Y otra vez me mudé

Al fin me pude dar tiempo para escribir aquí. Ahora tengo un gran pretexto de no haberlo hecho, je je.

Desde el año pasado estábamos considerando la posibilidad de mudarnos, por 2 razones principales:

  • Lo pequeño de la casa. 2 cuartos con cocina. Cuando nada más éramos Emi y yo, estaba de lujo; ahora con el bebé no cabía nada más.
  • El departamento estaba en un segundo piso, y la construcción es de madera. Esto quiere decir que prácticamente todo se oye, incluyendo al niño llorar en la noche o pegarle al piso con los juguetes. Aunque ya habíamos hablado con la señora de abajo y ella nos había asegurado que no había ningún problema por el ruido que pudiera hacer el niño… hasta que se quejó directamente por otra cosa que ni al caso (ruido a las 7 pm por estar limpiando), y luego andaba de pasiva-agresiva con comentarios estilo “¡Ay! El bebé estaba llorando anoche, ¿verdad?”, o “Ya va creciendo… ya le pega al piso con los juguetes”…

Una tercera razón era que el contrato de renta se vencía el 4 de marzo, y renovarlo costaba un mes de renta más. Explico:

En algunas partes de Japón, los contratos de renta son por lo general de hasta 2 años. Esto quiere decir que si al final de ese periodo quieres seguir viviendo en el lugar, debes pagar la tarifa de renovación, que es ganancia directa para la agencia inmobiliaria.  En nuestro caso, estábamos por cumplir 4 años ahí, y nos habían llegado ya los papeles para llevar a cabo la renovación.

Para ser sincero, económicamente no era la mejor época para moverse de casa, pero el hecho de evitarse problemas posteriores (que podían hacerse más grande) me hizo pensar que valía la pena… aunque tendríamos que encontrar algo que se ajustara al presupuesto que podíamos sacar.

Comenzamos a ver lugares desde octubre del año pasado. Unos estaban muy viejos, otros muy lejos, otros muy caros. Uno de los agentes que nos atendió en cierta ocasión nos dijo directamente lo siguiente:

Continue reading “Y otra vez me mudé”