La sociedad es pesada… y divertida

Quizá a muchos de ustedes ni les viene ni les va SMAP, quizá el grupo pop prefabricado más famoso en Japón. Con ya más de 20 años en el mundo de la farándula, los integrantes gozan de carreras plenas, tanto como grupo como por separado (siendo Kimura Takuya uno de los hombres “más guapos” en Japón… según las chicas). El caso es que hubo un escándalo la semana pasada debido a que uno de los miembros, el que se ve más “inocente”, estando hasta las chanclas (léase “borrachísimo”) se agarró gritando en un parque a eso de las 3 am. Alguien de los que viven cerca reportó a la policía que había un borracho haciendo escándalo. La policía llegó y encontró a Tsuyoshi Kusanagi totalmente desnudo y visiblemente alcoholizado. Cuando lo trataron de calmar, Kusanagi respondió “¿qué hay de malo con estar desnudo?”. No hubo más remedio que arrestarlo.

Hasta aquí todo mundo dirá “¿y eso qué?”. El punto es que en Japón una persona de renombre, un artista o cualquiera que esté metido en televisión de alguna u otra manera no debe ocasionar ningún tipo de actos que vayan contra las “buenas costumbres” de Japón, so pena de perder prácticamente su carrera y posición en el medio. Por ejemplo, algo así le pasó a Kago Ai (es su nombre, intenten no reírse) cuando la pillaron fumando siendo todavía menor de edad. Toda su carrera se vino abajo, y ella apenas comenzaba. Kusanagi la regó de la peor manera, pero lo más malo es que tuvo mala suerte, porque no es tan raro que alguien tome mucho y que después ande gritando a media madrugada. Seguro estoy de que si alguien se hubiera dado cuenta de quién era el que estaba haciendo escándalo lo habrían metido a una casa a calmarlo y dejarlo que durmiera. Pero Kusanagi de plano la traía de malas.

No, no es que me guste ni mucho menos (hay canciones de SMAP que son buenas), sino que creo que las medidas disciplinarias que se toman son exageradas. Sí, necesita reflexionar mucho, pero vaya que el castigo es ejemplar:

  • Se prohiben todos los anuncios en donde él salga. Estamos hablando de que perdió el contrato con compañías automotrices, con grandes firmas como Proctor & Gamble (salía en los comerciales de Ariel y en un buen más).
  • Se cancelan sus programas. Yo veía uno que tenía unos 10 años de estarse transmitiendo los martes a las 11:15 pm.
  • Los programas ya grabados que no han sido televisados todavía tuvieron que editarse para cortar todas las partes en donde él salía.
  • SMAP trabajará un buen rato con solo 4 elementos. Cuando canten, la parte de Kusanagi tendrá que ser cubierta por alguien más.
  • La que de seguro más duele: Kusanagi era la imagen de la campaña del gobierno japonés para la transición de la televisión analógica a la digital. El contrato comenzó por ahí de 2006 y continuaría hasta el cambio definitivo (denominado como “día X”) el 24 de julio de 2011. Le cancelaron el contrato y ya están buscando reemplazo.

Sabemos que el humor negro no tarda en salir a la superficie, pero también es de todos conocido el hecho de que el humor de los japoneses ciertamente no es algo que podamos considerar muy elaborado. No obstante, alguien tuvo la idea de alterar el póster de la campaña antes mencionada e insertarle texto referente a lo acaecido la semana pasada.

Primero, el original:

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¿Descanso?

Ahora que es un hecho de que no tengo trabajo los fines de semana, además de aprovechar para adelantar algunos proyectos personales y estudiar un poco temas que quería aprender desde hace un rato, se ha definido un patrón en la forma de descansar, y esto es bueno, ya que no quiero caer en la situación de los japoneses: no saber descansar.

Para muchos de ustedes, la expresión “saber descansar” puede parece absurda. ¿Cómo es eso de “no saber descansar”? Los japoneses llegan a depender tanto de su trabajo (es lo único que hacen), que cuando les “cambian la jugada” y tienen tiempo para ellos, pocos son los que realmente tienen un pasatiempo, o mejor aún, un sueño. Lo único que quieren es “descansar”, pero para ellos el descanso se refiere a estar en casa y dormir lo que no han dormido (algo que no es tan malo… de no ser porque muchos siempre hacen eso), y se ls olvida prácticamente que hay un mundo allá afuera y que ellos tenían una vida antes de comenzar a laborar como lo hacen. En corto: se les acaba la opción de “divertirse”, y el concepto de tiempo libre cambia por completo.

Lo anterior trata de justificar la actitud que toman los jóvenes nipones al entrar a la universidad: se esforzaron tanto para tener un lugar ahí (realmente estudian muchísimo), que al ser universitarios saben que son los pocos años que les quedan de diversión, y por ello, más que estudiar, se dedican a divertirse. Claro que hay gente que toma las cosas de forma seria y que no es bueno generalizar, pero la media es, lamentablemente, así. La universidad es el tiempo de vivir solo, de los viajes, de las borracheras, de los novios (lo cual no suena tan diferente a otros países), pero esto es debido a que una vez que se conviertan en shakaijin (literalmente, en “gente de sociedad”, “población económicante activa”, “que trabaja y ya no es estudiante”), todo eso quedará en el pasado como un buen recuerdo.

Los mismos japoneses que estuvieron en ese círculo y salieron de él hacen comentarios similares: algunos se dan cuenta de la realidad de su país gracias a haber hecho un viaje al extranjero (de paseo, como working holiday o de estudios) y regresan a Japón con la mente cambiada. Obviamente, hay quienes opinan que Japón ha obtenido su fortaleza económica gracias a la diligencia (más bien diría “exigencia”) con la que hacen su trabajo. Japoneses exitosos que han salido de su país afirman que para triunfar en el país del sol naciente hay que salirse de la norma, hay que ir contra la corriente e ignorar los comentarios de los demás (nada nuevo para nosotros, claro está); lo malo es que aquí sí se refleja la veracidad del dicho que reza “es más fácil decirlo que hacerlo”. Para el japonés común la vida es el trabajo y el trabajo es la vida. Y esto es la causa de varios problemas sociales que todavía hoy se busca solucionar. Pongamos como ejemplo los suicidios juveniles. Niños que enfrentan conflictos propios de la adolescencia, que tiene preguntas, que comienzan a tener su propia forma de pensar y buscan ser aceptados. Los padres realmente quieren a sus hijos, y para demostrarlo, se la pasan todo el día en el trabajo para que tengan qué comer y para poder enviarlos a una universidad de renombre (muy cara, como es de suponerse). El problema es que los niños necesitan la presencia del padre; necesitan hablar, llorar, sacar lo que traen dentro, y si no hay nadie que los escuche, la presión escolar, el estrés y la falta de identidad los llevan muchas veces a optar por la salida fácil.

La mayoría de las veces la tarea de escuchar, hablar y aconsejar a los niños se le delega completamente a los profesores, y esto es simplemente origen a más problemas, puesto que los profesores, aunque sacrifican su propia vida para poder estar al tanto de los chicos, realmente no pueden con toda la carga… y cuando tratan de corregir a alguno, hasta corren el riesgo de perder el trabajo si, por ejemplo, le levantan la mano al niño o si incluso llegan a pegarle. Los días del profesor aventándole el borrador o el gis al estudiante parlanchín que no se calla durante las horas de clase o al que se la pasa dormido, que solemos ver en muchas animaciones japoneses, han quedado atrás, y si tomamos en cuenta que aquí nadie puede reprobar en primaria ni en secundaria, los niños saben que les van a perdonar prácticamente todo lo que hagan y que van a graduarse suceda lo que suceda.

Parece mentira creer que lo mencionado arriba tenga que ver con la forma de descansar de la fuerza trabajadora de Japón. Hay gente que acepta no saber qué hacer en sus días libres, y muchos usan su tiempo libre para adelantar trabajo que tengan pendiente. Por supuesto, la felicidad es diferente para cada persona, y habrá quienes sientan que son felices de esta manera, algo que es completamente respetable. Como extranjero, habiendo crecido en una cultura completamente diferente, no es mi papel juzgar ni decir si todo lo anterior está mal y todo lo que hago yo o hacemos los mexicanos sea lo correcto. Somos 2 países muy diferentes, y estudiar las costumbres de ambos nos ayuda a entendernos mejor, y por consiguiente, a una mejor relación internacional, al nivel que sea (amistad, familiar, diplomática). No obstante, en lo personal, creo que si tomamos en cuenta que solo tenemos una vida, no considero sensato vivir para trabajar, ni tampoco perder la esencia que hace que todos seamos distintos.

Para concluir, con esto no quiero justificar la actitud que tenemos como mexicanos de buscar siempre trabajar lo menos posible (el mexicano promedio, claro está). Cuando se tiene que trabajar, hay que hacerlo, pero creo que la alegría y la pasión con la que nacemos, crecemos y convivimos día con día nos ayuda a hacer más llevaderos los pesados días de trabajo, o incluso la situación que se vive actualmente en nuestro país. Todo con exceso es malo, no hace falta mencionarlo. Lo ideal es encontrar ese punto medio entre la labor y el descanso, y si no se ha encontrado todavía, al menos no perder las ganas de buscarlo.

Me preparo para comenzar otra semana de trabajo. ¿Ya mero llega el viernes? 😀

Nueva vida – De regreso al mundo laboral

Llegué a Japón por segunda vez en mi vida el 1 de abril de 2003. Era becario de Monbukagakusho. Me esperaban, en ese entonces, 3 años por vivir en este país. Estaba viviendo un sueño.

Terminé la maestría en marzo de 2006, y en abril del mismo año comencé el doctorado (sin saber exactamente en lo que me metía). Tardé mucho en decidirme; tenía 3 opciones: doctorado, trabajo o regreso a México. No quería que el sueño terminara ahí, así que era trabajo en Japón o doctorado. Todos sabemos cuál fue la decisión. 3 años después, en marzo de 2009, increíblemente me estaría graduando como doctor, después de un verdadero viacrucis.

La búsqueda de trabajo en Japón fue difícil al principio (con la bateada que recibí en Google Japan) y luego con comentarios de presidentes de empresas del tipo “Tener un doctorado y haber trabajado en otro país es una herida de muerte en Japón. Nadie te va a contratar porque no te pueden entrenar a su manera”. Cuando partí a México a presentar mi segundo artículo, todavía era incierto qué haría una vez que se me terminara la beca. Consideraba la posibilidad de no poderme graduar y de tener que regresar a dar clases de inglés en las primarias para poder sobrevivir y pagar la escuela. Sin embargo, la oferta del trabajo en el que laboro actualmente me cayó completamente del cielo.

¿Qué haces en tu trabajo?

En pocas palabras: soy consultor y desarrollador de sistemas que tienen que ver con procesamiento de lenguaje natural, y al mismo tiempo tengo que hacer la toma de requerimientos, lo que implica conocer directamente a los clientes. De momento estoy poniéndome al corriente en lo que son sistemas de recuperación de información (information retrieval). No tengo un lenguaje de programación definido, pero he estado trabajando con Python, y, en menor medida, en Java (de momento). Además, también le doy soporte a los servidores de la empresa.

¿Es cierto que tienes que vestir traje todos los días?

Sí. Muchas personas encuentran denigrante esta práctica en el sentido de que el traje pierde el sentido de elegancia y toma el de un uniforme escolar. En mi caso, me gusta vestir de traje desde hace mucho, y me concentro tanto en el trabajo que realmente se me olvida lo que llevo puesto. Así que no hay problema. Lo que sí me dolió fue tener que cortarme el cabello.

Ni modo… ya tendré oportunidad de dejarlo crecer otra vez. Pero, en el lado positivo del asunto, ya no me toma tanto tiempo lavarme el pelo ni peinarme, je je.

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Sakura y Hanami

Ambos términos están relacionados: cuando los cerezos (sakura) florecen, los japoneses aprovechan la ocasión para hacer Hanami, que no es otra cosa que comer y beber (principalmente beber) debajo de los árboles para “apreciar” la belleza efímera que muestran (las flores de cerezo duran aproximadamente 10 días después de que florecen por completo, lo que se llama Mankai 満開).

La realidad es que la esencia del Hanami se ha perdido por completo (apreciar la belleza de las flores) y todo mundo se dedica a comer y beber en exceso en los parques; incluso se llegan a improvisar karaokes. Quizá el punto bueno de esta celebración es que muchas empresas hacen la fiesta para los empleados para tratar de promover la convivencia armónica entre los miembros de la compañía (algo que puede ser a veces demasiado complicado).

Un término a recordar en estas fechas es Yozakura (夜桜): se refiere a ver los cerezos por la noche. Con iluminación decente, ciertamente cambia la perspectiva respecto a como se pueden ver en el día.

Este año comenzó a aminorar el frío, pero después volvió a llegar con todo por aproximadamente 12 días, lo que permitió que los cerezos duraran más tiempo adornados de flores, y al mismo tiempo, impidió disfrutar las sakura por las noches. Yo fui y no aguanté más que 30 minutos, y eso que traía chamarra gruesa.

Ver florecer a los cerezos indica que el principio del año escolar y del fiscal está cerca. Las ceremonias de entrada a la escuela, universidad y trabajo se celebran los primeros días de abril. Se deja atrás al invierno y los japoneses se preparan para comenzar frescos, ya sea simplemente un año más de la vida que han llevado hasta ese momento, o bien un cambio por completo para quienes, por ejemplo, se mudan de ciudad para poder asistir a la escuela o trabajo. Obviamente, las tiendas aprovechan para hacer rebajas y promociones: es quizá la época más barata para comprar muebles o electrodomésticos. Este año, las TV de plasma o LCD de arriba de 32″, ya muy comunes por este lado del mundo, estuvieron más baratas que de costumbre, y también se promocionó al por mayor el Bluray.

Para mí, los cerezos trajeron una mudanza maratónica y un cambio muy grande en mi estilo de vida.

La gente se va

Todo lo que es la última semana de marzo en Japón significa época de despedidas: graduaciones, gente que se va a vivir a otros lugares, gente que regresa a sus países. El invierno termina y la gente se prepara para el inicio del nuevo año fiscal (a partir del 1 de abril).

Hoy se regresó a su país mi amigo Arif. Originario de Bangladesh, pasó 5 años por acá para poder obtener su doctorado. Le sufrió en serio. Estuvo becado por Monbukagakusho durante 3 años (tiempo que normalmente dura el doctorado por acá), pero por diversas razones (nacimiento de su hijo, su familia de visita por 6 meses y la falta de apoyo del asesor), no pudo hacer nada durante ese tiempo. A partir del 4to. año la beca se le terminó y tuvo que trabajar para poder mantenerse él, mantener a su familia y pagar la escuela. Su familia (esposa e hijo) se regresaron a Bangladesh y él quedó solo de nuevo por acá, y sin nada todavía comenzó su 5to. año.

Quién sabe cómo le hizo, pero en un año sacó lo que le faltaba para graduarse (artículos técnicos, journals, conferencias, presentaciones). Trabajando y estudiando, enviándole dinero a su familia cada semana y absteniéndose de muchas cosas, por fin vio frutos de su trabajo.

Cuando nos despedimos, él no pudo evitar llorar; me dio las gracias por todo y me extendió la invitación para ir a Bangladesh, en donde me dijo que no tenía que preocuparme por casa ni comida. Se fue contento, y espera poder seguir en contacto conmigo, ya que se convertirá en profesor de universidad en su país, y me ha pedido que dé algunas videoconferencias a sus próximos estudiantes.

El mundo es un lugar tan grande y al mismo tiempo tan pequeño. Ayer dormiste en un país y hoy duermes en otro. Será que ya me acostumbré mucho a los cambios, pero sigue siendo curioso recordar todo lo que viviste en un lugar, y que de la noche a la mañana estés en otro totalmente diferente (sea tu país o no). No hay duda de que Arif se lleva a Japón, y concretamente a Kyushu, en su corazón. Es un hecho que no nos veremos en un buen rato, pero estoy completamente seguro de que volveremos a reunirnos. ¿Dónde y cuándo? No lo sé.

Ahora, ¿por qué mencionar a Arif? Porque me enseñó mucho de su mundo: el Islam, Bangladesh, la situación política y económica de su país, sus sueños. Platicar con él era como ver a un niño diciéndote que de grande quiere ser astronauta y hasta hace los efectos de sonido imitando a un cohete despegando. Mi mamá lo conoció en persona, y aunque la primera impresión no fue muy buena, se le quitaron los prejuicios gracias a la sencillez de él, su esposa y su hijo.

Así como él, el chino toselón se regresa a China el 31 de marzo. Es muy poco probable que lo vuelva a ver, pero sinceramente no voy a extrañar nada de él. Que le vaya bien con su tos. No es mala persona, es de esos que ves que siempre están ahí, pero que no mueven ni un dedo a menos que sea sumamente necesario. De la misma manera, Omar regresa a Mëxico el 30 de este mes, con su esposa esperando su primer hijo. Se terminan ciclos en la vida de cada uno, pero comienzan nuevos retos.

Felicidades a todos los graduados, y buen viaje de regreso a su tierra.

Mudanza – Parte 1: Costos

Como lo he mencionado brevemente en otras entradas, tengo que mudarme antes del 1 de abril.

Vivo en un conjunto habitacional que el gobierno de Iizuka destinó a los estudiantes extranjeros. Son 16 casas ya viejas, pero por dentro fueron totalmente remodeladas. Esta casa tiene 3 cuartos: 4.5 tatamis, 4.5 tatamis y 3 tatamis. En Japón, los cuartos se miden por tatami, en donde uno mide 180 cm x 90 cm x 5 cm. Como podrán imaginarse, el lugar no es muy grande, pero al menos es lo suficientemente espacioso como para vivir a gusto. No me quejo realmente, ni siquiera porque mi baño es realmente una letrina (sí, no me equivoqué. En esta parte de la ciudad no hay drenaje y todo cae a un pozo; una compañía viene cada mes a vaciarlo). Digamos que es un pequeño sacrificio que hay que pagar por vivir en un lugar donde la renta es la más barata de toda la prefectura (y posiblemente de las más bajas en Japón). Como voy a dejar de ser estudiante, tengo que dejar este lugar y mudarme a un departamento (o casa) común y corriente, lo que significa claro pagar más de renta.

Mudarse nunca es fácil debido a toda las cosas que tienes en tu casa; si a eso añadimos el factor “Japón”, la dificultad se dobla. Primero, el hecho de ser extranjero hace que a fuerzas necesites tener un aval, y éste tiene que ser japonés. Si eres estudiante, la universidad tiene un sistema para convertirse en aval de los estudiantes, pero una vez que egresas, te rascas con tus propias uñas. Lo del aval es lo primero que te preguntan en cualquier inmobiliaria. Acto seguido, te ven con cara de alien, te preguntan los datos de tu trabajo, y por lo general no te atienden como lo harían con un cliente japonés hasta no tener cierta “confianza” de que realmente puedes pagar, tienes el respaldo de un aval y hablas japonés. Si es una inmobiliaria que no está acostumbrada a los extranjeros, definitivamente no es una experiencia placentera.

Después de que te muestran las casas (yendo directamente a cada una de ellas) y decides en cuál quieres vivir, lo que sigue son los costos. Todos conocemos el famoso depósito; aquí también existe, bajo el nombre de 敷金 (Shikikin). Pero contrario a lo que podría ser al menos en México, en Japón, al momento de hacer el contrato de vivienda, salen a la luz las demás cuotas:

  • El depósito es por lo general de 3 meses de renta. Al dejar la casa, te regresan lo que haya sobrado de él después de arreglar los desperfectos que le hayas ocasionado. En el caso del departamento donde vivía antes, me regresaron más o menos la mitad.
  • La cuota de “agradecimiento”. Llamada en japonés 礼金 (Reikin), es por lo general de 1 mes, y sirve precisamente para agradecerle al dueño del inmueble por permitirte vivir ahí. Nunca volverás a ver este dinero.
  • La cuota de la inmobiliaria. Negocios son negocios. La inmobiliaria te cobra 1 mes de renta por sus servicios.
  • La renta en Japón se paga por adelantado 1 mes antes. Así que si entras a la casa en abril, te cobran al instante la renta de abril y la de mayo.
  • Seguro contra incendios. Obligatorio. El precio depende del lugar, pero ronda los 16,000 yenes por 2 años.
  • Seguro contra terremotos. Opcional. Es un agregado al seguro contra incendios. No cuesta gran cosa (después de pagar 16,000 yenes, pagar otros 5,000 realmente no duele tanto).

Saquemos cuentas:

Depósito (3 meses) + Agradecimiento (1 mes) + Cuota de la inmobiliaria (1 mes) + 2 meses de renta = 6 meses + aproximadamente 22,000 yenes de los seguros.

Supongamos que encuentro un departamento de 40,000 yenes al mes (que es más o menos el presupuesto que estoy considerando):

40,000 x 6 = 240,000 + 22,000 = 262,000 yenes, a pagar al momento de hacer el contrato.

Y eso es porque vivo en Kyushu. Si quisiera vivir en una zona cercana a Tokyo, el costo de la renta por un departamento de más o menos las mismas dimensiones y número de cuartos fácilmente se duplicaría (mínimo). También hay que mencionar que hay lugares en donde no se necesita pagar la cuota de agradecimiento, lo cual reduciría el pago inicial (algo es algo).

Si consideran que el 17 de marzo me voy a Hong Kong a presentar otro artículo técnico y que todo el viaje corre por mi cuenta, entenderán porque no me calienta el sol en estos días. Y claro que no voy a contratar a una agencia de mudanza, porque sería todavía más gasto.

Ahora ya saben: si quieren vivir en Japón, es mejor que ahorren para la vivienda o que vivan en algún cuarto compartido.

El proceso para entender Japón

Ayer estuve en un panel de discusión sobre cultura internacional, en donde participaron otros extranjeros, gente japonesa que ha vivido en el extranjero y gente interesada en el tema. Básicamente se trataba de crear grupos y discutir lo que para cada uno significaba “entendimiento internacional”, es decir, comprender a la gente que viene de fuera, hablar de las experiencias personales en el extranjero y dar una conclusión.Se formaron 5 grupos. En general la plática fue interesante, así como las conclusiones presentadas por cada grupo. Entre ellas, hubo una que me gustó mucho porque creo que refleja exactamente por lo que todos pasamos al vivir en un país diferente al nuestro.

Etapa 1: La luna de miel

Todo es bello, novedoso, no hay ningún defecto. Esta etapa se da cuando recién se llega a Japón.

Etapa 2: La batalla

Se comienza a hacer notoria  la diferencia de culturas. Salen a la luz detalles que no se veían antes. Se entra en conflicto por forzar la cutlura propia en una diferente. Comienza a partir del 3er. o 4to. mes de estar viviendo en Japón.

Etapa 3: Los prejuicios

Quizá la más larga y peligrosa. Todo Japón se ve malo. Todo lo malo que nos sucede es por culpa de Japón y porque no nos acepta “como somos”. Cualquier problema, por pequeño que sea, lo hacemos más grande de lo que realmente es. Se siente pesadez y cansancio por estar en este país y se comienza a añorar lo que uno tenía (o tiene) en su país. Es la más larga porque comienza alrededor del año de haber llegado a Japón, y puede tomar al menos otro para salir de ella. Y al mismo tiempo es la más peligrosa porque a estas alturas uno ya tiene un lugar dentro de la comunidad donde ha vivido, y un momento de tristeza o ira desmedida puede poner en contra a todos los que conoces. Quienes no pueden salir de ella terminan por regresarse a su país (independientemente de si tienen que regresar o no; ésa es otra historia).

Etapa 4: Aceptación

Por fin se comienza a comprender lo que es el entendimiento mutuo y el respeto al prójimo. Se da uno cuenta de que, en efecto, hay diferencias, pero que éstas no son por “nuestra culpa”; que no estamos en casa y tenemos que “jugar” con la reglas que el dueño pone. Se es capaz de ver lo bueno y lo malo del país, y con base en ello se puede tomar una decisión más sensata sobre quedarse, irse a otro lugar o regresar al país de origen.

Cierto es que podrían entrar otras categorías en medio de las arriba mencionadas, pero en general creo que esas 4 etapas resumen casi a la perfección el proceso de adaptación no solo para Japón, sino para cualquier país al que vayamos y sea diferente al nuestro.

¿Están de acuerdo?

Chocolaaaates

¡Oh sí! El día de San Valentín. Otra festividad inventada por la mercadotecnia. ¿A alguien le hace sentido expresar sus sentimientos un día en particular?

En este día, los que están sin pareja tienen que lidiar con comerciales, anuncios, folletos y cuanta publicidad exista sobre lo bonito que es el amor… y lo importante que es expresarlo comprándole algo (cuanto más caro, mejor) a esa persona especial en la vida de cada uno. Sí, claro. Todo es color de rosa… y las vacas vuelan seguramente 😛

Japón no es la excepción de la regla, y aunque ya he comentado antes sobre la tradición japonesa este día (las mujeres le regalan chocolates a los hombres que les gustan, como señal de “¡Oye tú! ¿Así o más claro que me gustas?”), y del compromiso que los hombres adquieren para el white day (el 14 de marzo). Sin embargo, y no conformes con seguir una tradición iniciada por una chocolatería por allá por los 50s, ahora resulta que hay diferentes tipos de chocolates, pero no me refiero a los sabores o precios, sino al “significado” que conllevan. Sabía de la existencia del 義理チョコ (Giri Choco, abajo explico qué es), pero este año sí me sorprendieron.  ¡Ojo chicas, para que sepan qué y cómo regalarnos chocolates! (sí claro, je je).

Veamos:

  • 本命チョコ (Honmei choco, también conocido como “Hon choco”). El chocolate “de a de veras”. Este chocolate debe darse a la persona que realmente te gusta. Por lo general se trata o de chocolates de marca exclusiva (y cara), o de chocolate hecho por uno mismo.
  • 義理チョコ (Giri choco). Para que los hombres que no tienen pareja o que no reciben “Hon choco” no se queden con las manos vacías. “Giri” significa “obligación”, por lo que este chocolate es el que dan las mujeres a los hombres con los que conviven. Por ejemplo, en el lugar de trabajo, a los compañeros, superiores y jefes.
  • 友チョコ (Tomo choco). “Tomo” significa “amigo”. Es el chocolate que le das a tus amigos. Nada de otras intenciones. Amistad ante todo.
  • 逆チョコ (Gyaku choco). ¡Viva la liberación masculina (lo que sea que signifque eso)! “Gyaku” significa “contrario”. Este chocolate lo dan los hombres a las mujeres el 14 de febrero, por si hay alguien que no se pueda esperar a declararle su amor a esa chica de ensueño.
  • Invente usted su propio “choco”…

Los japoneses saben que esta “tradición” solo se sigue en su país, y también están enterados de que fue un simple invento de una chocolatera para vender más. Dicho sea de paso, las empresas buscan cualquier excusa para imponer nuevas “tradiciones” con el único objetivo de aumentar sus ventas. Así, tenemos por ejemplo el 11 de noviembre (el día 11 del mes 11), que ahora salieron con que es el día del “Pocky”, ya que es 11/11, y la fecha se “asemeja” a un Pocky.  Por tanto, se supone que ese día hay que comer Pocky… Para quienes no sepan qué es uno, consultar la siguiente imagen:

Entre estudiantes el giri choco es nada más para los profesores. Por tanto, los chicos más populares son quienes reciben más chocolates el 14 de febrero. Las mamás esperan ansiosas que sus hijos regresen a casa con muchos chocolates, para así poder “presumir” lo popular que es su hijo. Obviamente existe el otro lado de la moneda: los que no reciben nada.

En lo personal, obviamente esta pseudotradición ni me va ni me viene. Sin embargo, es lindo deleitarse la pupila con los comerciales que las chocolateras lanzan, ya que siempre hay chicas lindas. Este año, Masami Nagasawa y Nana Eikura salieron en uno del chocolate “Ghana”, de la compañía Lotte. Es corto, pero me gusta ver cómo ha crecido Masami-chan. ¿Que cuántos chocolates voy a  recibir? JO JO JO. Ninguno… Dejen voy a buscar las galletas de animalitos para comenzar a cortarme las venas de la tristeza que siento 😀

¡Feliz 2009!

Y comenzó el 2009, el 21 de la era 平成 (Heisei). Según el calendario chino, éste es el año de la vaca (el toro, el buey, como gusten llamarlo). Vaca en japonés se dice “Ushi”, y normalmente el kanji que se usa es , pero si se refiere al calendario chino, “Ushi” se debe escribir

El año comenzó con una cena de fin de año en Fukuoka. Íbamos en grupo: un hondureño con su novia de Rumania, un matrimonio de cubanos, un hindú, Emi y yo. Para no perder la tradición, fuimos a la comida mexicana. Comí unos ricos tacos al pastor de 100 pesos por 2 tacos. De ahí, a un antro a la fiesta de fin de año. Hubo música variada, incluyendo latina, y todo salió bien… hasta que Emi se sintió mal y tuve que separarme del grupo y salir. Nos quedamos en un café internet que estaba a unos cuantos metros, y ahí, en lo que ella dormía, nos amanecimos.

Aprovechando que estábamos en la ciudad, fuimos a la 初売り (hatsu uri, la primera venta del año), y como era de esperarse, estaba lleno. Afortunadamente, el hindú y los cubanos se habían formado desde antes, y como el hindú no compraría nada, me cedió amablemente su lugar. Como le había dado mi cámara digital a mi hermana ahora que estuve en México, aproveché para comprar una nueva. Sobra decir que salió muy, pero muy barata.

Estuvo nevando desde las 5 am, y algunos camiones no salían porque no había paso por las montañas. Nosotros regresamos a Iizuka en el camión de las 2:10 pm, y llegamos alrededor de las 3:15 pm. Había nieve todavía, y de pilón siguió nevando hasta muy entrada la noche.

Espero que todos sus deseos se cristalicen este 2009. Hay que echarle muchas ganas. Como regalo, les dejo una 年賀状 (Nengajou, postal de año nuevo) con Maruko y Tamae jugando 羽根つき (Hanetsuki). Hacer click en la imagen para abrirla de tamaño completo.

Cómo NO hacer una tesis

Vamos pues hablando de temas que tengo en el tintero.

Desde hace tiempo había escrito que me gustaba decir siempre cómo estaban las cosas, ya fuera bien o mal. Hay quienes me dicen que no debería escribir las malas en el blog porque podrían hundirme en el futuro… Si no puedo expresar lo que siento, creo que tampoco puedo expresar lo que realmente quiero. He aprendido a no quedarme callado, pero también a saber cuándo hablar. Escribí aquí cómo fue mi renuncia del último trabajo que tuve en México, y también he escrito la “atención” que tuvo mi ex-asesor conmigo aquí en mi postgrado. Lo que sigue es como la “segunda parte” de la película.

Hace poco más de un mes estuve en México. Mi objetivo principal era ir a presentar un artículo en una conferencia internacional, y el segundo, aprovechando la visita al país, era ver a mi familia y amigos, puesto que tenía 2 años y medio de no verlos. Cuando se decidió que iría (el momento en el que mi artículo fue aceptado), planeé el viaje pensando en que no me podría quedar un mes completo en mi patria, pero al menos sí quería pasar un par de semanas allá. No serían suficientes para todo lo que quería hacer, pero el simple hecho de ir ya era una ventaja. Esto fue por ahí de agosto.

Hice todo el plan, acomodé fechas, todo con mucho tiempo de anticipación por cualquier cosa que pudiera presentarse. Hablé con mi nuevo asesor sobre el viaje y, con su autorización, hice la reservación del boleto y planeé la estancia en México por 3 semanas: 1 completa para la conferencia, y el resto para estar con mi familia. Sabía que regresaría a Japón para mediados de noviembre. En ese entonces (agosto), ni siquiera me pasaba por la cabeza la idea de poderme graduar a tiempo, porque me hacía falta otra publicación además de la que presentaría en México.

Llegó la fecha y partí a mi destino. Encontré México igual en muchos sentidos, pero muy cambiado en otros. Recordé lo que es el servicio al cliente en latinoamérica, y hasta extrañé el té y la comida japonesa. Dos buenos amigos me ofrecieron hospedaje, uno en la ciudad de México y otro en Guadalajara (el por qué no me quedé con mi familia es otra historia y debe ser contada en otra ocasión… y sí, me gusta mucho Michael Ende, je je). Presenté mi artículo, estuve con los amigos y la familia, me atasqué de tacos, tunas, guayabas, tortillas y tortas ahogadas. En fin, un viaje para recordar. La pasé muy bien.

Regreso a Japón el 18 de noviembre por la noche. El 19 fui a la universidad, y apenas estaba comenzando a sentir el efecto del jetlag, cuando llega la noticia de mi asesor: entregar la tesis de doctorado para el 1 de diciembre. Yo con cara de “oiga, sí me quiero graduar a tiempo, pero no se pase de lanza”. Y no era para menos: aunque sé que es posible graduarte con 2 artículos solamente, también sé que no es fácil y que cono mínimo se recomiendan 3. Por tanto, ni siquiera tenía un borrador, ni había pensado los capítulos, ni nada. Lo único que sabía era que tenía 11 días para escribir una tesis Y AL MISMO TIEMPO sacar el tercer artículo. Sabía que tendría 11 días larguísimos.

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