Séptimo cumpleaños que paso de este lado del mundo. Todavía me parece increíble que haya pasado tanto tiempo desde aquel primer año que pasé solo por acá, en el que juraba y perjuraba que regresaría a México lo más rápido que pudiera.
32 años todavía no son nada. Hay mucho que hacer, falta mucho camino por recorrer. Esos 32 llegan en un momento no tan lúcido, es cierto, y me hubiera gustado que no fuera así, pero todo está tomando más tiempo del que esperaba. No obstante, es un año más de experiencia, un año que trajo muchos retos (algunos todavía están pendientes) y una que otra satisfacción.
¿Presión por la edad? ¡Para nada! La única presión que tengo en este momento es la que yo mismo me he puesto, y no es ningún tipo de “prueba de resistencia” ni mucho menos, sino una especie de proyecto dirigido hacia lo que quiero hacer en el futuro.
Ahí la llevamos.