Ésta es una serie nueva, que todavía no tiene fin. La iré escribiendo conforme las cosas vayan pasando. Eso sí: creo que será un poco diferente a lo que han leído aquí antes.
Explicación más detallada al final del escrito. Para quienes gusten leer lo que sigue, solamente les pido que lo lean completo.
Vamos a comenzar:
Estoy en un pozo. pero no en las cercanías, o a un lado de él. Estoy en la parte más profunda, donde la luz es escasa, donde mi voz casi no se oye, donde me siento atrapado, sin poder salir, pero curiosamente donde ese espacio cerrado, lúgubre y frío me da una leve sensación de seguridad que no he sentido en mucho tiempo.
Quisiera poder decir que lo anterior es una metáfora, pero no. Es la realidad actual. Es como me siento y me he sentido por mucho tiempo ya. Pero ahora todo eso se ha agudizado y es la primera vez que lo externo de esa manera. Muchos sentimientos se juntaron y como que por fin encontraron la forma de salir.
La pandemia ha jugado un papel importante en todo esto, no hay duda. Sin embargo, creo que ser obediente, restringir la salidas y la poca o nula interacción con seres humanos en persona (además de la familia), vino a sacar a flote muchas cosas que traía dentro, algunas que me estaba guardando y otras que ni me había dado cuenta.
El problema es que todo esto no pudo llegar en peor momento. Con un bebé en la familia y mi otro hijo pidiendo (necesariamente) atención, necesito estar al 100 para hacer un buen trabajo tanto en mi trabajo como en mi familia… pero eso no es posible si yo no esto bien conmigo mismo.
En las últimas semanas he estado analizando mi comportamiento, mis pensamientos y mis acciones. Estoy tratando de encontrar qué desató todo esto. El problema es que estoy en un círculo vicioso y me concentro más en cosas negativas que en lo que realmente quiero pensar y hacer. Uno razona las cosas, piensa y ve que, desde fuera, parece que todo se resolvería de forma muy simple, pero cuando está uno dentro de ese remolino de sentimientos no es tan fácil. Uno no escoge sentirse así; la ansiedad, angustia, inseguridad y miedo toman el control, y uno está esforzándose a cada minuto porque eso no suceda.
No disfruto casi nada de lo que antes me gustaba. Además de que mi tiempo es contado por las responsabilidades que tengo como padre de familia, el poco que realmente me queda para mí lo consumen los sentimientos arriba descritos. Videojuegos, películas, series, libros, etc., me siguen llamando la atención… pero no están cumpliendo su propósito.
También el aislamiento me ha pegado. Muchas veces me he descubierto a mí mismo pensando que no hay nadie con quien pueda compartir lo que me gusta (sí hay personas con las que puedo hacerlo, pero mi mente se empeña en hacerme sentir que no). Si por ejemplo, veo uno de los episodios nuevos de Shingeki no Kyojin (Attack on Titan), no hay con quien comentarlo; que si hay algo que quiera comentar sobre XMonad, que qué es eso y con qué se come… En fin. Creo que se entiende la idea. Es más: hasta me ponen de malas los días bonitos, y que cuando le pregunto a alguien que cómo está me responda que “bien” cuando ahora yo no puedo decir lo mismo.
¿Qué es lo que más me ha ayudado hasta ahora?
Sinceramente, el hecho de que haya gente que te diga que está contigo, que te echa la mano y que quiere ayudarte a encontrar la causa de, y la salida de, todo esto.
Además, el hecho de poder hablar con alguien fuera de la familia, de poder interactuar. Se siente chido ser escuchado.
Ahora, ¿por qué escribo todo esto?
Primero, por lo mismo de dejar registro de lo que me pasa. Espero que en unos años pueda volver a leer esto y esté en una mejor situación emocional que me permita reflexionar y usar la experiencia para el futuro.
Segundo, porque así como a mí me ha ayudado saber que no estoy solo en todo esto, quizá a alguien que esté en una situación similar a la mía le puede servir como referencia para saber cómo sentirse un poco mejor, y también cómo pedir ayuda.
No. No tengo pensamientos suicidas. Como referí hace algunos escritos, esos quedaron atrás en mis años pubertos. Es más grande el sentimiento de desesperación por querer salir de esto rápidamente y no poder. La sensación de impotencia es enorme, y eso agudiza todo lo demás; te hace sentir como que no puedes hacer nada, y de hecho interfiere y afecta lo que realmente puedes hacer.
Como creo que se habrán dado cuenta, esta “serie” no es algo que ya haya terminado, o que ya tenga un número definido de partes. Esto va a continuar, aunque espero que el menor tiempo posible). Ignoro cuándo escribiré de nuevo al respecto, pero de qué lo haré, lo haré.
De igual manera, así como siempre leo los comentarios buenos y malos que me dejan por acá, esta vez sí me tomaré la molestia de mandar a ver gatitos a los comentarios agresivos, ofensivos y similares. Dejen que me reponga y con gusto les respondo como se debe también a esos, pero de momento, van para afuera.
Aquí sigo.