Toda la atención en ellas 2

Japón y Corea del Sur estarán prácticamente paralizados en estos dos días (hoy y mañana), y todo se debe a 2 chicas:

1. Mao Asada

2. Kim Yu-na

Ambas de 19 años, nacieron con 20 días de diferencia. La primera japonesa, la segunda surcoreana. Rivales en la pista de hielo, ambas son las máximas representantes de sus países en este deporte. Ambas son la esperanza de la medalla de oro, que se decidirá mañana, en el programa libre.

Yu-na está en primer lugar y lleva ventaja de cerca de 5 puntos sobre Mao, quién está en 2do. Ninguna quiere ceder. Un error les costará la medalla.

Lo curioso, para mí, es observar la cantidad de gente que literalmente paraliza sus actividades en el momento en el que ambas realizan su rutina, y esto es tanto en Corea del Sur como en Japón. Sin lugar a dudas, se está viviendo algo así como cuando se vive una final de un mundial y tu país está en ella (¿México? Nah, le falta un rato para llegar siquiera a semifinales), y tiene más popularidad que el sumo, el béisbol y el futbol juntos. Ambas naciones apoyan a su representante, rezan porque la rival falle, y las señoras lloran cuando terminan de patinar, comentando que “es como su su hija estuviera patinando“.

Mañana Japón y Corea del Sur estarán virtualmente inertes (desde su punto de vista, claro, siempre hay que trabajar :P).

¿Que hay otras competidoras? Sí, es cierto, hay muchas, y de hecho otras 2 japonesas. ¿A alguien le importan? Sí. Miki Ando está en 4to. lugar en este momento, y podría colarse a las medallas con una buena rutina sin errores. Pero sin duda, no hay espacio para ninguna otra: es Mao o Yu-na.

Otro 14 de febrero

Me preguntaron si pondría algo respecto al 14 de febrero en Japón, pero en vez de aventarme todo un rollo completo, se me hizo mejor dejar la liga a la entrada del año pasado 😀

Sí, hoy es día de San Valentín, pero no tengo ganas de hacer nada. Creo que me voy al Playstation 3 un rato.

¿Cuántos chocolates recibí este año? Los mismos que el año pasado. Sigo buscando esas galletas de animalitos 🙂

El escrito del año pasado:

http://manuel.midoriparadise.com/2009/02/chocolaaaates/

Japón y el sexo

Hace unos días me preguntaron en formspring respecto al sexo en Japón. Intenté responder, pero el escrito me quedó tan grande que mejor decidí ponerlo por acá.

El país del sol naciente tiene doble moral respecto al sexo, y es realmente curioso, interesante, y algunas veces absurdo, analizar el tema.

Aviso desde ahora que lo siguiente puede contener palabras o imágenes no tan aptas para niños. Tengan cuidado por si sus pequeños o sus hermanos(as) pequeños(as) andan por ahí.

Solamente en Japón

El pasado lunes fue día festivo en el país del sol naciente. Se llevó a cabo la ceremonia donde se reconoce a los nuevos adultos (a todos los que cumplieron 20 años y legalmente ya pueden fumar y beber). Aproveché para descansar después del ajetreo del regreso al trabajo, los saludos de año nuevo, etc., y también para decidir si me compraba un monitor con Full HD o mejor me esperaba. Algunos mexicanos que vinieron a Fukuoka para la boda de Carlos me dieron ánimos para comprarlo, pero no estaba seguro, por lo que me dirigí a la tienda de electrónicos con los mejores precios de la ciudad.

(Ahí disculparán lo feo de la imagen, pero no encontré otra en ningún lado) Los monitores de 26″ estaban en oferta solo ese día, y solo habría 3 disponibles, de los cuales quedaban solo 2. Estuve mucho rato indeciso, y decidí no comprarlo. Sin embargo, me fui a la sección de monitores (los que no estaban en oferta) y vi uno de 27″ a un precio casi igual que el de 26″ que ofertaban (variaba solo unos 3,000 yenes). Por unos cuantos yenes tendría una pulgada más (inserte aquí cualquier comentario contra los geeks 😛 )… pero todavía estaba indeciso. Regresé a casa, platiqué con Emi, y me dijo que debería comprarlo, puesto que ya traía ganas de uno así desde hace más de medio año. Acto seguido, de regreso a PC DEPOT.

Sorpresa tan grande me llevé cuando vi que le habían cambiado el precio al monitor de 27″ (le habían subido 4,000 yenes más) , y de los que ofertaban solo quedaba 1. Hacía solo un par de horas que el de 27″ estaba barato 🙁 Total que como iba con la idea de comprar el de 27″, me desilusioné mucho, y le dije a Emi que mejor nos regresáramos a la casa, pero ella me dijo que hablando podría llegar a un acuerdo con la tienda… y ciertamente con nada que perder  hice el intento: hablé con uno de los empleados y le expliqué la situación. El empleado siempre fue muy atento, y al principio me dijo que el precio marcado era el que tenía que pagar, pero ante mi insistencia sobre el cambio de precio a tan solo unas horas, me dijo que preguntaría a ver que se podía hacer.

Después de unos 5 minutos, regresó a decirme que lamentablemente no podía hacer nada puesto que el precio que yo vi era de la semana pasada, y a alguien simplemente se le había olvidado quitarlo  y poner el nuevo. Insistí, alegando que iba con toda la intención de comprar ese monitor por el precio que había visto y que ahora que había cambiado saldría con las manos vacías. De nuevo me pidió tiempo y fue a hablar con el supervisor… y a los 3 minutos regresó diciendo que como había sido un error de su parte, solo por esta vez harían una excepción y me respetarían el precio que yo alegaba. ¿Resultado?

¿Solamente en Japón? Sinceramente, no lo creo, pero lo que sí pongo en duda es si en otro país admitirían su error de forma tan cortés y darían el mismo trato al cliente. Recuerdo muchos casos en tiendas departamentales en México en donde las señoras prácticamente se peleaban con las cajeras, supervisores o gerentes, porque por error estaba marcado otro precio o tenía escrito un descuento mayor al real. Como sea, yo me estoy quedando ciego con el monitorcito nuevo :D. Lo único malo fue que me tardé 2 días en mover lo necesario en el cuarto para poder ponerlo, así como para tener el PlayStation 3 cerca.

Reabriendo los ojos

Dicen que año nuevo, vida nueva. Y aunque siempre he estado en contra de los estereotipos, esta vez, y por pura coincidencia, creo que sí caigo en ése.

Habiendo regresado a Japón después de 2 semanas mágicas en México, mi país me hizo recordar algunas cosas que estaban guardadas en un lugar recóndito de mi mente. Japón me estaba mecanizando sin que yo pudiera percatarme de ello. Es precisamente lo mismo que me pasaba cuando vivía en México: nunca te das cuenta de los problemas serios (o no te importan) mientras estás dentro de él. Japón me estaba acostumbrando a su ritmo de vida, pero afortunada e inconscientemente, mi mente se estaba defendiendo.

Estar en México para pasar navidad y año nuevo después de 6 años de no hacerlo tuvo un efecto interesante en mí: volví a ver la alegría de vivir. Recargué baterías y regresé a Japón con muchas más ganas de hacer las cosas, con muchas incógnitas que debo resolver y con un panorama mucho más claro de lo que sigue en mi vida. El país del sol naciente, como cualquier otro lugar, tiene sus puntos buenos y sus puntos malos, y creo que estaba pasando por alto los malos y me inclinaba más a ver los buenos, que no lo son necesariamente para un extranjero.

Me gusta vivir aquí; me he acostumbrado a la forma en la que la sociedad se maneja; tengo buenos amigos, gente que me ve muy bien y en general no tengo problemas (salvo el de mi vecino de arriba, je). Sin embargo, y como lo he mencionado en varias entradas anteriores, no estoy dispuesto a pagar el precio que Japón exige por esta vida: sacrificar la individualidad. México, mi familia y mis amigos de allá hicieron que se reacomodaran las ideas en mi cabeza, y ahora, aunque difícil, se ve un poco mejor el panorama.

Esto no quiere decir que he decidido irme de Japón. Simplemente me sacudió la cabeza y me hizo acordarme de lo que realmente quiero en la vida, y eso no es precisamente un trabajo donde no me puedo realizar profesionalmente hablando. Cuento los días para regresar esas palabras que me recitaron: “Antes de ser doctor, eres un empleado de esta empresa”. Le quitan a uno las ganas de dar lo mejor de sí, la verdad.

En fin, ha comenzado el año del tigre, el futuro inmediato pinta difícil, pero es necesario para ir al siguiente nivel. Por lo pronto, mañana regreso al trabajo, con todo el dolor de mi corazón.

Discriminación

Sabemos que los estereotipos son malos. Comparar nunca es bueno cuando se trata de personas… o de países.

Corren muchas versiones, dentro y fuera de la red, sobre cómo es la vida de un extranjero en Japón. Y como es de todos sabido, cada quien habla de la feria dependiendo de cómo le fue en ella, por lo que sobra decir que es muy difícil encontrar una “reseña” que satisfaga a todos por igual (después de todo, cada uno tiene una visión diferente del mundo).

Hay quienes creen que por ser extranjeros no tenemos derecho a quejarnos si sentimos que algo está mal, y salen con la típica respuesta de “si no te gusta esto de Japón, pues regrésate a tu país”. Esdras se preguntaba si es bueno o malo quejarse siendo extranjero en Japón . Por otro lado, hay quienes sienten que son discriminados en cada esquina y ven a cualquier japonés como enemigo, califican a la sociedad japonesa como “payasa” y terminan queriendo imponer sus propias reglas. En resumen: hay para quienes Japón es lo máximo, y otros para los que es la peor experiencia de su vida. Sin embargo, existen ocasiones en las que estos pensamientos son forjados por la misma presión social que el ambiente ejerce sobre los extranjeros.

Ya he comentado antes que aún hay japoneses para los que el extranjero es un “invasor”, le hacen feo y piensan que todos deberían regresar a sus países. Si te toca lidiar o convivir con uno de ellos, la estancia en el país del sol naciente se convierte poco a poco en una pesadilla. Ahora, ¿qué pasa cuando no es nada más uno, sino varios, digamos, unas decenas, o quizás unos cientos, de personas?

Venir a Japón como extranjero es todo un reto, aún para el más preparado. Por ello, el lugar a donde uno va a parar en este país por meses (o años) debe ser elegido con cautela, que de ninguna forma se convierte en una garantía de que todo saldrá bien.

Tomemos como ejemplo lo que comenta Daniel Garfias, un amigo peruano que estuvo en Iizuka por un tiempo, y ahora radica en Beppu, Oita, cursando una maestría en Asia Pacific University. La vez pasada que platicamos, me platicó su situación, y la de los extranjeros, en la ciudad antes mencionada: los extranjeros son discriminados con ganas, y la universidad no hace nada por ellos.

Daniel menciona que en los restaurantes hay zonas “exclusivas” para los extranjeros, que generalmente están apartadas de las demás mesas, o hasta detrás de paredes; los meseros te hacen feo desde que entras al restaurante, olvidan tu orden, te hacen esperar muchísimo… en fin. Y todo por ser extranjero. Me comentaba también cómo un compatriota mexicano tuvo un accidente en una motocicleta y nadie le ayudó, mientras que a un japonés que chocó en el mismo lugar le llamaron ambulancia y la gente estaba dispuestísima a ayudarle… entre otras cosas.

Al principio, yo me preguntaba por qué Daniel regresaba tanto a Iizuka estando en un lugar tan bonito como Beppu, y hace un par de semanas obtuve la respuesta: viene a cargar pilas, porque la situación en Beppu es horrible, al grado que muchos extranjeros mejor deciden renunciar a su beca y regresar a sus respectivos países. Para mí fue realmente sorprendente darme cuenta la forma en la que los extranjeros pasan sus días en Beppu, sin que puedan hacer mucho. Parece ser que se han quejado formalmente ante la universidad, pero los casos terminan perdidos o abandonados en un archivero.

Arudou Debito también comparte en su blog el escrito de una europea en su vida como becario de Monbukagakusho. En él, la chica describe en 10 puntos lo que bien puede ser lo que muchos están viviendo en estos momentos por acá (una pesadilla), y al mismo tiempo, lo que muchos de los que se mueren por venir a Japón no saben acerca de este país. Vale la pena darle una leída (está en inglés).

¿Cuál es el problema entonces?

Generalizar tampoco es bueno, pero por la experiencia que tengo por acá, los casos que he visto de cerca y los que he leído o de los que me he enterado por otras personas, existen varios patrones que difícilmente se pueden negar:

  • La educación universitaria en Japón no es como la pintan. Ya lo decía yo antes: un mexicano en 4to. semestre de universidad sabe más que un japonés recién egresado (claro, hay excepciones). Los postgrados son punto y aparte, dependiendo en su totalidad del profesor que te toque (ya ven cómo me fue).
  • Si eres extranjero y no tienes rasgos asiáticos, se sobreentiende que hablas inglés, que no sabes hablar japonés y que lo poco que digas en ese idioma es para ser considerado como sugoi! El japonés es un idioma complicado, pero no por ello imposible. Lo malo es que muchos japoneses creen que su idioma no es apto para quienes no son asiáticos.
  • Hay ciudades en Japón en donde los extranjeros son tratados como reyes. Ejemplo: Iizuka (donde vivo). El gobierno dispuesto a ayudarte siempre (hasta casas donaron para los estudiantes extranjeros), la gente de la universidad al menos se mantiene al pendiente de tu situación; hay voluntarios que se dedican a auxiliarte desde las más simples tareas hasta seguir por completo el embarazo de tu esposa y el nacimiento de tu hijo. Lo viví con mi amigo de Bangladesh, quien no hablaba casi nada de japonés cuando tuvo a su bebé.
  • Asimismo, hay japoneses a los que les encanta convivir con extranjeros, y hacen lo imposible por hacerte sentir bien en tu estancia en Japón. No todos nos ven como “invasores”.
  • El sistema japonés es conservador y tradicionalista. No importa cuánto sepas de tu área o tu experiencia de trabajo previa a Japón: si sales de una universidad japonesa eres “como todos los demás”. A ganar como recién egresado (mi caso también, jeje).
  • Para poder salir adelante, hay que aprender cómo es la “forma japonesa de hacer las cosas”. Justo platicaba de esto ayer con una amiga de Estados Unidos, quien tiene 9 años ya de este lado del mundo. La barrera a romper es muy gruesa, y toma tiempo, pero todo mejora una vez que comienzas a ver el otro lado.

El choque cultural es muy, muy fuerte; muchos no lo resisten y optan por tirar la toalla. Yo no estoy en la posición de decir si eso es bueno o malo, pero lo que sí puedo recomendar es prepararse lo más que se pueda antes de venir a este país. Si lo hacen como estudiantes, chequen 4 veces cómo es la universidad en donde estudiarán, y sobre todo, cómo es la ciudad en donde estarán y cómo tratan a los extranjeros ahí. Si es posible, traten de hacer contacto con extranjeros que vivan en esa área.

Ser extranjero en Japón no necesariamente significa que no puedes sobresalir, pero sí hay que sortear muchos obstáculos antes de comenzar a ver claro el panorama. No hay que rendirse tan rápido, pero tampoco hay que estarse aguantando todo lo que le hagan a uno.

Sé que con esto no respondo directamente a muchas de las preguntas que me han hecho por correo sobre la situación de los extranjeros en este país, pero espero que al menos sirva de guía para pensar y buscar más opiniones.

A dormir.

Licencia dorada… y mala suerte

Cuando llevas manejando en Japón 5 años y no tienes ninguna multa o no causaste ningún accidente, tu licencia de conducir cambiar a color dorado, distinguiéndote como “conductor excelente”.

Además del título bonito, gracias a esa licencia la cuota del seguro del carro baja considerablemente, lo que significa que se puede ahorrar más dinero.

Hoy precisamente me tuve que levantar temprano (6:30 am en domingo) para poder hacer la renovación de mi licencia puesto que se vencía el próximo 3 de diciembre. Recibí la licencia dorada (gold menkyo, como se le llama aquí) y regresé a casa a descansar. Estaba jugando en el PS3 cuando de repente llaman a la puerta. ¿Domingo, a las 3:45 pm? No podría ser algo bueno…

Resulta que uno de mis vecinos de arriba le dio un llegue a mi carro (me chocó, en español estándar). Al parecer el sujeto andaba a las carreras, se echó en reversa y no midió la distancia. Él era quien llamaba a mi puerta para avisarme que me había chocado y que se haría responsable de todo (obviamente). Le di mis datos, pero como en Japón es de ley que tienes que llamar a la policía y llenar un informe, así pasó. Los policías muy atentos tanto conmigo como con el vecino; terminaron el informye y nos dijeron que para la reparación nosotros nos teníamos que arreglar. El vecino me dijo que no había problema y que su seguro se encargaría de todo.

Al carro no le pasó gran cosa, se sumió la luz del lado derecho y la marca del choque en la defensa. Es cosa de un día en el taller (creo yo, por la revisión que seguramente le harán). No obstante, aunque no fue mi culpa y no pasará nada realmente grave, sí creo que fue mala suerte tener mi primer accidente en Japón (y espero que sea el último) el mismo día que recibo la tan preciada licencia dorada.

Me voy a dormir, que ando cansadísimo por la levantada, la ida hasta las oficinas de Fukuoka para hacer el cambio de la licencia y el choquecito que le dieron al carro.

Mañana será otro día.

La triste historia del Salary Man

Levantarse temprano, ponerse traje, desayunar lo que se pueda, correr a la estación, abordar el tren repleto para no llegar tarde, llegar 10 minutos antes de la hora de entrada… la vida de un salary man es ajetreada, y al mismo tiempo, monótona desde el punto de vista de un extranjero (puesto que habrá quienes se sientan felices con ella).

Para entrar en contexto, un salary man es una persona (hombre o mujer, aunque generalmente se aplica solo a hombres) que tiene sus ingresos económicos basados en un salario fijo. Hasta aquí todo bien. Lo malo es que el término conlleva también largas jornadas de trabajo, pocos días de descanso, mucha presión, pérdida de la individualidad y, más alarmantemente, muerte por cansancio. Por lo anterior, el término, aunque no es despectivo en ningún aspecto, no tiene un significado “bueno”.

Aclaro que hablo del salary man promedio. Puede haber excepciones.

Analicemos:

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Viaje de negocios

Del martes al viernes de la semana pasada estuve en Tokio, en el marco de la exposición titulada “IT PRO EXPO 2009”. La empresa donde trabajo comenzó a poner stand desde el año pasado, y ahora me tocó la friega a mí también.

En general, el evento es bueno y de alta calidad. Las compañías presentan lo último en tecnología, e intentan conseguir clientes para potenciales negocios en el futuro. Y aunque no tuve realmente mucho tiempo de ver todo lo había debido a que tenía que estar atendiendo a la gente en nuestro stand, proyectos como el de Augmented Reality de KDDI, la nueva laptop de Acer a la que le dura 8 horas la batería, los servidores más nuevos de Sun y hasta el stand de Touch and Try Windows 7 de Microsoft llamaron mucho mi atención.

Debido a que tengo juramento firmado con sangre contrato de que no puedo hablar mucho sobre lo que hago en la empresa (y realmente no hay nada definido de qué es “hasta dónde puedo hablar”) no puedo mencionar más que estoy trabajando en un área de procesamiento de lenguaje natural (en japonés) muy conocida, aunque relativamente nueva (tiene sus años, pero en comparación con otras áreas, es todavía “joven”). No obstante, lo que sí puedo decir es que la compañía puede perder la credibilidad que ha ganado a lo largo de los años por culpa de malas decisiones. Explico:

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Twitter en el celular (¡por fin!)

Ya ha pasado un año desde la última vez que fui a México. Me dio mucho gusto ver a mis amigos y a mi familia. De hecho, pasé mi cumpleaños por allá. ¡Cómo pasa el tiempo!

Fue en ese viaje donde un amigo, Ulises, me recomendó usar mi cuenta de Twitter. Sí, tenía cuenta desde hace mucho, pero rara vez la usaba, justo como sucede con mi cuenta de Last.fm. Sinceramente no me había puesto a analizar lo que Twitter era ni lo que podía hacer. Hoy es quizá el medio que más utilizo para comunicarme y mantenerme al pendiente de los temas de actualidad, pero ese cambio no habría sido posible de no ser mi por mi trabajo.

Cuando estaba en el laboratorio, no había problema en tener el MSN abierto todo el día. No me distraía para nada, y podía tomarme descansos o hablar de asuntos importantes con conocidos de muchas partes del mundo. Sin embargo, en el ambiente laboral por acá se ponen medio estrictos, puesto que tienen la idea de que uno va a perder el tiempo en las redes sociales… y con justa razón, pues mucha gente de hecho sí lo hace. Estando acostumbrado a trabajar a mi ritmo y sabiendo lo mucho que me puedo ensimismar en mi trabajo, al menos a mí no me pasa, pero claro que eso no es suficiente para convencer a los jefes. ¿Solución? Twitter. Con el ahora llamado “Echofon” de Firefox puedo seguir viendo los timelines de las personas que sigo, me siguen llegando mensajes y me entero de cómo está la situación en mi país (el tag de “#InternetNecesario” se hizo trending topic, por ejemplo). Como ésta no es una entrada de temas técnicos, no voy a entrar en detalles de cómo uso XMonad con Ubuntu para que no haya problemas con mis jefes.

Twitter es ya tan famoso que se puede acceder desde el Xbox 360, aplicaciones de escritorio para los sistemas operativos más utilizados, iPhones y Smartphones y, en general en cualquier celular… a menos que estén en Japón. Sí: aunque usted no lo crea, hasta hace un par de días no había forma de usar Twitter desde los celulares japoneses (los normalitos. El iPhone no cuenta). ¿Y eso?

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