Vivir en un país diferente a donde creciste conlleva muchos retos. El más obvio es, sin duda, el lenguaje. Cierto es que en Japón puedes vivir sin hablar mucho del idioma (o ni una pizca, conocí gente así), pero eso no lo hace más fácil, pues siempre estás dependiendo de alguien para que te saque de cualquier apuro, y por mucho que se diga que los japoneses son muy corteses y siempre están dispuestos a ayudarte, también tienen un límite en lo que pueden hacer por uno.
Pero dejemos el lenguaje a un lado. Sí, es quizá el punto más importante de vivir en otro país, pues así puedes conocer de primera mano lo que está sucediendo a tu alrededor: noticias, alertas de misiles o de terremotos, ofertas en tu supermercado local, etc., etc., pero aquí me quiero enfocar en otro punto que muchas veces ni lo pensamos porque, siendo sinceros, a muy poca gente se le ocurre que le puede pasar: un encuentro cercano con la ley y el crimen.
Como ya lo he comentado en diferentes ocasiones aquí en el blog, y otras tantas en las transmisiones en vivo, Japón es un país con un índice de criminalidad bajo. Tengan en cuenta que eso no significa que aquí no haya crímenes estilo telenovela o novela de misterio escrita por alguna mente torcida, sino que, en teoría, las probabilidades de que algo así pase son mucho menores a las de, por ejemplo, México. Ciertamente se respira un aire de tranquilidad cuando vas caminando por las calles, incluso a la mitad de la noche, y se siente raro (aun después de tantos años viviendo aquí) poder dejar tus cosas en la mesa e ir a pedir una bebida al mostrador de un café sin temor a que se las vayan a robar. “¡Es perfecto!” dirían unos, “¡parece un sueño!”, exclamarían otros. Y aunque sí, debo reconocer que así se siente, eso no quiere decir que no tienes que usar el sentido común en lo que a seguridad se refiere, solamente quiere decir que, en muchos aspectos, puedes estar más tranquilo (y con las noticias que se leen a diario de lo que sucede en México, es lógico que quienes leen esto sobre Japón lo eleven a niveles celestiales).
Así como el crimen es relativamente bajo, Japón se vanagloria de que más del 99% de los crímenes que se reportan son resueltos, es decir, se encuentra y se procesa al culpable. Suena impecable, casi perfecto. Pero aunque por un lado suena bonito, la otra cara de la moneda nos enseña un lado de Japón que muchos no conocen, y otros ruegan no tener que enfrentarlo: su sistema legal.
Aclaro que no soy experto en el tema, y que para consultas más detalladas es mejor buscar en fuentes oficiales, para que no vayan a tomar esto como un “vamos a preguntarle a Manuel cuáles son nuestras opciones si nos pasó esto y esto y esto”. Literalmente no soy abogado, así que por más que lo que escriba aquí suene como que sé mucho del tema, nada supera a una consulta legal con abogados de verdad. Recuerden que esto es solamente informativo. Como nota extra: aunque parezca chistoso que tenga que hacer esa aclaración, en realidad en los últimos meses he recibido correos en los que me hacen preguntas que son totalmente del área legal y que, por ende, no puedo responder. Haber vivido en Japón por más de 14 años (al momento de escribir esto) no implica que sé exactamente cómo se manejan todos los posibles casos. Para eso hay abogados en derecho internacional.
Dicho lo anterior: