Ayer descubrí las bondades de los puntos de recuperación de Windows después de haberle dado en la torre al arranque de mi desktop debido a que decidí reinstalar Linux.
Borré la partición de Gentoo, que era la que utilizaba para poder grabar GRUB en el disco SATA (porque Debian no lo ve por default). Ayer arranqué Debian después de mucho tiempo y como no me acordé del password de mi usuario, decidí que era buena oportunidad para borrar e instalar algo más apropiado para mi computadora. Bajé Open Suse para 64 bits y Debian también para 64 bits. Intenté instalar el primero, y obviamente que sí ve el disco SATA, pero, como ya le muevo un poco más a Debian, aborté la instalación de Suse y me decidí instalar Debian en el disco ATA.
Obviamente, y como los que sepan de esto ya se habrán dado cuenta, al borrar la partición de Gentoo le di en la torre a GRUB, algo que, si bien sí tenía contemplado, no lo hice en el orden que debía, por lo que ahora tenía una computadora que no podía arrancar nada.
Usando la consola de recuperación de Windows, reparé el master boot record (después de volver a recordar que los controladores para mi disco SATA son ICH7) , pero al arrancar Windows, mi tarjeta de video ya no estaba reconocida, y por más que la instalaba, al reiniciar se volvía a desinstalar.
Habiendo perdido la esperanza, decidí reinstalar Windows, pero cuando estaba por comenzar la instalación, recordé los puntos de recuperación de Windows y decidí tratar. Resultado: Windows restaurado a la perfección.
Estoy a la mitad de la instalación de Debian 64 bits, pero los servidores están lentos con ganas (uso netinstall), y parece que tomará rato (estoy escribiendo esto desde la laptop). Y después de leer lo de los binarios de 32 bits en 64, no sé se sea buena idea quedarme con esa instalación o mejor instalar Sarge o SID de 32. Se aceptan opiniones.