En Japón, el año fiscal comienza en abril. Es la época donde todo inicia: nuevo año escolar, los recién egresados acuden ya a trabajar (los que consiguieron trabajo), y claro, florecen los cerezos.
La situación con la planta nuclear de Fukushima todavía está lejos de ser controlada, y sigue siendo muy seria. Incluso por acá en Kyushu se ha visto falta de agua embotellada hasta en los súpermercados más pequeños de este pueblo; y no es que aquí no se pueda beber el agua del grifo, sino que la gente compra para enviarla a sus familiares que residen en el área de la capital. Los niveles radiactivos en las cercanías de la planta siguen siendo variables… en fin, esto tardará en normalizarse.
Y es precisamente en este momento cuando los cerezos florecen, proveyendo de esperanza a toda una nación. Cierto: su belleza es efímera (no duran ni 2 semanas así), pero indican el comienzo de algo, y esta vez no pudo llegar en mejor momento.
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