Al escuchar archivos como éste, uno no puede evitar sentir los años encima. No es por sentirse viejo, pero haciendo memoria, uno se de cuenta del camino que ha recorrido, y del que falta por recorrer.
Si mis cálculos son correctos, esto debe de ser de 1999. Pronunciaba mal la palabra “anime” en japonés (decía “animé“), y desde entonces mi voz no me gustaba. 10 años después se le sigue agradeciendo a Brenda Nava por esta entrevista.
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