Antes de que se vayan a hacer una idea diferente o extraña: están leyendo algo escrito por alguien que no se considera, ni nunca se ha considerado, atractivo. Asimismo, siempre tuve un complejo de inferioridad en lo que a chicas respecta: no me daba miedo hablarles y era fácil hacer amigas, pero en los casos en donde había sentimientos de por medio, siempre me consideré inferior a otros posibles prospectos que la dama en cuestión pudiera tener. Es raro, pero siempre pensé que no tenía temas de conversación y me imaginaba que las mujeres que hablarían conmigo se aburrirían al instante al escuchar alguna de mis pláticas.
