Últimamente he tenido varias reacciones enérgicas muy fuertes (me he enojado mucho pues) y me he desilusionado mucho más de lo que ya estaba, y todo porque uno no hace “lo normal”, “lo que todos los demás hacen”.
Es muy valioso que alguien, con base en su experiencia, te dé consejos sobre como deberías actuar, lo que deberías hacer, qué responder, etc., ante diversas circunstancias. Uno no nace sabiendo y, aunque dicen que no se aprende en cabeza ajena, al menos nos puede dar un panorama de lo que nos espera si seguimos por donde vamos. Sin embargo, es muy diferente cuando en vez de consejos lo que recibes son regaños, muestras de inconformidad y hasta insultos, solo porque en determinada situación no actuaste como ellos lo hubieran hecho. Es decir, que se pongan de ejemplo. Y todavía me molesta/decepciona más cuando hay factores, desconocidos para ellos, que te impidieron o forzaron a actuar de la forma en la que lo hiciste.
Esto no es nada nuevo para mí. Hace ya muchos años, en México, alguien se puso de ejemplo, junto con su novia, de que nunca harían algo como lo que yo hice aquella vez con mi novia en turno (historia muy larga que a final de cuentas no tiene realmente mucho fondo); ahora en Japón, ya van varias veces y de diferentes personas. Y sinceramente, ya estoy harto.
Si bien es difícil estar lejos de la patria, los amigos, y, en menor medida, de la familia, es todavía más difícil darte cuenta que en muchas situaciones estás prácticamente solo; a veces no tienes a quién acudir a pedir ayuda o consejo, o a veces traes algo que definitivamente no puedes hablar con cualquiera. Bien o mal, aquí en Japón aprendí a tomar decisiones que han sido parteaguas en mi vida, y lo hice solo. Algunas han sido buenas, algunas otras no, pero hay veces en que los demás no entienden el medio en donde estás, se les hace fácil emitir un juicio basados en lo que ellos creen que es lo normal, lo correcto, pero nunca se ponen a pensar en todo lo que traes dentro ni las consecuencias de algunas decisiones. No porque esté en Japón y en un doctorado significa que lo sé todo y que tengo experiencia en cualquier cosa que me pongan enfrente. Estoy en proceso de aprendizaje, y terminar el doctorado es solo el principio de lo que viene después, sea lo que sea. Muchos creen que es el final de la carrera, pero en realidad es todo lo contrario.
Estoy entre la espada y la pared. Miedo no tengo, aprendí a solo tenerle miedo a las “casas de espantos” de las ferias y los parques de diversiones hace mucho; lo que tengo es indecisión, porque lo que decida va a ser otro parteaguas en mi vida, pero esta vez uno más grande. Todas las opciones tienen pros y contras, y estoy evaluando cada una de ellas. ¿Lo malo? Que tengo el tiempo encima, y eso podría provocar que no tomara la mejor decisión por la premura del tiempo. Como sea, voy a perder mucho en cualquier de ellas. Creo que todo se reduce a qué es lo que estoy dispuesto a dejar en el camino.
Al menos ya me calmé un poco. Me tomaré un vaso de té para relajarme y seguir escribiendo un poco más, porque hay mucho qué decir.