¿En qué momento?

Aunque este escrito no es originalmente algo que quería sacar durante la pandemia, creo que es buen momento de finalizarlo, editarlo y hacer que vea la luz.

Tomen lo siguiente como una reflexión/anécdota/historia de un viejo cuarentón. Sé que muchos no lo verán de esa forma, otros tantos me dirán que “ya se me van las cabras” (eso desde que tenía como 20) y otros, muy pocos, quizá asienten un poco… quizás.

La vida está llena de parteaguas, pero creo que la mayoría de las veces ni siquiera sabemos que están ahí; algunos pueden ser bastante obvios, mientras que otros no toman tanta importancia hasta mucho tiempo después. De ahí que una de las frases que más me gusten es la de “connect the dots”, que Steve Jobs menciona en su discurso en la universidad de Stanford en 2005:

Again, you can’t connect the dots looking forward; you can only connect them looking backward. So you have to trust that the dots will somehow connect in your future. You have to trust in something — your gut, destiny, life, karma, whatever. This approach has never let me down, and it has made all the difference in my life.

Dejen les cuento algo (voz de abuelito llamando a sus nietos a que escuchen otra de sus súuuuuuper interesantes historias):

En incontables veces he mencionado aquí, en respuestas a comentarios y en respuestas a correos que me envían, que el plan de trabajo es de los requisitos más importantes para obtener la beca de Monbukagakusho. En total, creo que escribí como 3, uno para cada vez que iba a intentar obtenerla (aunque no metí los papeles hasta la última vez); el último plan que escribí, el que pasó y que a final de cuentas me tiene donde estoy, era en el que menos convencido estaba. Lo consideraba simple, sin mucha profundidad, y con muchos lugares por donde criticarlo… pero de alguna forma pensaba que ya no podía moverle mucho más, tanto porque el tiempo ya estaba encima, como porque desarrollarlo más haría que se perdiera la idea que quería transmitir. El caso es que estaba súper indeciso de si desvelarme e intentar ampliar más la idea o simplemente ya dejar todo por la paz y confiar en lo que tenía hecho. No lo hice en computadora porque no tenía impresora, sino que todo fue con máquina de escribir… Mis amigos habían ido por mí para ir a cenar y estaban esperando que terminara, pero yo no daba señales de que eso fuera a terminar en horas, mucho menos minutos, pero su insistencia me hizo detenerme. Fuimos a cenar hamburguesas.

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