Provisiones

He de volver a mencionar que extraño mucho la comida mexicana. Cierto es que me acostumbré a la cocina japonesa, pero siempre, siempre recuerdo el sabor de los tacos al pastor y las tortas ahogadas.

Quizá en Tokyo no sea tan difícil encontrar condimentos o comida de México, y no me refiero a restaurantes, sino a los ingredientes que se necesitan para hacer de comer algo típico. Sin embargo, en Fukuoka no es del todo fácil. Sí, hay productos que se asemejan, que le pueden llegar a dar el sabor (aunque muy ligeramente), pero no se compara con tener las cosas de verdad. De vez en cuando compro tortillas (de harina) y trato de tener siempre frijoles enlatados (marca Rosita, importados directamente de Estados Unidos); había escuchado de tortillas de maíz a la venta, pero nunca me había tocado comprar un paquete hasta ayer:

El empaque refleja la imagen que los japoneses tienen de México; las letras dicen , literalmente, “la cáscara/piel de los tacos, tortilla”. El paquete trae 10 de maíz, al módico de precio de 390 yenes… Ni modo. Todo sea por recordar cómo renegaba cuando me mandaban a la tortillería.

La salsa ni se diga. Lo que aquí te venden como “extremadamente picante” da risa. Incluso para mí que no me gustan las cosas tan picantes, la salsa que venden aquí es más bien amarga. Lo que más he encontrado parecido al sabor es:

¿A que no adivinan de dónde la importaron? (De Estados Unidos, para quienes de verdad no le atinen). La etiqueta dice “medium”, pero no me cabe la menor duda de que cualquier niño de México se la podría tomar sin siquiera decir pío. Hasta eso, tiene buen sabor, pero no es para nada picante (para mí, porque para los japoneses…).

La vez pasada que anduve en México me traje provisiones de dulces. Recuerdo que, cuando era niño, ir a las dulcerías que se ponían afuera de las casas era un gusto enorme. Aún recuerdo imágenes de niños llevando las monedas en las manos y preguntándole al ñor o la ñora: “Oiga, ¿para qué me ajusta este dinero?” Yo sigo siendo fan de los chicles de bolita, los chilitos, los mazapanes, las paletas coronado y curiosamente de los pelón pelo rico. No hace falta mencionar que esas provisiones ya se terminaron, aunque me tocó darle a probar algunos dulces a varios japoneses, lo que, dicho sea de paso, resultó en que al mazapán lo consideran extremadamente dulce, en que los chilitos tienen un sabor extraño y en que los pelón pelo rico son picantes con ganas. Pero gracias a Omar, quien amablemente me envío una buena cantidad de cosas antes de regresar a México, ahora disfruto de bubulubus y de éstos tambien:

Tengo como 3 cajas, y espero que me duren mucho 😀