Evítenme la pena

En serio, en buena onda: no quiero leer en el MSN teorías de complot basadas en la influenza.

Hoy tuve que banear a un usuario en el MSN porque salió con un sarcasmo intelectualoide de “yo tengo la razón” y trató de explicarme por qué, según él, México tiene el primer lugar mundial en crear mentiras.

También les pido de favor nuevamente que no sean gachos y se acuerden de a quién agregan a su lista de amigos. Me pasa muy seguido que alguien me manda un mensaje diciendo “y tú, ¿quién eres?” o “¿de dónde me agregaste?” (cuando ni siquiera están en mi lista todavía), y van varios que se portan ofensivos en serio… pero cuando me presento su actitud cambia totalmente y ni disculpas piden. Digo, es de humanos errar, y es totalmente comprensible que se te vaya la onda alguna vez sobre alguna persona, pero al menos hay que cuidar la forma en la que uno pregunta. Hace poco un usuario no se acordaba de dónde me había agregado, pero se portó súper chido e hizo una plática muy amena, lo cual fue suficiente para agregarlo a mi lista.

No es ser sangrón, payaso o creído, es simplemente pedir un poco de respeto 🙂

Influenza y chismes

Como mexicano viviendo en el extranjero, creo que es necesario expresar mi opinión ante todo lo que ha sucedido con esto del nuevo tipo de influenza.

Primero, sinceramente me cansé de leer escritos donde se menciona alguna de las siguientes teorías:

  • La influenza es una mentira. Es un plan para desprestigiar a <inserte aquí a su político más odiado>
  • Todo fue obra de un ataque bioterrorista, y Obama fue a México a sellar el pacto con Calderón.
  • Es un plan de Estados Unidos para reducir la población mundial, y México era el trampolín perfecto (yo me pregunto: ¿de dónde?).
  • Fue necesario distraer a la población mexicana mientras se aprobaban leyes que atentan contra la privacidad de las personas.

En serio: me llegaron un montón de correos en donde, a grosso modo, se explica con lujo de detalle alguna de las razones arriba expuestas. Que “no habían dicho el nombre del medicamento con el que se cura la enfermedad”; que “no habían dado el nombre de ningún enfermo”… y mejor no le sigo.

No soy doctor, así que no me voy a poner a dar detalles de la influenza porque puedo estar mal. Lo que sí puedo comentar es que hay mucha gente paranoica. Si esto fuera un complot, no tendría por qué verse tanta acción por parte de la comunidad internacional para evitar, en la medida de lo posible, la expansión de una nueva enfermedad. No es lo mismo influenza que gripe, y algún tiempo, hace mucho, yo así lo creía. Somos mexicanos, y, para bien o para mal, nos educan con la idea de que el gobierno es malo, corrupto, de que no hay que creer en las autoridades. Es cierto: el gobierno es malo y hay mucha corrupción dentro de él, y no se puede confiar en las autoridades mexicanas, por desgracia. Sin embargo, ¿alguien se ha puesto a pensar que nosotros mismos somos parte del problema y que no aportamos mucho para resolverlo? ¿Quién paga realmente una multa, bien merecida, cuando va a exceso de velocidad? ¿Quién no conoce al amigo de alguien influyente, y cuando tenemos un problema comenzamos a mover todas las palancas que tenemos para no nos vaya tan mal? ¿Quién realmente cree que una chica está en una buena posición en un trabajo, ganando bien, y todo gracias a su esfuerzo? (seguramente se hablaría de “se acostó con fulanito”). En fin: estamos tan necesitados de todo esto que, sin querer, muchas veces criticamos lo que todos somos. Es raro que confiemos en alguien, y ante una situación como la que se presentó en México, nos gana la paranoia porque no sabemos “a quién irle”.

Cierto es que es triste ver tantas imágenes de mi país en TV japonesa, pero que tengan que ser referentes a la influenza. Pero las imágenes, las noticias y fotos reflejan la falta de información en la que vivimos, y por la que estamos tan hambrientos de chismes, de complós, de teorías fumadas, y todo para sentir que sabemos más que los demás y que tenemos la razón. Vi por ejemplo la forma en la que la gente usa los cubrebocas: eso y nada es lo mismo. Leí lo que muchos piensan respecto a este tipo de influenza, y fueron realmente pocos y contados los mensajes (en foros de internet y correos cadena) que realmente sabían lo que decían. Hay gente que cree que todo esto se va a acabar el 6 de mayo, y seguramente van a dejar de tomar precauciones como lavarse las manos puesto que la influenza “ya pasó”. La economía está paralizada, cierto, pero poco a poco se va a estabilizar. Esto no significa que “el virus ya se acabó”.

¿La imagen de México en Japón? Salvo algunos japoneses paranoicos, no ha cambiado. A mí me llamaron por teléfono varias personas para preguntarme por mi familia. Los conocidos me saludaban y me preguntaban si todo estaba bien con la familia y amigos por allá. El gobierno japonés suspendió temporalmente la exención de visas a mexicanos, lo que quiere decir que, hasta nuevo aviso, todo mexicano que quiera entrar a Japón necesita visa (normalmente uno como mexicano puede estar en Japón 6 meses sin visa), todo con el fin de tratar de contener la entrada del virus a Japón, aunque ya hubo algunos casos sospechosos. Repito: la medida es temporal. Si tienen planeado venir al país del sol naciente en esta época, vayan previendo los trámites de la visa japonesa.

Cuidense por favor. Sé que son pocos los fallecidos por causa de este tipo de influenza, pero hace falta ver la tasa de mortalidad para entender si es tan letal como se pensaba.

Hasta acá se habla de ella

La influenza porcina. Para uno que está fuera de México, es difícil comprender la situación: los periódicos dicen una cosa, los sitios de internet dicen otra, en foros se discute el origen de la epidemia (no es pandemia como muchos aseguran, el término está mal empleado) y las noticias dicen otra.

Lo cierto es que en las noticias de Japón, sea radio o televisión, se comentan las medidas que ha tomado el gobierno japonés para evitar que la enfermedad cruce fronteras: se cancelaron los tours en México para japoneses. Los que no se han cancelado, sufren de cancelaciones por parte de las personas; se están repartiendo cubrebocas en el aeropuerto de Narita a todos los que vayan a México, y quienes llegan de nuestro país a Japón tienen que pasar por examen médico obligatorio ante cualquier síntoma que pueda indicar que vienen contagiados.

Hace rato vi un sitio de la BBC en donde supuestamente algunos mexicanos comentan la realidad de la situación. La liga es:

http://news.bbc.co.uk/2/hi/talking_point/8018428.stm

Está todo en inglés.

Mi pregunta: ¿qué hay de cierto en todo esto? Salvo que parece ser cierto que las clases se suspenden y que el gobierno pide que no se salga a lugares concurridos, ignoro el alcance que tenga el virus.

Provisiones

He de volver a mencionar que extraño mucho la comida mexicana. Cierto es que me acostumbré a la cocina japonesa, pero siempre, siempre recuerdo el sabor de los tacos al pastor y las tortas ahogadas.

Quizá en Tokyo no sea tan difícil encontrar condimentos o comida de México, y no me refiero a restaurantes, sino a los ingredientes que se necesitan para hacer de comer algo típico. Sin embargo, en Fukuoka no es del todo fácil. Sí, hay productos que se asemejan, que le pueden llegar a dar el sabor (aunque muy ligeramente), pero no se compara con tener las cosas de verdad. De vez en cuando compro tortillas (de harina) y trato de tener siempre frijoles enlatados (marca Rosita, importados directamente de Estados Unidos); había escuchado de tortillas de maíz a la venta, pero nunca me había tocado comprar un paquete hasta ayer:

El empaque refleja la imagen que los japoneses tienen de México; las letras dicen , literalmente, “la cáscara/piel de los tacos, tortilla”. El paquete trae 10 de maíz, al módico de precio de 390 yenes… Ni modo. Todo sea por recordar cómo renegaba cuando me mandaban a la tortillería.

La salsa ni se diga. Lo que aquí te venden como “extremadamente picante” da risa. Incluso para mí que no me gustan las cosas tan picantes, la salsa que venden aquí es más bien amarga. Lo que más he encontrado parecido al sabor es:

¿A que no adivinan de dónde la importaron? (De Estados Unidos, para quienes de verdad no le atinen). La etiqueta dice “medium”, pero no me cabe la menor duda de que cualquier niño de México se la podría tomar sin siquiera decir pío. Hasta eso, tiene buen sabor, pero no es para nada picante (para mí, porque para los japoneses…).

La vez pasada que anduve en México me traje provisiones de dulces. Recuerdo que, cuando era niño, ir a las dulcerías que se ponían afuera de las casas era un gusto enorme. Aún recuerdo imágenes de niños llevando las monedas en las manos y preguntándole al ñor o la ñora: “Oiga, ¿para qué me ajusta este dinero?” Yo sigo siendo fan de los chicles de bolita, los chilitos, los mazapanes, las paletas coronado y curiosamente de los pelón pelo rico. No hace falta mencionar que esas provisiones ya se terminaron, aunque me tocó darle a probar algunos dulces a varios japoneses, lo que, dicho sea de paso, resultó en que al mazapán lo consideran extremadamente dulce, en que los chilitos tienen un sabor extraño y en que los pelón pelo rico son picantes con ganas. Pero gracias a Omar, quien amablemente me envío una buena cantidad de cosas antes de regresar a México, ahora disfruto de bubulubus y de éstos tambien:

Tengo como 3 cajas, y espero que me duren mucho 😀

¿Descanso?

Ahora que es un hecho de que no tengo trabajo los fines de semana, además de aprovechar para adelantar algunos proyectos personales y estudiar un poco temas que quería aprender desde hace un rato, se ha definido un patrón en la forma de descansar, y esto es bueno, ya que no quiero caer en la situación de los japoneses: no saber descansar.

Para muchos de ustedes, la expresión “saber descansar” puede parece absurda. ¿Cómo es eso de “no saber descansar”? Los japoneses llegan a depender tanto de su trabajo (es lo único que hacen), que cuando les “cambian la jugada” y tienen tiempo para ellos, pocos son los que realmente tienen un pasatiempo, o mejor aún, un sueño. Lo único que quieren es “descansar”, pero para ellos el descanso se refiere a estar en casa y dormir lo que no han dormido (algo que no es tan malo… de no ser porque muchos siempre hacen eso), y se ls olvida prácticamente que hay un mundo allá afuera y que ellos tenían una vida antes de comenzar a laborar como lo hacen. En corto: se les acaba la opción de “divertirse”, y el concepto de tiempo libre cambia por completo.

Lo anterior trata de justificar la actitud que toman los jóvenes nipones al entrar a la universidad: se esforzaron tanto para tener un lugar ahí (realmente estudian muchísimo), que al ser universitarios saben que son los pocos años que les quedan de diversión, y por ello, más que estudiar, se dedican a divertirse. Claro que hay gente que toma las cosas de forma seria y que no es bueno generalizar, pero la media es, lamentablemente, así. La universidad es el tiempo de vivir solo, de los viajes, de las borracheras, de los novios (lo cual no suena tan diferente a otros países), pero esto es debido a que una vez que se conviertan en shakaijin (literalmente, en “gente de sociedad”, “población económicante activa”, “que trabaja y ya no es estudiante”), todo eso quedará en el pasado como un buen recuerdo.

Los mismos japoneses que estuvieron en ese círculo y salieron de él hacen comentarios similares: algunos se dan cuenta de la realidad de su país gracias a haber hecho un viaje al extranjero (de paseo, como working holiday o de estudios) y regresan a Japón con la mente cambiada. Obviamente, hay quienes opinan que Japón ha obtenido su fortaleza económica gracias a la diligencia (más bien diría “exigencia”) con la que hacen su trabajo. Japoneses exitosos que han salido de su país afirman que para triunfar en el país del sol naciente hay que salirse de la norma, hay que ir contra la corriente e ignorar los comentarios de los demás (nada nuevo para nosotros, claro está); lo malo es que aquí sí se refleja la veracidad del dicho que reza “es más fácil decirlo que hacerlo”. Para el japonés común la vida es el trabajo y el trabajo es la vida. Y esto es la causa de varios problemas sociales que todavía hoy se busca solucionar. Pongamos como ejemplo los suicidios juveniles. Niños que enfrentan conflictos propios de la adolescencia, que tiene preguntas, que comienzan a tener su propia forma de pensar y buscan ser aceptados. Los padres realmente quieren a sus hijos, y para demostrarlo, se la pasan todo el día en el trabajo para que tengan qué comer y para poder enviarlos a una universidad de renombre (muy cara, como es de suponerse). El problema es que los niños necesitan la presencia del padre; necesitan hablar, llorar, sacar lo que traen dentro, y si no hay nadie que los escuche, la presión escolar, el estrés y la falta de identidad los llevan muchas veces a optar por la salida fácil.

La mayoría de las veces la tarea de escuchar, hablar y aconsejar a los niños se le delega completamente a los profesores, y esto es simplemente origen a más problemas, puesto que los profesores, aunque sacrifican su propia vida para poder estar al tanto de los chicos, realmente no pueden con toda la carga… y cuando tratan de corregir a alguno, hasta corren el riesgo de perder el trabajo si, por ejemplo, le levantan la mano al niño o si incluso llegan a pegarle. Los días del profesor aventándole el borrador o el gis al estudiante parlanchín que no se calla durante las horas de clase o al que se la pasa dormido, que solemos ver en muchas animaciones japoneses, han quedado atrás, y si tomamos en cuenta que aquí nadie puede reprobar en primaria ni en secundaria, los niños saben que les van a perdonar prácticamente todo lo que hagan y que van a graduarse suceda lo que suceda.

Parece mentira creer que lo mencionado arriba tenga que ver con la forma de descansar de la fuerza trabajadora de Japón. Hay gente que acepta no saber qué hacer en sus días libres, y muchos usan su tiempo libre para adelantar trabajo que tengan pendiente. Por supuesto, la felicidad es diferente para cada persona, y habrá quienes sientan que son felices de esta manera, algo que es completamente respetable. Como extranjero, habiendo crecido en una cultura completamente diferente, no es mi papel juzgar ni decir si todo lo anterior está mal y todo lo que hago yo o hacemos los mexicanos sea lo correcto. Somos 2 países muy diferentes, y estudiar las costumbres de ambos nos ayuda a entendernos mejor, y por consiguiente, a una mejor relación internacional, al nivel que sea (amistad, familiar, diplomática). No obstante, en lo personal, creo que si tomamos en cuenta que solo tenemos una vida, no considero sensato vivir para trabajar, ni tampoco perder la esencia que hace que todos seamos distintos.

Para concluir, con esto no quiero justificar la actitud que tenemos como mexicanos de buscar siempre trabajar lo menos posible (el mexicano promedio, claro está). Cuando se tiene que trabajar, hay que hacerlo, pero creo que la alegría y la pasión con la que nacemos, crecemos y convivimos día con día nos ayuda a hacer más llevaderos los pesados días de trabajo, o incluso la situación que se vive actualmente en nuestro país. Todo con exceso es malo, no hace falta mencionarlo. Lo ideal es encontrar ese punto medio entre la labor y el descanso, y si no se ha encontrado todavía, al menos no perder las ganas de buscarlo.

Me preparo para comenzar otra semana de trabajo. ¿Ya mero llega el viernes? 😀

Medio mes

Sinceramente todavía no puedo creer que apenas ha pasado medio mes desde que regresé a la vida laboral. La cantidad de trabajo es relativamente menor a la que tenía en el laboratorio, pero se siente mayor estrés porque tienes que estar haciendo las cosas del modo que al jefe le guste, incluso si eso implica hacerlas de un modo impráctico. El pan de cada día en las empresas.

Trato de aprovechar al máximo el tiempo que tengo libre. Cuando regreso a casa busco en qué entretenerme para salir del “modo trabajo” y entrar al “modo vida de verdad”; sin embargo, noté que durante el descanso de la comida (de 12 a 1 pm) me quedaban como 30 minutos libres, y como no es mi meta en la vida reducir el tiempo de descanso para trabajar más tiempo (y de a gratis), comencé a idear la manera de hacer algo “de lo mío” en ese tiempo. Lo primero que se me ocurrió fue llevarme el PSP y adelantar los títulos que tengo pendientes ahí, pero sentí que iba a ser salir de las computadoras para regresar a ver un monitor todavía más pequeño, además de que tendría que limitar todo a un avance muy corto (y rezar porque haya save points cuando los necesite); después de un rato, se me ocurrió lo más sencillo (y sensato quizá): llevarme un libro. Tengo un mar de obras esperando a ser leídas y por las noches como que no me dan muchas ganas de sentarme y agarrar un libro, sin contar que me esperan Rock Band 2, Mirror’s Edge y demás títulos en las consolas 😀 Y por si alguien se lo preguntaba, sí, sigo yendo a nadar. La hernia siempre me lo recuerda…

Hoy comenzó la “etapa de pruebas” con lo del libro al mediodía. Voy a ver qué tan bien me siento de aquí al próximo miércoles, qué tanto he avanzado y si realmente he disfrutado la lectura. Si lo anterior resulta ser positivo, entonces ya sé como exprimir cada uno de los minutos que me sobran en el descanso.

Justo ahora estaba a punto de comenzar uno de los pendientes que traigo con gente de Fukuoka (apoyo y trabajo por mi cuenta), pero el servidor no responde, así que creo que me pondré a hacer algo más en lo que vuelve a la vida. Quizá vaya a jugar Tekken un rato.

Quiero además agradecer a todos por sus comentarios, sus correos y sus palabras de aliento. Es lindo abrir el correo y encontrarte con comentarios de gente que por desgracia no conoces personalmente, pero que te animan a seguir adelante. Aprovecho para recordarles que sí, sí leo los correos que me llegan sobre información de becas o viajes a Japón. Algunos se desesperan porque no respondo rápidamente, pero entre todo lo que tengo que hacer y que hay mucha gente a la que estoy respondiendo, no puedo evitar que pasen varias semanas antes de poderles responder a todos. Paciencia es lo que les pido. Igual y un día de estos nos ponemos de acuerdo y hacemos un chat o algo así de gente interesada en la materia (becas a Japón, forma de vida, estudio por acá, etc.). Así podríamos tener más contacto y podría responderles de forma directa. Dejen veo las posibilidades y les aviso. Quizá el panda pueda darme buenos tips para hacer algo así.

Los matendré al tanto 😀

Nueva vida – De regreso al mundo laboral

Llegué a Japón por segunda vez en mi vida el 1 de abril de 2003. Era becario de Monbukagakusho. Me esperaban, en ese entonces, 3 años por vivir en este país. Estaba viviendo un sueño.

Terminé la maestría en marzo de 2006, y en abril del mismo año comencé el doctorado (sin saber exactamente en lo que me metía). Tardé mucho en decidirme; tenía 3 opciones: doctorado, trabajo o regreso a México. No quería que el sueño terminara ahí, así que era trabajo en Japón o doctorado. Todos sabemos cuál fue la decisión. 3 años después, en marzo de 2009, increíblemente me estaría graduando como doctor, después de un verdadero viacrucis.

La búsqueda de trabajo en Japón fue difícil al principio (con la bateada que recibí en Google Japan) y luego con comentarios de presidentes de empresas del tipo “Tener un doctorado y haber trabajado en otro país es una herida de muerte en Japón. Nadie te va a contratar porque no te pueden entrenar a su manera”. Cuando partí a México a presentar mi segundo artículo, todavía era incierto qué haría una vez que se me terminara la beca. Consideraba la posibilidad de no poderme graduar y de tener que regresar a dar clases de inglés en las primarias para poder sobrevivir y pagar la escuela. Sin embargo, la oferta del trabajo en el que laboro actualmente me cayó completamente del cielo.

¿Qué haces en tu trabajo?

En pocas palabras: soy consultor y desarrollador de sistemas que tienen que ver con procesamiento de lenguaje natural, y al mismo tiempo tengo que hacer la toma de requerimientos, lo que implica conocer directamente a los clientes. De momento estoy poniéndome al corriente en lo que son sistemas de recuperación de información (information retrieval). No tengo un lenguaje de programación definido, pero he estado trabajando con Python, y, en menor medida, en Java (de momento). Además, también le doy soporte a los servidores de la empresa.

¿Es cierto que tienes que vestir traje todos los días?

Sí. Muchas personas encuentran denigrante esta práctica en el sentido de que el traje pierde el sentido de elegancia y toma el de un uniforme escolar. En mi caso, me gusta vestir de traje desde hace mucho, y me concentro tanto en el trabajo que realmente se me olvida lo que llevo puesto. Así que no hay problema. Lo que sí me dolió fue tener que cortarme el cabello.

Ni modo… ya tendré oportunidad de dejarlo crecer otra vez. Pero, en el lado positivo del asunto, ya no me toma tanto tiempo lavarme el pelo ni peinarme, je je.

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Mudanza – Parte 3: el calvario

Llegó el “esperado” día 29 de marzo. Era hora de mudarme.

Pasé hasta las 3 am del 27 y 28 terminando de limpiar la casa y empacar lo que hacía falta. No tomé fotos por falta de tiempo, pero el cuarto, que 2 días antes era todavía un desastre, seguía siéndolo… aunque en menor medida. Ni yo sabía cómo iba a terminar la mudanza en un día. Fui a pedir un camioncito prestado, y había enviado un correo general a mis amigos de por acá para que me ayudaran. Por diversas razones, solo pudieron ayudarme 2 de ellos, y les estoy eternamente agradecido.

Para hacer la historia corta: comenzamos a mover cosas a las 10 am, y terminamos a las 4:30 pm. La cercanía de la nueva casa nos ayudó enormemente, puesto que tuvimos que hacer como 6 viajes para mover el 80% de todos los tiliches. Yo me haría cargo del restante 20% con mi carro. Lo que me importaba era pasar las cosas más pesadas y las que, por su tamaño, no cupieran en el coche. Después de un merecido descanso, y de una cena en el Hard Rock Cafe Fukuoka, tuve que seguirle con los últimos detalles de la limpieza y mudanza hasta las 2 am. Estaba completamente rendido. Necesitaba dormir, pero irían a recoger las llaves el siguiente día a las 10 am, lo que significaba que tenía que dejar el cuarto limpio a como diera lugar. Me ganó el sueño…

El lunes 30 me levanté a las 7 am. Moví lo que hacía falta y le di una mega limpiada y aspirada a toda la casa. Ya todo estaba listo para que llegaran, revisaran que todo estaba bien, y me pidieran las llaves. Llegaron primero los del internet; no había tenido tiempo de hacer nada los últimos dos días, así que me quedaría “incomunicado” hasta nuevo aviso.

Aquí algunas fotos de cómo dejé mi antigua casa:

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Sin internet

Escribo rápidamente desde el trabajo. No tengo internet en casa todavía, por lo que me tomará más tiempo poder escribir en forma en el blog.

Ya les contaré el martirio que es trabajar por acá (y eso que es mi segundo día).

La gente se va

Todo lo que es la última semana de marzo en Japón significa época de despedidas: graduaciones, gente que se va a vivir a otros lugares, gente que regresa a sus países. El invierno termina y la gente se prepara para el inicio del nuevo año fiscal (a partir del 1 de abril).

Hoy se regresó a su país mi amigo Arif. Originario de Bangladesh, pasó 5 años por acá para poder obtener su doctorado. Le sufrió en serio. Estuvo becado por Monbukagakusho durante 3 años (tiempo que normalmente dura el doctorado por acá), pero por diversas razones (nacimiento de su hijo, su familia de visita por 6 meses y la falta de apoyo del asesor), no pudo hacer nada durante ese tiempo. A partir del 4to. año la beca se le terminó y tuvo que trabajar para poder mantenerse él, mantener a su familia y pagar la escuela. Su familia (esposa e hijo) se regresaron a Bangladesh y él quedó solo de nuevo por acá, y sin nada todavía comenzó su 5to. año.

Quién sabe cómo le hizo, pero en un año sacó lo que le faltaba para graduarse (artículos técnicos, journals, conferencias, presentaciones). Trabajando y estudiando, enviándole dinero a su familia cada semana y absteniéndose de muchas cosas, por fin vio frutos de su trabajo.

Cuando nos despedimos, él no pudo evitar llorar; me dio las gracias por todo y me extendió la invitación para ir a Bangladesh, en donde me dijo que no tenía que preocuparme por casa ni comida. Se fue contento, y espera poder seguir en contacto conmigo, ya que se convertirá en profesor de universidad en su país, y me ha pedido que dé algunas videoconferencias a sus próximos estudiantes.

El mundo es un lugar tan grande y al mismo tiempo tan pequeño. Ayer dormiste en un país y hoy duermes en otro. Será que ya me acostumbré mucho a los cambios, pero sigue siendo curioso recordar todo lo que viviste en un lugar, y que de la noche a la mañana estés en otro totalmente diferente (sea tu país o no). No hay duda de que Arif se lleva a Japón, y concretamente a Kyushu, en su corazón. Es un hecho que no nos veremos en un buen rato, pero estoy completamente seguro de que volveremos a reunirnos. ¿Dónde y cuándo? No lo sé.

Ahora, ¿por qué mencionar a Arif? Porque me enseñó mucho de su mundo: el Islam, Bangladesh, la situación política y económica de su país, sus sueños. Platicar con él era como ver a un niño diciéndote que de grande quiere ser astronauta y hasta hace los efectos de sonido imitando a un cohete despegando. Mi mamá lo conoció en persona, y aunque la primera impresión no fue muy buena, se le quitaron los prejuicios gracias a la sencillez de él, su esposa y su hijo.

Así como él, el chino toselón se regresa a China el 31 de marzo. Es muy poco probable que lo vuelva a ver, pero sinceramente no voy a extrañar nada de él. Que le vaya bien con su tos. No es mala persona, es de esos que ves que siempre están ahí, pero que no mueven ni un dedo a menos que sea sumamente necesario. De la misma manera, Omar regresa a Mëxico el 30 de este mes, con su esposa esperando su primer hijo. Se terminan ciclos en la vida de cada uno, pero comienzan nuevos retos.

Felicidades a todos los graduados, y buen viaje de regreso a su tierra.