Coronavirus en Japón

A finales de febrero comencé a escribir un artículo para publicarlo aquí respecto la situación, en ese entonces, del coronavirus en Japón. Sin embargo, la falta de tiempo para hacer referencia a diversas fuentes, aunada al nacimiento de mi segundo hijo, me obligaron a dejarlo a medias. Opté mejor por escribir algo nuevo, pero enfocado más a mi opinión como residente de este país. Quiero que quede en la historia de este blog cómo me sentía al momento de escribir esto para que después, ya que todo termine y la situación se normalice, pueda ver un poco en el pasado, como lo he venido haciendo durante toda la existencia de este sitio.

Primero que nada, espero que con todo lo que ha pasado y se ha reflejado en las noticias internacioanles, a la gente se le quite (aunque sea un poco) los estereotipos de “Japón es perfecto”, “Los japoneses son súper limpios”, “Los japoneses siempre piensan en los demás”. La escasez de productos como papel del baño, cubrebocas, desinfectantes con alcohol, y ahora pan, productos enlatados, pañales y algunos otros, así como la forma en la que la gente ha tomado ventaja al momento de hacer sus compras, refleja la naturaleza del ser humano de ver por sí mismo. Pero digamos que hasta ahí no hay muchas sorpresas.

Los números reportados de personas infectadas con coronavirus en Japón han desatado debates a nivel internacional, y han polarizado a la sociedad en dos bandos:

  1. Los que creen que Japón actuó con rapidez al promover el cierre de escuelas y el trabajo desde casa (de ser posible) desde principios de marzo, logrando con esto evitar una explosión de casos como se ha visto en otros países.
  2. Los que creen que Japón está maquillando los números porque no hacen la prueba de detección de coronavirus a todos los casos sospechosos. Muchos afirman que Japón, además de tratar de mantener su integridad y apariencia hacia el resto del mundo, también estaba presentando números bajos para evitar un posible aplazamiento o cancelación de los juegos olímpicos.

Las discusiones han sido muchas. Los del primer bando afirman que si Japón estuviera mintiendo con los números se reflejaría en un colapso del sistema de salud que difícilmente podría ser ocultado; mencionan que Japón se adelantó y tomó medidas apropiadas en tiempo y forma, logrando con esto aplanar la curva. Por su parte, los del segundo creen que una vez que los juegos olímpicos sean pospuestos se verá la realidad y gravedad de la situación. Lo que sí es cierto es que, sea cual sea la realidad, al menos en Tokio la gente ha dejado de cooperar en lo que se refiere a evitar salir de no ser necesario. Explico:

Las escuelas primarias, secundarias y preparatorias de Japón fueron cerradas el 2 de marzo y hasta el fin de las vacaciones de primavera, es decir, hasta el 7 de abril. Sin embargo, y como todo lo que ha hecho Japón hasta este momento respecto al coronavirus, no fue orden gubernamental, sino “petición”. Casi todas las escuelas hicieron caso, pero hubo algunas que simplemente dijeron que no había razones de peso para cerrar debido a que no había habido casos en el área que les concernía. Con todo, se pidió que se suspendieran, o en todo caso limitaran, las ceremonias de graduación (que normalmente ocurren a mediados o finales de marzo), y que en general la gente se abstuviera de ir a lugares concurridos (se habían confirmado casos en gimnasios también). Bien que mal, la gente cooperó… hasta el pasado fin de semana del 21 al 23 de marzo: era un fin de semana “largo” puesto que el viernes era festivo, y se le pidió a la gente abstenerse de salir en la medida de lo posible para evitar contagios masivos. ¡Ah! Pero para esto, el gobierno había dicho días atrás que las restricciones (o bueno, quienes las siguieron por la petición hecha semanas atrás) podrían ser levantadas en las zonas en las que no se hubiera presentado un incremento de contagios significativo… Esto fue lo que bastó para que la gente comenzara a tomar las cosas más a la ligera y saliera a pasear y divertirse como si ya todo se hubiera acabado.

Luego, llegó a Tokio la temporada de sakura, y con ello, los hanami (días de campo que se llevan a cabo bajo los árboles de cerezo, o sea, pretexto para beber), y como parece ser que ver las sakura y tomarle fotos es súper indispensable para todos los japoneses, la gente comenzó a congregarse en los sitios famosos para tal efecto. En favor del gobierno, esos lugares prohibieron la realización de los hanami y pidieron que quienes fueran a ver las flores, aunque fuera de pasada, mantuvieran su distancia y respeteran las reglas de etiqueta al momento de toser, invitando también que usaran cubrebocas (la efectividad, o falta de ella, es tema para otra ocasión). Sin embargo, aquí y allá se podía comprobar que la gente en realidad pensó que la situación ya no era tan grave: los parques llenos, la gente saliendo a pasear y a centros de recreación, que estuvieron cerrados por dos semanas pero después reabrieron sus puertas, y en los parques más pequeños los hanami estaban a la orden del día. Al responder a entrevistas, la gente decía que como las restricciones eran simplemente peticiones y no eran obligatorias, decidieron salir, porque además ya estaban cansados de estar encerrados… El término コロナ疲れ (corona tsukare), que significa literalmente “cansancio por el coronavirus”, comenzó a tomar forma.

Es la actitud antes mencionada lo que preocupa al gobierno… pero al mismo tiempo es el mismo gobierno quien, indirectamente, la ha alentado. Desde el principio, con el manejo del crucero Diamond Princess, y luego con la falta de aplicación de medidas fuertes en aeropuertos, la situación pinta para estar totalmente fuera de control… y sin embargo parecía, y hago énfasis en parecía, que Japón realmente estaba haciendo las cosas bien… hasta que por presión internacional el Comité Olímpico Internacional se haya tenido que ver obligado a posponer las olimpiadas a más tardar un año. Cabe mencionar que aunque Japón recibió muchas críticas al respecto, el país no tiene autoridad alguna sobre la realización del eventom y la prueba está en el cambio de sede que sufrió el maratón olímpico: en vez de llevarse a cabo en Tokio se decidió que se realizaría en Sapporo incluso bajo las protestas del gobierno de la capital nipona.

Curiosamente, y vamos a decir que hasta por coincidencia, el número de infectados en Tokio comenzó a aumentar una vez que la decisión de las olimpiadas había sido tomada. Y aunque la situación, todavía hasta este momento, no está fuera de control (o al menos eso parece), los del segundo bando arriba mencionados parece ser que tenían razón…

A partir de que el coronavirus comenzó a tomarse más en serio (por algunos), también se comenzó a promover el trabajo desde casa. Como era de pensarse, muchas empresas que sí pueden dejar que sus empleados realicen sus labores desde sus hogares se mostraron reacias, argumentando, entre otros pretextos, que no sabían cómo implementarlo. No fue sino hasta que comenzaron a salir casos positivos e coronavirus entre los empleados cuando, como por arte de magia, algunas empresas (incluyendo grandes consorcios) lo implementaron. Cierto es que, con el nivel de micro-administración que se tienen por este lado del mundo, los jefes y altos mandos no saben realmente cómo comprobar que los empleados realmente estén trabajando y no haciendo otras actividades al estar en casa, pero dadas las circunstancias muchos tuvieron que improvisar. Leo casos de gente que tiene que tener siempre una webcam activada para que pueda ser monitoreada; otras tienen que enviar correos 3 veces al día para reportar avances, e incluso otras piden que los empleados contacten a sus jefes si se tienen que ausentar por más de 10 minutos del teclado. Exageraciones, si ustedes están de acuerdo, pero eso no quita el hecho de que se tuvo que dar un cambio masivo a muy corto plazo en una sociedad que es reacia a los cambios. No obstante, el hecho de que mucha gente no tenga opción y tenga que salir a subirse en trenes que hasta la semana pasada estaban de nuevo llenos, aunque no como antes en los que parece que las leyes de física se rompen en días normales (2 cuerpos ocupan el mismno lugar al mismo tiempo), es un factor de riesgo que, hasta que el gobierno no fuerce a la población a meterse y permanecer en casa, siempre existirá.

Hace un par de fines de semana la gobernadora de Tokio pidió a los habitantes de la metrópoli a abstenerse de hacer salidas que no fueran absolutamente necesarias porque estamos a nada de que se tenga que declarar estado de emergencia y lo quiere evitar a toda costa. ¿El resultado? Sí, mucha menos gente se vio en las calles… pero también se vieron aquello a los que les valió completamente y salieron nada más porque sí. Como ejemplo: una chica que fue invitada a una boda mencionó que mientras quedarse en casa no fuera obligatorio era difícil dejar de asistir a ese evento. Con todo lo que conlleva asistir a una boda en Japón puedo entender la carga y presión social que los invitados tienen (tema de otro artículo, pero en resumen: les conviene que mejor ni los inviten), pero ni así justifico su decisión… y ni qué decir de las parejas que se estaban tomando fotos con las sakura en pleno río Meguro al lado de un policía que recitaba un mensaje advirtiendo a todos del riesgo que se corría por la propagación del coronavirus. Sí… la gente bien obediente.

Al día de hoy es extremadamente difícil conseguir cubrebocas y desinfectantes. El gobierno tuvo que prohibir explícitamente la reventa de cubrebocas porque estaban a precios exorbitantes y hubo casos de gente que lucró con eso, incluyendo el de un político que se ganó más de 8 millones revendiéndolas y que lo único que tuvo que hacer fue pedir disculpas e inclinarse… ¿Multas? ¿Separación del cargo? Nah. Seguro aprendió la lección. Las compras de pánico volvieron a hacerse presentes, y los supermercados se abarrotaron desde el miércoles en la noche, haciendo que la petición de la gobernadora de evitar aglomeraciones y lugares cerrados fuera total y completamente inútil.

Personalmente, me considero parte del segundo bando…Conociendo cómo el gobierno puede reaccionar ante las crisis por lo que sucedió en Fukushima en 2011, realmente no me sorprendería que en los próximos días se anuncie el cierre total de Tokio y se imponga una cuarentena por al menos varias semanas. Ver la reacción no tanto del gobierno, sino de la gente en sí, me hace pensar que muchos creyeron que sí hubo una crisis pero que Japón la libró y que ahora estamos fuera de peligro, sin estar conscientes de que ese pensamiento es lo realmente peligroso. Y aunque digan que los casos de COVID-19 en menores y recién nacidos son leves, estoy preocupado por mis hijos, tanto en su salud fìsica como mental, puesto que mi hijo el grande ya ha pasado mucho tiempo encerrado en casa, y aunque le encantan los videojuegos realmente extraña las salidas que él y yo hacíamos cada una o dos semanas en donde simplemente nos íbamos sin plan y la pasábamos muy bien fuera, ya fuera en las arcadias, en algún parque de diversiones, museo o evento especial, y terminar en las aguas termales.

No obstante, aun como mi preocupación y mi selección de bando, me encantaría estar equivocado y que Japón realmente haya hecho las cosas bien. Me haría muy feliz retractarme sabiendo que la crisis realmente ya pasó y que en poco tiempo podremos regresar a nuestras actividades normales…

En cuanto a mi trabajo, he estado laborando desde casa desde mediados de febrero, con un descanso de dos semanas por el nacimiento de mi segundo hijo. La empresa es genial en ese aspecto, y mi jefe ha comprobado que tiene a un equipo de profesionales a los que no necesita estar supervisando para saber que están trabajando. Soy  muy afortunado, la verdad… no creo que las cosas hubieran sido tan fáciles en la empresa anterior. Pero mentiría si dijera que no tengo nada de estrés, aunque creo que miles, si no es que millones de personas en el mundo se sienten igual que yo.

Escribiendo párrafos días después… tuvo que morir  por el coronavirus un gran comediante japonés, Ken Shimura, para que mucha gente que todavía pensaba que la situación ya había mejorado comenzara a considerar que no era así.

Al momento de escribir este párrafo, estamos en el tercer día de estado de emergencia… pero no es obligatorio, ni aplica para todo el país. Resulta que nada más se aplicó para 7 prefecturas (Tokio, Chiba, Saitama, Kanagawa, Osaka, Hyogo y Fukuoka), pero no hay leyes que permitan forzar a la gente a quedarse en su casa: todo es a base de “por favor”. La idea es que, al poner a esas prefecturas en estado de emergencia la gente tome conciencia y se abstenga de hacer salidas innecesarias… lo que obviamente no sucede en todos los casos: desde quienes no pueden trabajar desde casa hasta los que de plano creen que todo es una exageración y siguen realizando sus actividades normales. Se habla de la “sana distancia” también acá, pero no todos tratan de guardarla. Cierto es que se ve mucha menos gente en lugares como Shibuya, Asakusa, Shimbashi y demás, pero fuera de ahí es como si nada realmente estuviera pasando.

La gobernadora de Tokio ha hecho anuncios también en inglés para la comunidad extranjera en la capital nipona:

https://www.youtube.com/watch?v=Z99YBdtUy5E

A ojos de muchos japoneses, Koike parece una mejor líder que el mismo primer ministro. Ella ha buscando una cuarenta más estricta, chocando con lo que Abe planea. Algunos dicen que es puro teatro, pero lo cierto es que sus mensajes se han sentido mucho más claros y directos que los del líder de la nación.

Debo de parar en algún momento de tratar de mantener esto actualizado, y creo que será aquí, porque de otra forma este artículo nunca va a ser publicado.

Cuídense mucho por favor. Espero que la situación les sea lo más leve posible y que pronto podamos dejar esto atrás.

4 Replies to “Coronavirus en Japón”

  1. Manuel en tu articulo comentas que “realmente no me sorprendería que en los próximos días se anuncie el cierre total de Tokio”, pero la ley japonesa no faculta al gobierno japones a cerrar locales, cancelar eventos o prohibir a la gente salir a la calle, solo le faculta a pedir.

    El articulo 45 de la La Ley de Medidas Especiales establece que “los gobernadores de las diferentes prefecturas pueden solicitar a los ciudadanos que no salgan de sus hogares o de alguna zona y que cooperen para que no se propague el virus”. En otras palabras, sólo pueden hacer la solicitud de autocontrol.

    El artículo 45, párrafo 2 de la Ley de Medidas Especiales, los gobernadores pueden, en primera instancia solicitar la no realización de un evento y si no hay respuesta positiva al pedido, enviar una orden. No hay pena por este incumplimiento.

    El artículo 45, párrafo 2 de la Ley Especial dice además que se puede solicitar la suspensión de los lugares donde haya muchas personas reunidas según lo estipule el gobierno. Sin embargo, no existe una disposición de obligatoriedad para las empresas privadas.

    Por lo que he leído Japón no solo tendría que cambiar la ley sino partes de su constitución para hacerlo obligatorio ¿ves al parlamento japones poniéndose de acuerdo para cambiar la ley y la constitución de urgencia?

    1. Hola Martha.

      Sí. Es correcto lo que mencionas. Lo refería brevemente en párrafos posteriores al que citas, pero aquí me atrapó el hecho de que el artículo lo escribí por partes durante más de un mes y de repente se me fue hilar esos párrafos. ¡Gracias por las menciones a los artículos!

      En efecto: Japón necesitaría cambiar su constitución para poder forzar a que todo se cierre. No obstante, esto no va a pasar de la noche a la mañana. Abe ha venido presionando desde hace años para hacer reformas a la constitución y en teoría ésta sería una buena oportunidad para meter todavía más presión. Sin embargo, ha sido duramente criticado por lo tardío de sus acciones. Además, Japón no se caracteriza por hacer cambios de repente, mucho menos algo tan importante como sus leyes. Tardará un buen rato en haber un cambio, si es que lo hay. Por lo pronto, el estado de emergencia se queda en “pedir las cosas con favor” y “humillar públicamente a quienes no obedecen”… si es que de algo sirve.

      ¡Saludos!

  2. Hola Manuel,
    Aqui en Mexico tambien esta eso de que la gente no hace caso… bueno, tu ya conoces a la raza asi que ya te has de imaginar. Personalmente pienso que aqui tambien tienen todo maquillado, no se si supiste que se puso de moda eso de la neumonia atipica.
    No soy fan del gobierno federal actual y pudiera ser por eso que tambien los veo con malos ojos… pero quien sabe, trato de ser objetiva.
    Vivo en NL y aqui desde un principio se han puesto mas estrictos que en otros estados pero igual, hay gente que le vale… incluyendo algunos familiares, y me da coraje, digo, si yo me enfermo x, pero no quisiera contagiar a mis abuelos o padres, que ellos ya estan en edad de mas riesgo. Mientras estoy en encierro. No he sufrido mucho aunque tambien si hay momentos que quisiera salir un poco, pero hasta ahorita ando bien

    1. Hola Ale.

      Sí. Entiendo el sentimiento de coraje al ver que mucha gente hace caso omiso de las advertencias y sale como si no pasara nada.
      Acá se comenzó a manejar la “social distance” desde hace semanas, pero a mucha gente le vale. Ayer tuve que salir a las compras de la semana y en el supermercado y farmacia la gente pasaba como si nada. Cierto: casi todos traían cubrebocas, pero casi nadie respetaba la “sana distancia”. Al menos en las cajas del supermercado ya pusieron plástico para proteger tanto al cajero como al cliente.

      Ahora que se ha declarado el estado de emergencia (opcional a fin de cuentas, pero bueno) en todo el país, se busca que la gente tome un poco más de conciencia… Se viene la semana dorada… a ver si no hay viajes masivos.

      Saludos.

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