Esas son las palabras de unos de mis tíos (mi padrino, de hecho). Y aunque sinceramente no me gusta burlarme de nadie, este señor ya se merece algo por todos los años que tanto a mí y a mi familia nos ha querido hacer menos.
Resulta ser que cuando hice mi primera comunión (sí, spy católico aunque no lo parezca), lo escogí a él de padrino porque tontamente creí que como vive en Estados Unidos y tiene soltura de dinero, me convendría porque me regalaría muchas cosas. ¡Oh, tonto yo! El señor cree que por vivir en donde vive y tener el dinero que tiene él es quien siempre tiene la razón y quien siempre debe ser atendido y tomado en cuenta. La primera vez que vine a Japón, él me dijo: “Yo te voy a ganar, porque voy a ir al mundial (2002)”, e incluso hizo una llamada telefónica a mi casa supuestamente desde Japón. El caso es que una de mis tías que también vive en Estados Unidos (y a la que sí quiero y mucho) nos comunicó que era mentira que el señor había ido a Japón.
Como éste han habido muchos otros casos en donde el señor siempre quiere darse a relucir, pero nombrarlos todos sería un desperdicio de tiempo tanto para mí como para ustedes.
El caso es que nunca nos hemos llevado bien porque sencillamente nuestras personalidades chocan: Él quiere que todos le rindan tributo y yo en mi vida pienso hacer eso, y como se lo he demostrado, mi “castigo” ha sido ser menospreciado y discriminado por él.
Ahora que mi mamá vino a Japón, regresó a México y contó todo lo que había vivido por acá. Curiosamente se encontró estos días al señor junto con otro de mis tíos y le comentó sus experiencias por acá, y entre ellas, el dominio que tengo del idioma japonés (que no es por presumir, pero habiendo aprobado el nivel 1 del examen de habilidad en idioma japonés sí es algo considerable. Me falta mucho para que sea perfecto) y de como estuve de traductor japonés-español-japonés con cada persona que le presentaba, además de poder escribirlo también. A lo que el señor respondió:
“Mire comadre: El idioma más difícil del mundo es el alemán.”
Por supuesto, el tono despectivo incluido. Entre líneas esto quiere decir “No importa que su hijo sepa japonés, si no sabe alemán, no es nada”. Y no exagero.
Por eso, el consejo de mi papá ahora que hablé con él por teléfono es: “Hijo, debes ponerte a estudiar alemán. Recuerda que es el idioma más difícil del mundo (carcajada)”. Mi papá rara vez es sarcástico en algo, pero me da gusto que lo tome de esa manera, es decir, lo tome de quien viene.
Pobre señor. No lo odio ni le deseo ningún mal (ni a él ni a nadie), pero me da lástima porque por su forma de ser, poco a poco se está quedando solo. Espero que cuando recapacite no sea demasiado tarde.
Por lo pronto, tendré que estudiar alemán para que después salga con otra cosa diferente.