Mudanza – Parte 3: el calvario

Llegó el “esperado” día 29 de marzo. Era hora de mudarme.

Pasé hasta las 3 am del 27 y 28 terminando de limpiar la casa y empacar lo que hacía falta. No tomé fotos por falta de tiempo, pero el cuarto, que 2 días antes era todavía un desastre, seguía siéndolo… aunque en menor medida. Ni yo sabía cómo iba a terminar la mudanza en un día. Fui a pedir un camioncito prestado, y había enviado un correo general a mis amigos de por acá para que me ayudaran. Por diversas razones, solo pudieron ayudarme 2 de ellos, y les estoy eternamente agradecido.

Para hacer la historia corta: comenzamos a mover cosas a las 10 am, y terminamos a las 4:30 pm. La cercanía de la nueva casa nos ayudó enormemente, puesto que tuvimos que hacer como 6 viajes para mover el 80% de todos los tiliches. Yo me haría cargo del restante 20% con mi carro. Lo que me importaba era pasar las cosas más pesadas y las que, por su tamaño, no cupieran en el coche. Después de un merecido descanso, y de una cena en el Hard Rock Cafe Fukuoka, tuve que seguirle con los últimos detalles de la limpieza y mudanza hasta las 2 am. Estaba completamente rendido. Necesitaba dormir, pero irían a recoger las llaves el siguiente día a las 10 am, lo que significaba que tenía que dejar el cuarto limpio a como diera lugar. Me ganó el sueño…

El lunes 30 me levanté a las 7 am. Moví lo que hacía falta y le di una mega limpiada y aspirada a toda la casa. Ya todo estaba listo para que llegaran, revisaran que todo estaba bien, y me pidieran las llaves. Llegaron primero los del internet; no había tenido tiempo de hacer nada los últimos dos días, así que me quedaría “incomunicado” hasta nuevo aviso.

Aquí algunas fotos de cómo dejé mi antigua casa:

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Sakura y Hanami

Ambos términos están relacionados: cuando los cerezos (sakura) florecen, los japoneses aprovechan la ocasión para hacer Hanami, que no es otra cosa que comer y beber (principalmente beber) debajo de los árboles para “apreciar” la belleza efímera que muestran (las flores de cerezo duran aproximadamente 10 días después de que florecen por completo, lo que se llama Mankai 満開).

La realidad es que la esencia del Hanami se ha perdido por completo (apreciar la belleza de las flores) y todo mundo se dedica a comer y beber en exceso en los parques; incluso se llegan a improvisar karaokes. Quizá el punto bueno de esta celebración es que muchas empresas hacen la fiesta para los empleados para tratar de promover la convivencia armónica entre los miembros de la compañía (algo que puede ser a veces demasiado complicado).

Un término a recordar en estas fechas es Yozakura (夜桜): se refiere a ver los cerezos por la noche. Con iluminación decente, ciertamente cambia la perspectiva respecto a como se pueden ver en el día.

Este año comenzó a aminorar el frío, pero después volvió a llegar con todo por aproximadamente 12 días, lo que permitió que los cerezos duraran más tiempo adornados de flores, y al mismo tiempo, impidió disfrutar las sakura por las noches. Yo fui y no aguanté más que 30 minutos, y eso que traía chamarra gruesa.

Ver florecer a los cerezos indica que el principio del año escolar y del fiscal está cerca. Las ceremonias de entrada a la escuela, universidad y trabajo se celebran los primeros días de abril. Se deja atrás al invierno y los japoneses se preparan para comenzar frescos, ya sea simplemente un año más de la vida que han llevado hasta ese momento, o bien un cambio por completo para quienes, por ejemplo, se mudan de ciudad para poder asistir a la escuela o trabajo. Obviamente, las tiendas aprovechan para hacer rebajas y promociones: es quizá la época más barata para comprar muebles o electrodomésticos. Este año, las TV de plasma o LCD de arriba de 32″, ya muy comunes por este lado del mundo, estuvieron más baratas que de costumbre, y también se promocionó al por mayor el Bluray.

Para mí, los cerezos trajeron una mudanza maratónica y un cambio muy grande en mi estilo de vida.