Sin temor a equivocarme, creo que éste es el periodo de tiempo más largo que he pasado sin escribir aquí. La diferencia con las veces anteriores es, además del tiempo, el hecho de que lo tenía previsto; sabía que las cosas se iban a poner pesadas desde principios de año, pero debo reconocer que ni yo esperaba que fueran así.
¿Qué pasó?
Por principio de cuentas, tuve una situación de salud delicada en casa. No yo, sino mi esposa. Todo pasó muy rápido. Hubo que tomar medidas un poco más “avanzadas”, pero a fin de cuentas todo salió bien.
Por lo anterior, también tuve la visita de mi suegra durante un par de meses. Y aunque no fue por paseo o recreación, sí debo decir que es una enorme ayuda tener a alguien que ayude con mi hijo cuando hay que concentrarse en otros detalles que, en su momento, requieren de toda la atención que se les pueda dar. La presencia de alguien de la familia fue, en pocas palabras, un respiro entre tanto que se tenía uno que mover y de las precauciones que se debían tomar. No obstante, obviamente tenía que pasar tiempo con mi hijo; lo disfruto al máximo, siempre lo he dicho, pero durante este tiempo sí fue un poco maś dificil y estresante.
Además, todo lo antes mencionado se juntó con mi actividad de cambio de trabajo. En efecto: estuve en entrevistas desde noviembre del año pasado; entre proyectos, discusiones y nerviosismo por ver si podría obtener el puesto (y al mismo tiempo un aumento de ingresos totalmente necesario), al final la empresa si decidió contratarme. Esto lo detallaré en otro escrito, que espero que no pase tanto tiempo para que vea la luz.
Por más que quería escribir en el blog, sencillamante el tiempo no me lo permitía. Tenía algunos momentos libres, cierto, pero no eran los suficientes para sentarme y dejar que las palabras fluyeran, ni tampoco estaba en la mejor situación para sentirme insipirado, o mejor dicho, con ganas. Publicar artículos aquí es una actividad que disfruto mucho, pero también ya ha referido con anterioridad que un escrito toma tiempo; a veces nada maś tengo la idea en el cuaderno, a veces tengo anotaciones de algo que no quiero que se me pase escribir, y a veces un tema me toma meses porque tengo que leer o investigar algo y luego plasmarlo de tal forma que quede conforme con la redacción (miento… nunca quedo conforme).
Lo que más me dolió respecto al blog durante este tiempo fue que una vez escribí mucho, muchísimo, para publicarlo, y sin embargo tuve un lapsus brutus y lo borré… Mi memoria me decía que lo había dejado guardado en algún servicio en la nube, pero no era así. Era un escrito detallado sobre mi primera transición laboral de este lado del mundo. Lo voy a publicar, solamente que tengo que volver a escribirlo todo desde el principio.
Sí he estado al pendiente de los comentarios y los he estado respondiendo. No obstante, si alguno se me pasó, háganmelo saber. Siempre contesto todo lo que me preguntan, pero con tantas cosas que traía en la cabeza, no me sorprendería que algo se me haya pasado.
¿Qué sigue ahora?
Primero, mi vida va a cambiar mucho a partir de abril. Seguiré en Japón, y ahora sí parece que a mediano o largo plazo. Mi hijo está por entrar al kínder, y al menos en lo que a eso respecta, no me pienso mover de aquí en los 3 años que cursará ahí. Luego, mi cambio de trabajo, del cual estoy con una mezcla rarísima de sentimientos: hay días en los que siento que me va a ir bien y que voy a poder con todo, pero hay otros en los que me paso todo el día con miedo e incertidumbre de si realmente voy a poder, y la “bonita” presión de que si fallo, nos quedamos en la calle.
Puede sonar tonto, pero ese miedo realmente existe. Tampoco es la primera vez que lo siento: cuando me cambié al trabajo que estoy a punto de dejar, estaba igual; no en la misma magnitud, pero sí era la misma mezcla de sentimientos y pensamientos. Siempre me han gustado los retos, pero desde que me convertí en padre, le “entro” con más “precaución” a las cosas porque mi hijo depende 100% de mí (mi esposa también, pero ella puede trabajar) y eso se traduce en miedo, y al mismo tiempo en apoyo mental (tengo miedo de fallar, pero no puedo fallarle a mi familia). Y eso muestra otra faceta de mi personalidad: tiendo a exigirme mucho, muchísimo, y nunca estoy a gusto con lo que hago. He mencionado antes que aprendí a detenerme, voltear y ver el camino que he recorrido, y lo he hecho. Ayuda muchísimo a tranquilizarme, pero también me quedo con la idea de que ya es pasado, y de que eso fue lo que me puso en ese momento, así que solamente hay que ver para adelante y entrarle al toro por los cuernos.
El ritmo de vida va a cambiar también: con mi hijo yéndose muy temprano a la escuela y yo entrando a trabajar mucho más temprano que antes, los horarios se van a recorrer. Por lo tanto, tengo que tomar decisiones sobre a qué hora puedo hacer qué cosa, especialmente porque el tiempo que podré pasar con mi hijo se verá reducido, y eso es lo que quiero maximizar a como dé lugar.
El blog claro que sigue. No esta abandonado ni mucho menos, sino que simplemente hay situaciones que requieren una prioridad mayor que la que éste pueda tener. He seguido respondiendo correos a quienes me escriben directamente y he pasado tiempo respondiendo comentarios; ahora nada más me falta comenzar a escribir de nuevo en forma.
Agradezco mucho a las personas que pasan por aquí y se toman el tiempo de leer lo que a lo largo de casi 15 años he dejado plasmado. Ya casi cumplo 16 años de haber llegado a Japón, y volver a leer artículos que escribí hace 5, 10, 12 años es como un portal que me permite ver y recordar qué estaba haciendo y pensando en esas épocas… Lo que me recuerda que a lo mejor ya estoy senil 😛
Aquí sigo, con menos tiempo y menos pelo (no es broma), pero viviendo, disfrutando y criticando a una sociedad que se convirtió en mi segundo hogar… aunque no hay nada, NADA, que supere unos tacos al pastor de algún puesto (entre maś perros, mejor) y unas buenas tortas ahogadas.