramente me daba lo mismo.

Estuve indeciso, pero aun así fui a una tienda de Softbank a hacer cambio de teléfono, y me dijeron que era mejor que esperara hasta el 1 de julio, ya que el pago del teléfono anterior terminaba en junio y así no sufriría ningún cargo extra por “deshacerme” del teléfono antes de tiempo (por sus contratos raros que te obligan a usar un equipo por mínimo 2 años). Yo iba medio convencido por el teléfono mostrado arriba, pero tener que esperar varios días me dio tiempo para estudiar otras posibilidades.

Consultando en Twitter, Felipe me recomendó un teléfono: el HTC Desire HD. Erick hizo hincapié en lo que ya venía pensando: ¿sacrificaría el root por funciones japonesas? El punto era que yo sí usaba esas funciones, en especial el dinero electrónico y la red WAP, por lo que sí me dolería dejarlas… pero ustedes saben que puede más el lado geek, y después de ver lo que ofrecía el teléfono recomendado, aunado con que los HTC son los teléfonos que tienen de las mejores redes de desarrolladores (y por ende, altas probabilidades de poder ser rooteados), me convencieron y me di a la tarea de buscarlo. Softbank lo maneja como el modelo 001 HT, y al revisar el sitio web, me enteré de que salió a la venta en Japón en diciembre del año pasado. Siendo un teléfono ya no tan nuevo, creí que sería fácil encontrarlo…

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Ignorancia musical

Aunque desde pequeño escuchaba música y tenía mis canciones favoritas (“el yerberito”, de Celia Cruz, cuando yo tenía unos 4 años de edad, por mencionar un ejemplo), he de confesar que mis conocimientos musicales eran, y aún son, extremadamente parcos.

Muchas de las personas que me conocen personalmente no pueden creer que no conozca a una banda o una canción que, por lo general, todo mundo conoce (o debería conocer). Me pasó hace poco, en una ida a Tokio: fuimos a un karaoke y una amiga puso una canción de Coldplay, a lo que yo pregunté: ¿quién es Coldplay?”. Y así me ha pasado antes en incontables ocasiones.

Sé que los gustos musicales varían con cada persona: desde los que gustan de música clásica (que me encanta), hasta lo que odian el mainstream, pasando por ritmos como reggaeton, bandas norteñas, y un largo etc. Pero créanme que mi caso es grave…

Por ejemplo, no a todo mundo le gustan los Beatles, pero al menos pueden identificar algunas de sus canciones, aunque sea las más famosas, ¿cierto? Yo no podía hacerlo hasta hace unos años, ya que estaba aquí, en Japón, Y no es que conociera las canciones y no supiera quién las cantaba: simplemente no las conocía.

Algunos artistas o grupos me sonaban de nombre, y en algunos casos sí conocía las canciones pero ignoraba quién las cantaba, pero en general siempre he sentido que me falta mucho conocimiento en lo que a música se refiere.

Me puse a pensar cuál podría ser la razón. La música me gusta, incluso tengo canciones favoritas… ¿entonces? Le di varias vueltas al asunto, y a lo que llegué fue a mi familia.

Ya he mencionado en ocasiones anteriores que mi padre fue muy estricto con nosotros, aclarando claro que no es malo ser estricto pero sí lo es serlo de más; obviamente la música que a él le gusta a nosotros no nos agradaba del todo, pero hasta ahí todo es “normal”. La cuestión es que mi papá asociaba los grupos modernos con rebeldía, anarquía y, en algunos casos, hasta con satanismo (la famosa frase de “esas son cosas del diablo”). Mi mamá también entra en esta última categoría, pues siendo mi abuelo (q.e.p.d.) mariachi, sus gustos musicales estaban orientados hacia ese tipo de música. Por lo anterior, la música moderna que escuchaba cuando era chico era limitada.

Hasta la secundaria nunca me importó realmente todo esto, aunque recuerdo que tenía un cassette de Thalía que escuchaba muy seguido (la nena me encantaba 😛 ); en la secundaria, uno de mis compañeros idolatraba a “The Cure”, pero yo ni por enterado de quiénes eran, y por el puro nombre y la influencia de mi padre, yo también lo asociaba a que era música que “no debía de escuchar”. Sin embargo, cuando entré a la prepa comencé a notar que cuando se hablaba de música yo estaba completamente perdido. Conocía lo más común (el mainstream) sólo hasta cierto punto, pero cuando se trataba de hablar de grupos (preparen risas) como Maná (pueden reirse, gracias) yo ni siquiera los conocía. De hecho, cuando hacían fiestas con música en la prepa (lo que comúnmente se conoce/conocía como “luz y sonido”) notaba que la mayoría de la gente interpretaba o tarareaba las canciones. ¿Y yo? Calladito. Sin saber qué onda.

Por influencia de algunos amigos en la misma prepa comencé a escuchar más música. Por mencionar algunos ejemplos, conocí a Ace of Base, Toni Braxton, Aerosmith, entre otros. No obstante, no nacía en mí el sentimiento de querer escuchar más música: si escuchaba por casualidad algo nuevo, me interesaba, pero si no, ni enterado de su existencia. Recuerdo que un amigo, súper aficionado a los Beatles (¡saludos Pablo!) no podía creer que no supiera quiénes eran ellos ni tampoco que no pudiera decir el título de al menos 5 canciones de ellos.

De ahí en delante comenzó un cambio: escuchaba más música, pero no me preocupaba por saber quién la interpretaba. Me gustaba la música clásica y conocía piezas como la quinta o novena sinfonía de Beethoven… pero no sabía quién era el autor. Supongo que a muchos les ha pasado que han escuchado una canción y hasta se saben partes de ella, pero no se acuerdan o no saben el nombre, ¿cierto? Más o menos era el pan de cada día en lo que a música se refería para mí.

Todo dio un giro importante cuando me encontré con el idioma japonés. Gracias al boom de la animación japonesa en México era relativamente fácil conseguir música en japonés, no necesariamente relacionada con la animacion. Y a mi familia realmente no le importaba que escuchara música japonesa. Digamos que lo veían “diferente” a escuchar a algo como “U2”.

Uno de los primeros CD que recuerdo haber comprado fue el de endings de Ranma 1/2:

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¿Cambio de rumbo?

Como mencioné hace poco, estos últimos 3 meses han sido muy pesados. Terminaba cada día prácticamente en calidad de bulto. Afortunadamente, hubo un resultado, pero desafortunadamente todavía no hay nada concreto. Es hora de contar los pormenores del asunto.

Creo que no hace falta mencionar que lo que voy a contar aquí no incluye ningún tipo de odio. Estoy muy agradecido por el trato y las atenciones recibidas; eso es muy aparte de lo que a continuación describo.

Resulta que, después de considerarlo por mucho tiempo (un año más o menos), de aguantarme varias cosas y de ser ignorado en tomas de decisiones importantes en las que mucho de mi trabajo tenía que ver, decidí aventurarme en la azarosa tarea de cambiarme de trabajo en Japón. Sabía que sería una tarea larga y difícil, pero la realidad superó mis expectativas.

Agarren palomitas, refresco y pónganse cómodos. No, esto no tiene nada que ver con “Los años maravillosos”, pero advierto que es una lectura larga.

Antes que nada, mi primer deseo es quedarme en Japón por un poco más de tiempo. Cierto es que existe la opción de irme a otro país, pero todavía siento que tengo asuntos que tratar con el país del sol naciente. Bajo esa premisa, continúo:

¿Universidad o empresa?

La primera decisión difícil fue elegir el tipo de camino que eligiría: académico o laboral. El primero sinceramente me llama mucho la atención, y es hasta cierto punto una parte de mi meta final (ser investigador y profesor), pero el segundo incluye una parte más grande de un sueño que quiero alcanzar en algunos años (y que en su momento relataré por acá). El problema de elegir regresar al mundo académico es no haber publicado nada en estos 2 años después de obtener el doctorado, y si aunamos a que no me gusta ninguno de mis papers (que saqué más a fuerzas que por convicción), mi perfil en esa área es débil. Pero como no hay peor lucha que la que no se hace, me incliné por ahí.

Comencé por platicar con algunos profesores de la universidad donde estudié (después de todo, está enfrente del trabajo); el panorama que me dieron no fue nada alentador: casi todos los puestos que se anuncian en los journals son nada más “estéticos”, es decir, para adornar esas páginas, puesto que por lo general los puestos ya están decididos desde antes de sacar el anuncio, y los agraciados son los estudiantes del profesor del laboratorio que lanza la oferta. Regresar al mundo académico no sería fácil, pero tampoco imposible.

Me puse a buscar puestos en los que podría entrar. Ni siquiera estaba esperanzado en encontrar algo sobre procesamiento de lenguaje natural; algún puesto como profesor de una materia como inteligencia artificial, programación concurrente, etc., eran suficientes: el chiste era estar dentro, y una vez ahí continuar investigando sobre mi área. ¿Qué fue lo que encontré? Casi casi nada.

Uno de los profesores a los que consulté me envió unas ofertas de trabajo en un instituto en la prefectura en Nara, y una de ellas era en traducción automática. “Ni mandado a hacer”, pensé, y me apresuré a reunir los requisitos y enviar los documentos necesarios. El problema era que no tenía mucho tiempo, y armar un plan de trabajo, incluso con una idea ya más o menos establecida, requiere de varias revisiones y correcciones. Los profesores me apoyaron con todo, dándome incluso cartas de recomendación. Como quieran y gusten, alcancé a enviar todo.

Resultado: rechazado. Lo veía venir, pero creía tener posibilidades. La realidad fue otra, y me tocaba seguir buscando.

Seguí buscando trabajo en el ramo académico por un par de semanas más, pero al ver que no había nada claro dentro de Japón, y habiendo escuchado comentarios muy malos de amigos míos que están como investigadores y en postdoctorado en universidades japonesas, la investigación en Japón parece estar estancada. Incluso llegué a escuchar los mismos comentarios de gente que está fuera de Japón pero tiene o ha tenido contacto con investigadores japoneses en los últimos años. Me costó trabajo abandonar esa idea, pero teniendo en mente que es parte de la meta final, opté por dejarla en stand by hasta que sea requerido.

No había de otra: había que buscar trabajo fuera de las universidades, en las empresas, en el mundo laboral, como lo he venido haciendo en estos años.

Doctor en Japón: no muy buena combinación

Quienes me hacen el favor de seguirme en twitter han leído esto antes, pero buscar trabajo en Japón como doctor es una tarea titánica. Olvídense de que uno sea bueno o malo en el área. Eso no importa. El simple hecho de ver en el currículum que tienes un doctorado hace que una gran parte de las empresas te digan que no sin siquiera darte oportunidad de hacer o decir algo. Cierto: habrá quien tenga suerte y pueda entrar a una gran empresa, de esas que sí contratan doctores, pero las oportunidades son muy pocas y contadas, por lo que los puestos son muy peleados.

Las empresas japonesas inmediatamente relacionan doctorado = investigación. La idea es que un investigador ha tenido muy poco (o nulo) contacto con el mundo laboral, por lo que carece de experiencia aunque tenga firmes conocimientos teóricos. Y aunque esa forma no está tan alejada de la realidad, deja fuera a la mayoría de extranjeros que vienen a estudiar un posgrado a Japón después de haber trabajado por cierto número de años.

El caso es que busqué trabajo por donde se dio oportunidad, pero no salía nada. Mi última opción era trabajar como desarrollador, labor que puedo desempeñar sin problemas, pero quería algo más cercano a mi área. Busqué, busqué y busqué, pero nada. Incluso salió una oferta de trabajo en Google, pero también me mandaron a volar. Y hay que mencionar que es la 2da. vez que intento entrar ahí y la 2da. que me rechazan. Definitivamente Google y yo no nos llevamos bien 🙁 . También envié mis documentos a IBM Japón. Ahí se vieron más buena gente, y me respondieron que no tenían ningún puesto por el momento, pero que tendrían mis documentos en cuenta por si algo de mi área salía (sí, yo sé que es una forma cortés de decirte que no, pero al menos dieron una razón). De ahí en fuera, nada.

Me deprimí. Comencé a optar por el plan B: salir de Japón. No era parte de mi plan para los próximos años (aunque sí lo es para más adelante), pero si de plano aquí no había oportunidades más allá de ser desarrollador o ingeniero (no porque les haga feo, sino porque eso debe leerse como “esclavo“), a lo mejor en otro país podría tener más suerte. Estuve en modo zombie durante aproximadamente una semana. Fue cuando estuve a punto de rendirme que, por un artículo en un blog, fui a dar a una página japonesa para buscar trabajo.

Fiesta mexicana en Gifu

El pasado 21 de mayo, muchos miembros de la comunidad mexicana en Japón que usamos Twitter nos reunimos en Gifu, todo por el simple hecho de pasar un buen rato juntos y comer carne asada, quesadillas y picadillo hasta hartarnos.

El anfitrión fue Erick, un mexicano originario de Sinaloa que vive con su familia en Gifu desde hace un par de años. Y claro, no puedo dejar de mencionar al buen Javier, ya que también sus atenciones hacia con nosotros fueron muy buenas e hicieron de nuestra estancia en Gifu una experiencia inolvidable.

Participantes, su twitter y lugar donde radican en Japón:

  • Gifu
    – Erick (@AWD_Maniac), Perla (@PerlaKibou) y familia
    – Javier (@Gifurama) y familia
    – Meri
    – Christian
    – Rubén
    – Juan
    – Daniel
  • Osaka
    – Roberto (@Piroshi)
    – Jorge Blanco (@jorgeblanco)
    – Christian (@chpesa)
  • Hyogo
    – Megumi (@menchiesp, prácticamente mexicana honoraria)
  • Shizuoka
    – José Antonio (@jantoniovaldez)
  • Nagano
    – Esdras (@esdrasgrau)
  • Tokio
    – Azael (@ayotl_)
    – Miriam (@minavg)
    – Luisa (@huichis_mx)
  • Chiba
    – Rigo (@rigomm) y su esposa Saeko (@saekotk)
    – Elena (chica rusa amiga de Rigo)
  • Fukuoka
    – Carlos (@Sea_Jackal) y familia
    – Haydee (@angel_haydee)
    – Su servidor (@medinamanuel)

El plan de la fiesta comenzó a formarse un mes antes. Se decidió la fecha tratando de evitar la semana dorada en Japón porque así saldría más caro viajar y sería más difícil conseguir lugares. El 21 parecía buena fecha para todos y así quedó. Yo en ese momento no sabía si realmente podría asistir, ya que vislumbraba que estaría muy ocupado y muy gastado, y no podía decidir en ese momento. De hecho, yo daba prácticamente por hecho que no podría ir, pero decidí no perder las esperanzas hasta el último momento y creo que fue lo correcto.

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La gente se vuelve a ir

Hace un par de años escribía lo que fue la despedida de mi amigo de Bangladesh al terminar el doctorado. Aunque ya estamos en junio, en marzo de este año también hubo despedidas.

El otro mexicano que estaba en la ciudad, Jorge, se mudó a Osaka a continuar su maestría, dejándome otra vez como al principio: siendo el único mexicano en la ciudad. Jorge pasó 4 años acá estudiando su carrera, y según vi con su proyecto final sí le sacó provecho. Lo mejor para él apenas comienza, pues ya tiene una nueva y mucho mejor oferta que la que la universidad de Osaka le puede ofrecer.

Otro latino que también se fue es el hondureño: Gilberto. Él se ha quedado a laborar en Japón, y desde que se hizo persona económicamente activa en Japón prácticamente ha desaparecido de la faz de la tierra, tuiteando de vez en cuando.

Otros conocidos también se fueron, pero la mayoría le dijeron adiós a Japón, algunos por gusto y otros porque se vieron forzados.

Casi toda la gente con la que convivía se ha marchado. He de confesar que siento un poco de nostalgia al voltear a la ventana y ver enfrente a la universidad que me acogió por 6 años; todavía hay conocidos ahí (algunos estudiantes, otros empleados de la universidad), pero cada vez son menos.

La semana pasada hubo un convivio entre todas las empresas que están dentro de este edificio. El dueño de la compañía donde trabajo estaba sorprendido al ver cuánta gente me conoce, incluyendo el top de este lugar. Y no, no es que sea famoso, pero gracias a que he participado (o me han pedido que participe) en muchas actividades culturales y también he fungido como voluntario en otras, la gente se acuerda de uno, y no tanto porque sea alguien que participa siempre, sino más bien porque soy extranjero y hablo japonés. En un lugar como Tokio eso sería totalmente X, pero por acá, todavía es valorado.

Mientras esté en un lugar donde pueda desarrollarme, no hay problema. ¿Esta ciudad? Es linda, la he llegado a apreciar (con todo y que sigue siendo el rancho :P), pero poco a poco se acerca la idea de ver otros horizontes.

Aire fresco en junio

No sé exactamente a qué hora, pero ya se hizo junio. Estamos a mitad del año y ni cuenta me había dado.

Notarán que he andado ausente del blog (de escribir nada más, porque los comentarios siempre los leo), y es que después de la parte 5 de los años maravillosos he estado trabajando en un proyecto, y no precisamente en el buscador de formspring. Pasé 2 semanas sin salir (excepto por la Gifufiesta, que ya relataré en otro post) y reduciendo mis horas de sueño a un promedio de 5 por día. ¿Será por eso que tengo mucho sueño diario?

Algunos me han dicho que es porque elegí ser salaryman. Pero la realidad es todo lo contrario: precisamente porque no quiero convertirme en uno es por lo que trabajo en proyectos personales que me sirven para aprender más y escapar de la rutina y de la vida de trabajador estilo japonés (no porque tenga algo de malo, pero sinceramente no es mi estilo). Y mientras son peras o manzanas, aquí seguimos echándole ganas para no caer en el conformismo.

En tan sólo 2 semanas he hablado con personas que son el vivo ejemplo de que hay cosas buenas de ser extranjero viviendo y trabajando en Japón. No es que lo haya olvidado, pero con eso de que el contacto con personas reales por acá en el rancho es muy reducido, encontrar a alguien con quien escuchar y discutir respecto a nuestra posición en la sociedad nipona da un respiro más que bienvenido.

Conversando con un extranjero que obtuvo su doctorado y ahora está trabajando como asistente de su profesor, me decía que en cuanto su esposa terminara el doctorado (también en Japón), lo primero que haría sería salir de aquí. Él es muy bueno en su área, y de hecho tiene ya ofertas para postdoctorado en otros países, y como no se termina de acostumbrar a la forma de trabajo japonesa, su paciencia ya llegó al límite, porque lo limitan. Sabemos que nunca hay que generalizar, pero la media japonesa es que la gente de arriba siempre tiene la razón y uno no puede contradecirla (so pena de caer de su gracia o de plano de que te manden a volar). La sociedad está inmersa todavía en la idea de que lo que dice el de arriba es inamovible, y si está mal, hay que buscar la forma de decírselo sin decírselo, incluso si eso significa echarse la culpa de uan idea que ni propia es (porque los de arriba no se pueden equivocar, claro está…).

Otro extranjero me dejó ver la prueba de lo que siempre he creído: penetrar en el mercado japonés es muy difícil, y como extranjero más; pero una vez que estás dentro, es muy difícil perder tu posición (salvo que la riegues en serio). Hacer una empresa en Japón es una tarea titánica, pero es la segunda vez que me demuestran que es posible, animándome con ello a seguir adelante con mis planes y no claudicar, por muy pesada que esté la situación actual.

Dentro de todo este mar de ideas y vaivenes, haberme encontrado en Gifu con muchos del grupo de mexicanos en Japón fue quizá el evento que más oxígeno me dio. Y ver que hay compatriotas a quienes les está yendo muy bien en Japón es todavía más reconfortante.

El futuro todavía es incierto, por lo que me abstengo de hacer algún comentario al respecto en este momento. Lo que sí puedo comentar es: aquí sigo. No perdido, pero sí pensativo.

Agradecimiento a todos quienes hacen el favor de leerme. Sus comentarios, tweets, y correos electrónicos siempre son bienvenidos 🙂

Semana santa y semana dorada

Para muchos, estas 2 semanas (santa y pascua) significan vacaciones. Si bien no es lo mismo que cuando uno es estudiante y tiene las 2 semanas completas de descanso, al menos un buen número de compañías dan libres desde el jueves. Dejando al lado la violencia que azota al país y el hecho de que este año muchas personas han preferido quedarse en casa, no tener que preocuparse por el trabajo es ya una ventaja (mínima o no es harina de otro costal).

Para mí y mi familia, la semana santa siempre significó abstinencia; mi padre siempre estuvo en contra de que saliéramos, nos divirtiéramos e incluso de que prendiéramos la televisión o el radio, en especial el viernes santo. La visita a los 7 templos el jueves santo era quizá de las únicas actividades familiares que estaban “decididas” cada año, y hasta cierto punto lo disfrutábamos porque, siendo niños, significaba que regresaríamos con una buena dotación de pan, empanadas, y si nos iba bien, una cena, obviamente sin comer carne porque también guardábamos la tradición de no comer carne los viernes durante la cuaresma, ni el jueves ni viernes santo.

No me malentiendan: nací y crecí como católico, y de cierta manera trataba de entender que aunque teníamos vacaciones había que guardar luto por nuestras creencias. No obstante, las interrogantes de “¿por qué nosotros sí y los demás no?” y “¿por qué la gente sale de vacaciones cuando hay que guardar luto?” siempre pasaban por mi cabeza. Lo malo es que bajo la tutela de mi padre, nadie tenía voz ni voto, ni siquiera para preguntar algo así.

Creo que la primera vez que salí de vacaciones en semana santa fue en 1992; justo aquel día de las explosiones en Guadalajara yo estaba en Punta Pérula, Jalisco, gracias a un tío que me invitó. Nada más que no recuerdo si realmente era semana santa o no 悲しい Pero de la que sí estoy seguro fue de una ida a Manzanillo con el grupo de amigos con los que jugaba rol; para entonces ya trabajaba y pude pagarme el viaje. Me la pasé muy bien, cierto, pero el sentimiento de abstinencia siempre estuvo presente…

Todo lo anterior cambió cuando llegué a Japón.

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Nada más corroborando

Antes que nada, les agradezco a todas las personas que difundieron la entrada anterior sobre las malas traducciones en TV Azteca. Lo importante es que más gente esté enterada de lo que en realidad sucede.

Esta vez me puse a analizar otra noticia de TV Azteca respecto a Japón. El reportero Edgar Galicia visita un albergue. ¿Traducciones cambiadas? Sí, y mucho. Pero antes de escribir el análisis creo que es necesario aclarar algunos puntos:

  1. El reportero no tiene la obligación de saber hablar japonés. Por tanto, aunque su pronunciación sea malísima, esto no es, ni debe ser, objeto de burla. Todos hablamos igual o peor cuando recién comenzamos a hablar una lengua extranjera, así que no se vale mofarse o criticarle esto.
  2. El objetivo de este análisis es corroborar lo expuesto en la entrada anterior. Personalmente, y mi opinión es tan debatible como la de todos ustedes, creo que sí hubo dolo en el cambio de las traducciones porque en el reportaje me da la impresión de que el reportero, al explicar el detalle del baño en Japón, sabe (o supo después, ya que le tradujeron) lo que le estaban mencionando.
  3. No hice análisis de todos los entrevistados aquí.

En el análisis se incluye:

  • La transcripción en japonés de lo que los entrevistados dicen.
  • La traducción realizada por mí, la cual no es profesional y puede ser corregida.
  • La traducción obtenida con Google Translate (porque hay reporteros que dicen que lo usan para traducir).
  • La traducción que TV Azteca mostró en sus subtítulos (y que puede verificarse viendo el video).
Sin más preámbulos, el video:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=tbgOQy3lYho[/youtube]

0:53, entrevistando a una voluntaria:

Transcripción:

心を癒す、ヒーリングの役割があると思っています。
私たちの地区は幸いにも家が無事でした。家族も無事でした。ライフラインもOKです。なので、えっと、近くの、近くに住んでいる私たちが皆さんをお風呂に、あの、連れていきたいと思って、ボランティアをしています。

(kokoro o iyasu, hiirung no yakuwari ga aru to omotte imasu.
watashitachi no chiku ha saiwai nimo ie ga buji deshita. kazoku mo buji deshita. raifurain (lifeline) mo OK desu. nanode, etto, chikaku no, chikakunisundeiru watashitachi ga minna san o ofuro ni, ano, tsureteikitai to omotte, borantia o shiteimasu).

Según yo:

Creo que nuestro papel es el de la curación, el de curar el corazón/alma/mente.
Tuvimos suerte de que las casas en nuestra área estén a salvo. Las familias también están a salvo. Los servicios básicos (luz, gas, agua, etc.) también funcionan. Por tanto, nosotros los que vivimos cerca de aquí estamos de voluntarios para llevar a estar personas a que se den un baño.

Google Translate:

Sanar su mente, creo que hay un papel curativo.
Nuestra zona fue casa de seguridad, afortunadamente. Familia estaba a salvo. Lifeline es también en Aceptar. Así que, bueno, cerca de un baño que viven cerca de nosotros, que, me gustaría dar es voluntario.

TV Azteca:

Somos voluntarios y vemos que la mayoría de estos ancianos están vivos de milagro y aun así, para ellos, el estar aquí les representa un golpe muy fuerte en sus vidas. El japonés está acostumbrado a su hogar. Les entristece mucho estar aquí.

1:52. Edgar Galicia le hace una pregunta a la misma voluntaria:

Transcripción:

おふろに○○△△?  (o furo ni %”&/#) No se le entiende.

Según yo:

No se le entiende. Solo al principio se alcanza a escuchar “ofuro”: “baño”, “bañarse”

Google Translate:

No se puede aplicar porque no se entiende lo que el reportero pregunta.

TV Azteca:

¿Por qué es una doble desgracia?

Respuesta de la voluntaria:

Transcripción:

えっと、今、あの・・・逃げてきている方は皆さん泥に浸かって逃げてきた人ばかりです。
(etto, ima, ano… nigetekiteiru kata wa minna san doro ni tsukatte nigetekita hito bakari desu).

Según yo:

Este… todas las personas que han huido hacia acá son personas que vinieron llenas de lodo.

Google Translate:

Bueno, ahora, que ha estado lejos de que la gente está huyendo del lodo todos empapados.

TV Azteca:

Los japoneses suelen ser muy limpios, ordenados, aman y cuidan sus hogares. Perderlos en un instante y luego vivir en un albergue, para ellos es sumamente duro.

3:14 Hombre entrevistado

Transcripción:

今いる人は地震から1週間経って、家が無くなった人が殆どです。
ここに避難してきた人に寝る用意をしたり、それから食事の提供をして、もう・・・一日中を通して昼から夜までお世話してます。

(ima iru hito wa jishin kara 1 shuukan tatte, ie ga nakunatta hito ga hotondo desu.
kokoni hinan shitekita hito ni neru youi o shitari, sorekara shokuji no teikyou o shite, mou… ichinichi juu wo tooshite hiru kara yoru made osewa shitemasu).

Según yo:

Casi todos los que están aquí son personas que han perdido sus hogares después de 1 semana del terremoto.
Todo el día, desde la mañana hasta la noche, nos encargamos de atender a las personas que se refugiaron aquí; les preparamos un lugar para dormir y les ofrecemos comida, etc.

Google Translate:

Ahora la gente desde el terremoto de una semana después, y la mayoría de la gente ha ido a casa.
Listo para el sueño o que se refugiaron aquí, y para proporcionar comidas, y no me importa toda la noche desde el primer día un día más.

TV Azteca:
Aquí les damos alimento caliente, un techo y una forma de empezar a sobrevivir.
Diario colocamos las listas para que ellos vean si el ejército ya localizó los cuerpos de sus hijos o de algún pariente que haya quedado debajo de los escombros.

¿Qué podemos concluir de  este espectáculo?

Primero: no se vale escudarse en el pretexto de que “todos los medios lo hacen” o “en todos los medios hay amarillismo”. Como noticiero, es natural querer tener la primicia en una historia y hacer una cobertura lo más completa posible, pero creo que no hay excusa para escribir palabras que la gente no mencionó al momento de ser entrevistadas. ¿Que en la cultura japonesa no se acostumbra decir las cosas directamente o no se habla con la verdad? Si lo anterior lo dice alguien que conoce la cultura japonesa, lo pongo en la mesa de debate; si lo dice alguien que no tiene idea de lo que es vivir en la sociedad japonesa, no hay ni siquiera punto a discutir.

No están traduciendo rumores de Twitter o Facebook. Están haciendo una cobertura de un desastre, en donde mexicanos están siendo o pudieron ser afectados. Tienen un público que les cree, por lo que es muy lamentable que a ese público le traten de presentar una realidad diferente de lo que se vive por acá.

Segundo: ya he mencionado que yo no necesito disculpas explícitas de reporteros. La empresa en cuestión es la que debe disculparse con el pueblo de México. Según mencionaron en un comentario de la entrada anterior, al parecer entrevistaron al reportero que cubrió la nota y mencionaron que “hubo problemas en la traducción” pero nunca se faltó a la verdad. Yo no he visto el video en cuestión, y quedaron de enviarme la liga tan pronto como fuera posible, así que no puedo dar una opinión en concreto.

Por lo demás (porque hay mucho todavía que se puede comentar), optaré por quedarme callado. Pueden revisar mi timeline en Twitter, así como la de otros mexicanos que puse en la entrada anterior, si gustan saber más detalladamente en dónde ha desbordado todo este asunto. Por mi parte, y mientras no haya nada extraordinario, el tema está terminado. Demostré mi punto, y espero que a las personas que hayan leído este par de entradas les haya hecho reflexionar al respecto. No significa que todo lo que yo diga tiene que ser verdad: recuerden que es importante leer mucho, analizar y sacar propias conclusiones. Con esas bases, es más fácil decidir a quién le creen y qué es lo que quieren ver en los medios de comunicación.

Es más que un hecho que los medios le temen a internet porque por este medio la gente tiene voz y puede aplaudir o criticar a viva voz lo que ellos le transmiten al pueblo. Sigamos usando este medio responsablemente para provocar un cambio.

Por último, al menos espero que TV Azteca al menos haya despedido al traductor en caso de que argumenten que las traducciones estuvieron mal hechas y que no hubo dolo.

El circo de los medios con la situación en Japón

Aquí en Kyushu la situación es tranquila. Si bien se siente la consternación de la gente por lo que ha pasado en el área de Tohoku, las cosas acá distan mucho de ser como la han estado reportando los medios internacionales.

El día de la catástrofe, hablé por teléfono con mi mamá y le dije que el área afectada estaba lejos de aquí, y que ni el temblor se había sentido por acá; eso la tranquilizó. Después del terremoto y la tsunami, comenzó el problema de la planta nuclear 1 de Fukushima… pero el circo de los medios se desató desde el principio.

El mismo viernes, recibí muchas propuestas de entrevista de diferentes países. Cierto: me di a la tarea de traducir de japonés a español lo que veía en las noticias, con el afán de que a alguien le fuera útil tener información de primera mano en nuestra lengua, y tal vez por ese mismo “instinto”, fue que acepté algunas. La primera fue de Chile, obviamente sin conocer ni al reportero ni a la cadena de televisión. Antes de recibir la llamada, hice el hincapié (por Skype) de que yo no estaba en el área afectada, que no se había sentido el temblor por acá, y que no sabía si era útil lo que yo tenía que decir. Pero les valió. Entré al aire, y comenzaron las preguntas: ¿cómo lo viviste? ¿cómo lo sentiste? Al responder, del otro lado se escuchaba otra voz, posiblemente la del productor, quejándose de lo que decía, y preguntando y cerciorándose de que en realidad estuviera en Japón. Como no les di lo que querían, me pidieron algún contacto que sí lo hubiera vivido. Yo, en mi inocencia, hablé con otra mexicana en Japón que sí le toco el temblor, y ella accedió a darles la entrevista. Hasta ahí todo bien.

Después, propuestas de W Radio de la ciudad de México, Telemundo y Univisión en Estados Unidos. Y todo fue lo mismo: querían que les dijera mi experiencia. Y en todos los casos la respuesta fue la misma después de que les decía “yo no vivo cerca. Aquí no se sintió el temblor. Aquí no llegó el tsunami”: “Ah… y… ¿no nos podrías pasar el contacto de algún amigo que sí lo haya vivido?”. Fue después de esto que me di cuenta de lo que muchos ya lo habían hecho: la prensa quería vender amarillismo.

Al día siguiente, el reportero de la televisión de Chile salió con que un video de un OVNI que salió del tsunami… y fue cuando decidí cortar por lo sano (darle unfollow en Twitter) a gente de la prensa. El supuesto video era del tsunami cuando llegó a la ciudad de Natori. Yo lo vi fácil unas 5 veces en TV y nunca se vio nada raro…

La vida en el Japón del oeste (donde está su servidor) siguió prácticamente como antes. Cierto: nos consterna lo que está pasando en Tohoku y en el área de la capital y estamos al pendiente de las noticias, pero aquí no hubo desastre. La gente va a trabajar, come, se trata de distraer, busca formas de enviar donativos a los damnificados. Todo normal.

Los japoneses no se alarman; algunos pueden estar llenos de miedo, pero no lo muestran. La gente viviendo en albergues la está pasando mal, pide ayuda porque no hay luz, combustible, comida. No hay saqueos, no hay caos. El pueblo cree en su gobierno, cree en las noticias. El gobierno decretó cortes programados de energía eléctrica en el área de la capital (Tokio y alrededores) y, aunque al principio con algunos fallos, la gente los acató. La energía que ellos dejan de usar les llega a los que están en los albuergues, y el frío les ha pegado con ganas estos días. La necesitan. El pueblo se ayuda.

Han muerto muchos, y seguramente se van a encontrar más, pero el panorama no es desolador, ni es el apocalipsis como lo han pintado en el extranjero. Pero la normalidad no vende, y los medios se han ensañado en crear una realidad alterna para todo Japón.

Yo me preguntaba por qué mi mamá me mandaba mensajes diciéndome que estaba preocupada y que, de ser necesario, me regresara a México; había hablado con ella días antes, así que no daba con la respuesta… hasta que me hicieron voltear a los medios mexicanos.

En resumen: los medios prácticamente dicen que Japón está en estado de GAME OVER. Muestran mayormente imágenes de la catástrofe, y pocas (o nulas) notas sobre cómo continua la vida cotidiana lejos del área afectada. Algunos incluso le ponen música trágica a los videos del tsunami, como para que duela más. ¿Y la cereza del pastel? Traducciones malísimas, 100% amarillistas, de lo que los japoneses le dicen a los reporteros. No la creía tan mala, ni que tuviera dolo, hasta que vi la siguente nota:

Actualización: TV Azteca quitó el video de la dirección originalmente publicada. El video todavía está listado en su sección de videos, internacional, en la página 5 al momento de escribir eso. No obstante, al menos a mí, el video nunca me termina de cargar. Probé los  otros de la misma página y sí funcionaban sin problemas. ¿Raro?

No obstante, el video está en Youtube, lo que significa que ya lo puedo ligar directamente.

Liga original (ya no está disponible): http://www.aztecanoticias.com.mx/capitulos/internacional/40926/tsunami-devasto-pueblo-turistico-en-japon

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=1Gpp9L8OQ9Y[/youtube]

¿A qué me refiero con malas, o mejor dicho “dolosas” traducciones?:

  • El primer japonés que sale en el video dice 「顔を止めて下さい」(kao o yamete kudasai), que podemos traducir como “No me tome la cara, por favor”. ¿Traducción de TV Azteca? “Esto es lo único que quedó de mi casa”.
  • Otro hombre dice 「漁協ってあったんですけれども、水門の近くに」(gyokyou tte atta n desu keredomo, suimon no chikaku ni). Esta es una traducción difícil porque 漁協 es la forma corta de 「漁業協同組合」(gyogyou kyoudou kumiai), que es un como una asociación cooperativa de pesqueros, y el hombre se refiere al edificio de esa asociación y a su localización “suimon no chikaku ni”, es decir “cerca de la compuerta” (una compuerta que permite o impide el paso del agua. En inglés “floodgate”). Entonces, traduciendo esto más o menos quedaría: “El edificio de la asociación local de pesqueros estaba cerca de la compuerta”. ¿Traducción de TV Azteca? “Algunos tuvimos la fortuna de ver al mar acercándose, pero otros no, y no pudieron salir”. Y claro, la cara de asombro del reportero para darle más énfasis.
  • La mujer de anteojos dice: 「ここは、毎年訓練があるんです」(koko wa maitoshi kunren ga aru n desu), que podemos traducir fácilmente como “Aquí se hacen simulacros cada año”. ¿Traducción de TV Azteca? “Nunca vamos a olvidar esto”.
  • La segunda señora que sale dice algo como 「何を~~~したって言うと、私たち津波の時はほら・・・」, y digo “algo como” porque lo primero no se le entiende. Le pedí ayuda a una amiga japonesa (¡Gracias Megumi!) y ella tampoco logra comprender lo que la señora quiere decir. Lo que sí puedo asegurar es que la frase queda incompleta, la cortan en el ほら, que es cuando la señora va a comenzar a decir qué estaban haciendo (o qué hicieron) al momento del tsunami. ¿Traducción de TV Azteca? “Ahora no sabemos qué vamos a hacer… sí, el mar nos dejó sin nada”.

Una cosa es traducir mal porque se desconoce alguna palabra o porque algo de lo que se dice no tiene equivalente en el lenguaje destino. Pero lo anterior es una viva muestra de amarillismo y falta de profesionalismo, lo vean como lo vean. Estas traducciones hacen pensar que, al momento de editar la noticia dijeron “ahí ponle algo que vaya acorde con la tragedia”. ¿Creen todavía que nos pueden dar atole con el dedo y ningún mexicano entiende japonés?

Un reportero de TV Azteca, que por cierto me sigue en Twitter, salió a la luz, y dijo que “podía canalizar el asunto”. Comencé a señalar los errores en la nota. Me pidió disculpas a nombre de sus compañeros, pero le respondí que él no tenía por qué disculparse conmigo, sino que su empresa tenía que disculparse con el pueblo. ¿Por qué? Porque son profesionales, y la gente cree en ellos para informar de forma fidedigna lo que sucede. Como está la situación en Japón actualmente, unos “pequeños errores” de esa talla hacen que las familias de los mexicanos que estamos en Japón se preocupen, se angustien todavía mucho más de lo que ya están. En pocas palabras: y el susto, ¿quién se los quita?

Después, me pidió que le mandara un correo con los errores en la nota, y no lo hice por 2 razones: porque no tenía tiempo  y porque no soy traductor. Si la empresa tiene dinero suficiente para mandar a esos “reporteros” hasta Japón, seguramente debe tener también para contratar traductores profesionales, que obviamente son mucho mejores que yo.

Hay que reconocer a este reportero por dar la cara, que ya es una gran ventaja. Él dice que hay que ser mejores cada día, y tiene razón. Lo malo es que con la emoción de un pueblo no se juega. Y por favor reporteros: NO USEN GOOGLE PARA TRADUCIR (como el mismo reportero dice que hace en unos de sus tweets).

Otra de TV Azteca, que podríamos decir es “menos grave”:

http://www.aztecanoticias.com.mx/capitulos/internacional/40682/imagenes-impresionantes-de-la-destruccion-en-japon

¿Narito? Seguramente es Narita (成田). Para muchos, esto puede parecer un simple error (una “o” por una “a”), pero en japonés una sola “letra” cambiada puede significar algo totalmente diferente a lo que se quiere decir. En este caso no fue “tan grave”, pero ¿qué tal si en Japón hay un área o pueblo llamado なりと que está en otra parte diferente de Japón y hay mexicanos ahí? Las familias de ellos estarían angustiadas al ver la nota.

¿Más historias respecto a lo mal que se han visto los medios de comunicación mexicanos? Lean por acá:

Rigo menciona en su blog justo la misma nota que analicé aquí.

Erick Serrano, otro mexicano en Japón, habla sobre la situación actual en Tokio.

Entonces, ¿a quién le creo? ¿Dónde me informo?

Olvídense de los medios de comunicación mexicanos. Quedaron muy mal. Para aquellas personas que no usan internet (alguien de su familia), díganles que NO SE CREAN todo lo que digan en la TV, sea López Dóriga, Loret de Mola, Javier Alatorre o el que gusten, ni tampoco todo lo que digan en los periódicos.

Los de otros países tampoco cantan mal las rancheras: muchos españoles se han quejado del manejo de la información de la prensa de su país.

Vean también esta joya que encontré gracias a @mecart, y juzguen ustedes si es amarillismo/sensacionalismo o no:

http://eldescodificador.wordpress.com/2011/03/16/amarillo-japones/

En mi punto de vista, internet sigue siendo el mejor medio. No obstante, esto no quiere decir que haya que creer todo lo que se dice en Facebook, Twitter u otros lugares. Hay que leer varias fuentes para tener mejores bases para decidir qué es lo que creemos que es verdad, y qué es lo que de plano no tiene razón de ser.

Hay muchos mexicanos en Japón. Hemos estado en contacto, tratando de apoyarnos y ayudarnos. Los japoneses también están tristes por lo que ha pasado; la situación, insisto, es grave, nadie lo na negado, pero no todo Japón está como lo pintan los medios. Hay ciudades en las que no pasó nada, en las que la vida continúa como siempre (con un peso grande en el corazón por lo sucedido, aclarando). No dejen que el circo que los medios están haciendo de esto les haga creer otra cosa. Si la situación se torna grave o si mejora, se hará saber tan pronto como sea posible.

Acá estamos en Twitter. No nombro a todos, pero no por menospreciar gente, sino que somos ya muchos, y algunos no hacen pública su timeline

  • @Gifurama (Javier, en Gifu)
  • @Piroshi (Roberto, en Osaka)
  • @EsdrasGrau (Esdras, en Nagano)
  • @freaksquirrel (Felipe, en Tokio)
  • @Sea_Jackal (Carlos, en Fukuoka – KitaKyushu)
  • @rigomm (Rigo, en Chiba)
  • @ggzs (Gisela, según esto en Hiroshima, pero se la pasa viajando 😀 )
  • @medinamanuel (su servidor, en Fukuoka – Iizuka)
  • @mexicanosenjpn (el twitter oficial del grupo)

Y muchos más mexicanos que tratamos de estar al pendiente. Sigan al de su preferencia, lean muchas fuentes y saquen conclusiones. Es la mejor manera de obtener información fiel.

Algunos compatriotas decidieron regresar temporalmente a México, patrocinados por la embajada. ¡Ojalá nos traigan tortillas y frijoles cuando vengan de regreso! Los arriba mencionados, por una u otra razón, estamos en Japón, y al parecer nos quedaremos aquí otro rato.